Haciendo de las suyas

Pepe Gotera y Otilio tienen que subir un piano por unas escaleras. James Parrott no encontró escaleras más largas. Y dichas escaleras parecían el camarote de los Hermanos Marx antes de ser camaraote. The music box es la gota que colma el vaso de la genialidad de los genios de la comedia. De rítmo lento pero seguro nuestros amigos intentan una y otra vez subir el piano al destinatario. Pepe Gotera y Otilio después de subir dicho piano no esperaron mucho para saber si estaban despedidos.

Con un piano muy vivo se desarrolla un guión donde el humor se encuentra con la desesperación. Una pesadilla por lo que parece un trabajo imposible de realizar, termina en las clásicas escenas "destroyer" en las que la carcajada aparecerá cuando uno menos lo espere.

Es Stan el causante de las caídas, golpes y malentendidos, sin intención, con un estilo asentado en el total dominio de la torpeza y el gesto de lloriqueo incipiente.
Oli, sufrirá en principio las consecuencias; puede observarse como siempre utiliza un impasse, una espera, en la que recurre a mirar a la cámara buscando el reconocimiento del espectador por su santa paciencia.
Una moción:
Los gritos de dolor de Oli cada vez que se da un golpe, tienen que pasar a los anales de la historia como los más conseguidos del cine cómico.

Divertidisimo y desternillante corto al más puro estilo de Ibáñez y su Pepe Gotera y Otilio. Son tan torpes y con tan poco seso que es inevitable carcajearte con las meteduras de pata, chapuzas y barbaridades de dichos operarios, dañandose y lesionandose, así como destrozando una casa y lo que hay en ella, para desesperación del profesor alemán de nombre impronunciable. Las escenas de la subida del piano por las escaleras son antologicas. Un clásico.

Piano va, piano viene, nuestros amigos son, ante todo, honrados trabajadores que si tienen que cumplir la tarea de subir un piano a la luna, lo subirán aunque les vaya la vida en ello. Nada de plus de peligrosidad, cursos de riesgos laborales o escaqueo porque me duele la espalda, no. A pecho descubierto y al toro. Pero, !pobre Ollie!. !Que tu compañero en el negocio es Stanley, joder!. ¿De dónde sacas los ánimos para continuar con él?. ¿Todavía no te has dado cuenta que, de todas, todas, las hostias te las vas a llevar tú?. Sí, sí, tú mira a cámara que nosotros desde aquí, podremos consolarte. Y Stanley de mientras, poniendo esa cara de gizajo, como decimos en mi tierra, ! Ay, Ollie, perdona, yo no quería... Y además de esforzados trabajadores, perfectamente caballerosos. ¿Me deja pasar?. !Naturalmente, señorita!. Y vuelta a empezar.
De todos modos, aunque al parecer esta película es famosa por la secuencia de las escaleras, a mí, lo que más me gusta de ella es la parte que comienza una vez que han superado ese escollo. A mí me parece que ahí la cinta gana en ritmo y todo el proceso de introducción del piano en la vivienda con el consiguiente caos y sucesión de gags me parece lo mejor. Y lo aseguro con un firme y severo asentimiento de cabeza como señal de autoafirmación, como lo hacían ellos.

Sinceramente creo que este corto es el mejor de ellos. Laurel & Hardy trabajan como empleados de una tienda de música y deben llevar la pianola del título a la casa de un profesor, como sorpresa ya que su mujer se la quiere regalar.

Todo lo que les puede pasar para entregar la pesada pianola les pasa y más. Porque la casa queda en lo más alto de una calle debiendo subir interminables escaleras y cada vez les ocurre algún percance con lo cual deben cargarla nuevamente, una y otra vez..

No quiero contar toda la anécdota ya que perdería la sorpresa, sólo resta decir que es una película para reír sin parar.

Cada escena está realizada con genialidad artesanal, desarrollando todas las posibilidades de los gags hasta agotarlos. Ambos muestran todos sus recursos del humor físico que se muestran en plena forma.

Si tienen ganas de divertirse sanamente, esta película es la ideal.

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