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Don Juan Tenorio (TV)

Drama. Comedia Adaptación de la obra homónima de José Zorrilla para el programa de televisión Estudio 1. Don Juan Tenorio es un caballero pendenciero y un seductor empedernido que recurre a toda clase de métodos para conquistar a las mujeres y, después, abandonarlas a su suerte. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
2 de noviembre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Correctísima adaptación para la televisión (en el emblemático programa Estudio 1 de TVE, donde se emitieron varios "Tenorios") de la legendaria obra de José Zorrilla (1844), tan hija de su tiempo, tradicionalmente representada en pueblos y ciudades de España el Día de Todos los Santos y la víspera, costumbre que se ha ido perdiendo con el paso de los años, aunque en algunos lugares se mantenga aún, o se haya rescatado.

Se trata de una versión muy fiel y prácticamente literal (la inmensa mayoría de pasajes y frases pueden leerse a la vez en el libro), tan literal que, sinceramente, se hace un poco larga (135 minutos, y teniendo en cuenta que omiten dos o tres escenas y algún que otro párrafo). La puesta en escena es estática, muy teatral, y salvo unos pocos primeros planos, parece que estemos ante un escenario.

El valor de esta adaptación radica en, además de su fidelidad al texto original, en las impresionantes actuaciones de todo el reparto, pero especialmente las del "trío protagonista", esto es, Paco Rabal, Fernando Guillén y Concha Velasco. Rabal compone un Don Juan Tenorio evidentemente seductor y truhán, mas malencarado e imponente con la inconfundible y poderosa voz del enorme actor murciano; sus miradas, gestos y emociones resultan totalmente creíbles. El magnífico Guillén, otro de "nuestros" grandes actores, resulta imponente e igualmente verídico encarnando a Don Luis Mejía, otro pendenciero galán, amigo y rival del Tenorio. La gran Velasco como Doña Inés de Ulloa, la prometida de Don Juan, resulta bella y espléndida además de transmitir su enamoramiento y su desgracia.

Con evidentes limitaciones de presupuesto palpable en ciertas escenas y situaciones, ello no le resta calidad ni interés; al contrario, demuestra una vez más que con cuatro duros se puede hacer una adaptación casi extraordinaria si con excelentes actores y actrices se cuenta. Siempre me pregunto con lamento por qué en España ya no se hacen producciones de este tipo, pero por otra parte me pongo a pensar en cómo sería en la actualidad, con las interpretaciones de, por ejemplo, Hugo Silva, Alex González, Blanca Suárez y etc, y me entra la risa, por no decir otra cosa. Mejor no hacer nada.

++++

"Mas es justo: quede aquí
al universo notorio
que, pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de Don Juan Tenorio"
Ferdin
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28 de junio de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto si es cine. Esto es una maravilla que un genio de la literatura como José Zorrilla nos regaló. Por supuesto queda algo inocente con respecto a la forma de pensar actual, pero cada palabra; cada verso es un homenaje al castellano. Se me saltaron las lágrimas viéndola en plena noche. Disfrutando con el cortejo falso de Rabal a la joven e inocente novicia (Conchita Velasco). Por supuesto; el verdadero protagonista y el mejor de toda la obra es el grandísimo y guapísimo Paco Rabal que eclipsa a todos, salvo a Juanjo Menendez, que hace de Tichin de forma notable y que demuestra la seguridad y el buen hacer de este secundario de lujo que me ha enamorado. Tanto es así que no podía quitar ojo de su forma de actuar a pesar de que el reloj rondaba ya las dos de la madrugada.

Hacía el final acaba cansado porque Rabal no calla ni después de muerto (Literalmente). Y aunque cierto es que la última media hora se me hizo cansina, la primera parte de la obra me volvió loco. Cada frase un regalo, cada actuación una maravilla. Tan sólo me chirrió la actuación de la actriz que hace de lacaya de la amada de Don Luís que quizás no estuvo a la altura. No esperaba esta peli, ni siquiera sabía que la emitían y nunca antes había leido nada de José Zorrilla. La encontré de casualidad y me afané en verla con la mejor de mis disposiciones. Es bellísima. Conchita Velasco es una pedazo de artísta y sólo puedo poner una pega a este film para televisión de Pérez Puig: Es un tanto extensa. Lo demás perfecto.

Paco Rabal, Concha Velasco y Juanjo Menendez sois de lo mejor que he visto en cine español. Por actores como vosotros el cine se elevó a la categoría de arte ¡¡Gracias!!

Curiosidad: La frase de convidado de piedra que se dice alguna que otra vez, se acuñó a raíz de la invitación por parte de Don Juan al comendador, padre de D. Inés. (El comendador es mármol, ya que se le ha dado muerte).
axlyerin
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17 de abril de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cosa es la obra y la otra su adaptación a televisión. La obra en sí, apoyada en un insuperable elenco, resulta una maravilla, donde Rabal parece estar poseído por el espíritu de Tenorio. Actores de primera línea que todos los que tenemos unos años recordamos.

Pero la realización es otro tema. Si bien tiene una buena ambientación, muy de aquellos años, con interiores llenos de cachivaches castellanos- arcones, candelabros, puertas y vajilla - hay planos que realmente desconciertan, como si diese miedo mover la cámara o variar el enfoque. En una de las escenas más famosas de la obra- la del sofá- el realizador hace un primer plano de Rabal que impide ver el rostro de Doña Inés (Concha Velasco) cuando la está seduciendo con su lengua viperina. ¡No ves la cara de ella! Y cuando lo corrige, a mitad de escena, quizás ya es tarde. Igual ocurre con el último acto, con un primerísimo plano de Rabal -ni que fuese Leone - mientras se oyen las voces de los fantasmas y demás. Quizás fuesen falta de medios o como resolver en imagen el semi-monólogo, pero queda realmente raro. No creo que Zorrilla, cuando escribió la obra, pensase en primeros planos para sus actores. Todo el tema gestual del cuerpo desaparece de un plumazo. Por suerte, alguien tan inmenso como Rabal, supo salir del embrollo.

Con todo, por la magnitud de obra y reparto, se ve con delectación. Pero no ha envejecido bien.
Quinto Sertorio
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17 de noviembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
392/14(15/11/21) Con motivo del reciente 20 Aniversario (20/Agosto/2001) del fallecimiento del mítico actor murciano Francisco Rabal Valera, más conocido como Paco Rabal, me he decidido a ver algunas de sus actuaciones más escondidas, y me he encontrado con esta del legendario Don Juan Tenorio que hizo para la icónica serie de RTVE de adaptaciones teatrales ‘Estudio 1’, hace 55 años, obra que además he visto empujado por esa sana costumbre que ya se ha ido perdiendo, de asistir a una representación en la Noche de los Muertos (la del 31 de octubre al 1 de Noviembre), de este relato drama romántico escrito por José Zorrila, publicado en 1844, sobre un personaje creado (eso se dice) por Tirso de Molina en “El burlador de Sevilla” y “Convidado de piedra” den 1630. Aquí el director y guionista Gustavo Pérez Puig hace una adaptación muy fiel a los escritos (solo se pierden un par o tres de escenas), tratando los temas inherentes donde se critica el machismo, el código de honor, la arrogancia, el nihilismo, el fanatismo religioso, y sobre todo se alaba el amor como fuerza para redimirnos. Pero esta fidelidad termina siendo su mayor defecto, pues los tiempos teatrales no son los de la televisión, y me refiero a que su duración es demasiada en 135 minutos, estirándose y llegando con ello a hacerse pesada en su oratoria redundante en algunos tramos, no habiendo pausa para reciclar lo oído, esto aderezado por una puesta en escena más plana que un folio, todo muy de las tablas, con apenas algún primer plano, que encima resulta chirriante por su arbitrario manejo (epítome la escena del sofá entre Doña Inés y Don Juan). No hay más asidero que el verbo y por supuesto las actuaciones. Pero esto lo menciono por hacer ver lo pejigueras que soy.

Posee un trío protagonista sensacional, en las figuras totémicas hispanas de Fernando Guillén Cuervo como el antagonista, Concha Velasco en el rol de la enamoradiza novicia Doña Inés de Ulloa, y sobre todo Paco Rabal mimetizándose con emoción desbordante en el pícaro seductor homérico Don Juan Tenorio. Un Rabal que a sus fabulosos 40 años inunda la pantalla con su poderoso carisma, un Titán que apabulla con su labia viperina de verso constante, con su voz agrietada te corta, fascinante en sus diálogos, en sus réplicas y contra réplicas, en sus conmovedores monólogos en los que la fibra sensible le estalla en lagrimeo natural, arrollador en su temple, en sus artes de cortejo a Doña Inés, Imperial en sus enfrentamientos con rivales, con una mirada que arrasa, con una expresividad que hace que este gañán empatice con el espectador; Concha Velasco con 27 años da muy bien con su belleza mezclada con inocencia con su papel de obnubilada por la palabrería de manipulador de Don Juan, hace veraz su arco de desarrollo; Fernando Guillén Cuervo da luz con gallardía y fuerte carácter a Don Luis Mejia, el doppelganger de Don Juan, dos caras de la misma moneda, brillante en sus tremendos ententes, toda una delicia para el espectador oírlos combatir dialécticamente; El que se hace un hueco entre los tres es un notable Juanjo Menéndez como el ladino Tichin, criado de Don Juan, sabe embestir de mundo interior a su algo marginal personaje, demostrando que no hay papeles pequeños, si no buenos y malos actores.

Me queda un excelente acercamiento a una de nuestras míticas obras, mejorable es, pero aun con sus defectos, me ha sido degustable, sobre todo por un majestuoso Paco Rabal. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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10 de febrero de 2017
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"Llamé al cielo y no me oyó, y más sus puertas me cierra, de mis pasos en la tierra, responda el cielo, no yo".

Frase celebre de Don Juan Tenorio. Y algo así le debió pasar al que ideó esta adptación. Intentó llamar al cielo de las letras españolas del siglo XIX y nadie le contestó. Nada, y repito, nada de esta adaptación es bueno. Partían del aprobado, pues una historia como la de Don Juan Tenorio de Zorrilla, con esos versos y esa intensidad, siempre tiene un cinco de partida. Los actores, los decorados, el vestuario y todo es un fracaso. No están a la altura del épico drama sevillano.

Poniendo en contexto, esta versión sirvió para acercar al gran público la obra de Zorrilla y cultivar un poco más a la sociedad española. Sin embargo, ese valor ya no lo tiene. Quien no adquiera cultura hoy en nuestros días es únicamente porque es un zopenco. Y para consumir a Don Juan Tenorio nada mejor que leerlo. Pero si alguien quiere disfrutar del séptimo arte y de la historia de Don Juan, esta versión no sirve. Mil veces mejor "Don Juan Tenorio" (1952), dirigida por Alejandro Perla y con decorados y vestuario de Dali.

El título es el mejor resumen y la mejor crítica que se le puede hacer a esta obra. Es una adaptación más.
Calvero
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