La herida

Angustiosa y lenta sí, pero poco dista de la vida misma. Si has tenido la poca fortuna de contar con un familiar, o vivir tú mism@, una depresión, sabrás que las historias se desenvuelven muy lentamente para que el desenlace tenga más que ver con un cúmulo de pequeñas cosas que con un un ritmo trepidante.
A mi parecer, Marian Álvarez logra desenvolverse con soltura ante un papel complicadísimo, preso de una maraña de sensaciones contradictorias. Además, Fernando Franco ha sido un gran aliado al usar (y casi abusar) de la cámara al hombro y los temblorosos primerísimos planos. No hubiera entendido una película tan íntima sin usar una técnica similar.
Pequeña joya que con sencillez te menea en lo más profundo, o al menos a mí.

"La herida" es una profunda reflexión sobre el trastorno límite de la personalidad, narrada sin concesiones y con una gran interpretación de Marian Álvarez. Encuentro muy apropiado el uso cuasidocumental del plano-secuencia y del sonido directo. También destacaría un guión lleno de contrapuntos, y un montaje al servicio de lo que se quiere contar. A pesar del toque deliberadamente frío de la narración, el espectador experimenta la montaña rusa emocional que vive la protagonista, con su miedo y angustia, y los desesperados intentos de librarse de su propio yo y comunicarse con los que le rodean, incluso a través de la autolesión. Si el cine es un medio para provocar sensaciones, ésta es una gran película.

El problema, en mi opinión, es que la obra no pasa de ser ese ajustado retrato. Los 95 minutos de metraje nos sirven para vivir un segmento de esa existencia convulsa en el que, en realidad, no ocurre nada destacable. Cualquier espectador intentará adivinar en las relaciones de la protagonista con sus padres las claves del trastorno que padece, y buscará en los episodios que se narran las vías de escape que le permitan "conectar" con el mundo. Sin embargo, el guión ya no da para eso. Fernando Franco muestra un cuadro muy fiel de lo que significa el TPL, quizá ha mostrado mejor que nadie cómo vive y siente una persona víctima de esta dolencia... Pero no nos ha contado una historia. Y eso es lo que encuentro a faltar. Se podría haber hecho otra película de otros 95 minutos, contándonos lo que el personaje vivió en el año inmediatamente anterior (o posterior), y el resultado sería el mismo. Si el cine es un medio para contar historias, ésta es una película discreta.

En cualquier caso, me quedo con la sinceridad del mensaje y la destreza técnica al afrontar la película. No es una obra maestra, pero sí una opera prima muy destacable. Habrá que seguir la pista de este director...

La interpretación de la protagonista y la aproximación desnuda y objetiva al asunto de la enfermedad mental hacen de esta película una agradabilísima sorpresa.
Los primeros planos del rostro de la protagonista, sus gestos y palabras, la imposibilidad de establecer un contacto adecuado y satisfactorio con los demás, las sensaciones de la angustia y el vacío, están excelentemente conseguidos por Marian Álvarez.
Por otro lado la historia se despega poco de la protagonista, nos acercamos a su enfermedad basicamente a través de ella, contemplamos un mundo exterior "normal", donde incluso hay personas que parecen interesarse por la protagonista y quererla (su compañero, su madre y su padre, hasta su antiguo novio), un mundo exterior en completo contraste con el mundo interior de la protagonista, dominado por las sensaciones de vacío, de angustia, de incomunicación.
Y todo esto reflejado de un modo frío, objetivo, sin caer en un discurso verborreico o melodramático. La vida de la protagonista es así: su banalidad es una de sus tres patas, las otras dos el sinsentido y una angustiante soledad.
Es reconfortador cómo un director español puede acercarse a temas tan complejos de modo tan elegante y sobrio. Es un estilo que me trae a la memoria a Ingmar Bergman y su elegancia. Habrá que seguir viendo las próximas obras de Fernando Franco, porque esto promete.

Estaba pensando en titular esta crítica "La sombra de los Dardenne es alargada", pero al final me he decidido por el que tiene, no porque la película sea larga (que no lo es) o porque se haga larga (que sí, se hace), sino porque no tiene ni principio ni fin. Emplear el atosigante sistema de rodar de los belgas no significa que el retrato del personaje sea más preciso ni sus visicitudes más dramáticas. Aparte de que los Dardenne mueven la cámara con auténtico virtuosismo (técnico y narrativo). La diferencia es que los Dardenne cogen a sus personajes en un punto y los dejan en otro. Fernando Franco tiene a la pobre Ana dando vueltas en círculo, sin principio ni fin. Por cierto, esforzada interpretación de Marian Álvarez. No voy a decir que le sobre media hora de metraje (por lo menos) pero si hubiese cortado unos segunditos al final la película podría haber llegado al pasable. (ver spoiler)

"La herida" explica de forma muy realista y verdaderamente fiel lo que es vivir con un Trastorno Límite de Personalidad. Ahora bien, para que el cóctel de realismo crudo y primeros planos expresivos funcione realmente, habría que añadir algún elemento narrativo que acercara al personaje de Marian Álvarez al público que no padece este problema, o no ha convivido nunca con nadie que lo sufra. Me parece impecable la forma de trasladarnos la angustia, la inseguridad, el miedo constante y el funcionamiento a base de impulsos de la protagonista, pero echo en falta saber cómo es ella más allá del TLP. Creo que es lo que le hubiera puesto la guinda a este largometraje.


Unas actuaciones impecables, una fotografía excelente y un tema muy poco conocido y explotado, que sin embargo hace falta publicitar. Creo que se ha desmerecido bastante a esta película más allá de la primera crítica.