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Doce hombres sin piedad

Drama. Intriga Los doce miembros de un jurado deben juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto. (FILMAFFINITY)
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Críticas 355
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre se siente cierto respeto al escribir una crítica sobre una obra maestra y clásico intemporal del cine, en este caso más que respeto lo que siento es admiración total.
Lo primero decir que nunca vi a un actor tan apropiado para protagonizar una película como a Henry Fonda en el papel que aquí le ocupa.
He leído por aquí que se trata de un alegato contra la pena de muerte, yo creo que no, más bien se trata de una denuncia contra el sistema judicial estadounidense, donde 12 personas de a pie, han de decidir sobre la vida o la muerte de otro ser humano, algo que jamás se debería tomar a la ligera en un estado de derecho.
A lo largo de la cada vez más opresiva deliberación se van desgranando las personalidades de los distintos miembros del jurado, desde el más racista o lleno de prejuicios hasta el que cambia de chaqueta según le sople el viento, pasando por el que simplemente quiere terminar cuanto antes para no perderse el partido de beisbol.
También se nos va dando a cuenta gotas información acerca del caso que se juzga, de modo que poco a poco se nos descubren todos los detalles de la trama de un modo genial.
Y es la figura de un arquitecto, no sé si su profesión quiere simbolizar algo, la que poco a poco despierta una duda razonable, concepto del que depende la vida de un chico, todo un alarde de solidaridad por el prójimo y respeto por la vida humana, desde la inteligencia, modestia y humildad, por parte de una persona normal y corriente.

Sidney Lumet jamás superaría su debut como director, su obra maestra.
Ezequiel 25 17
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20 de noviembre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Doce actores principales, una habitación y uno de los mejores guiones jamás escritos son suficientes para crear una auténtica obra maestra.

Una película que engancha desde el primer minuto y te atrapa hasta la última escena, manteniendo un clímax que no decae en ningún momento.

Henry Fonda interpreta un papel sencillamente espectacular, pero no me atrevería a destacarle sobre el resto de los 11 actores que conforman el jurado.

Sin lugar a dudas, una película de las que no caduca.
Bohemio83
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13 de febrero de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película rescata del guión de la obra de teatro de Reginald Rose.

Vista con ojos de este nuevo siglo, la película puede bajar de nivel pero lo curioso es que se rodó en 1957.

Una duda razonable. La Ley y más en Estados Unidos toma decisiones absolutamente demoledoras. La película demuestra a lo largo de su proyección como se puede acabar con la vida de una persona de un sólo plumazo y sin mucho menos valorarla. Película que demuestra la cantidad de prejuicios que pueden existir en un tribunal de un Jurado hacia la determinación de un veredicto.

Buena actuación de Henry Fonda, donde las palabras y los hechos derrumbam los estereotipos formados por el tribunal.
José Antonio
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31 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo hace falta un momento para hacer lo correcto, y en este caso las prisas hacen que no se valoren las cosas en su justa medida porque tal como defiende la película llevar a una persona a la silla eléctrica bien vale un momento o dos o tres... En su mayoría este jurado da por hecho, acepta oponiones de otros y asume lo sencillo, el dejarse llevar. Sólo uno piensa por mi sí mismo y se ve en la difícil tarea de hacer que los otros piensen por sí mismos también. Se vale de la palabra y el razonamiento. Sus ambiciones son progresivas primero quiere hacerse escuchar, luego dialogar. Cuando consigue el dialogo defiende que el chico puede ser culpable pero que tiene dudas razonables. Al exponerlas poco a poco van surgiendo otras, el resto del jurado se abre al pensamiento y entonces el chico ya no sólo podría no ser culpable, sino incluso inocente. Se defiende el diálogo y se llega a recriminar el cambiar de voto porque sí, sin saber razonarlo. Es así como esos pequeños detalles en los que se fija el voto "not gulty" se enfretan al meollo de la cuestión, o en palabras del jurado nº2 como esas tonterías o cuentos de hadas para sensibleros hacen frente al hecho de que el chico cometió parricidio. Pero las dudas se van sumando, casi a la par que los votos de no culpable. Vista vagón por medio, navaja (modelo y uso), viejo que corre o anda tanta distancia en tanto tiempo, uso de gafas por la noche hacen cara a prejuicios, rabia contenida, susceptibilidades, distracciones, bromas, calores. Me gusta porque pasan de ser 11 que intentan convencer a 1 de que vote culpable, de demostrarle que se equivoca y cambie de voto a 1 que va sumando adeptos, que va demostrando que en todo caso se equivocan o precipitan los otros por no pararse a pensar. El 1 defenfía el es posible que sea inocente contra el es muy poco probable que lo sea de los 11. Y al final gracias al uso de la palabra, del escuchar, del diálogo, del pensar, reflexionar y ponerse en lugar del otro que es como empieza todo por parte del 1 se cambia de opinión, se toma un momento o dos y puede que se sea más justo o no porque parece ser que la defensa fue muy pasiva.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mirage (Flor y Luna)
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31 de marzo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
12 Hombres es de esas películas que te hacen reencontarte con el séptimo arte, incluso después de varias raciones de insipidez contemporánea.

La película no tiene mayores trucos: se abren las puertas y sois 13 en la sala, contándote a ti que en silencio tomarás partido quieras o no en el debate.

El ritmo no decae en ningún momento, los minutos vuelan mientras compartes la claustrofobia del escenario y la ansiedad creciente de los protagonistas. El dilema es excelente: la razón dicta una sentencia, las pruebas (cuando el personaje de Fonda obliga a los demás a estrujarse los sesos de verdad), dictan otra. ¿Cuál es el deber del ciudadano? ¿Encerrar a un culpable para prevenir nuevos crímenes? ¿O no es tan sencillo y se trata solo de juzgar unas evidencias?

La presión del grupo influye en la primera votación, donde algunas manos se levantan titubeantes. Es genial la evolución de los diferentes personajes. Por sus expresiones faciales, por sus gestos, por lo que callan más que dicen... Ves desde el primer minuto como cada uno desarrolla su lucha interna, influido por las opiniones de los demás, y las anclas a las que se agarra cada cual.

Lo curioso es que también esta misma presión influirá una vez se cambien las tornas. ¿Quién tenía razón? La polémica siempre estará servida. Las pruebas no son suficientes para condenar a alguien (con los actuales conocimientos de la psicología del testimonio y la fiabilidad de la memoria en las situaciones planteadas, es más fácil llegar a esa conclusión), aunque todos tiendan a verlo más culpable que inocente en su fuero interno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hile_Roland
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