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Quisiera que alguien me esperara en algún lugar

Drama. Romance En la bonita casa familiar, al final del verano, Aurora va a celebrar su 70 cumpleaños, rodeada de sus cuatro hijos, que han venido especialmente para la ocasión. Está Jean-Pierre, el mayor, que ha adoptado el papel de jefe de familia desde la muerte del padre; Juliette, que espera su primer hijo a los 40 años y que todavía sueña con ser escritora; Margaux, la artista radical de la familia, y Mathieu, de 30 años, que vive angustiado por seducir a la bella Sarah.  [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
17 de agosto de 2020
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
"No pensaré en nada y andaré enmudecido, / pero un amor sin fin inundará mi alma. / E iré lejos, muy lejos, de mí mismo perdido, / feliz, por la Natura -mi compañera extraña". Estos versos del poema "Sensatión" de Arthur Rimbaud (1854-1891), escrito en 1870, forman parte de un escena de esta película donde un estudiante los comenta en el examen oral del Bac (baccalauréat général, examen que da acceso a los estudios superiores).

En esta escena, se sintetiza la visión que atraviesa toda la cinta sobre la pérdida y las formas del duelo vividas por los protagonistas. De hecho, este alumno consigue la gracias a su certero comentario la mejor nota posible en este examen: 20 sobre 20.

Quisiera que alguien me esperara en algún lugar, es una película que se sumerge en cómo afrontar la pérdida cuando la tragedia golpea sin compasión a toda una familia.

Una familia en la que Jean-Pierre, el mayor, ha adoptado el papel de cabeza de familia desde la muerte del padre y que está siempre pendiente de sus hermanas, desde Juliette, profesora que sueña con ser escritora; Margaux, la artista radical de la familia a la que Jean-Pierre siempre le presta dinero, y Mathieu, de treinta años, el benjamín que se siente incapaz de tener una relación.

Frente a lo que parece un puzzle de escenas familiares, la cinta reflexiona sobre la muerte con toda su crudeza, desde la enfermedad terminal, pasando por la muerte perinatal y el suicidio.

La pérdida es el elemento que atraviesa de forma transversal toda la historia. Quisiera que alguien me esperara en algún lugar, no se limita a pasearnos por el drama familiar, sino que nos muestra las consecuencias que supone afrontar la pérdida para cada unos de los miembros de la familia.

La moraleja de la cinta es que la pérdida se supera amando lo bueno que nos ofrece la vida y que no siempre apreciamos saborear. En definitiva, una invitación a ser sinceros con uno mismo y a ser feliz con el momento presente.

Según afirmaba Arnaud Viard, el director del film: "Quería escenificar el drama de alguien que se despierta un día a los 50 años y se da cuenta de que ha perdido su vida. Eso es lo que le ocurre a Jean-Pierre quién se da cuenta de que probablemente ya es demasiado tarde para vivir su deseo. El campo de posibilidades se ha estrechado y la distancia entre la vida que él tiene y la que soñaba se ha hecho demasiado grande. Este es el verdadero drama romántico de la película. Y como dice la canción de New Order sobre la que Mathieu expulsa su pena, «Dreams never end»: los sueños nunca terminan."

La película es una adaptación libre basada en el libro de relatos cortos de la escritora francesa Anna Gavalda.

Reseña elaborada por Funeral Natural.
Puedes leer más críticas en https://www.funeralnatural.net/peliculas
Funeral Natural
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12 de agosto de 2020
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La exploración de los nexos familiares

Quisiera que alguien me esperara en algún lugar comienza con el encuentro familiar que se ocasiona en la bella casa de verano de Aurore (la madre de los cuatro hijos), con motivo de su setenta cumpleaños. Desde el inicio del film, podemos observar como cada personaje es muy dispar entre sí, dada la diferencia de edad y motivaciones personales de cada uno. Esa idealización, que a veces vemos en este tipo de películas sobre los vínculos familiares, aquí se explora con una mayor honestidad y complejidad. Quisiera que alguien me esperara en algún lugar es una aproximación más fehaciente a la realidad familiar, donde puede a ver roces entre los distintos miembros, pero eso no quiere decir que se tengan en menor estima.

Cada personaje parece ser la consecución vital del otro, como si se nos mostrara las distintas perspectivas que uno adopta, a medida que se va haciendo mayor. Para entender esto, podemos partir del personaje de Margaux, para luego ir viendo los demás personajes. Margaux es una joven artista, que todavía no ha conseguido despegar en el mundillo del arte, y poder vivir de su pasión. Ella representa la rebeldía y las ganas de comerse el mundo, tan propias de la juventud. Después tenemos al personaje de Mathieu, un treintañero que su máxima preocupación, es la de conseguir liarse con una compañera de oficina llamada Sarah.

Por otro lado tenemos al personaje de Juliette, una profesora de literatura francesa que está esperando a tener su primer hijo. Ella en comparación de su hermano Mathieu, representa una mayor madurez ante la vida, donde se replantea muchas cuestiones de vital importancia, como el amor o su profesión. Finalmente tenemos a Jean-Pierre, el hermano mayor que trabaja como encargado en un gran almacén. Podemos considerar a este personaje el protagonista de la cinta y de alguna manera, la personalidad más crepuscular de todas.

*Lidiar con la perdida

Quisiera que alguien me esperara en algún lugar ofrece pasajes bastante dramáticos, donde la tragedia golpea a todos los personajes por igual. Es interesante de ver, como cada uno lo interioriza y lo afronta, de una manera totalmente distinta. Da la sensación tan real, de que somos incapaces de apreciar lo que tenemos, hasta que lo perdemos. Esa incapacidad, no solo para apreciar los seres queridos que les rodean, sino para percibir ese dolor ajeno que pueden estar atravesando, será una de las piedras angulares de toda la película.

La pérdida se presenta como un golpe de realidad, para el que uno no está preparado. Más allá de la pérdida de un ser querido, este elemento se presenta de diversas formas, a lo largo de la película. Como la perdida sentimental, en el caso de Jean- Pierre con el personaje de Héléna o la perdida que uno siente a causa del paso del tiempo.

Es por ello que esta cinta, no se limita únicamente a ofrecer un contexto dramático forzado, sino que trae consigo una reflexión profunda, sobre lo que supone la pérdida para un individuo. La adaptación narrativa en este sentido es impecable, ya que el director consigue llegar a la esencia de la obra literaria de Anna Gavalda.

De la misma manera, resulta muy fácil sentirse reflejado en uno o en varios de los personajes de esta historia. Por el motivo que se ha mencionado previamente, que es el hecho de que cada personaje representa una época vital distinta, que va desde la juventud hasta la vejez.

*Un canto a la vida

Uno como espectador no sale del cine con el ánimo bajo por lo que acaba de ver, ya que el mensaje final que deja la cinta, está lleno de optimismo y esperanza. Una vez que los personajes afrontan la dura perdida, llegan a la conclusión de que quieren vivir y disfrutar de todo lo bueno que les rodea. Pese a que sus vidas, son muy distintas de lo que se habían imaginado, llegan a permitirse ser felices y dejar el pasado atrás, después de todo.

El arte tiene una importancia vital en Quisiera que alguien me esperara en algún lugar, que se pone de manifiesto como el medio perfecto, para afrontar los demonios que uno lleva consigo mismo. Una bella alegoría, del poder del arte y su capacidad sanadora en las personas. Hay una escena en particular, que pone los bellos de punta. Dicha escena la protagonizan el personaje de Juliette y un alumno suyo que está analizando un poema de Ribaun. En apenas diez minutos de metraje, el director consigue evocar de una manera sencilla y totalmente poética, toda la esencia de la película. Esta escena en concreto, fue creada por el propio director, ya que no aparece en la obra de Anna Gavalda.

*Conclusión

Quisiera que alguien me esperara en algún sitio, es una gran adaptación cinematográfica del gran actor y director francés Arnaud Viard. Es una cinta realmente intimista, que cuenta con un elenco de personajes totalmente formidables.

Una película que pese a contar con instantes bastante melodramáticos, llega a dejar un buen sabor de boca en el espectador. Un film que hará reflexionar y replantear al espectador muchas cuestiones, en las que puede llegar incluso a sentirse reflejado.

Una bella historia sobre como la vida florece con mayor intensidad, cuando somos capaces de lidiar con la inevitables perdidas que trae consigo la vida. Una película totalmente recomendable, que se podrá disfrutar en España, a partir del próximo 14 de Agosto.

Escrito por Daniel Jiménez
Cinemagavia
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6 de septiembre de 2020
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una extensa familia de cuatro hermanos celebra el 70 aniversario de la madre viuda desde hace varios años. Jean-Pierre es el hermano mayor con un buen trabajo, casado y con una hija. Julliete, profesora de secundaria, se acerca a los cuarenta con la intención de tener un hijo y ser escritora. Margaux quiere ser artista a través de la fotografía poco convencional y, finalmente, Mathieu que trabaja de oficinista en un empresa se encuentra un poco abrumado por varias manías y se mantiene siempre en un segundo plano a la sombra de su hermano mayor.

Desde la primera escena queda perfectamente insinuado que la relación del hijo mayor con la madre va más allá y que Jean-Pierre ha asumido el papel de cabeza de familia con firmeza y determinación a partir de la ausencia del padre. Conoce y sabe tratar a sus hermanos ayudando y animándolos cuando hace falta. Todo parece estar en un perfecto equilibrio en un grupo familiar que a pesar de la distancia sigue manteniendo las fechas señaladas como encuentros de comunión. El reencuentro de nuestro protagonista con su pasado de juventud, al que renunció para asumir la carga familiar, será el punto de inflexión de un melodrama contundente.

La película logra en unos escasos e intensos noventa minutos mostrarnos unos personajes poliédricos con unas relaciones singulares y complejas que deben afrontar una tragedia desde un vitalismo con sentido a la vez que se inicia un camino para superar el dolor con una actitud de loable dignidad. La diversidad de caminos que toman en función de la situación vital de cada personaje huye de cualquier aleccionamiento unívoco envolviéndolo todo con una atmósfera nostálgica que evita de forma acertada el rencor innecesario para abocarnos a una esperanza sanadora.

Personalmente me ha gustado mucho el mensaje central cuestionando de forma abrumadora la visión simplista de que la vida consiste en perseguir un sueño a pesar de las dificultades cuando de lo que se trata es de vivirla y ya esté, sin obsesiones ni cadenas insoportables.

A todo esto se le debe añadir una solvencia extrema del grupo actoral destacando de una forma contundente el protagonista Jean-Paul Rouve por su capacidad de transmitir perfectamente unas emociones encubiertas dentro de un personaje complejo redondeando todo un melodrama evocador y sin edulcorantes farragosos.
>> bit.ly/2Z2420f
M_Pelegri
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18 de septiembre de 2020
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es complicado hablar de esta cinta sin desvelar el golpe de efecto alrededor del cual se construye la narración. Y merece la pena no dar pistas sobre ello para dejar que el espectador se sorprenda ante la originalidad de esa escena, tan sobria e inofensivamente construida, que puede pasar desapercibida si uno se despista. Y, aun así, es el punto de inflexión, el detonante del cambio en las vidas de los diferentes protagonistas.

El largometraje es una adaptación de un libro de relatos cortos de Anna Gavalda, recopilados como una única historia. Es un drama que muestra las frustraciones y los anhelos ignorados de cuatro hermanos, pero sin llegar a deprimir a la audiencia.

En lugar de escarbar las causas de la inestabilidad emocional de cada uno, el guion se centra en representar el microuniverso familiar, cuidando la descripción de los personajes y enfrentándolos a la misma situación. Jean-Pierre ha asumido la obligación de ser el cabeza de familia tras la muerte de su padre, renunciando así a otras cosas, Juliette siempre ha querido ser escritora, Mathieu es un chico tímido que no se atreve declarar su amor a su compañera de trabajo y Margaux está decidida a luchar por ser una famosa fotógrafa. Todos estos caminos coinciden cuando tienen que afrontar una misma coyuntura.

Y ahí es donde el film resalta la importancia de la familia y de perseguir los sueños. Con algunos toques de humor y muchos primeros planos que acentúan la expresividad, reflexiona ligeramente sobre el amor y, aunque deja un sabor agridulce, anima a vivir la vida que uno quiere, recordando que esta es corta y no dura para siempre. Además, cuenta con un conocido elenco que realiza un gran trabajo.

www.contraste.info
Revista Contraste
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14 de agosto de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aurora celebra su 70 cumpleaños en la casa familiar, acompañada por sus cuatro hijos. Jean-Pierre, el mayor, ha adoptado el papel de jefe de familia desde la muerte del padre; Juliette espera su primer hijo a los 40 años y sueña con ser escritora; Margaux es artista e intenta ganarse la vida con sus fotografía; Mathieu se ha enamorado de una compañera de trabajo. Un día, un terrible suceso cambiará la vida de esta atípica familia.

Arnaud Viard (‘París, Clara y yo‘) escribe y dirige esta cinta dramática basada en la novela homónima de Anna Gavalda. Es una buena historia, muy costumbrista. Divertida en ocasiones, emotiva en otras, no llena pero es disfrutable. Viard hace un buen trabajo con los personajes.

Los personajes están bien en general. Lo malo de haber tantos protagonistas es que apenas da tiempo de ahondar en ellos, pero esto va bien para el desarrollo de la historia. Mi preferida es Juliette.

Los actores principales hacen muy buen trabajo, todos son creíbles, se adaptan muy bien a su personaje y consiguen transmitir las emociones que busca el director. Jean-Paul Rouve (Jean-Pierre), Alice Taglioni (Juliette), Benjamin Lavernhe (Mathieu) y Camille Rowe (Margaux), tres actores ya consolidados y una joven promesa.

Ambientación, fotografía, banda sonora, cumplidoras sin más. Sólamente destaca el temazo de New Order, además uno de los mejores momentos de la película.

‘Quisiera que alguien me esperara en algún lugar‘ es un drama familiar con toques de humor, que te hará pasar un buen rato gracias al buen trabajo de los intérpretes y a la historia de esta atípica familia.

https://concdecultura.com/bcn-film-fest-quisiera-que-alguien-me-esperara-en-algun-lugar-una-atipica-familia-francesa/
ultimate_rondador
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