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La vida de Calabacín

7,3
6.495
Animación. Drama. Comedia Calabacín es un niño valiente que después de perder a su madre tiene que ingresar en un hogar de acogida, con otros niños huérfanos de su edad. En un primer momento se esfuerza por encontrar su lugar en este nuevo medio hostil. Sin embargo, con la ayuda de sus nuevos amigos, Calabacín aprende a confiar, encuentra el verdadero amor y una nueva familia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
10 de julio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
140/05(05/07/17) Sugerente y conmovedor film de animación en stop-motion, una co-producción franco-suiza siendo la ópera prima del director Claude Barras, en lo que es una adaptación libre de la novela autobiográfica “Autobiographie d'une courgette” del galo Gilles Paris, con guión de Céline Sciamma, Germano Zullo, Morgan Navarro y del propio cineasta, llevada ya a la pequeña pantalla francesa en 2008 a través de un largometraje en vivo titulado “C’est mieux la vie quand on est grand”, cuenta la historia de un niño en un orfanato. La película recibió varios premios en festivales, incluyendo el Cristal a la mejor película y el Premio del Público en el Festival de Cine de Animación de Annecy en 2016, y el César a la mejor película de animación y mejor adaptación, además de la nominación al Oscar a film animado. La cinta se convierte en un sensible canto a la niñez, a su inocencia, a la amistad, al amor desinteresado, y todo desde la visión de un niño, retratando con dulzura pero sin maniqueísmo las infancias rotas, las que se producen en hogares desestructurados, sobre crecer en un orfanato. El realizador se inspira para su stop-motion en el estadounidense Tim Burton y en el checo Jiří Trnka, pero con un sello particular en un diseño de personajes hiperrealista, con esos cabezones desproporcionados y con esos enormes ojos que son los que aportan vibraciones de modo sensible, con ese colorido fulgurante, con esos vehículos salidos de la mente de un niño de tres años, creando un universo particular muy bonito, filmándose en los estudios de Pixel Polo en Villeurbanne (Francia), treinta segundos se llevan a cabo cada día. No es una película que seguramente guste a los niños, su estética puede llevar a engaño, es una película para mayores, para que sientan más empatía por los niños, con sus cándidos mundos, para que veamos que no todos tienen suerte de ser queridos en sus familias.
Un niño pequeño (sin padre), Icare (voz en vo de Gaspard Schlatter) pero se hace llamar Calabacín, vive con su alcohólica madre en su casa, por accidente su madre muere y el chico es enviado por asuntos sociales a un orfanato, será trasladado al lugar por Raymond, una agente al que le cae en gracia el niño.

La cinta te atrapa en sus delicadas redes desde su poético y fascinante inicio, un prólogo sobre el núcleo del relato sibarita, piedra de toque que sirve de botón de muestra para lo que se avecina, mostrando un mundo filtrado por los ojos de un niño, sus dibujos, sus juegos en solitario, el aislamiento frente a su disfuncional madre, el miedo a la violencia de esta, se nos presenta el opresivo hogar en el que malvive lejos del amor Calabacín, y de pronto el momento catárquico fuera de plano, como todo, desde la asustadiza y frágil visión del protagonista. Para a continuación sumergirnos en el corazón del relato, el microcosmos particular de un orfanato.

Una historia revestida de melancolía, que nos habla del amor de la falta de este y de los distintos modos de ofrecerlo y ganárselo, argumento en que los niños se pueden sentir empatizados con los de la pantalla, bien por la ternura que desprenden, bien por apreciar lo que tienen en sus hogares (si tienen cariño) o por paralelismos (espero que no) con los padecimientos de los personajes. Historia nos habla de cómo los niños intentan superar sus problemas, del afán de superación de estos, de la coraza que muchas veces se autoimponen ante las desgracias, de cómo la amistad puede ser un buen refugio ante las miserias y penurias de nuestro mundo. Se nos muestra con dureza el dolor y maldad de nuestra sociedad, la peorque se puede dar, la que sufren los más inocentes, los niños, niños aquí vistos frutos de hogares destrozados, de ladrones, drogadictos, dementes, alcohólicos, asesinos, etc. Un mundo donde las tonalidades grises predominan, ni todos los adultos son malos (la madre, la tía de Camille,…), ni todos son buenos (la directora del orfanato, el policía,…), hay de todo, altruismo y cariño, y egoísmo y podredumbre moral, esto relatado sin caer en lo lacrimógeno facilón, presenta las situación es desprovistas de sensiblería, el realizador les da un cariz muy humano y emocional, son sutilidad y sugerencias, con un manejo de las elipsis inteligente y que da fluidez narrativa, sin provocar innecesarios subrayados, con dosificación grácil de momentos de humor mezclado con lo trágico que brotan de modo natural entre los infantes, con una delineación de personajes formidable, en pocos trazos quedan definidas sus personalidades, con interrelaciones entre niños y mayores que huelen a realismo.

En su corto metraje, apenas pasa de la hora, se nos cuenta un relato incisivo, que deja huella, radiografiando con cariño la mentalidad convulsa de los niños, sus conductas violentas, sus miedos, sus dudas ante la sexualidad, la muerte, la familia, la envidia, el egoísmo, el descubrimiento del primer amor, el sentido de la vida. Sabiendo el director dentro de este submundo de dramas e infelicidades inherentes a la infancia dar un halo de esperanza, de ilusión en la raza humana representada en la camaradería reinante en el orfanato, lo cual es una familia, con lazos más fuertes que los consanguíneos, o ese policía empatizado por el sufrimiento de Calabacín.

Los singulares y originales muñecos son toda una delicia visual, personajes creados con 25cm de altura, combinando varios materiales (espuma de látex para el pelo, silicona para los brazos, resina para la cara, tejido cosido a mano para la ropa) articulados alrededor del esqueleto y adaptados a la morfología de cada personaje. Marionetas pelo pétreo, sin movilidad, narices rojas, cuerpecillo estrecho, enormes cabezas y aún más grandes ojos, estos son los que dan emoción a los personajes, de un colorido hiperreal, demostrando una expresividad portentosa. En la ambientación también destaca la música de Sophie Hunger, que acompaña con evocación dúctil la acción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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17 de febrero de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una sensación extraña lo que experimental al visionar esta cinta. Demasiado pueril, previsible y lamentablemente, poco creíble. Un quiero y no puedo que busca la lágrima fácil desde el primer minuto llevando la tragedia a el regodeo incesable de un director con limitadas fórmulas narrativas.
gatosky
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6 de marzo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha parecido preciosa y realista pero llevé a mi hijo de 5 años y me hubiera gustado que antes alguien me hubiera advertido antes de que quizás el contenido y lo que el guión Verbaliza está por encima de la capacidad de comprensión para un niño menos de 10 años.
Esperanza
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16 de mayo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para describir esta pequeña joya me sobran adjetivos y todos positivos. Preciosa, tierna, sensible, divertida …
Este cuento moral tiene la virtud de ser contado a través de unos niños de infancia robada.
El cine de animación de stop-motion con una sencillez asombrosa y una simplicidad donde destaco esos ojos grandes tan expresivos.
Ópera prima de Claude Barras, basada en la obra “Autobiographie d’une courgette” de Gilles Paris.
floro
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16 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un niño se queda huérfano por un trágico accidente doméstico de su madre y es internado en un centro de acogida con otros niños de su edad. Al principio, sus compañeros no le harán la estancia allí del todo agradable, pero con el paso de los días y, sobre todo, con la aparición de una niña que llama su atención, su vida allí empezará a cobrar sentido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
edusaenz
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