Haz click aquí para copiar la URL

Los cuervos

Drama. Intriga Cuando un magnate industrial se entera de que le quedan pocos meses de vida, toma decisiones para hundir su empresa y con ella a todos sus consejeros. (FILMAFFINITY)
1 2 >>
Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
12 de abril de 2012
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julio Coll, responsable de la notable "Distrito Quinto" y de guiones como el de "Apartado de Correos 1001", películas representativas del mejor cine negro español, abordaba en esta ocasión un singular argumento que cabe calificar como drama empresarial, toda vez que, más allá de algunas subtramas -la enfermedad terminal del empresario o la atracción de César por la hija del primero-, el objeto de la película es describir y criticar la descarnada lucha por el poder que se entabla en una gran empresa industrial.

El mismo título y los créditos iniciales subrayan la metáfora que equipara a estos grandes accionistas y directivos con las aves carroñeras, dispuestas a todo con tal de lograr el éxito; la subtrama relativa a la enfermedad de Carlos, el presidente, que de forma bastante truculenta aunque ingenua, sugiere que es capaz de sacrificar una vida ajena con tal de salvar la propia, lo identifican también como "cuervo", mientras que César, su secretario, es el único personaje que parece seguir motivaciones éticas, aunque pronto descubrirá que para conseguir sus objetivos deberá adoptar métodos tan sucios como los que deplora. Se aprecia también, sobre todo en la secuencia de la fiesta, una crítica a los hijos de esa clase empresarial -también encarnada por la hija de Carlos- que viven despreocupadamente, exhibiendo un desinterés total por los demás y por la realidad que les rodea.

Resultan también interesantes las alusiones a las prácticas médicas irregulares e inmorales, casualmente ejemplificadas por médicos alemanes, que se refieren de manera explícita a los terribles experimentos desarrollados por los nazis durante la segunda guerra mundial; teniendo en cuenta que varios de estos personajes pasaron por España en su huida tras la derrota, la mención resulta pertinente, aunque sirva principalmente para subrayar la inhumanidad y egoísmo de Carlos.

Correctamente rodada, destaca la secuencia inicial, muy simbólica y que identifica rápidamente a quienes se califica de "cuervos", y también la que nos muestra la primera visita de Carlos a la clínica ilegal, localizada en una casa elegante aunque destartalada, custodiada por perros que no paran de ladrar a los intrusos (recuerda vagamente la casa del enloquecido doctor de "Ojos sin rostro", de Franju); igualmente notables son la secuencia de la operación, que juega hábilmente con los múltiples puntos de vista (alternancia de ángulos), y la puesta en escena del último Consejo de Administración, que es el punto culminante del filme, cuando las cartas se ponen sobre la mesa.

Por lo demás el guión es correcto, aunque con situaciones un poco forzadas o exageradas que devalúan un tanto el conjunto, y las interpretaciones eficaces, destacando los dos protagonistas, George Rigaud como Carlos, y Arturo Fernández como César, quien demuestra una vez más lo buen actor que era, y lo poco que hemos podido disfrutarle después en similares empeños.
Quatermain80
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de septiembre de 2017
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emparentar a todo dirigente o directivo de una gran empresa o corporación industrial con los métodos que refleja este interesante film, es como etiquetar a todo político de corrupto, todo sacerdote de pederasta o todo emprendedor (no olvidemos que es el que crea riqueza con su iniciativa) de explotador al obrero. Toda generalización acarrea injusticias, del mismo modo que no todo sindicalista liberado es un vago o parásito que sólo trabaja el día de huelga desde la agitación y el piquete “informativo”. No cabe duda que todos los seres humanos tenemos debilidades, tentaciones y somos imperfectos, como denuncia este estupendo trabajo para la época de Julio Coll, un cineasta y guionista que se especializó en el thriller policíaco y la denuncia social cuando no era fácil hacerlo. En todo caso, mi teoría personal es que las leyes y la justicia deben preservar los códigos éticos para evitar desmanes y abusos, pues nadie puede mantener que el capitalismo es perfecto, aunque creo que es el menos malo de los sistemas económicos y a las pruebas me remito más allá de la demagogia panfletaria.

Julio Coll, influenciado claramente por la denuncia social del cine americano, nos presenta a unos villanos despreciables, unos tipos nada edificantes de un consejo de administración, que llegan en sus lujosos coches, sus abrigos y trajes caros y sus gestos airados en una vida disoluta. Un retrato en negro del mundo de las altas finanzas, un thriller empresarial lleno de egoísmo, hipocresía, especulación, tráfico de influencias, codicia y toda clase de mezquindades que se adelanta audazmente a lo que en años posteriores ha sucedido por motivos sobradamente conocidos. Carlos (George Rigaud) es el presidente cuyo corazón enfermo tiene escasos meses de vida, enfrentado a sus consejeros y luchador infatigable que tiene como escudero a su secretario, César (Arturo Fernández), tan eficaz asesor como siniestro y ladino sin escrúpulos, deseoso de trepar a lo más alto.

Aunque el film está dedicado a… “Todos los hombres honrados que existen en el mundo”, en su prólogo por obvios motivos de censura, resulta que no hay un sólo personaje positivo, todos los personajes mienten y son execrables. El peso de la mentira, sus consecuencias es un ingrediente habitual en el cine del director catalán, aquí la trama se bifurca entre unos pretendidos doctores alemanes expertos en “milagros” quirúrgicos cardiovasculares y las andanzas de la hija del presidente de la corporación, Laura (Rosenda Monteros) que mantiene una relación sentimental no demasiado explícita con César. Quien junto a sus ociosos amigos, todos de clase bien, pululan dedicándose a una divertida y banal existencia. Los temas barajados son muy importantes, tanto a nivel económico como de carácter moral, cosa poco habitual dentro del cine escapista que se hacía. Hasta aquí las reflexiones que me ha producido esta admirable que no perfecta película, aunque desprende un pesimismo vital, incluso cierto lirismo existencial, de naturaleza rapaz y corrupta, hecha con dignidad y atrevimiento.
EL ALBATROS
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
15 de septiembre de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se relata una ambigua historia de traiciones en la que el personaje que traiciona quiere justificar con contundencia el motivo de su traición. Ese personaje lo encarna Arturo Fernández que ya había trabajado alguna que otra vez con Julio Coll, cineasta que resultó ser un digno representante de la mejor época del cine policíaco en España. Aunque "Los cuervos" no sea un film policíaco algo hay en su atmósfera y en su tono general que recuerda a los más interesantes films policíacos de la época. Arturo Fernández y Jorge Rigaud también coincidieron entonces en otra película sin duda interesante que fue "Regresa un desconocido" de Juan Bosch y sus interpretaciones son voluntariosas y convincentes. Con la misma eficacia interviene Rosenda Monteros, recordada especialmente por la gracia que tuvo al ser la heroína de una graciosa película que hizo José María Forqué con Los Bravos. Pero lo que resta brillantez a esta obra es el escaso dominio del ritmo que se demuestra en la narración que está supeditada en exceso a los diálogos de manera que el tedio aparece en ocasiones por la combinación que se establece entre ese ritmo átono y el exceso de palabras. De todas formas la película se puede ver porque además dentro de su aceptable tono de calidad tiene una personalidad propia que se refleja sobre todo en su ambientación. Es de una época en la que el cine español tenía todavía una identidad estética interesante. Con esos defectos que incluye y todo la obra demuestra que Julio Coll tenía talento.
Cromatico
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
25 de agosto de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película la he visto ya tres veces y cada vez me parece más interesante. Aunque esto no tiene su origen en las virtudes del filme sino más bien en su principal defecto, que es la extrema condensación de su trama; tanta que en un primer visionado poco atento puede uno perder algunos detalles importantes. En cualquiera de los casos me parece un ejercicio cinematográfico bien resuelto sobre un guión que galopa quizá demasiado rápido a lomos de un argumento más que interesante desde muchos puntos de vista, teniendo en cuenta además en qué contexto socio-político se realiza el filme. Hay otras muchas cosas destacables, como el estilo sobrio y sincopado de la realización, la eficaz interpretación de todos los actores, no sólo de los dos protagonistas (ahí están, por ejemplo, tras de Arturo Fernández y Jorge Rigaud, Rafael Durán o José María Cafarell), una visión escueta, dura, casi aséptica de la burguesía, la cual aparece como una clase social sin escrúpulos éticos, capaz de sacar literalmente las entrañas a la clase trabajadora para sobrevivir; una utilización del blanco y negro (el negro es el gran protagonista de la película) sorprendente por su expresividad y por lo excepcional de tal concepción en el cine de género… En fin, una obra a recuperar del olvido para el disfrute del cinéfilo.
jokinr
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de mayo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soberbio Julio Coll que alumbra un interesante thriller con influencias del cine americano, estilo sobrio y sincopado, fiel a los códigos del género policíaco y criminal, como en otras películas suyas (Distrito quinto, 1957; o, Un vaso de whisky, 1959). Éste fue su sexto largometraje y cambia un poco en cuanto al ambiente, pues pasa de los bajos fondos a las finanzas de las grandes corporaciones empresariales. En este sentido se puede hablar de un ‘thriller empresarial’, pues el objeto de la película es describir y criticar la descarnada lucha por el poder que se entabla en una gran mercantil.

Es un thriller al modo de Coll, donde este género es centro de una mezcla de subgéneros muy interesantes. La razón estriba en que el punto de partida es la entrega criminal, pero como buena película relacionada con el poder que es, tiene un punto de cine político. Sí, y también tiene elementos de drama social y cine negro, con mujer fatal incluida, la hija del presidente de la empresa.

Incluso posee un aderezo de ciencia ficción cuando la cinta aborda el trasplante de corazón. Ciencia ficción como género especulativo en esta cinta, o sea, que teoriza sobre avances tecnológicos y científicos que aún ni se habían demostrado ni se habían concretado en la fecha del estreno del film.

El guion de Julio Coll y José Germán Huici, basado en una historia de Gabriel Moreno Burgos, está muy bien escrito y la trama bien llevada, con diálogos de singular interés. El libreto tiene además inesperadas sorpresas.

La música de José Solá acompaña con un punto de inquietud y es excelente la fotografía en blanco y negro de Francisco Marín. Buena la puesta en escena y el montaje.

En el reparto está un soberbio Arturo Fernández como uno de los dos protagonistas principales y excelente trabajo. George Rigaud es un actor nacido en la Argentina cuyo porte y físico y su saber actoral lo hacen ideal para este tipo de papeles de malvado astuto como el empresario. Estupendas Rosenda Monteros (como la ‘peligrosa’ hija del presidente) y Ana María Noé. Muy bien Rafael Durán y José María Caffarel.

El film, a pesar de estar rodado en los ’60, tiene aspectos del mundo empresarial que sirven para el actual del siglo XXI, pues aborda temas espinosos como la corrupción rampante, la especulación bursátil, el tráfico de influencias, el cohecho, la prevaricación, los dobles balances y cuentas B, todo eso y más está presente en el film. Como el propio Coll declaró: “La lucha contra la hipocresía, contra el egoísmo, contra la mentira, contra la carta de recomendación en vez de talento, del reconocimiento íntegro del ser humano, eso es lo que creo que aporto siempre a mis películas”.

Además, Coll, en este sentido, se adelanta a cierta moda que se inicia en los '60, pero que se extiende hasta los años ’70 y hasta hoy en medio mundo, consistente a hacer pasar a todo el Consejo de Administración de una empresa como grupo villano de la historia. La censura franquista se ponía nerviosa con estos personajes maléficos y corruptos, más aún en una cinta que supuestamente está retratando a una gran empresa española de su tiempo, un momento en que la dictadura pretendía vender el desarrollo y la modernidad.

La cuestión es que Coll no deja respirar al espectador hasta el desenlace final donde introduce una sorpresa inesperada. Un final que en cierto modo hace buena la sentencia que se puede escuchar al principio de la película, quizá a modo de lenitivo y anti-censura, cuando una voz en off sentencia: “Dedicamos esta película a todos los hombres honrados que aún quedan en el mundo. A todos aquellos que trabajan, aman y sufren en las grandes ciudades, y creen en la honestidad de sus semejantes”.

Un cine español con una identidad estética interesante y un ejercicio cinematográfico bien resuelto.
Kikivall
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow