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El doble del diablo

Acción. Drama Película basada en las memorias del doble de Uday Hussein, hijo del dictador de Irak Saddam Hussein, que relata cómo se vio obligado a integrarse en la vida del clan Hussein en el país islámico. (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
6 de julio de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película muy gamberra, no se sí el director le quiso dar esa sensación, pero así ha sido, y en mi opinión, mejor así.
El hijo de Saddam es un verdadero demonio, una especie de Tony Montana árabe, asesino, violador, secuestrador, histérico, cobarde, mimado, odioso... pero todo está más enfocado (sin pretenderlo, eso si que es seguro) hacia el humor y esto es gracias a la doble interpretación de Dominic Cooper que hace un gran trabajo y de no ser por el, esta película carecería de personalidad.
Bastante entretenida y con grandes secuencias (algunas muy violentas).
La recomiendo, me ha sorprendido gratamente.
Mi nota: 6,5.
espagueti con tu sangre
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17 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El neozelandés Lee Tamahori, director de la respetable cinta “Guerreros de Antaño” (Once Were Warriors, 1994) a la más comercial de las entregas de James Bond como “Muere Otro Día” (Die Another Day, 2002) se encargó de ésta producción entre Bélgica y los Países Bajos y que se basa en la biografía de Latif Yahia , héroe de la guerra de Irán-Iraq que fue contratado por Uday Hussein, el hijo de Saddam, con la mera intención protectora de convertirse en un reflejo, un símil, su propia sombra...

Las fiestas, las orgías, las locuras y la falta de Derechos Humanos en las estancias de Palacio, ya por no decir en el exterior, fueron una constante en la nueva vida de ese doble y guardaespaldas... Los caprichos en que se dejaba someter bajo el horror de la neurosis y la paranoia de una tiranía encubierta, dejaron huella en el testimonio de un sometido más bajo un régimen cruel apoyado primero por Estados Unidos y luego aniquilado por éste.

Siendo fiel como ejemplo de otros films al estilo de “El Último Rey de Escocia” (Last King of Scotland, 2006) de Kevin MacDonald, la película de Tamahori reúne usa de los mismos tópicos para reflejar una vez más qué se esconde bajo la verdadera cara amable del poder en su ascenso y caída a los infiernos. Increíble interpretación de la francesa Ludivine Sagnier interpretando a una de las concubinas de Palacio.
Natxo Borràs
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16 de abril de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando viene muy bien ponerse a ver una película de la que prácticamente no sabes nada, y encontrarte con una sorpresa como esta.
Con un estreno prácticamente desapercibido y sin promoción, "El doble del diablo" resulta ser una película interesante.
Trata de la vida de un joven iraquí que es contratado a la fuerza para ser el doble del hijo del dictador Saddam Hussein.
Amenazado de muerte sin poder librarse de este desagradable trabajo, Latif tiene que aguantar todas las excentricidades de un psicópata degenerado que actúa con total impunidad en su palacio de Bagdad.
Dominic Cooper, un actor absolutamente desconocido para mí hasta ahora, borda su doble interpretación.
La película, aún estando basada en hechos reales, mantiene un interés constante, mostrando lo que la mente de un loco puede llevar a cabo estando en el poder.
El mérito del film es más del normal, pues no cuenta ni con un gran presupuesto ni con actores famosos. De hecho, ni siquiera proviene del todopoderoso Hollywood.
Es por ello que resulta ser una historia más que recomendable, con dosis de drama, intriga, thriller, política e incluso algo de espionaje.
i42poloj
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18 de julio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
11(09/01/13) Basada en hechos reales discutibles novelados por el propio protagonista, Latif Yahia, el realizador neozelandés Lee Tamahori nos ofrece un film sin más sustancia que su punto de partida, por otro lado nada original, el resta es rellenar minutos con situaciones forzadas y artificiosas, un akelarre de excesos que buscan impresionar al espectador pero sin darnos un fondo, si no un mensaje bastante superficial sobre la corrupción del poder.
Estamos a mediados en la Irak gobernada con puño de hierro por el dictador Sadan Hussein, Latif Yahia (histriónico Dominic Cooper) es un militar que tiene la desgracia de parecerse físicamente a Uday Hussein (hiperhistriónico Dominic Cooper), es el cruento hijo del tirano, Uday decide obligarle a que se haga pasar por su doble en las situaciones comprometidas, si no su familia será asesinada, así pasa a pasar largas jornadas con el sociópata Uday, este campa a sus anchas por el país causando todo tipo de tropelías, borracheras, drogas, violaciones, asesinatos, orgias y demás villanías causa, Latif tiene la simpatía de Uday, comparte sus lujos y decadencia, pero se siente asqueado de está sádica vida, entrando en una espiral de terror y amoralidades.
La cinta posee un arranque interesante en la presentación de personajes y de la historia, pero a la media hora el argumento se vuelve se vuelve vago, redunda una y otra vez en lo malo que es Uday y en los intentos por escapar de Latif, los personajes no evolucionan, son los mismos al empezar que al acabar, son más planos que los pechos de la Knightley, llega a dar la impresión que el relato no sabe a dónde va, dando lugar a situaciones dantescas y que se zambullen en el ridículo. No sabe si es una cinta de acción, un drama social, una crítica al poder, la indefinición marca a fuego esta aparatosa propuesta. Todo el impacto y pretendida fuerza se porfía a un puñado de escenas de violencia y sexo, donde no pueda llegar su insípido guión que llegue el morbo. Su metraje se excede en mucho para lo que cuenta llegando a caer en el tedio. Además, no hay secundarios de enjundia, ninguno tiene peso, son meros floreros. Tampoco tiene mucho valor como retrato de un país asfixiado por el sátrapa pues solo vemos al Monstruo de hijo moverse entre opulencia y las clases altas, el resto es un paisaje tan lejano que no se atisba si la nación vive bien o no.

La historia contrapone dos personalidades opuestas, un Diablo y un Ángel, esta es la visión que da el protagonista, se pinta a sí mismo, Uday, como ser bueno, honesto, oprimido, error! Primero porque es nada creíble que no se aprovechará un poquito de su posición, y siguiente que si le pusieran alguna arista tendría algo de empatía pues lo que queda es un ser bastante lineal, así como la relación con su némesis está vagamente estructurada. Asimismo el romance que tiene con Sarrab (inane Ludivine Sangier) es expuesto de modo torpón.
Solo hay un actor que mencionar, es Dominic Cooper amo y señor de los dos roles, nunca me han atraído las historias de gemelos, o personas muy parecidas, resultan nada creíbles, aquí la papeleta de la diferencia se salva con una dentadura postiza, las interpretaciones no las salva ni Perry Mason, para hacerlas antagonistas se hunde en la caricatura, el bueno es un buenazo que se comporta incoherentemente, el malo es un guiñol sobreactuado, una caricatura hiperbólica que ansia transmitir maldad sibilina con una sonrisa pícara, recurso de preescolar de actor, da grima ver sus formas caóticas e hipernerviosas, cuanto más pasado de vueltas mejor parece ser su lema, no entiendo a los que les ha maravillado esta actuación.

La puesta en escena es lo mejor de la película, una recreación meritoria de los círculos en los que se mueven los dos. Pero el mayor enemigo que tiene la narración no se puede salvar, es que tiene poco que contar, como bien he leído poco aporta a lo que dijo el historiador inglés John Emerich Edward Dalberg Acton <El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente>, queda nítido a los 20 minutos, el resto es más y más, una huida hacia adelante con un desarrollo bastante inverosímil, con lagunas y agujeros argumentales que me niego a mencionarlos, sería darle importancia a este producto insatisfactorio.
En conjunto una olvidable cinta que nada deja y nada deja, en batiburrillo de desproporciones que no llenan un ápice el vacío que deja su visión. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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10 de junio de 2019
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El título de mi crítica puede ser un buen resumen para esta película. Y es que Uday Sadam Hussein, hijo primogénito de Sadam Hussen, presidente de Irak, poseía a quién a él se le antojara. Torturador, asesino, violador, cocainómano, Uday era una auténtica joyita que, a veces, sacaba de sus casillas a su propio padre, otro auténtico monstruo que tenía esclavizado al pueblo iraquí. Recuerdo como si fuera ayer (y éso que ocurrió en 2003, cómo pasa el tiempo...) cuando ví en las noticias el cuerpo sin vida de Uday, su cara totalmente amoratada de golpes y como empezaban a salir a la luz las maldades y vicios del mayor de los Hussein, así como recuero cuando su padre fue arrestado y ejecutado y cómo los iraquíes acudían a sus esculturas en plena calle y las derribaban con el odio en sus rostros. Debió de ser indescriptiblemente duro vivir en Iraq bajo el yugo de esta familia de degenerados y asesinos. Cuando los soldados americanos entraron en la mansión bombardeada de Uday el día de su muerte encontraron toda clase de lujos así como u enorme zoo lleno de leones. Tenían sus propios cirujanos plásticos que cambiaban el rostro de sus dobles, tenían sus cárceles para atletas olímpicos que servían para que el loco de Uday pudiera desahogarse torturando a los deportistas que no ganaran en sus competiciones, en fin, toda clase de barbaridades que están para mí muy bien reflejadas en esta sencilla película de un director neozelandés de padre maorí como es Lee Tamahori de quien aún yo no había visto ningún trabajo. Dominic Cooper es el alma de la película. Maravillosa elección de casting, el guapo actor está que se sale con su doble papel de Laatif y de Uday. Hay muchas voces que se han levantado en contra de la veracidad e lo que cuenta Laatif como doble del hijo de Sadam, entre ellos un antiguo guarda de palacio, un cirujano, un oficial de la CIA y, al menos, dos confidentes de Uday que niegan que Laatif fuera realmente quien dice ser y que viera lo que dice que vio y afirman que éste tan sólo era alguien con cierto parecido a él y elegía las chicas para que Uday pudiera tener sexo con ellas. La película está rodada en gran parte en el bello país de Malta (tenéis que visitarlo, merece la pena) y cuenta también con la francesa Ludivine Sagnier, actriz que me suele gustar mucho y que aquí está simplemente correcta. La francesa no estaba muy convencida de ser capaz de representar a una iraquí como Sarrab por falta de raíces, pero fue convencida por el director para que lo hiciera y no es la mejor actuación de Sagnier, todo hay que decirlo. Un impresionante Philip Quast se hace cargo del personaje de Sadam Hussein, inmenso. Recomendable.
Un saludo,
Tess
TESS
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