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Doce hombres sin piedad

Drama. Intriga Los doce miembros de un jurado deben juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto. (FILMAFFINITY)
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Críticas 355
Críticas ordenadas por utilidad
13 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No recuerdo una película en blanco y negro que haya envejecido mejor.
Desde el primer momento consigue conectar con el espectador, con una presentación impecable y unas actuaciones soberbias. Es cierto que Henry Fonda esta excelso, pero ninguno de los demás actores desmerece.
Posiblemente lo más meritorio del reparto es que no sobra ningún actor, todos aportan matices distintos, que se complementan y representan de forma fidedigna los distintos estereotipos de la sociedad, es realmente fácil identificar personajes cotidianos entre ellos.
Es una verdadera hazaña como la película mantiene el ritmo en todo momento sin salir de una habitación ni recurrir a florituras visuales, tan comunes hoy en día, que no hacen más que añadir metraje innecesario.
¡Ojo! Que hay películas como "El Renacido" que merece la pena verlas solo por la fotografía, pero creo que es mucho más meritorio y difícil contar una historia sin mas recursos que la palabra. Una verdadera proeza que no es común hoy en día, y que hace que como he leído en otras criticas queramos estar dentro de esa sala
La mayoría de las películas actuales aportan mero entretenimiento. "12 Hombres sin piedad" , no solo entretiene, si no que consigue hacernos reflexionar, y en mi humilde opinión hacernos mejores personas al mostrarnos lo cargados de prejuicios que estamos y como a veces uno solo, no puede tomar la decisión correcta, por muy seguro que esté.
MaeseMark
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6 de diciembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como diría Henry Fonda durante la película, él solo trataba de debatir sobre una duda razonable, pero en realidad no cabe ninguna duda: "Doce hombres sin piedad" es una película fantástica. Cruda a la par que reflexiva, tranquila a la par que ácida y crítica. Su fuerza no se basa en el aspecto visual, sino que se interna en temas profundos invitando a la reflexión, casi rozando el dilema moral. No hay más que un escenario y apenas tres melodías, pero no se necesita más para desarrollar su excelsa trama.

La base para el inicio de todo es un juicio y un jurado popular formado por doce hombres. No nos engañemos, el juicio no es más que una excusa vehicular para lo que viene después y es verdaderamente importante: la deliberación del jurado y su veredicto. Del juicio en sí no vamos a ver más que cinco minutos introductorios (y son del final del mismo), en la hora y media de película que sigue veremos las opiniones, pareceres, conflictos y desacuerdos de los doce personajes.

La facilidad con la que se observa cómo un grupo de personas puede ser tan heterogéneo es maravillosa. Tenemos a la voz de la razón, al que cree tener la verdad absoluta sobre y ante todo, al perfil bajo que simplemente se adapta a los demás, al frívolo que solo piensa en largarse de allí, al que no puede dejar de pensar ni un minuto en su trabajo... Tantas personalidades como personas hay en la sala y una buena muestra de la variedad que existe en la sociedad.

Como es lógico en un grupo así surgen conflictos (aunque al inicio parezca que no será así) y es ahí donde "Doce hombres sin piedad" se luce completamente. Mediante unos brillantes diálogos y diversas "investigaciones", las escenas se van sucediendo y todo se va transformando. Cada uno de los doce hombres tiene su momento de gloria, su aportación al debate, a ese conflicto que se genera. Obviamente unos más que otros, pero esto es algo completamente lógico dada la naturaleza social humana antes comentada, ¿acaso a priori una persona impertinente no se hace notar más que alguien tímido? ¿Un engreído y prepotente más que alguien humilde? Aquí ocurre igual.

En este sentido los personajes de Henry Fonda o Lee J. Cobb (cada uno en su antípoda) tienen más protagonismo que, por ejemplo, el personaje de Jack Klugman, pero esto no quiere decir que los que aparecen menos a lo largo del metraje estén de relleno. Todos y cada uno de ellos cumple su papel y al final de la película los espectadores podrán reconocer su personalidad característica y su aportación al conflicto/veredicto sin ningún problema. Y eso tiene mucho mérito.
SaintSinner
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21 de diciembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo me debo y suscribo ante la verdad, lo que es, aquello que no admite discusión, una de las muy pocas cosas absolutas en esta vida, “12 Angry Men” es una de las muy selectas películas que pertenecen a ese muy exclusivo grupo de obras absolutas; podemos tener diferencias, como es natural y lógico acerca de cuál es la mejor del privilegiado grupo, lo que si no admite discusión alguna es la calidad y bestialidad de esta rotunda obra maestra, es increíble, maravillosa, cuidada, perfeccionista, milimétrica y lo mas trascendental honesta, es una reflexión acerca de la verdad, es el discernimiento constante a la cual todos nosotros como humanos estamos sometidos, es la verdad razonada fundamentada en la duda y que se construye con argumento y propósito, la duda, las decisiones sujetas al imperio de la moral y la ley, se construyen de manera perfecta en esta obra netamente reflexiva acerca de la verdad, de la duda y sobre todo de la contradicción perenne que somos nosotros, seres de constante duda y contradicción, inconformes, irracionales y abstractos; también es respetuosa, porque es capaz de enarbolar una línea argumental sin insultos ni improperios, además es consciente, lúcida y clara en todos sus puntos de vista; Lumet recrea una reflexión constante y sostenida acerca de la verdad, se permite dudar y lo mas importante, lo hace de manera coherente y cívica, con decoro y sencillez, sin pomposidad ni exceso de presupuesto, es una Maravilla, es una obra maestra del cine e imprescindible para todos nosotros.

Es necesario destacar a Henry Fonda, bueno su calidad es incuestionable, pero en esta película cualquier adjetivo calificativo es quedarse corto, trabaja con delicadeza, milimétrico y sobre todo profesional, se mete en su papel, lo adora, lo ama, él se cree su papel y si todos nosotros amaramos la humanidad como Fonda adora su rol, no tuviésemos mucho de los problemas que aquejan nuestra muy vulnerable sociedad; al terminar esta maravilla solo pude decir “Henry que Pedazo de Crack” y no es para menos, actuación memorable, de verdad es un actor fabuloso.

El Guion, bueno muchísima razón tenia el maestro Alfred cuando dijo que lo mas importante del cine es un buen guion, y si tenemos duda sobre eso (más si es razonable), los invito a ver esta película, donde queda evidenciado que un guion correcto, trabajado, sincero y puntual es capaz de sostener por si solo una película sin necesidad de grandes inversiones monetarias, sumado a ese guion, una dirección genial y un actor de lujo las probabilidades de éxito están casi garantizadas, Obra Maestra total y absoluta.
Cepeda
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15 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las mejores películas del cine americano de todos los tiempos. No hay discusión.
Un ejemplo de "thriller" psicológico que aún hoy no ha sido igualado ni en lo ambicioso de su planteamiento ni en su claustrofóbica y eficaz puesta en escena y, ni mucho menos, en la intensidad de su texto dramático.

En poco más de tres sesiones, la fiscalía y el juez han dado por finalizado el juicio al que someten a un joven chicano acusado de asestar varias puñaladas mortales a su padre. Sólo queda que los doce miembros del jurado, elegidos al azar entre ciudadanos de todos los estratos sociales sin perjuicio de su profesión, credo político o religión, refrenden el veredicto de culpabilidad, lo que casi con toda probabilidad y de acuerdo a las leyes vigentes se traducirá en una condena de muerte. En principio, casi como si se tratara de un mero trámite, la decisión del jurado es casi unánime: culpable.
Sin embargo, el miembro al que en adelante conoceremos como "N.º 8" se opone a cerrar el debate en apenas unos minutos planteando la posibilidad de que exista una duda razonable que pueda beneficiar al reo. Para unos, el acusado merece ser condenado por el hecho de ser pobre y de pertenecer a una minoría racial, para otros, su edad y vehemencia personifican los defectos de una juventud incapaz de aceptar las normas impuestas por sus mayores, lo que debe ser corregido mediante la fuerza bruta.

El origen de esta obra capital se encontraba en el teatro, siendo una pieza escrita para la escena por el dramaturgo Reginald Rose, que lograría convencer a los ejecutivos de la CBS de una adaptación para la pequeña pantalla, la cual fue realizada por un Sidney Lumet de tan sólo 29 añitos que ya se perfilaba como uno de los jóvenes valores de la que en adelante sería conocida como "la generación televisiva", formada por un grupo de aspirantes a directores de cine entre los que se contaban Alan J. Pakula, Sidney Pollack o Arthur Penn.
Tras esa primera emisión saldada con relativo éxito de audiencia, Rose tardó más de tres años en convencer a la poderosa MGM de la viabilidad de un proyecto de largometraje, lo que implicaba aumentar su duración y respetando la totalidad del texto original. Uno a uno fueron convocados los doce actores principales, algunos de los cuales ya formaron parte del reparto original, y finalmente se logró persuadir a Henry Fonda para que diese vida al protagonista, al tiempo que ejercía, por primera y única vez, de productor ejecutivo, para así contribuir a despejar las dudas de la MGM.

Empezamos con esos doce hombres adaptándose a la complejidad de sus personajes, hombres comunes de vidas anodinas para quienes su obligación de ejercer como jurados es un encargo que los libera de sus trabajos y preocupaciones. Pero la duda planteada por el "N.º 8" va a conseguir que, en medio de un debate que se inicia de manera indolente para ir aumentando en grados de intensidad dramática, el espectador conozca datos más que reveladores en torno a la personalidad de estos tipos a los que la dureza, los miedos, los prejuicios y las decepciones de la vida cotidiana ha desposeído de conceptos básicos como la justicia o la piedad.
Frente a ellos, el octavo miembro consigue ir levantando uno a uno los puentes sitiados por la intolerancia. Como parte de un microcosmos social mucho más grande, los otros miembros pactan alianzas tácticas entre ellos, se dividen en grupos, luchan hasta la saciedad por imponer sus puntos de vista hasta que el carácter sosegado y firme de su único oponente los convence de la necesidad de emitir un veredicto de inocencia ante la falta de pruebas concluyentes; la lucha es agotadora y las heridas son demasiadas para que esos hombres, que nunca antes se habían conocido, tengan la oportunidad de entablar algo parecido a una amistad, sin embargo prevalece el sentido de la justicia, la fuerza del hombre íntegro y capaz de luchar por sus convicciones que, al final, en uno de los únicos planos rodados en exteriores, parece mirar al Sol en busca de alivio.

Se trata del triunfo y la reivindicación del héroe, de la adaptación a los nuevos tiempos de la figura del individuo capaz de contraponer sus posiciones morales e ideológicas a las de la aplastante sociedad que le rodea.
Puede que "Doce Hombres sin Piedad" fuera de bajísimo presupuesto, pero su valía como obra cinematográfica es enorme. Sidney Lumet comienza así una trayectoria más que halagüeña con el que fue, y ha sido siempre, uno de los trabajos más poderosos de toda su carrera, amén de hacerlo en un género que siempre estaría presente, de una forma u otra, en ella: el drama judicial.

Gustavo Pérez Puig realizó para el Estudio 1 de la TVE (cuando se emitía una televisión como Dios manda, y no como ahora) una curiosa adaptación, y de gran calidad, todo hay que decirlo, de "Doce Hombres sin Piedad", donde aparecían muchas caras conocidas de nuestro cine.
Chris Jiménez
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30 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me dispuse a ver la cinta ni siquiera había visto un trailer, críticas o escenas sueltas, no; leer la sinopsis fue suficiente para querer visionarla, y la película fue exactamente lo que esperaba que fuera: brillante.

Es a los tres cuartos de hora más o menos cuando te das cuenta de que llevan toda la película en el mismo escenario, con doce hombres de los que no sabes ni el nombre, pero te da la sensación de que ya los conoces, de las personalidades que tiene cada uno; y es que con unas pocas frases que parece que no vienen a cuento, el guionista ha sabido presentarnos a los personajes uno a uno, es que recuerdo cada cara, y sus números sin haberlo pretendido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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