Vatel

"Vatel" es de estas películas que te imaginas mucho más de lo que es, y cuando la ves te das cuenta de la realidad.
Roland Joffé se pone al timón de un film de lo que únicamente destacaría la impresionante dirección artítica. La ambientación, vestuario y maquillaje es impresionante. Sin lugar a dudas es lo mejor de todo, y casi lo único destacable.
Con respecto a la historia, sinceramente no me ha atraído nada. En primer lugar porque en ningún momento se cuenta nada. Es una exhibición de una fiesta de tres días de duración, y donde se derrocha originalidad, lujo y exhuberancia. Por lo tanto uno disfruta de unas imágenes impresionantes y cuidadas al detalle, pero que no cuentan nada, ya que no hay nada que narrar.
Para hacer un poco más atrayente la historia, introducen una historia de amor que resulta más forzada que otra cosa. Sinceramente, no me creo el romance de la joven con el maestro de ceremonias, y todo resulta un poco brusco.
Con respecto a las interpretaciones, solo destacaría la de Tim Roth, el cual realiza un gran trabajo. Gérard Depardieu y Uma Thurman en esta ocasión no me han transmitido absolutamente nada.
En fin, en cierto modo me he llevado una buena decepción, ya que me esperaba una película de época que encandilara mucho más, pero en realidad me he encontrado con una historia que no aporta nada, y con la que únicamente se observa una sucesión de comidas y cenas a cada cual más suntuosa.

Estimable coproducción entre Francia y Gran Bretaña, que no logra ser una obra redonda a causa de la endeblez del guión, que lastra las muchas posibilidades que tenía la interesante historia, al parecer verídica.
Podría haber sido farragosa y lo cierto es que se sigue bien, con lo que el entretenimiento está asegurado.
Es bastante fluida y sus casi dos horas de duración no se hacen en absoluto pesadas. Pero es cierto que tampoco llega a convencer, pues todo queda algo diluido en un todo colosal, que técnicamente hablando es muy competente, incluso preciosa, sobre tdo en capítulos como la brillante dirección artística o la música. Pero la historia, atractiva de por sí, adolece de fuerza y brío, pareciendo a veces compuesta de sketchs, de pequeñas historietas metidas en un totum revolutum.

Tras el descafeinado thriller "Goodbye, lover", el director Roland Joffé dirige esta película con capital francés e inglés, guión del laureado Tom Stoppard ("Sakespeare in love"), música del siempre sublime Ennio Morricone y un más que brillante plantel de actores capitaneados por, una vez contenido, G. Depardieu, que carga sobre sus espaldas con un papel difícil y lleno de matices.
Al principio sale el cartelito de "A true story", pero hay demasiados personajes de ficción como creérselo, como, por ejemplo, esa historia de amor contada de manera vacilante por un a cámara que busca más la estridencia que los tonos sutiles, una cámara que avanza imparable en su movimiento y un gran efectismo visual, sobre todo en esas barrocas fiestas salvajes.
Cronológicamente la historia se sitúa en el reinado de Luis XVI, el Rey Sol, cerca ya de la Revolución Francesa de 1789, exactamente en el año 1761 y se ubica en un lujoso palacio con inmensos jardines como su pantagruélica cocina, en la que contemplamos, en un "arriba y abajo", sobre todo a la clase ociosa jugando al billar, al crícker, al teatro, mientras escuchan música, en directo por supuesto, y se deleitan comiendo mientras las miradas de los comensales buscan los escotes de las mujeres.
Lástima que la película no hurgue más en los entresijos, sociales, políticos y culturales, y solo busque la vistosidad del encuadre de la cámara, tanto del paisaje como de os ropajes. Los personajes pululan en la escena como marionetas, sin una verdadera humanización, quizás solo su personaje protagonista, el Vatel del título encarnado por Depardieu tenga una consistencia como personaje.
Destacar la escena de la muerte de un personaje escenificada a través del movimiento de sus piernas, al igual que la primera aparición de los reyes se realiza a través de sus zapatos bajando del carruaje.
El espectáculo visual es el verdadero protagonista de la función, con sus encuadres esteticistas y sus espectáculos teatrales y pirotécnicos. Se nota el esfuerzo llevado a cabo en la producción y el el mismo director moviendo a tantos personajes en escena (algo que ya había hecho en "La misión"). La forma del envoltorio prima sobre el argumento, con unos diálogos poco explicativos en una acción demasiado esquemática. Morricone se erige en lo mejor de la función.

Seguimos con el retrato de la antigua Francia, también con una película británica, pero sustituyendo el siglo XVIII por finales del XVII, hacia 1671. Se trata de la historia real de François Vatel (Gérard Depardieu), reputado maestro de ceremonias que se esmerará en atender a todo un rey, Luis XIV (Julian Sands), en su visita al príncipe de Condé (Julian Glover), al que sirve el dicho Vatel. Por medio también aparecen Anne de Montausier (Uma Thurman) y el marqués de Lauzun (Tim Roth), como objeto amoroso y rival del protagonista. El caso es que Vatel se hizo medianamente famoso, además de por su arte, por un suceso inesperado que si lo cuento reviento la trama (SPOILER). Pero lo que sí puedo decir es que en manos de Roland Joffé adquiere un significado totalmente nuevo y casi revolucionario.

De nuevo nos encontramos con una obra de trabajada ambientación, en este caso tuvo una nominación a los Oscars, pero que al igual que "Las amistades peligrosas" (1988) respira de las mismas ideas: la condena de todo lo que huela a absolutismo-antiguo régimen, como un sistema lleno de injusticias, ofensas, servilismo, amoralidad, miseria, opresión, aberraciones y no sé qué más. Esta opinión ya de por sí es errónea pero es que encima se condena sola cuando se recurre a la tergiversación para apuntalar unas ideas. Por ejemplo, se afirma que Vatel es poco más que un prisionero en las garras de la nobleza o el rey cuando en realidad era un privilegiado cuyo elevado puesto codiciaba cualquier profesional de este oficio. Pero Vatel, si no lo querías, haber renunciado, que nadie te obligaba a ir a Versalles.