Llegan sin avisar

Cinta de ciencia-ficción de serie B a la vieja usanza, con un cazador alienígena en busca de presas humanas a las que matará y colgará como trofeos. Años después, "Depredador" cosecharía un gran éxito gracias a esta premisa.
Su estructura se suma a la entonces efervescente moda slasher, cambiando al asesino de turno por un ser de otro planeta. El primer acto destila cierto aire animalista, pero lo realmente curioso es el encuentro de villanos del cine de género: Jack Palance, Martin Landau, Cameron Mitchell, Neville Brand y Ralph Meeker.



"Ni oportunidad, ni ayuda, ni escape."

Mamarrachada importante en que se mezclan elementos de "Viernes 13" (los jóvenes perdidos, en medio del campo)," Alien"(por el origen alienígena de los bichos) y, por qué no decirlo, "El ETE y el OTO", por el guión lamentable, las interpretaciones penosillas y un final ridículo en el que, sin duda, los guionistas se encontraban bajo los efluvios del bourbon u otras sustancias cuando pergeñaron esa mala manera de concluir un filme.

Nos topamos por aquí a un Jack Palance en uno de esos papeles alimenticios que tanto protagonizó al final de su carrera (No reírse: hay que comer, muchachos), y a Martin Landau, del que se podría decir tres cuartos de lo mismo.

Y por último, señalar que uno de los jovenzuelos que padecen idiocia en grado superlativo es el hoy encumbrado David Caruso; ya saben, Horatio Caine, en CSI Miami. Y es que todos tenemos un pasado.

Una de tantas, tantísimas películas de terror/ciencia ficción de serie b que llegaron entre los 70 y los 90, con efectos de los de antes, con buenas ideas unas, y no tanto otras, y con resultados variables. Esta digamos que es de las reguleras, pero que se deja ver.

Una zona boscosa alrededor de un lago, donde unas extrañas pequeñas criaturas están atacando a la gente, adhiriéndose a ellos y chupándoles la sangre hasta la muerte, o algo así (no sabemos muy bien lo que hacen realmente).

Hay que decir que los monstruítos estos están muy currados y tienen su gracia, el movimiento que tienen y la forma de actuar da bastante el pego.

El problema de esta película es que termina haciéndose algo pesada, con los protas corriendo de un lado a otro durante gran parte de la duración de la cinta sin que pase gran cosa, y el hecho de que sea casi más peligroso el loco típico del pueblo, que los propios alienígenas, le quita parte del interés.
Pero como decía, si eres amante de este tipo de cine, no puede no gustarte.

Largometraje pobre y poco efectista que intenta emular, narrativamente hablando, a las invasiones extraterrestres del cine de serie B de los cincuenta con poca fortuna, pero con un cierto encanto de película “trash” para goce y disfrute de los más acérrimos del cine basura.

El filme de Greydon Clark cuenta la manida historia de un ser de otro planeta que viene a visitar la Tierra sólo para cazar algunos ejemplares de humanos, el mismo motivo por el que vendrá en 1987 otro extraterrestre, el “Predator”, pero mucho más imponente y peligroso que este humanoide cabezón (para más inri, ambos alienígenas están interpretados por Kevin Peter Hall). Sus armas son lo mejor de la cinta: una especie de babosas dentadas que se adhieren al desdichado humano y le succionan la sangre cual sanguijuelas.

Sin muchas pretensiones ni ganas de ser mínimamente coherentes, la película se mueve entre un “slasher” cutre con parejas de jovencitos incluida, y la ciencia-ficción más previsible y ligera que se puede esperar de una serie B.

En su reparto es donde más sorpresas se dan, ya que hace su debut un jovencísimo David Caruso, el famoso Horatio de “C.S.I.”. Pero además de la casi anecdótica participación de Caruso, tenemos nada menos que a dos pesos pesados de la interpretación, Jack Palance y Martin Landau, en unas actuaciones de saldo y muy lejos de aprovechar sus cualidades.

A pesar de los pesares, la cinta se hace medianamente entretenida y consigue despertar cierta curiosidad, que no emoción. Sólo para fans de la serie B cutre.

Nunca me canso de verla, vale que es cierto que no es una maravilla, sus defectos no hace falta verlos a cámara lenta porque francamente se dejan ver en todo su esplendor... Hilos de pescar que mueven las esporas, maniquíes rígidos que explotan de la manera más cutre que pueden, un guión escrito por un buen señor contento con unas cervecitas de más, o quizás alguna otra sustancia... Pero qué más da? Lo importante es no tomarse en serio los carentes aspectos técnicos y disfrutar de su disparatada historia .
La historia comienza con dos parejitas de adolescentes que van a un vistoso lago para meterse mano, es entonces cuando unas esporas alienígenas les atacan, el diseño de las esporas no está nada mal para la época, tienen un aspecto aberrante y sangran una especie de pus verdosa muy molona. Aparentemente la historia parece tratar de simples esporas asesinas pero algo mucho más poderoso hay tras ellas.
Este tipo de películas con personajes estúpidos, pintorescos y locos de remate como por ejemplo el personaje que interpreta Landau, un sargento paranoico que ha enloquecido tras la guerra, personalmente me parece el mejor personaje de todos y anima mucho la cosa con sus breves apariciones.
Muy recomendable para los que quieran ver una divertida película de ciencia ficción ochentera que resulta tan casposa como adorable. A los analistas que les molestan los típicos defectos técnicos mejor les aconsejaría "Sombras y niebla" de Woody Allen, no es de terror, ni de ciencia ficción pero si muy cool y fashion, ideal para críticos analistas sabelotodo.