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Sueños de una escritora en Nueva York

Drama Finales de los años 90. Joanna, una joven que sueña con ser una gran escritora, consigue trabajo en una de las principales agencias literarias de Nueva York como ayudante de la directora. Entre otras tareas, Joanna ha de responder las numerosas cartas que envían los fans de uno de los escritores de la firma, el mítico J.D. Salinger, autor de “El guardián entre el centeno”. Apartándose del protocolo, Joanna imprimirá a sus respuestas un ... [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
6 de junio de 2021
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nos presenta una historia llena de sensibilidad en las relaciones con los demás y con uno mismo, que es un poco la historia de todos. El libro de memorias de la propia escritora es trasladado a la pantalla con una dirección de actores bien llevada y dos interpretaciones poderosas que aguantan y hacen sobresalir el interior de sus personajes: una resoluta y fuerte Sigourney Weaver que esconde sus propios demonios, y el protagonismo de Margaret Qualley luchando entre sus sueños y la realidad.

Y el guión avanza mientras las relaciones de Joanna Rakoff con las personas que el azar o la voluntad han puesto en su vida le muestran lo que es importante. Resistir. Porque Joanna es y quiere seguir siendo una buena persona, y se intenta enfrentar con amabilidad a las cosas que la ponen a prueba aunque se equivoque. Así, mediante la experiencia de los demás y los anhelos de su corazón, aprende la importancia de esos sueños y la importancia de atreverse a cambiar aquello que no le parece justo para otros y fundamentalmente para ella misma.

J.D. Salinger es el contexto en el que se construye una metáfora para la propia vida de Joanna. La metáfora de preguntarte sobre ti mismo, de conocerte a ti mismo, y de conocer a los demás como son y no como te gustaría que fueran. Es un personaje en la historia, pero sólo secundario, un atrezo para el importante decorado de la propia vida que Joanna está siempre descubriendo. Y la ciudad de Nueva York representa a la ciudad inmaterial de los sueños, y aun hoy puedes sentirla así, si de pie desde abajo alzas la vista sobre los rascacielos, a algún lugar más allá de ese horizonte, lejos del cielo de neón.

¿Cuántas veces nos hemos encerrado en una relación laboral o sentimental por inercia aun sintiendo que no es nuestro camino? ¿Cuántas veces hemos dejado pasar un tren que iba al destino buscado sin subir sólo por miedo? Joanna nos muestra que es posible la aventura de aprender de lo que nos rodea intentando ser fieles a nosotros mismos y seguir soñando, hasta el fin. Así que si te atreves a soñar, simplemente déjate llevar por ella durante los cien minutos de esta historia, abierto a esperar cualquier final.
Pedro
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29 de mayo de 2021
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Otro relato iniciático de búsqueda

Desde sus primeros minutos, Sueños de una escritora en Nueva York nos deja claro que la protagonista de esta cinta busca algo. Algo que le haga escapar de una vida rutinaria y falsamente acomodada. Algo en definitiva que acerque su vida a lo extraordinario. Un extraordinario que la joven y dispuesta Joanna (Margaret Qualley) cree poder encontrar a través de la literatura.

Joanna sueña con ser escritora y aunque no escribe todo lo que debería, la ciudad de Nueva York se despliega ante ella como el lugar ideal para cumplir sus sueños. Más aún, cuando consigue entrar a trabajar en una prestigiosa agencia literaria, bajo la tutela de Margaret (Sigourney Weaver). Con un cometido muy particular, contestar la numerosa correspondencia que los lectores envían al mítico J.D. Salinger. Una tarea monótona y rutinaria que Joanna acabará trasgrediendo, para contestar ella misma cartas personalizadas.

Una decisión, fruto de su alma escritora, que enfrentará a Joanna con sus sueños y ambiciones. ¿Quiere Joanna apostar por su carrera literaria o prefiere desarrollar una vida laboral más confortable dentro de la agencia?

*Un periodo de cambio muy bien trasladado a la gran pantalla

Una decisión que Joanna tiene la suerte de tomar en un periodo de ebullición artístico y social. En cada esquina de Nueva York uno puede toparse con una librería o con un recital de poesía. Son los años noventa y una nueva época parece estar barriendo con los viejos tiempos. Las viejas máquinas de escribir ven amenazado su reinado por los modernos ordenadores. Aunque en la agencia de Joanna todo parece detenido en el tiempo.

Y es precisamente en esa reproducción de una época pasada donde Sueños de una escritora en Nueva York consigue uno de sus puntos fuertes. El diseño de producción está cuidado al detalle, con una reproducción majestuosa de la agencia literaria. Con unos magníficos despachos de madera, fotografías de literatos cuidadosamente escogidas y un logrado color sepia. Y junto a ello, el diseño de vestuario que se adapta a la perfección al tono entrañable y optimista del conjunto.

En un esfuerzo creativo que la intérprete Margaret Qualley sabe sacar partido. Con una interpretación muy realista en la que se mezcla la inocencia con la picardía. Y la delicadeza con la disposición absoluta a lograr una meta. Aunque si bien creo que Qualley brilla en su rol, al lado la gran Sigourney Weaver está francamente desdibujada. En su aspiración de emular a la Miranda Priestly (“El diablo viste de Prada”), lo que logra es una interpretación pasada de vueltas.

*Entrañable, pero sin aportar nada sobre la figura de Salinger

Interpretaciones, eso sí, que no desentonan con el tono entrañable que guía toda la cinta. Porque Sueños de una escritora en Nueva York es una película muy agradable de ver, en su forma y en su fondo. En ella no hay rastro de reivindicación social o intentos de armar un sesudo relato. Y en ocasiones se agradece.

Aunque su fallo más imperdonable es desaprovechar la oportunidad de haber aportado algo sobre la figura de J.D. Salinger. Si bien aquí la cinta ha sido traducida como Sueños de una escritora en Nueva York, el título original es My year with Salinger. Un título que presupone una presencia significativa del autor o un acercamiento a la figura del creador de El guardián entre el centeno. Sin embargo, la presencia de Salinger en la película es meramente anecdótica e incluso un tanto paródica. Siendo lo más interesante de todo ello, la pasión que un Salinger, al final de su vida, trasmite a Joanna por las letras.

*Conclusión

En definitiva, estamos ante una película imperfecta pero provista de un encanto no apto para todos los paladares. Sirviéndose de una premisa muy atractiva, si logras entrar en ella podrás disfrutar de una cinta puramente evasiva. Una historia afable, que malgasta la presencia de J.D. Salinger, pero que aprovecha el rebufo de brillo que va desprendiendo Margaret Qualley.

Sueños de una escritora en Nueva York desprende buenos sentimientos y pasión por lo que uno hace y solo eso merece una oportunidad. Porque la sensación de que uno puede tener un camino es muy grata.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta
Cinemagavia
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15 de marzo de 2021
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trasladando el mundo de la moda al mundo literario, es una pena que el guion recuerde demasiado a "El diablo viste de Prada", ya que prácticamente la historia es la misma. Por otro lado el director Phillippe Falardeau captura bien la ambientación literaria de 1990 en Nueva York, pero no consigue esa nostalgia necesaria en este tipo de historia.  

Joanna es una estudiante universitaria que acepta un trabajo como asistente de un agente literario responsable de proteger la privacidad del esquivo escritor de "El guardián entre el centeno" Salinger, así como coordinar las cartas remitidas por sus  fans. Las cartas deben ser leídas desde el asesinato de John Lennon en 1980, pero la contestación siempre es la misma "El sr. Salinger no recibe ninguna carta".

Basada en las memorias de Joanna Rakoff publicadas en 2014, tambien firma el guion junto  al director canadiense de "Profesor Lazhar" y "La buena mentira" Philippe Falardeau. La adorable Margaret Qualley con esos ojos grandes y expresivos interpreta un buen papel y su jefa implacable y seca es la gran Sigourney Weaver. 

Aunque desprovista de humor, la película se deja ver muy bien, ya que conectas rápidamente con la ingenua e inteligente protagonista.

La película inauguró el pasado festival de Berlín 2020. 
Destino Arrakis.com
videorecord
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6 de junio de 2021
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encantó la película, y sobre todo cómo manejan la evolución de los personajes y sus conflictos, pues se presentan varias tramas; y por otro lado, el personaje de Salinger, muy bien manejado.

El ritmo de la película está bien llevado, es decir, no hay precipitación en los acontecimientos, ni sobra ni falta tiempo.

Tengo que decir que he leído 'El guardián entre el centeno', aunque en mí no tuvo el efecto que en los adolescentes, pues lo leí por curiosidad a los 41 años, y me pareció una novela que no estaba mal, pero tampoco me pareció tan genial, sinceramente, hay novelas mucho mejores. En cualquier caso, es el eje central de la película, Salinger y su novela más famosa, pero lo interesante son los personajes de la jefa de la agencia y la chica que quiere ser escritora. Cada una maneja su conflicto y el de la jefa es un conflicto complejo, es una mujer dura cuya pareja es un hombre casado con una enfermedad mental y que comparte con la mujer de este sus cuidados, sin embargo, esto no se descubre hasta bien desarrollada la historia, se maneja como uno de los giros en los que se descubre la humanidad del personaje.

No obstante, esta trama es secundaria, la principal es la de la chica, quiere ser escritora de novela, pero solo ha escrito poemas, no ha escrito novelas y parece que desprecia escribir relatos, lo cual es un poco contradictorio, aunque ella sueña ser escritora y siente compasión por la dureza del mundo de las agencias editoriales, con los lectores y los escritores.

El retrato de su pareja, un egocéntrico que ha escrito una novelita y quiere que la lea, es muy realista, menganito ha escrito una novela que piensa que es una obra de arte y no espera que le digan que su novela no vale un duro y que además su novia le mande a freír espárragos y le deje.

Me ha gustado esta película, deja buen sabor de boca.
Billy_Dannreuther
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4 de junio de 2021
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A partir de la novela autobiográfica de Joanna Rakoff, Philippe Falardeau traza un homenaje a una forma de entender la industria cultural de los libros y pasión por leer. El director, autor de piezas de gran sensibilidad, como Profesor Lazhar o La buena mentira, afila un poco más el colmillo sin despojar de humanidad a sus personajes.

Lo que, en un principio, podría parecer un atisbo de analogía con El diablo viste de Prada (con el Nueva York de los años 90 de fondo) deriva en un relato más centrado en el crecimiento emocional y profesional de una joven aspirante a escritora.

La historia trabaja muy bien los sueños de adolescencia, las primeras frustraciones (cuando los amigos maduran hacia otro lado y ya no comparten los mismos sueños), el saber elaborar los propios y llegar a conocerse y, sobre todo, cómo se consigue a través de una relación a varias bandas con el sector literario.

La película juega con la figura de J. D. Salinger y el impacto de su obra en una parte de la sociedad americana. Y lo hace por medio de una simpática subtrama que retrata con humor la fuerza empática de esa experiencia, a través de las cartas que los lectores le escriben al mismo Salinger.

Con algunos juegos de ruptura de la cuarta pared y algunas licencias coreográficas que la convierten en una propuesta un tanto curiosa, Sueños de una escritora en Nueva York consigue explicar muy bien cómo los libros nos transforman porque nos permiten, como explicaba C. S. Lewis, encontrarnos con nosotros mismos sin caer en el narcisismo, y aprender a madurar y asumir nuevas metas.

El conjunto del elenco es magistral, liderado por la figura madura y sibilinamente irónica que interpreta una fantástica Sigourney Weaver. También brilla en su balbuceo entre la infancia intelectual y la ilusión por avanzar con una gran chispa de ilusión de Margaret Qualley. Ambos roles y los demás secundarios que pueblan el film, especialmente en la agencia literaria, marcan un tono nostálgico (con algún momento sin duda más oscuro) de fino sentido del humor.

www.contraste.info
Revista Contraste
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