El ladrón de cadáveres

Qué sorpresas le da a uno el cine. Me dispuse a verla esperando encontrarme una más de serie B, del montón, pero se ha convertido en una de mis películas de terror favoritas.
Y puedo decir que esto es verdadero terror, y no el de extraterrestres ridículos, ni el de dráculas con pajarita, ni el de zombis torpones; terror inteligentísimo, entre tinieblas, con un Karloff que se come sus escenas a bocados (Lugosi no aparece ni cinco minutos en total) y una atmósfera de lo más agobiante. Claro que también habrá quien diga que esto no es terror; supongo que serán los aficionados al sobresalto fácil que últimamente está tan de moda. A mí me seguirá dando miedo este cochero, y rezaré por no encontrarme nunca en mi vida con alguien como él.

Para "restar" algo de mérito al guión sólo se puede decir que todo es más fácil cuando lo basamos en un relato de Stevenson, uno de los genios más grandes de la historia en el mundo de la literatura.

Lo peor: que tuviera un 7.3 de media y sólo 156 votos cuando hice esta crítica.

Producción del año 1945 realizada con bajo presupuesto y dirigida por Robert Wise (West Side Story) y con una duración de tan sólo 78 minutos en los que se concentran grandes dosis de intriga y terror que suponen toda una lección de cine ofrecida desde una cinta elegante e inmersa en una insuperable atmósfera sombría e inquietante que logra atrapar al espectador.

La historia, desarrollada en el Edimburgo de 1831 y basada en un relato de R. L. Stevenson, nos acerca a Donald Fettes (Russell Wade), un estudiante de medicina que se convierte en el ayudante del profesor y doctor MacFarlane (Henry Daniell) para auxiliarle en sus investigaciones médicas en las que hace uso de cuerpos humanos para su disección, servidos de forma clandestina y a cambio de un módico precio por un tenebroso cochero llamado John Gray (Boris Karloff) que los saquea de las tumbas del cementerio. Gray, que se dirige con una extraña familiaridad hacia la persona del doctor Toddy MacFarlane, supondrá una irritante y desagradable pesadilla para éste.

Acompañados todos los anteriormente citados personajes por otras lúgubres figuras, como una misteriosa cantante callejera o un sirviente del doctor interpretado por Bela Lugosi, ofrecen como resultado una notable película de terror que aprovecha muy bien su ambiente para posar sobre el mismo una interesante historia enigmática que conserva su fuerza durante todo el metraje.

Para fans de la serie B.

Si tienes afición por este tipo de cine, seguramente lleves a Karloff y Lugosi en tu corazón. Nunca fueron grandes actores (aunque aquí Karloff lo borda), pero tampoco es que eso importe mucho, se les quiere igual.

También es posible que te llame la atención el cine de Robert Wise… porque es para llamarla. Este ecléctico director, lo mismo se hacía una de monstruos, que un abominable musical de colorín, que un pan con unas tortas.

Y todo amante de la serie B que se precie ha de sentir devoción por aquellos maravillosos cuentos de terror victorianos y, como no, por Robert Louis Stevenson.

Dicho esto, sólo hay una razón para que El ladrón de cadáveres no te lleve al éxtasis: tú no eres fan de la serie B. Entonces ¿pa qué te metes?


Nota personal al personal de TCM clásico: El ladrón de cadáveres siempre fue en blanco y negro. SIEMPRE. ¿A qué viene eso de emitir copias pintarrajeadas? Yo les tenía por gente seria, pero va a ser que no.

Gran película con un grandioso director, como más tarde demostraría, un Robert Wise que entre muchísimos grandes proyectos se atrevió con la primera película de Star Trek.
Aquí nos mete en una historia de lo más agobiante y asfixiante, solo de ver a ese grandísimo Karloff en uno de sus muchos grandiosos papeles, siento no decir lo mismo de un más que demacrado Bela Lugosi que apenas le dejaron papel después de los recortes en montaje, claro está que estaba enfermo por aquel entonces, no obstante está correcto en los pocos minutos que sale, el protagonista sin duda es el inquietante y oscuro Gray (Karloff) en un papel excelente que realmente da miedo, esos juegos con la iluminación son extraordinarios y nos deja ver toda la maldad de sus ojos, como aterroriza a ese doctor que es capaz de casi cualquier cosa por el bien de la investigación y desarrollo de la medicina.
En definitiva una de las grandes joyas de terror bueno, pero de la época, sin efectos ni grandes alardes de maquillaje.

A partir de hoy "El ladrón de cadáveres" se convierte en uno de mis títulos de terror preferidos y por ello no voy a dejar de recomendarla a todo el que pueda. En esta ocasión discrepo de la nota que tiene pero por defecto, considero que es de ocho o más, porque se le puede pedir más, pero lo que tiene es sencillamente tremendo. Parte de un conocido texto de la literatura universal, lo cual es una excelente base, pero lo que hace Robert Wise con los elementos que tiene es de una maestría considerable teniendo en cuenta su escasa experiencia como director hasta la fecha. Partiendo de una base de producción mínima lo importante es centrarse en las atmósferas, en los juegos de luces y sombras de una ciudad opresiva, con tabernas, niebla y un cementerio al que jamás me acercaría. Y lo que hace Wise con esos elementos y su historia es sencillamente ejemplar.

Boris Karloff es aquí un verdadero actor, sin maquillajes angulosos, sentado en la taberna discutiendo con el doctor, explicándole por qué lo tiene en sus manos, mostrando una maldad que está por encima de efectos especiales, más terrorífico que cualquier monstruo de la época, que cualquier extraterrestre. Boris Karloff es el verdadero fenómeno de este largometraje, por encima de un mínimo Lugosi que apenas aparece. Es cierto que en el siglo actual si una película de terror no tiene más de cinco buenos sustos no se la tiene en cuenta, de manera que ese mismo espectador del actual siglo verá "El ladrón de cadáveres" y puede que le entre la risa, mientras que yo me emociono al comprobar que soy capaz de valorar un tipo de cine basado en una trama absolutamente brutal. Robar cadáveres, tal cual, es suficiente afirmación terrorífica.