Un arduo camino

Tal vez saboteando información al espectador, pretende incentivar interés... Y aún admitiendo que tiene cierta sensibilidad en su minimalismo, no me ha llegado.

Esa fuerza que desea imprimir a través del deporte, casi resulta malsana, cruenta y escabrosa. A mi me lo parece. No creo que el logro de metas te convierta en alguien más feliz.

No evoluciona bien, se sume en la tristeza y de alguna manera, esa misma melancolía la transmite al espectador, por lo menos a mí me ha sucedido. Avanza sumida en la desolación.

Un arduo camino no es nada del otro mundo. No es innovadora, vamos.
Típica historia de buen chaval que viene de familia conflictiva y que aún así lucha por sus sueños con todas sus fuerzas y a pesar de las dificultades emocionales y familiares.
Nada nuevo, lo hemos visto mil veces, pero funciona porque la película es entretenida y correcta, y porque ahí están Levi Miller y un breve pero intenso Jason Isaacs haciendo un buen trabajo para convertir sus estereotipados personajes en roles reales y cercanos para el público.
Nada especial, pero no provoca arrepentimiento ni vergüenza por haberla visto.

Se traduce de alguna manera, en diversas fórmulas de incomodidad transmitidas al espectador. No me ha llegado, tiene un componente malsano. Es triste, y evoluciona mal. Sin positividad; donde todos en su entorno familiar sufren.

Benjamín Lane, necesita competir y sabe que es la manera de escapar, aunque no se plantea si de verdad es la salida que necesita, simplemente entrena en natación sin pensar, huyendo de su entorno hostil, con la esperanza de acudir alas Olimpiadas.

En todo momento se alimenta del pesar y la culpa... y llega un momento que agobia por la poca esperanza y las salidas ficticias a una situación que aporta poco real a la complejidad del problema que presenta.

Con madera de cine de clase B -ese tipo de películas generalmente de bajo presupuesto cuyas pretensiones son modestas- y con diálogos que parecen retazos de Bestsellers de psicología barata y autoayuda (que cierto que tienen sus simpatizantes pero que a mí me dan tanta grima), Tyson Wade Johnston estrena "Streamline" directamente en Netflix.
Escrita y dirigida por el novel australiano Tyson Wade Johnston, "Streamline" (nombre que en natación se le da a una posición en la que el nadador coloca los brazos totalmente estirados, con los hombros pegados a las orejas pero que los distribuidores españoles han traducido como "Un arduo camino", lo que digo, igualito que un manual de los que te asiste para mejorar tu vida) cuenta la crisis de un adolescente aspirante a nadador olímpico que entra en pánico después de que su padre salga de prisión, justo unos meses antes de las pruebas de los Juegos Olímpicos.
De nuevo la autodestrucción y superación en el deporte toma forma en el cine, ésta vez en un largometraje vacío de sentimiento y valores artísticos.

Comencé viendo Un arduo camino porque me gustan las películas deportivas y mucho más cuando hay motivos de superación, pero con ésta me he llevado una gratificante sorpresa.

En primer lugar, el director Tyson Wade Johnston inteligentemente se centra más en lo personal que en lo deportivo. Es cierto que disfrutaremos de escenas muy bien rodadas en las piscinas a nivel técnico y de imagen, motivando unas ganas de acercarte a la playa más cercana o piscina y hacerte unos largos o simplemente disfrutar en el agua.

Pero la vida a veces tiene pequeñas, medianas y grandes trampas por el camino. Benjamin Lane dedica su vida exclusivamente a tres cosas, a entrenar natación desde muy temprano en el día, acudir al instituto y pasar tiempo con su amiga-novia Patti, hija de uno de sus profesores. Su vida parece estable, tampoco es un chico que tenga la mirada en otras cosas o sitios, vamos, lo que es una vida de sota, caballo y rey.

De la noche a la mañana, su padre sale de la cárcel y su vida sufre un auténtico giro de 180º. A fuego lento iremos conociendo los entresijos que se esconden detrás de la historia de ésta familia y por que influye tan negativamente en su vida y sus costumbres, un hombre con el que no ha tenido relación en más de 5 años.

En la mente de cada uno está el creerse más o menos la trama a raíz de la aparición del padre, allá cada uno, pero lo que es innegable, es que la vida del chico pasa de ser una coca cola, a meter muchos ingredientes en una batidora y darle al botón de ON.

Evidentemente todo afectará a cada una de sus prioridades y decisiones. Aquí tendrá que demostrar no sólo a qué le da más importancia, sino a quienes.

Muy bien rodada y planificada. Excelente los tiempos y formas para ir desarrollando la historia a fuego lento sin que el espectador se pierda y pueda entender no sólo lo que no se había contado, sino el resultado de ese odio hacia una persona que a priori no causa rechazo en el espectador.

Muy recomendable.