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Blue Jasmine

Drama. Comedia Jasmine, una mujer rica y glamourosa de la alta sociedad neoyorquina, se encuentra de repente sin dinero y sin casa. Decide entonces mudarse a San Francisco a vivir con su hermana Ginger, una mujer de clase trabajadora que vive con su novio en un pequeño apartamento. Jasmine, que atraviesa el momento más crítico de su vida, se dedica a tomar antidepresivos y a recordar su antigua vida en Manhattan. (FILMAFFINITY)
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Críticas 226
Críticas ordenadas por utilidad
14 de noviembre de 2013
234 de 345 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, disidente, como en La vida de Brian. Para los de poca paciencia, vayan al párrafo tercero, contando éste. Pues no se piense que esta crítica destila bilis. Al contrario, lo que hay aquí es amor al Maestro. Así que si están preparados y libres de prejuicios, allá vamos. Espero que sea útil, al menos.

De entre los muchos misterios de esta vida, me gustaría averiguar uno: ¿Por qué Woody Allen –o merced a qué deuda contraída– ha de rodar una película por año, sin falta en dicho plazo desde 1982? Cierto que de vez en cuando nos obsequia con una obra maestra, y que pocos directores en este mundo tan regulares y prolíficos (me vienen a la cabeza, pero en una escala algo mayor, Bergman, Ford o Kurosawa) nos quedan. Acaso Clint Eastwood. Sin embargo, ¿no le vendría bien algo de descanso, o al menos una pizca más de elaboración en sus guiones? Afirma en su estupendo libro de conversaciones con Eric Lax que lo que menos le cuesta es escribir sus películas; que siempre le rondan varias ideas por la cabeza, y que lo único complicado es el momento de empezar el rodaje.

Puede que diga la verdad. No obstante, aquí seguimos un año más. Y yo, que me he visto todas sus películas menos Alice (no por nada personal, es que a día de hoy es la única que me falta), pues ya le tengo muy calado al maestro neoyorquino. Y qué quieren que les diga: Blue Jasmine es una obra menor, muy menor, en su filmografía. Mucho me temo que sólo reluce por la soberbia y sobreactuada interpretación de Cate Blanchett; pero resulta que todo en esta película tiende al exceso.

Dos graves problemas la lastran: el primero, su más que exagerado parecido con Un tranvía llamado deseo, de la que copia el asunto, los personajes, el desarrollo y la conclusión. Solamente. El segundo, lo burdo de las trazas del guión, previsible en cuanto uno se halle más o menos avispado. Me resultó lamentable adivinar desde mi butaca la mayoría de lo que iba a suceder.

Allen muestra su fineza en la comedia. Ahí sí que nos emociona con maestría. Hace muy poco revisé Manhattan y Annie Hall, y me sentí con ganas de gritar desde mi terraza que son dos películas inmortales; aguantan sin tara el paso de los años, impertérritas. Pero con el drama se le va la mano. Lo mide todo excesivamente. Se le notan las costuras a kilómetros de distancia. No sabe hilar fino. Parece como si la solemnidad le impulsara a estrangular al pobre espectador. “¡Esto es lo que quiero decir!”, exclama.

Porque en esta película Woody nos impone su lectura, como autor, en todo. Los paletos son muy paletos. Los ricos son muy educados y muy esnobs. Los conflictos fraternales carecen de la extrema riqueza con que se muestran en la obra de Tennessee Williams. Recuerde el espectador el primer encuentro entre hermanas de la primera versión. En eso consistía el supremo arte de planos, contraplanos, diálogos, y gestos y entonaciones de cada actriz. O sea, CINE. Era increíble. Se pueden escribir libros sobre la riqueza de esa escena. En Blue Jasmine roza el tópico, lanza un chiste (el del avión) y luego todo se diluye. Entre medias, es verdad, se ha dicho lo de "estás estupenda"; "no, lo estás tú". Pero lo que en "Un tranvía..." era definición perfecta aquí es banalidad. Y lamento compararlas, pero se prestan a ello completamente.

Aquí las cosas son blancas o negras. No se nos deja entrever ningún término medio, ni guardamos distancia alguna con los hechos. Tampoco ayuda un guión en el que todo sucede, más que por lógica interna, para que aparezca luego la escena que el autor desea narrar.

No la suspendo, no obstante. Ella está tan bien, que (incluso a pesar del guión, y de la dirección, pues Allen suele pasar mucho de los actores, según todo lo que de él he leído) logra que la película, pese a todo, salga a flote. Es el mayor tributo a la actuación que jamás llegará a rendir Cate Blanchett. Si ya en Diario de un escándalo mereció los mayores elogios, y con razón, en esta puede uno decir sin más que ella es la película. No su personaje, sino su actuación. La única causa por la cual se distingue de El sueño de Casandra –otro film por completo mediocre y sin interés– esta Blue Jasmine, se debe a Cate Blanchett. Sólo ella sabe darle el toque adecuado entre la comedia más idiota y el drama más banal. Sólo ella parece de verdad real en este pastiche de tópicos y revisiones de su propia obra y de la ajena.

No es que los demás actores estén mal. ¿Qué mal actor elige Woody a estas alturas? Es que, sencillamente, Cate Blanchett sostiene la película entera.

Otro año más.

Recuerdo cuando me topé con el espantoso tráiler de Midnight in Paris. Fui a verla después como el cordero va al matadero. Me pareció una sublime gozada, una maravilla.

Esta vez el tráiler tampoco me daba buena espina; pero cualquiera se fía.
En fin, vayan a verla que es de Woody Allen. Pero la olvidarán pronto.
A pesar de los sesudos y vacuos análisis que verán por ahí.




P.D: Prometo ver Alice antes de una semana... ¡Y Woody, danos una alegría el año que viene!
Javicaysa
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19 de octubre de 2013
139 de 175 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer fui a ver "la última de Woody Allen" y me encontré con un film interesantísimo, maravillosamente interpretado, divertido (por momentos) y descarnado (todo el tiempo) en el retrato psicológico de sus personajes y en su crítica a la sociedad. Un drama descomunal, como ningún otro que haya realizado antes este genial director, guionista, actor, escritor y ni se sabe cuántas cosas más.

A pesar de adoptar una perspectiva en las antípodas de la de sus comedias "clásicas", Woody Allen logra como nunca antes en sus dramas (ni siquiera en "Match Point") angustiarnos con la misma inteligencia excelsa con que nos hizo reír en "Hannah y sus hermanas" o "Manhattan".

"Blue Jasmine" es la historia de Jasmine (Cate Blanchett), una mujer perdida en un momento de su vida idílico (para ella) que fue construido sobre humo y al que jamás podrá regresar. Al borde de la locura, se aferra a la única persona que le queda: su hermana Ginger (Sally Hawkins).

No cuento más para no arruinar a quien no haya visto ya el film esa sensación al comienzo, tan lograda, de deambular por una ciudad y unos ambientes extraños a la protagonista. Sólo quiero añadir algo: lo que en mi opinión convierte este film en una verdadera obra de arte es la enorme sinceridad, por muy amarga que sea, que transmite. Pero eso no me queda más remedio que explicarlo en el "spoiler"...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
pelicano_rojo
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7 de enero de 2014
88 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas no nos sorprende que Woody Allen maneje el drama con la misma soltura que la comedia. Porque Woody es, por encima de un maestro del humor, un excelente creador de personajes que hablan sobre la misma condición humana.

Sin embargo, Allen nos sorprende enfrentándose por primera vez a la realidad. Woody mira a la cara a la vida y nos la presenta tal cual. Sin viajes mágicos en el tiempo, sin la sala del cine como escape o la risa como evasión. Y donde, a diferencia con 'Delitos y faltas' o 'Match Point', los delitos son condenados.

Es imposible no pensar en Blanche DuBois viendo la magnífica interpretación de Cate Blanchett. En los cientos de registros que nos ofrece Cate a lo largo de toda la película, reconocemos la mirada de Vivien Leigh en cada uno de ellos.

Woody nos presenta la película como un viaje de ida y vuelta entre el pasado y el presente. Utiliza el flash back para conseguir el equilibrio de una balanza que se mueve entre dos mundos que esconden misterios. Porque en Blue Jasmine el presente no tiene sentido sin los secretos del pasado.

Allen consigue que terminemos del lado de esa mujer de falsa moral y falsas ilusiones, que vive en el autoengaño constante ahogada en vodka y pastillas. Pero terminamos entendiendo a esa mujer victima de la crisis del siglo XXI... porque recordamos que "Somos la suma de las decisiones que tomamos" (Delitos y faltas), y que, al fin y al cabo, "La vida está llena de soledad, miseria, sufrimiento, tristeza y, sin embargo, se acaba demasiado deprisa. (Annie Hall).
play it again Sam
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15 de octubre de 2013
108 de 139 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando de Woody Allen no se esperaba más que películas simpáticas, ingeniosas pero livianas, irrumpe "Blue Jasmine", como una de las obras más profundas e inquietantes del maestro en mucho tiempo.
Luego del cinematográfico tour europeo, Woody regresa a su país y retoma los pasos perdidos para contar una historia intensa y provocativa inspirada en "Un tranvía llamado deseo", que muestra la decadencia de una dama con delirios de grandeza, refugiada en un mundo inventado, altanera y desequilibrada. Tal como en la obra original de Teneessee Williams e incluso en la versión filmica de Elia Kazan que le valió en 1951 un Oscar por Mejor Actriz a Vivien Leigh, "Blue Jasmine" está construida desde el enfrentamiento de dos mundos culturales que se reflejan en la permanente disociación de su protagonista.

En la transposición de Allen, el papel de la desequilibrada Blanche DuBois original, ahora está a cargo de una inmensa Cate Blanchett encarnando a Jasmine, una millonaria caída en desgracia, al descubrirse que su marido había construido su fortuna en base a fraudes
financieros. Sin un centavo, pero apegada a los lujos de su vida anterior, la protagonista desciende desde sus refinados ambientes neoyorquinos hasta el humilde departamento de su hermana Ginger (Sally Hawkins) alojada en una modesta zona de San Francisco.
Woody contrapone los universos opuestos de empresarios adinerados en Manhattan con personajes de la clase trabajadora (albañiles tatuados y con peinados modernos; sentimentales empleadas de supermercado), aunque esta vez los extremos se unen en una mirada invariablemente desoladora.

Allen retrata de una manera clara y evidente estos dos mundos opuestos otorgando humor y ligereza a los momentos más trágicos y resignificando situaciones aparentemente más livianas.
Apoyada en un soberbio montaje, la película está narrada entre dos tiempos: el pasado, tan vacío como esplendoroso exteriormente, y el inestable presente de una mujer sumergida en un cóctel de antidepresivos.
El montaje alterna pasado y presente, contrastando la vida ociosamente lujosa y el ajetreo de los días presentes de Jasmine, donde pasa a vivir de prestado, a estudiar computación y a trabajar como recepcionista en un consultorio odontológico.
.Alcohólica y adicta a las pastillas subsiste en medio de una angustia permanente que la lleva a eclosionar en momentos cargados de tensión.
La película tiene un momento de lucimiento para cada uno de sus personajes pero "Blue Jasmine" esencialmente está pensada sobre el eje de Cate Blanchett para un personaje que fascina por su belleza, indigna con sus desplantes y conmueve al estrellarse contra la realidad siendo un instrumento involuntario de su propia caída.

Su interpretación con matices que la vuelven graciosa, triste, querible y detestable a la vez le asegura un lugar memorable en la galería de antiheroinas creadas por Allen y que habitan ese prototipo femenino profundo con resonancias de Bergmann y Almodovar.
La protagonista, como el jazmín de su nombre, abre su corola al atardecer, su intensidad es más fuerte en la oscuridad de su drama: la actriz Cate Blanchett pasa por todos los registros y consigue un personaje muy complejo y lleno de sutilezas.
rouse cairos
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22 de octubre de 2013
60 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los administradores de FilmAffinity están preguntando todo el tiempo en la página de facebook, que cambios o mejoras querríamos ver los usuarios. Que si más listas, que si aumentar el límite en las búsquedas... Yo propondría que aparezca por default "Blue Jasmine" en la lista de "Películas con una interpretación femenina inolvidable", para ahorrarnos a los miles de usuarios la molestia y la pérdida de tiempo de tener que agregarla.

Es curioso, porque al momento de escribir esto, todo el mundo está embobado por Sandra Bullock haciendo respiraciones agitadas dentro de una escafandra, hablando sola e imitando los aullidos de un perro (mucho fan de último momento de Sandrita, ha aparecido). Las hordas elogian y reclaman el Oscar. A la gente le encanta las actuaciones de intérpretes exagerados "desplegando emociones", por eso películas como "Magnolia" son tan populares. Pero los buenos actores suelen concentrarse en cambio en la caracterización, buscando proporcionarle a sus personajes más entidad y una complejidad que se extienda más allá de lo que describe el guión. Y eso es justamente lo que hace aquí Cate "alta MILF" Blanchett.

Aunque su Jasmine es inicialmente un estereotipo (la concheta superficial de clase de alta que se mueve en un universo sex-and-the-city, de carteras de marca, galas y cócteles), Blanchett consigue otorgarle a su criatura tal cualidad multidimensional, una variedad tan grande de matices, que te hace olvidar que no estás viendo a una persona real. Es al mismo tiempo victima y victimaria, simpática y repelente, vulnerable y agresiva. Irremediablemente bonita a pesar del maquillaje que intenta deliberadamente mostrarla como un escracho sudoroso, Cate indigna con el egocentrismo de su personaje, pero consigue conmoverte con su infortunio. En un momento querés abrazarla y consolarla, y al minuto siguiente te dan ganas de acogotarla con las dos manos como Homero a Bart.

Cate es un torbellino que lo engulle todo; la cámara busca seguirle el ritmo mientras ella parece olvidarse de la misma y crear su propio mundo dentro del film. Pobre Sandrita, irá a la gala de la Academia con las otras ternadas, para lucir su vestido en la alfombra roja y picotear algún canapé, nomás. No tenés chance, mami. Sally Hawkins, estupenda en el papel de la hermana adoptiva de la prota, se anota también unos cuantos porotos para llevarse el de actriz de reparto (son las dos hijas adoptivas, ya sabemos que a Woody este perfil le atrae particularmente, ejem)

Jasmine (ex Jeanette) también habla sola, pero por razones distintas a las de la Bullock. La columna de la historia es la degradación interior de una mujer que se niega - constantemente y en diversos aspectos - a aceptar la realidad, aferrándose al autoengaño mientras aguarda que un hombre aparezca para rescatarla y devolver su mundo a la normalidad. En ese sentido, me recordó bastante a otra interpretación magnífica de otra rubia en total estado de gracia, en una peliculita desconocida que a mí me gusta mucho: la de Uma Thurman en "Hysterical Blindness", de Mira Nair.

Es una de las cintas más logradas de Woody Allen en muchos años, fácilmente ubicable en el Top 5 de su carrera. Luego de atacarnos con un bodrio por año y alguna chispita sobrevalorada (Match Point), tanto va el cántaro a la fuente que al final llega la inspiración y le sale una genial.

Pero "Blue Jasmine" deslumbra por su protagonista, la tragicómica, asquerosamente concheta y snob, petulante e ignorante, patética, subyugante Jasmine, ex Jeanette. O mejor dicho, por la admirable Cate Blanchett.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Giskdan
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