El lado bueno de las cosas

Comencé a ver la película con la expectativa de que era la típica película romántica mala de A3 de los domingos por la tarde, a medida que fui viéndola tuve que buscar info de la peli en internet y vi que tenia varios premios y empecé a entender todo.
Los personajes son buenísimos, Robert DeNiro está espectacular y Bradley Cooper me ha impresionado para bien, el trato con el papel de persona neurodivente es bastante realista a mi parecer. Jennifer no me ha gustado del todo, la veía muy forzada.
Es una película que te hace pasar por varios estados de ánimo, te ríes muchísimo, te angustias por el drama que vive la madre con su marido y su hijo y todos los problemas que acarrean, y te ilusionas por la historia de amor que se presenta.
Un chico con TLP sale del hospital psiquiátrico y se enfrenta a la vida después de 8 meses ingresado. A los días de estar fuera conoce a una viuda con un trastorno bastante presente también.
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La familia Solitano es una acérrima seguidora de los Philadelphia Eagles, Águilas de Filadelfia, el equipo de fútbol americano de la ciudad.
El padre, Patt (De Niro), tiene prohibido acceder al estadio por sus peleas con hinchas de otros equipos. Sigue los partidos desde el televisor de su casa rodeado de su familia y de amigos, pero no puede evitar tener infinidad de manías que benefician o perjudican a su equipo. Manías que cree a pies juntillas hasta el extremo de llevarle a realizar arriesgadas apuestas.
El hijo, Patrizio (Cooper), donde tiene prohibido ir es a su instituto o acercarse a su esposa, de la que sigue enfermizamente enamorado, por la paliza que propinó al profesor y amante de ella.
Enfermizamente. Y es que los personajes, psiquiatra incluido, constituyen una auténtica galería de trastornos mentales: obsesivo compulsivos, bipolaridad, manías, melancolías ...
Incluso cierta ninfomanía que ha quedado como secuela de una crisis depresiva. Como la que padece Tiffany Maxwell (Lawrence) y que combate con poco éxito por medio de la danza.
Comedia romántica distraída que presenta un interesante grupo de personajes, más palomas que águilas, bien trazados e interpretados. Para pasar un buen rato si no se es demasiado exigente.
Eso sí, el baile final de los protagonistas un tanto chapucero. Necesitan mejorar en danza.

Todos estamos pallá pero el amor nos sanará ( al menos por un tiempo). El mensaje es el mismo de siempre, cosa que a mi no me importa porque, al igual que el protagonista de la película yo también busco los finales felices que para putadas y crudas realidades ya tengo bastante con las mías pero si el director escoge disfrazar el cuento de hadas con una pátina de originalidad aportando un toque como de " película para adultos"...¿Qué mejor que hacerlo que juntando al bipolar, la ninfómana, el obsesivo compulsivo y ludópata, el depresivo con ideas suicidas y algún otro trastorno, que no recuerdo, para que quede más guay?.
Pero yo a esta combinación de Dirty Dancing y Evasión o victoria no le extraigo nada bueno. Admito que la peli comienza perturbadora, angustiosa casi, diría yo. De primeras no sabes qué esperar de ella y la premisa promete. Pero luego ya vas viendo que no se toma en serio a sí misma con lo que empiezas a echar de menos un poco más de humor para aligerarla, en lo que tampoco se decide, sembrando un poquito por aquí y por allá, poca cosa en realidad, tornándose bastante irritante con todo el tema del fútbol americano que a mi me la trae al pairo y ese rollo familia amigos que, francamente, hay que tomarse un Valium para estar con ellos.
El lado bueno de las cosas es que esta peli tiene un final feliz y, luego, se acaba. ! Así cualquiera Russell!
Tanto el chico como la chica destierran de su vida todos los libros que acaban mal. Es una opción, de acuerdo. Pero luego,¿harán lo mismo con los problemas de su vida?.

Mi nota se basa en que vi esta película, creo que un millón de veces porque la han pasado tanto por el cable, que ya le agarre cierto gustito, a pesar de hacer algo que no debí, leer la critica primero. Todos tenemos un lado obscuro y un lado luminoso, o eso dicen cada vez que vamos al psicólogo haciéndonos creer que siempre hay algo por mejorar como para hacernos sentir bien con nosotros mismos. Eso es mas o menos lo que le pasa al personaje de Bradley Cooper, el cual debe ir a terapia por una orden de restricción por atacar al amante de su ex esposa en pleno acto. Jennifer Lawrence, que por ahí leí, no era para tanto su interpretación, como para que ganara el Oscar a tan corta edad, aquí hace un trabajo muy bueno, con esas miradas sostenidas a cámara, mostrándonos todos los planos y estados emocionales, de la personalidad de Tiffany, su personaje. Me imagino que el Oscar, se lo dieron precisamente por cierta escena en cuestión, que nos muestra el nivel que tiene que manejar un actor, en este tipo de situaciones mostrándonos, justo lo que el titulo de la película nos describe, siempre tenemos por ahí un costado que reluce de brillantez pura. Al final, a mi parecer, quien esta mas loco? aquel que lo es por hacer algo que muchos quisiéramos en secreto hacer? o aquel que se reprime por miedo al que dirá la sociedad, muriendo cada día lentamente hacia el ocaso de su "vida"?. Me pareció una apuesta un tanto rebuscada, pero bien adaptada para los tiempos que corren, donde estamos frente a una sociedad, que esta famélica de héroes, de un antídoto que los saque de una mentira y los despierte al fin a su propio lado luminoso.

Una de las sensaciones de 2012 fue esta “El lado bueno de las cosas” que, aunque más allá del oscar de Jennifer Lawrence como mejor actriz no logró capitalizar su popularidad en forma de premios, logró llegar con muchas opciones a las votaciones finales y dejó una extraordinaria impresión entre los entendidos profesionales. En otro orden de cosas, también supuso el alumbramiento de una de las sociedades más prolíficas de Hollywood con la susodicha Lawrence compartiendo de manera habitual cartel con Bradley Cooper y siendo dirigidos más de una vez y más de dos por David O. Russell.

Personalmente, después de verla un par de veces, nunca he llegado a entender toda esa expectación despertada por “El lado bueno de las cosas” ni las grandes palabras con las que fue acogida. Es cierto que tanto su pareja protagonista tiene magnetismo, son dos actores atractivos y con atractivo, aunque se tiende a exagerar la supuesta química entre ambos. A mi modo de ver son guapos, competentes y muy profesionales, sin más. En cuanto a David O. Russell, debe de ser que no entiendo mucho de cine, pero me parece un director normalito. Es verdad que sabe rodar y montar películas mientras que yo no sé ni hacer un video de cumpleaños decente, pero no veo que sus obras (muy desiguales) lleven la marca del genio. Concretamente, fuera máscaras, “El lado bueno de las cosas” me parece una historia de chico con problemas conoce a chica con problemas que descubren que, juntos, los problemas son menos o, como mínimo, más llevaderos. Rodeados de amigos guais y familiares enrollados demuestran que nada es imposible y que siempre hay luz en la oscuridad. Aunque lo disfrace con encuadres raros, juegos de iluminación e interminables diálogos plagados de silencios, Russell no ofrece más que la misma historia que podemos encontrar, sin buscar demasiado, en diez o quince títulos similares. Y si admitimos leves retoques o variaciones no creo que resulte complicado pensar en cincuenta películas del mismo tenor literal.

“El lado bueno de las cosas” vive de un optimismo artificioso. De presentar en pantalla a dos personajes que caen bien y ponerlos en situaciones que hagan que nos caigan mejor, aunque realmente lo que sucede y cómo sucede es muy poco natural. Igual de poco creíble que esos colegas que siempre llegan a tiempo de salir en el plano haciendo un comentario ingenioso o un familiar que ponga una nota de humor en mitad de algún drama. Obviamente no tengo una buena opinión de una película que, sinceramente, tanto en el fondo como en la forma, tiene aire de telefilm. Si cambiamos su reparto de lujo por uno más de andar por casa podría pasar por una película de tarde de sábado en cadena pública con libreto del equipo de guionistas de “First Dates”.

Tibia y sin sangre, ni plantea dramas serios ni apuesta por el humor sin restricciones, se mantiene cómodamente en el medio de todo, intentando gustar a todo el mundo a base de no ofender a nadie. Lo normal es que las sensaciones finales oscilen entre la indiferencia y cierto regusto a vainilla, algo que no disgusta pero tampoco entusiasma… lo que parece ser considerado un éxito por David O. Russell a la vista de sus posteriores intentos de repetir la fórmula. Si a alguien le resultó inspiradora, bien por él. A mi modo de ver, pasable.