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Vatel

Drama François Vatel es el leal y devoto maestro de ceremonias del arruinado Príncipe de Condé. El aristócrata necesita recuperar el favor del rey Luis XIV (1643-1715) y espera que éste le otorgue el mando de las tropas en una nueva guerra contra Holanda. Por ello, cuando el rey, acompañado de la corte, decide visitar a Condé en su castillo de Chantilly, éste le encarga a Vatel que organice, sin escatimar en gastos, una espectacular recepción ... [+]
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
19 de julio de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi esta película recomendada por un libro de historia que he estudiado hace poco y que trata sobre el Antiguo Régimen. Es un film que no conocía y que me alegro de haber visto, porque aparte de que recrea de manera sobresaliente el estilo de vida de aquella época, también cuenta varias historias que suceden dentro de la vida de palacio y que resultan muy interesantes.
Además de esto me ha gustado ver la recreación que se hace del lugar (creo que el Palacio de Versalles) tal y como tuvo que ser en el siglo XVII, es simplemente magnífica.
Se puede leer mucho entre líneas en esta película, y además nos ofrece la oportunidad de sentirnos espectadores del horripilantemente banal y endiosado estilo de vida que llevaban los miembros de la realeza de aquella época, y también de las penalidades que a cambio sufrían los pobres y explotados ciudadanos del pueblo. Es verdaderamente una pequeña lección de historia y aparte una muy buena película que recomiendo ver.
Un saludo.
solraC
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3 de abril de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que me gustan las películas de época. Generalmente las veo con buenos ojos, y me entran bastante bien, aún no se si es porque me gusta nuestra historia, o los modelitos. En cualquier caso, recordaba haber visto trozos de esta película cuando era niño, y decidí darle un revisionado a ver porqué me había llamado la atención de esa manera.

Reconozco que si algo recordaba de la película, eran las imágenes. El detalle y la recreación de la corte francesa es increíble, contrastando enormemente la suntuosidad de la nobleza con los vastos recursos que son necesarios para que ésta lleve tal ritmo de vida. Desde mi punto de vista, lo mejor son esas escenas donde la cámara enfoca los ejércitos de siervos preparando banquetes, fiestas o espectáculos; es ese contexto lo más destacado de la película, lo que más vida transmite, y todo ello se ve claramente en la escena del espectáculo de la ballena, que se lleva a cabo de forma magistral.

Por desgracia, creo que es una película con una historia que no está al nivel de la ambientación. Quizá es que tampoco me creo mucho a los personajes, aunque creo que están todos bien, destacando Gérard Depardieu como el maestro de ceremonias Vatel. Igualmente, creo que la fotografía Robert Fraisse cumple, pero a excepción de algunas escenas, no me dice demasiado. La música, también es decente, pero lo que más me ha sorprendido de ella es que es del señor Ennio Morricone.

Se la recomiendo evidentemente a los que le gusten las películas de época, Depardieu, la Thurman, o simplemente los que disfruten con viendo una película.
Willthefuture
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21 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Algunas personas son demasiado nobles para vivir entre la aristocracia". Roland Joffé se embarca con esta premisa en una de las etapas más resplandecientes de la Monarquía Francesa, una época donde la Corte había encontrado en la Jaula Dorada de Versalles el más dulce de los cautiverios, con una estética barroca más propia de jóvenes dioses que de mortales, girando alrededor de un monarca que cometió la osadía de compararse con el Sol.

No obstante, como ha solido acontecer en la Historia, esta jeunesse dorée escondía la promesa de ocaso y cambio, un parpadeo acomodado antes de los vientos de la Revolución. Durante la visita a uno de sus generales más reputados pero sepultado en el ostracismo de su villa, Luis XIV pondrá en juego la capacidad de su anfitrión para brindarle, o no, la promesa de redención y gloria con el mando supremo para la guerra contra Holanda.

Condé contará para ello con la presencia de un maestro de ceremonias sin igual, Vatal (interpretado por un Gérard Depardieu extrañamente contenido pero conmovedor como el devoto y fiel servidor de su señor, poniendo su corazón en el encargo), quien en el más titánico encargo de su reputada carrera, verá que hay más cosas en juego en el tablero de las vanidades de los cortesanos a los que recibe (destacando un Tim Roth que siempre solventa muy bien hacer de "malo") o el prestigio, quizás su propia alma esté en liza.

El problema de esta producción británica radica en que quizás deba interpretarse más como una pieza teatral que una recreación histórica. Capta mejor los conceptos y el estilo que el rigor, lo cual no tiene por qué ser malo, cuando los dominios de Condé se tornan en un juego de seducción donde nadie está a salvo e incluso una extraña y peculiar dama (Uma Thurman, la mujer por cuyos pies Tarantino suspira), podría pasar de paloma a halcón de la noche a la mañana.

Su ritmo es parsimonioso y las pisadas de protocolo, pero igual que ocurría en Versalles o en cualquier otro lugar tan próximo al soberano absoluto, tras cada trivialidad, se escondía un ascenso o un puñal, la libertad o el agridulce precio del poder... Eso, y algunas sentencias de amor (peligrosamente adulterada esta palabras en ocasiones), justifican la entrada.

Nunca lo sabremos, pero confiemos en que, finalmente el motivo que movió a Vatel a hacer lo que determinó fuera el de la propuesta de Joffé, como diría el maestro René Goscinny, a veces el pescado no está fresco... y algunas personas tienen demasiado corazón para tener sangre azul entre cisnes de hielo derretidos.
El Libanés
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8 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Roland Joffé, que obtuvo la gloria con la película “La misión”, ganadora de la palma de oro en Cannes, volvió años más tarde a realizar una incursión histórica, pero esta vez en un escenario totalmente diferente. Pasamos del territorio virgen de Sudamérica para situarnos en la Francia Versallesca en su máximo apogeo, es decir, durante el mandato del rey Luís XIV, que ha pasado a la historia con el sobrenombre del rey sol. Vatel, el nombre que da origen a la película, se trata del personaje principal de la película.

El caso es que la película ciertamente carece de un interés puramente cinematográfico, si nos referimos al cine como la expresión decimonónica que contiene un típico planteamiento, nudo y desenlace. No busquen una película con una historia convencional porque no la encontrarán y realmente el valor de Vatel se halla fuera de estas fronteras más normativas. Realmente el conseguido éxito de la película lo encontramos en la manera como documenta de una manera brillante todo lo que acontece en la corte, durante tres días de lujosas fiestas en el palacio de Chantilly. El lujo y el esplendor de la corte de Luís XIV hacen muestra de sus mejores galas para embellecer la fiesta y por ende la película. Si los tres días se trataban de un compendio del dispendio más absoluto, en el que se abusaba de todo tipo de comidas, placeres y lujos, la película no hace ascos en demostrar semejante desmadre con gran cantidad de detalles. Desde las enormes comidas palaciegas y el (supuesto) refinado gusto culinario de la corte (alerta, la película ha de verse con el estomago lleno, pues la cantidad de manjares que aparecen por la película pueden abrir el apetito a más de uno) hasta los fuegos de artificios más solemnes que uno pueda ver.

Por otra parte hay que hacer especial mención a toda las escenas teatrales realizadas únicamente para el evento y que por este motivo desgraciadamente hemos perdido. Hemos de recordar que, no sólo Luis XIV y su corte utilizaba este tipo de arquitecturas cartón piedra (pese a que este término es moderno) de carácter efímero, sino que tenemos constancia por documentos y grabados que este tipo de arte, tan valioso como perdido en su mayoría, era algo muy corriente en este tipo de festejos, ya en nuestros gobernantes Austrias podemos encontrar documentación que lo atestigua este tipo de eventos. Y en esto Joffé es un excelente maestro, porque aparte de una recreación perfecta, que consigue captar perfectamente la artificialidad de estos decorados y exóticos resultados (recordemos que una de las funciones principales era la de tratar de deslumbrar al rey) llega involucrar al espectador que consigue sentirse uno más en la corte del rey.

Por otra parte también Joffé satiriza los gustos desmesurados de la corte. De hecho la película gozaría del aprobado de Robespierre o cualquier revolucionario, pues Joffé ataca a todos los participantes nobles de la fiesta, definiéndoles como unos seres ávidos de placer que apenas gozan de ideas propias. Por momentos parecen más muñecos que cortesanos. Además Joffé simpatiza con los trabajadores que dejan su piel (uno de ellos además literalmente) por satisfacer esta clase que se impone ante ellos. Una intencionalidad que queda clara por parte del director. Vatel además se trata de uno de estos protagonistas, que pese a no vivir mal, se encara en diversas ocasiones contra este alto estamento, incluso con el propio rey.

De todas maneras el director no consigue dotar de vida a sus protagonistas principales. La historia de amor no es que no pegue en absoluto con la película, sino que se trata de un añadido (que incluso parece a posteriori de la historia) que desajusta totalmente los propósitos de la película. Es una auténtica lástima ver a los protagonistas suspirar unas frases que no llegan a crear verosimilitud en ningún momento. Vamos, que más que curioso resulta un tanto ridículo ver flirtear a Uma Thurman con Gérard Depardieu, cuando para más inri no se han dado pistas al espectador para que pueda creerse la relación amorosa que se establece entre ambos.

La música, que intenta interpretar los momentos palaciegos y festivos, curiosamente no está sacada de de la época, sino que fue encargada a Ennio Morricone, el mítico compositor de las películas de Westerns. Pese a tratarse de un trabajo notable, se queda un poco corto en comparación con otros espectaculares trabajos del italiano, seguramente se debió sentir encorsetado trabajando para unas pautas (la de definir este tipo de música cortesana del siglo de Luís XIV) que no eran las suyas.

Como pequeña anécdota, Vatel realmente llegó a existir, aunque los motivos de su muerte se transgiversan totalmente en la película. Mientras que aquí se cambia todo el argumento en pos de una historia de supuesto amor que lleva al suicidio a nuestro cocinero, en realidad Vatel consumó este acto trágico porque el cargamento de pescado que había solicitado no llegaba y temía la airada respuesta del rey. Una anécdota que más que curiosa, suena a macabra.

http://neokunst.wordpress.com/2013/05/08/cine-y-artistas-vatel/
Kyrios
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25 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película sobre Vatel, mejor nombrado como François Vatel.
Los puntos buenos de la película es que sabe estar ambientada en Francia a mas o menos los finales del Siglo 17, lo cual esta bien reflejado en la ropa y escenarios de la película.
Como no se la historia real no me voy a meter solo que según entiendo hay un romance mas o menos inventado que aporta lo suyo a la película, pero no es la gran cosa.
Por el resto, es un drama histórico entretenido pero poca cosa más.
Gorka
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