A dos metros de ti

A veces sienta bien sentarte en frente de una pantalla para tomar consciencia de lo afortunados que somos.

Ésta es una de esas películas que te hacen eso: tomar consciencia. ¿De qué?, os preguntaréis. Pues la respuesta es tan simple, tan poca cosa, como de poder respirar y, por ende, existir y, por supuesto, de estar vivo, viviendo.

Y es que el ser humano tiende a naturalizar todo aquello que puede hacer sin pararse a valorarlo de verdad.

El gran error de la sociedad: no saber lo que uno tiene hasta que lo pierde. Ya decía Savater aquello de que la alegría era eso que reconocemos por el ruido que hace al marcharse. Y cuánta razón.

Da pena, muchísima pena, tener que escribir sobre este tipo de cosas porque una película te ha dado un golpe de realidad: de que no tienes motivos aparentes, ni lo suficientemente complejos, por los que quejarte a diario, como solemos hacer. Que la vida son suspiros y, cuando menos te lo esperas, llega el último y te has pasado más de la mitad de ellos sin apreciarlos. Sin apreciar nada a tu alrededor. Sin apreciar que estás vivo y que, sólo por eso, ya merece la pena ser feliz.

Esta película gira en torno a dos grandes ideas: el amor y la muerte. Yo siempre me he cuestionado acerca de los dos grandes motores de nuestra vida. El amor y la muerte. La muerte y el amor. Todo ese entramado y vaivén de emociones.
Y es que... ¿qué pasa cuando se abrazan el amor y la muerte?, ¿se muere el amor?, ¿o se enamora la muerte?

Tal vez la muerte morirá enamorada y el amor amaría hasta la muerte.

Solo gracias.

Una pareja de jóvenes. Los dos con enfermedades terribles. Una relación que inicia con frivolidades de la hostia y termina con los tortolitos como almas gemelas. ¿Dónde había visto eso?

“Five Feet Apart” es eso, pero por lo menos tiene algunos aspectos para destacar, como la gran Haley Lu Richardson. Ella vive el papel al máximo, gran sentimentalismo y fuerza, y es ella quien en realidad salva la película, porque si me pongo a hablar de Cole Sprouse termino mal. Es decir, el chico no cambia de cara en toda la película y su interpretación es extremadamente seca, sin emoción, pero bueno, como en todas las pelis románticas, si es guapo se le perdona.

Otro aspecto que me sorprendió agradablemente fue la fotografía. Los planos creaban una conexión formidable entre los personajes y todo a su alrededor; y en ocasiones expresaban incluso más que Sprouse (vale, ya paro). Destacaban la reflexión sobre el cuestionamiento que plantean los personajes, la efímera vida, que en algún momento va a acabar y ellos lo saben.

El resto, puros clichés clásicos y escenas “emotivas” que buscan sacar una que otra lagrimilla al espectador. La película no es mala, pero como es algo que ya hemos visto una y otra y otra vez en todas las pelis románticas de jóvenes con algún tipo de enfermedad, termina resultando pesada, y si la llegas a ver, seguro más de una vez dirás: “Esta la ya ví.”

En primer lugar, voy a hablar un poco sobre la fibrosis quística para los que quieran ampliar un poco sobre esta enfermedad. Es una enfermedad hereditaria autosómica recesiva, la más frecuente en la raza caucasiana, con una incidencia que varía entre 1:2000 y 1:6500 recién nacidos. Se debe a una mutación un gen, todos tenemos dos copias de este gen, para que se produzca la enfermedad debes tener mutadas las dos copias. Debido a su gran prevalencia se están realizando varios estudios para el tratamiento de esta, como la terapia genética.

Actualmente el trasplante es obligatorio en esta enfermedad. La supervivencia media de los trasplantes bilaterales del 60 % a los 5 años. Pero la patología con mejor supervivencia de los trasplantes es la fibrosis quística, con una supervivencia media de 8,5 años, pero está influenciada por el tipo de trasplante y la edad. Otro dato tener en cuenta que los segundos trasplantes no tienen tan buen pronóstico.

La clínica, como el tratamiento de los síntomas de estos pacientes, lo dejan bastante claro en la película, por lo que voy a centrarme ahora en los aspectos fílmicos.

La historia de adolescentes con enfermedades terminales esta en auge en estos momentos con buenas películas como “Bajo la misma estrella”, “Quiero comerme tu páncreas”, y otras no tanto como “Amor a medianoche”. Lo que diferencia a un grupo de otras es que si tienen más que ofrecer que una historia triste y desgraciada. El problema de esta película es que no logra más allá de contar como se conocieron dos personas con fibrosis quística y se enamoran, cuya personalidad son unas pocas pinceladas. Me sentí mal por los personajes, ya que es una enfermedad real que afecta a cientos de jóvenes, pero no logré conectar con ellos como si lograron las otras obras que he mencionado antes. Porque tenga una enfermedad terminal, no es justificación para que no haya un crecimiento de personaje, en la película alemana “El día más hermoso”, uno de los personajes tiene fibrosis, pero gracias a todo lo sucedido en la película, le coges cariño.

En conclusión, me hubiera gustado conocer un poco más de los personajes, pero la película es entretenida y tiene momentos muy románticos y bonitos pero cuando acabó tuve la sensación de que solo busca la lágrima al espectador y nada más.

Titulada A dos metros de ti (Five Feet Apart, 2019), aunque cuando se nos muestra el título en pantalla pone A dos pasos de ti, es la ópera prima de Justin Baldoni como director de largometrajes. Actor, guionista, productor y director de series y cortometrajes, Baldoni empieza en la silla de realizador con un tema fuerte en el cine. El romance juvenil en un hospital con enfermedad de por medio. Un tema espinoso, pero con un guión muy interesante y bien tratado lo ha sabido llevar a la gran pantalla de manera notable. Eso sí, hay una previsión de lágrimas del cien por cien, al estilo de Bajo la misma estrella (2014), por lo tanto los pañuelos son necesarios tenerlos a mano. El filme, no tenía ni idea hasta que he visto los créditos finales, está inspirado en hechos reales, en concreto, en la relación de Dalton y Katie Prager, ambos pacientes con la enfermedad llamada fibrosis quística. Si os resumo un poco la trama de la cinta ya es para echar la lagrimilla. Stella tiene diecisiete años, padece fibrosis quística y pasa gran parte del tiempo en el hospital. Un buen día conoce a Will, y aunque desde un principio no se lleven bien, acabarán creando un vínculo muy especial entre ellos. Cuenta con un buen reparto, con una bonita pareja protagonista formada por Cole Sprouse (la serie Riverdale) y Haley Lu Richardson (Support The Girls) que interpretan unos muy creíbles personajes, sin duda. La mencionada "Bajo la misma estrella" puede tener más tirada y renombre por los actores en su reparto y tal, pero la que ahora nos ocupa no tiene nada que envidiar a aquella. Junto a estos dos actores podemos ver, entre otros, a Claire Forlani (la serie Hawai 5.0), Parminder Nagra (Por 13 razones) y Moises Arias (Dando la nota 3). La verdad es que prefiero ver una comedia antes que un drama, pero como había leído buenas referencias del film (en Estados Unidos se estrenó a mediados de marzo en las salas de cine y en España se ha estrenado a principios de septiembre, siete meses de diferencia, casi nada) y los actores me atraen para su visionado, le he dado una oportunidad. El resultado no ha podido ser más satisfactorio, aunque haya logrado tocarme fuerte la fibra sensible. Muy recomendable, pero como he dicho más arriba, los pañuelos van a ser necesarios. Drama a la vista. Mi nota final es de 8/10.

Una historia de amor conmovedora de dos adolescentes con fibrosis quistica, un trastorno respiratorio genético crónico con una corta esperanza de vida. Los pacientes con esta enfermedad deben mantener al menos 2 metros de distancia entre sí para evitar una infección cruzada peligrosa, un desafío muy grande para un par de jóvenes de 17 años que se enamoran por primera vez y que conviven en un hospital.

Un romance "prohibido" que consigue darnos una perspectiva de algo tan dramático como es el entusiasmo por la vida y la aceptación de la muerte. Los guionistas Mikki Daughtry y Tobias Iaconis consiguen darle la vuelta a lo que puede parecer el típico romance adolescente en una película muy sensible y profunda. La idea partió de el director Justin Baldoni (Jane the virgin) quien dirigió un documental sobre Claire Wineland, una joven con fibrosis quística en la que contaba sus experiencias en YouTube, y que participó como consultora para el rodaje del film antes de morir en 2018.

La excelente actuación de Haley Lu Richardson, una chica muy prometedora vista en "Columbus" nos ofrece una compleja gama de emociones que nos harán sacar el pañuelo unas cuantas veces. Ella es Stella una adorable joven con una gran ansia por vivir y que cumple a rajatabla todo lo que los médicos le dicen. Pero todo cambia cuando aparece Will un nuevo paciente con la misma enfermedad con aire melancólico y muy pesimista que se ha ofrecido a un ensayo experimental de antibióticos. Al principio chocaran por sus caracteres opuestos, pero pronto saltará la chispa....

Cole Sprouse (Riverdale) es Will, Moises Arias es Poe y un papel muy simpático juega la enfermera Barb (Kimberly Herbert Gregory).

No puedo decir que se pase un buen rato con estas películas, pero de vez en cuando nos viene bien tomar conciencia sobre este tipo de enfermedades graves y apreciar mas la vida que tenemos.
Destino Arrakis.com