Lo dejo cuando quiera

Carlos Therón vuelve a la comedia más dura en su nuevo trabajo, en el cual se ha juntado con unos nuevos guionistas, Cristóbal Garrido y Adolfo Valor. La cinta es una remake de la película italiana “Smetto quando voglio”. Durante todo el metraje se van combinando drogas, universitarios y discotecas, todo ello servido con un reparto de lo más variopinto. Entre los anteriores trabajaos del director podemos destacar “Es por tu bien”, “Impávido” y “Fuga de cerebros 2”.

Nos cuenta la historia de tres profesores universitarios, amigos desde su juventud, que dieron todo por sacarse sus estudios y eso les hizo perderse muchas noche de fiesta. Cuando se dan cuenta que sus vidas están hechas polvo, deciden convertirse en traficantes vendiendo unas pastillas, que en realidad son un complejo vitamínico, que ofrece unos efectos secundarios de lo más sorprendentes.

La película funciona sobre todo gracias a su dinámico reparto, por un lado están los tres protagonistas, Ernesto Sevilla está brillante y cada frase que dice es una auténtica locura, David Verdaguer y Carlos Santos también están a un gran nivel. Pero sobre todo es una cinta donde los secundarios tienen un papel esencial, Ernesto Alterio es la gran sorpresa, hace el papel del dueño de la discoteca donde se vende la droga, sus continuos toqueteos con los protagonistas están geniales. Pedro Casablanc, como rector de la universidad y la pareja formada por Gracia Olayo y Luis Varela como los padres de Elegio completan el reparto.

Me gusta mucho que una película española sea capaz de demostrar la realidad más sangrante de la crisis tanto económica como social, todo lo que vamos viendo funciona gracias al ritmo que impone el director, empieza muy bien y aunque es muy complicado mantener ese nivel hasta el final, no decae en su objetivo, las risas están aseguradas y una vez más volvemos a observar que el nivel de la comedia en España no tiene nada que envidiar al de otros países.

Lo mejor: El reparto en general
Lo peor: Va de más a menos ya que es muy difícil mantener el nivel durante toda la película

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No entiendo en absoluto la valoración de algunos críticos especializados, creo que ni si quiera vieron la película, mucha gente abandonaba la sala antes de acabar la proyección, con este argumento se podría haber sacado un mejor partido, hay actores que no están a la altura de su categoría. una pena, ya que me esperaba al menos echarme unas risas. una decepción total.

Esta película me ha hecho recordar cuando tenía veintipico años y mi padre se pensó que traficaba con anfetaminas porque encontró una bolsa con 20 o 30 pastillas en mi habitación. Fue todo un malentendido, pero hubo que echar mano del Vademecum para demostrar que eran unas inocentes pastillas para la acidez de estómago.

No es del tipo de películas que me atrae para ir al cine, pero al final he caído porque me cae bien Ernesto Sevilla, el Bradley Cooper español. Ahora, una cosa es que me caiga bien y otra que quisiera verlo en pelotas. Que también, ¿por qué no?

No voy a entrar en mucho análisis porque no es más que una comedia disparatada sobre tres treintañeros cuyo reparto de personalidades se basó en "Resacón en Las Vegas" y que, dando por perdida la batalla de superar la inmadurez, intentan al menos superar la pobreza. Se meten a peces fuera del agua, hilarity ensues. Evolución de personajes, cero, incluso alguno se pierde por el camino. Aunque la principal queja es que podrían haber intercalado algo de núcleo emocional al asunto, que ni siquiera parece que sean amigos. Y la sección femenina, bueno, al menos no todas ejercen de trofeo.

Gustará a: Walter White, profesores de matemáticas, emprendedores
No gustará a: bailarines de bachata, unicornios, rectores

Los que me leen por aquí hace más de diez años sabrán de sobra que la comedia no es mi fuerte, que le vamos a hacer, donde haya un asesinato, que se quite una risa. Yo soy así. De ésta manera, cuando recomiendo una comedia es que debe ser muy divertida e interesante.

Carlos Therón mama de varias fuentes, en Lo dejo cuando quiera, he visto partes de Full Monty, Breaking Bad o Resacón en Las Vegas y ojo, no lo veo para nada mal. Quizás si le preguntásemos a los grandes directores de la historia te dirían que se inspiran en otras personas. Una cosa es coger referencias y otra muy diferente copiar ranciamente, cuyo caso no es el que nos trae aquí.

El trío protagonista está muy bien escogido, quizás el que más sobreactúa y el menos gracioso, al menos para mí, es Carlos Santos. Y el más grandioso sin dudas, Ernesto Sevilla, cada palabra que sale de su boca, cada gesto que hace es suficiente motivo para pagar una entrada de cine y disfrutar como un enano. La trama es muy entretenida y divertida a la vez, menos mal que no se tarda mucho en poner al espectador detrás del hilo conductor de la historia y enseguida situamos personajes y situaciones.

Del trío femenino me encantan todas, en especial la gracia innata que desborda Miren, aunque no lo quiera. Cristina Castaño tiene un papel corto y no entiendo que se muestre desnuda en una escena forzada y que no lo necesitaba. Y Amaia Salamanca con la cual me saqué una foto hace casi 10 años, la he encontrado muy delgada y desfigurada para el bellezón al que nos tiene acostumbrados.

Yo me lo he pasado muy bien, en especial en el primer tercio, cuando descubren los efectos de las pastillas, después pierde un poco de fuerza a medida que avanza el entramado. El personaje alocado de Ernesto Alterio me ha encantado, es muy complicado ejercer de villano simpático sin quedar ridículo o sin interés y él evita ambas cosas.

Lo dicho, una de las comedias del año sin dudas.

Es cierto que te saca un par de carcajadas pero hay que reconocer que es una película mala. Es todo muy inverosímil, demasiado gratuito. Tres chicos que dedicaron su juventud plenamente a los estudios, están sin trabajo por los efectos de la crisis (entre otras cosas) y deciden aprovechar las habilidades en el mundo de la química de unos de ellos para hacer fortuna. Como si se tratara de una versión cutre y cómica de "Breaking bad". Lo mejor, el "malo" de la película, Ernesto Alterio.