Comencé viendo Un arduo camino porque me gustan las películas deportivas y mucho más cuando hay motivos de superación, pero con ésta me he llevado una gratificante sorpresa.

En primer lugar, el director Tyson Wade Johnston inteligentemente se centra más en lo personal que en lo deportivo. Es cierto que disfrutaremos de escenas muy bien rodadas en las piscinas a nivel técnico y de imagen, motivando unas ganas de acercarte a la playa más cercana o piscina y hacerte unos largos o simplemente disfrutar en el agua.

Pero la vida a veces tiene pequeñas, medianas y grandes trampas por el camino. Benjamin Lane dedica su vida exclusivamente a tres cosas, a entrenar natación desde muy temprano en el día, acudir al instituto y pasar tiempo con su amiga-novia Patti, hija de uno de sus profesores. Su vida parece estable, tampoco es un chico que tenga la mirada en otras cosas o sitios, vamos, lo que es una vida de sota, caballo y rey.

De la noche a la mañana, su padre sale de la cárcel y su vida sufre un auténtico giro de 180º. A fuego lento iremos conociendo los entresijos que se esconden detrás de la historia de ésta familia y por que influye tan negativamente en su vida y sus costumbres, un hombre con el que no ha tenido relación en más de 5 años.

En la mente de cada uno está el creerse más o menos la trama a raíz de la aparición del padre, allá cada uno, pero lo que es innegable, es que la vida del chico pasa de ser una coca cola, a meter muchos ingredientes en una batidora y darle al botón de ON.

Evidentemente todo afectará a cada una de sus prioridades y decisiones. Aquí tendrá que demostrar no sólo a qué le da más importancia, sino a quienes.

Muy bien rodada y planificada. Excelente los tiempos y formas para ir desarrollando la historia a fuego lento sin que el espectador se pierda y pueda entender no sólo lo que no se había contado, sino el resultado de ese odio hacia una persona que a priori no causa rechazo en el espectador.

Muy recomendable.