Roman Polanski: Se busca

346/03(03/11/09) Muy didáctico documental que cuenta las circunstancias que llevaron a un genio del cine a huir de U.S.A. para no querer volver más, fue la supuesta violación de una muchacha de 13 años, que aunque fuera consentida al ser él mayor de edad se considera así. He visto este documental desde el escenario de que hace un mes que ha sido detenido en Suiza y aún sigue allí en espera se resuelva la petición de extradición. Aquí se relata la particular vida de Polanski, un tipo marcado por el signo de la desgracia, sus abuelos murieron en Auschwitz, a su bellísima esposa Sharon Tate la asesinó la secta de Charles Manson, cuando estaba a poco de dar a luz, que para más inri quisieron los medios involucrarlo a él, entre medias de todo esto hace obras maestras como "Rosemary's baby" (odio el título en español, te destripa el film) o "Chinatown", y para cuando parece haberse levantado se mete en este lio, aquí es donde todo se embrolla pues primero parece ser que la madre de la "Lolita" empujo a la hija en brazos del director, pero es donde todo huele a podrido es en todo lo que sucedió previo al juicio, con un juez estrella que se movía a golpe mediático, un juez que no era de fiar y que después de llegar a un acuerdo las dos partes Román no se fía del juez y decide escapar de U.S.A., todo esto te lo cuenta la cinta de un modo ameno, destripándote imparcialmente a través de entrevistas lo que todas las partes implicadas pensaban. Lo mejor de esta obra es que después de verla sé más de este caso, pero sigo sin tener claro si hizo bien o no, y para ello habría que pensar que haría cualquiera en un juicio en el que el juez es una veleta? Recomendable a los que gusten de documentales entretenidos y didácticos. Fuerza y honor!!!

Si bien el documental parece intentar arrojar algo de luz sobre el truculento asunto en que el cineasta Roman Polanski se vio envuelto allá por lo años '70 del siglo pasado, tengo la sensación de que se siguen manteniendo las mismas luces y las mismas sombras, tal vez matizadas y barnizadas en cierta medida por el inescrutable paso del tiempo.

La película no se centra tanto en el supuesto suceso de violación, sino más bien en todo el proceso judicial que tuvo lugar en los meses y años posteriores, para lo cual cuenta con la gran mayoría de los implicados en el complejo entramado. El caso en cuestión sigue sin resolverse, pero lo que parece bastante claro en vista de lo presenciado en el documental es que hubo unas ciertas "irregularidades".

El primer lugar, el juez encargado del caso era un showman sediento de fama y atención por parte de los medios. Tal y como se dice, fue él mismo el que solicitó llevar el caso al saber quién era el implicado, y desde luego no lo hizo con ánimo de intentar ayudarle, sino más bien para hacer sangre.

Por otro lado, la intromisión de los medios de comunicación fue totalmente desproporcionada, algo lamentablemente típico en estos casos. El sensacionalismo se apoderó por completo del juicio y, en cierto modo, tanto la víctima como el acusado se convirtieron en algo secundario dentro del gran circo mediático que se había formado.

Resulta esclarecedor el quiebro que se produjo entre Polanski y la prensa a raíz del brutal asesinato de su esposa. Las declaraciones y supuestos vertidos por los medios hirieron, con total justificación, a un desamparado Polanski, que tuvo que soportar como incluso llegaba a insinuarse que él tuvo algo que ver en el asesinato de su mujer. En vista de este panorama, no es de extrañar que se generase todo un juicio paralelo en los medios y que Polanski fuera visto como el "malo". El hecho de que al principio se presentaran innumerables cargos contra Polanski, algunos de ellos gravísimos, y que después la acusación los fuera eliminando hasta quedarle imputado únicamente de "relaciones sexuales ilícitas" resulta un tanto sospechoso y no hace sino arrojar más oscuridad sobre lo que realmente ocurrió aquel día.

Así pues, simplemente comentar que se trata de un documental interesante, que proyecta algo de luz al asunto sobre temas secundarios, pero el fondo de la cuestión sigue tan oscuro como el primer día. Lo único que está claro es que a Polanski no se le trató en los medios como a un "presunto inocente" sino como a un "culpable", y que el juez que llevó el caso cometió no una, sino varias irregularidades que le costaron su puesto. A día de hoy (noviembre de 2009), Roman Polanski ha sido recientemente detenido en Suiza y tiene previsto comparecer en Los Ángeles el 10 de diciembre. ¿Veremos algún día en qué termina todo esto?

Documental producido por Steven Soderbergh (Traffic) y realizado por Marina Zenovich y que narra con todo lujo de detalles los pasos que se siguieron durante el proceso y la detención del realizador francés de origen polaco Roman Polanski, acusado de abusar de la menor Samantha Gailey después de invitarla a tomar drogas durante unas sesiones fotográficas para la revista Vogue Homme. Los sucesos reprecutieron en un escándalo en la carrera de un profesional que ya apuntaba muy alto en el Séptimo Arte y que se había ganado la simpatía de todo el circulo hollywodiense después de superar el trauma de la trágica muerte de su esposa, la actriz Sharon Tate, asesinada por los secuaces de Charles Manson.

El documento, único y bastante completo, no cae en ninguna clase de sensacionalismo barato e invita a relfexionar sobre una personalidad que tuvo que enfrentarse a las cadenas de una justicia tampoco muy limpias y lideradas por un superjuez, Laurence J. Rittenbaud, que tampoco dudaba en dejarse retratar en fiestas, amante de la buena vida, y con una actitud propensa al machismo anexo a la poligamia (llegó a mantener vidas paralelas con dos mujeres de distintas edades y rangos sociales). Por lo que nos encontramos en un duelo David (Polanski) contra Goliat (Rittenbaud) que no llegó a consumarse del todo, cuando el director de “La Semilla del Diablo” (Rosemary´s Baby, 1967) cogió las maletas y regreso a Francia para no volver jamás, por lo que se le impuso una orden de detención si volvía a pisar suelo americano, mientras las divergencias entre prensa europea (a su favor) y norteamericana (en su contra) entablaban otro duelo de proporciones que comprometían aún más el fuerte carácter de un cineasta dispuesto a enfrentarse con los obstáculos que podía encontrar en su futuro; pero para aquel entonces ya había realizado “Chinatown” (1973), una de sus películas más aplaudidas.

Sin menoscabo de la aberración que supone tener relaciones sexuales con una niña de trece años, sea hoy o hace casi cinco décadas; el documental que nos ocupa deja claro que el juicio de Roman Polanski no cumplió con todas las garantías procesales.
Ello principalmente a causa de un juez en exceso deudor de unos medios de comunicación que tenían al cineasta entre ceja y ceja desde que éste les afeara en público el tratamiento sensacionalista —por no decir repugnante— que habían dedicado al asesinato de su esposa en la estremecedora matanza de Cielo Drive. Unos medios que alcanzarían asombrosas cotas de hipocresía al ser uno de los más conspicuos, Vogue, el que había contratado a Polanski para hacer fotografías, como poco sugerentes, de jóvenes aspirantes a modelo y actriz.
En el plano puramente cinematográfico, durante sus primeros compases la cinta de Marina Zenovich apunta buenas maneras, con una narrativa que dialoga de modo muy sugestivo con secuencias extraídas de las cintas del maestro franco-polaco —junto a Woody Allen, uno de los pocos genios del último medio siglo, por cuestionables que se antojen las conductas privadas de ambos—. Sin embargo, por motivos que escapan a mi comprensión, la película no tarda en adoptar las hechuras de un sórdido «true crime» cualquiera.
Al final, y como suele suceder, lo más interesante de «Roman Polanski: Se busca» son los antedichos pasajes de sus films, así como las imágenes de archivo entre bambalinas y de las entrevistas —algunas de ellas verdaderamente desopilantes— que concedió entonces.

Ahora que el tema ha vuelto a los periódicos por la detención de Polanski en Suiza me sorprende ese apoyo sin fisuras del gremio del cine, tanto en Hollywood como en Europa. Mi opinión va en la línea de Enric González, periodista de El País. Vale que el cineasta tuviera una infancia difícil, que soportara el traumático asesinato de su esposa embarazada, que si el juez que llevó el caso era un impresentable y que sea un director respetadísimo (a mí me encantan "El cuchillo sobre el agua" y "El pianista" entre otras), pero nada de eso justifica que tenga que irse de rositas, más cuando probablemente supiera perfectamente que los delitos que cometió no prescriben ni en Estados Unidos ni en Suiza.

Porque, ¿desde cuando el talento le exime a uno de rendir cuentas ante la justicia? ¿Cuántos artistas de gran prestigio son unos desgraciados? Unos cuantos seguro. Y por cierto, el delito de Polanski es especialmente asqueroso, porque si me dicen que que se ensañan con Winona Ryder por robar en un supermercado me podría parecer excesivo, pero esto es muy diferente.

Este documental habla exclusivamente de esta parte de la vida de Polanski, y su interés se reduce al morbo que uno tenga por conocer los detalles del juicio. Lo mejor: el buen trabajo de documentación y la visión neutra del caso. Lo peor: Más de hora y media machacando el mismo tema resulta un poco cansino.