Blade Runner

Llegué a escribir en un examen que ésa era la definición del alma; ahora no sabría poner en pie qué autor lo dijo, ni si la respuesta era correcta, aunque obviamente es más una pregunta que una respuesta. Son las cosas que uno recuerda al cabo de tanto conocimiento olvidado, tanta pregunta, tanta respuesta, tanto caudal desperdiciado. Así funciona nuestra memoria: desecha lo que creemos esencial y retiene el detalle intrascendente. Y se libera en el momento que la propia memoria estima oportuno, por ejemplo a la hora de morir. ¿Tiene sentido este proceso?

Creo que Roy no vivió lo suficiente para comprender que sus lágrimas eran justamente eso. ¿Por qué recuerda la puerta de Tannhauser? ¿Y los rayos C? Ni la menor idea. Él tampoco no lo sabe, salvo que viviera de nuevo, pero, ¿quién vive?

Me gustó esta película en su día, me pareció un producto adulto que dignificaba lo que menos me gustaba de la época, ese look videoclipero de neones y música electrónica. En suma, un buen artículo de consumo pensado para gran pantalla pero que aguantaba bien los soportes audiovisuales que empezaban a extenderse.

Ahora los soportes han cambiado. La Ciencia Ficción analógica de Blade Runner se consume digitalizada. Nosotros mismos estamos digitalizados y para películas como ésta, sencillamente, es hora de morir.

A lo mejor la luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Pero deja una cicatriz en nuestra retina. Al ver Blade Runner en 2009, un dispositivo desconocido de mi mente se activó y la definición que titula mi crítica me asaltó inesperadamente. Y lo hizo en forma de lágrima, guardada, oculta todos estos años.

Es importante decirlo aquí. Si algo queda tras la destrucción de los soportes, de los “looks”, de los diseños, de las estéticas temporales, que siempre pasan, estará en Blade Runner, seguro. No sé lo que es. Pero sé que lo tiene y sé que nunca se perderá en la lluvia.

Blade Runner es la culminación de la ciencia ficción, de la perfección más absoluta que se pueda alcanzar en el séptimo arte. El final del camino que otros clásicos como Metrópolis de Fritz Lang, impusieron en el género. Y al mismo tiempo es el origen, el comienzo, el ejemplo a seguir para el futuro, el lugar al que mirar desde el justo momento de su nacimiento.
El año de mi nacimiento también es 1982, quizás sea uno de los motivos que hacen que esté enamorado de esta película. El mismo año que murió Philip K. Dick, el genio visionario de la ciencia ficción que creó todo este mundo con la novela, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?.
Tengo un vínculo especial con esta película, con su historia, con sus dilemas existenciales que son los de cualquier ser humano y que deseo que si tienen que terminar, lo hagan al final de mis días. vínculo que lejos de perderse como lágrimas en la lluvia, va forjándose conforme pasan los años, durante toda mi vida.
Harrison Ford es Rick Deckard, ex-policía, ex-blade runner, ex-asesino. El mejor blade runner, el que tiene esa magia. Un auténtico cazador de replicantes, capaz de todo. No duda en disparar por la espalda si la situación lo requiere, aunque su presa sea una mujer. Despréciate luego. Por eso es el mejor de todos. Bendita voz en off.
Rutger Hauer es Roy Batty, el replicante que busca lo que buscamos todos. Las respuestas a esas preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez.
Tiempo, el suficiente.
Todo en esta película es como tenía que ser, todos están Perfectos; Gaff, Rachel, Tyrell, Briant, J.F. Sebastian, Pris, Leon, Zhora, Holden, Chew, hasta el maestro sushi. Por eso es Blade Runner.
Solo puedo agradecer a todas las personas que hicieron esta película realidad, por dejarme un mundo con el que soñar. En una ciudad de noches eternas, humo y neones acompañado en todo momento por la impresionante banda sonora de Vangelis. Mirar al cielo y ver pasar un zeppelín con pantalla publicitaria, que me hable de la vida que me espera en las colonias del mundo exterior. De la ocasión de volver a empezar en una tierra de grandes oportunidades y aventuras. Un lugar en el que poder refugiarse de la lluvia en un puesto de comida y pedir un poco de sushi.
Lástima que algún día tengamos que morir y dejar de vivir películas como esta...Pero ¿quien vive?.

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VENDO: 20 almas gemelas. 4€ la unidad / 32€ el lote completo (o cambio por un cartón de tabaco).
Son buena gente. No te escriben al buzón insultando ni te fusilan. Tampoco hacen críticas, con lo cual no le harán sombra a las tuyas cuando se ordenen por utilidad. Algunos tienen nombre de personajes de cine; motivo que llenará de colorido vuestra cuenta.

En este momento me recomiendan cosas como... ¿a ver?... sí. Cosas cómo; Friends / House, M.D. / La guerra de las galaxias: Episodio III... está bastante bien, la verdad.
Interesados contacten por las tardes mediante buzón. Daros prisa que me lo quitan de las manos.

La razón de la venta es por no sacarle todo el provecho siendo una pena tenerlos ahí acumulando polvo. Ojo, reconozco que el rarito soy yo. No es normal que casi sea el único que se aburra como una piedra con joyas como Blade Runner ó Las brujas de Eastwick. Pero lo cierto es que estas maravillas me amuerman y me fueron recomendadas. Por lo cual prefiero a partir de ahora fiarme más de mi instinto. Él pocas veces me falla. Me decía que Blade runner pese a tanto alboroto de dieces debía de ser una cutrería axfisiante, lenta y oscura. Y acertó.
También es verdad que hay películas que aunque no te seduzcan, no te puedes morir sin verlas antes. Blade runner es una de ellas. Yo ya la he visto y me puedo morir tranquilo.

Los robots que harán en el 2019 serán muy cachondos. Una pinta futurista que te cagas; más o menos Alaska y los Pegamoides. Esto es un problema. Si quieres grabar una peli futurista vete al cuatro mil y pico. Porque con tan relativamente poco margen se llega tarde o temprano y acabas cogiéndote los dedos. Ya hoy, un reloj de pulsera, tiene más avances que el coche que vuela en la fantástica Blade runner.

A lo que voy; película sobrevaloradísima que aburre incluso a las ovejas.

Así la definió uno de mis compañeros de trabajo allá por los primeros años ochenta, impactado sin duda por el espectáculo al que había asistido.
En el mundo del cómic ya se había tratado la ciencia-ficción desde un punto de vista decadente y crepuscular, pero Scott le da otra vuelta de turca a esta peculiar visión del futuro -que ya había adelantado en "Alien, el octavo..."- y consigue filmar esta obra maestra de la ciencia-ficción que quedó fijada durante meses en las retinas de los muchísimos espectadores que acudimos varias veces al cine a verla -por aquellos años el vídeo no se había generalizado todavía-.
Película imprescindible y, de alguna manera premonitoria que ningún buen aficionado al cine, al cómic o a la ciencia ficción debe perderse.
Por cierto, la película mejora en la versión que salió hace pocos años en DVD -la que le hubiera gustado estrenar a Ridley Scott- que la que pusieron en los ochenta, aunque la esencia es la misma.

Cualquier cosa que diga de esta pelicula no puede dar ni la menor idea de su grandeza. Comenzando por un guion muy elaborado y de una estructura casi perfecta, en la cual la personalidad de cada ser queda definida de forma extraordinaria, y terminando por su fotografia crepuscular heredada del cine negro y que nos transporta al mundo triste y apocaliptico al que hacia referencia Philiph K. Dick en su obra. No se puede pasar por alto las interpretaciones (la mejor de Ruther Hauer, sin duda, con su impresionante monologo final lleno de poesia futurista; o la de Harrison Ford, que sin llegar a ser tan sobrecogedora como la de Roy Batty, si que cumple a la perfeccion), ni tampoco la musica de Vangelis,ni por supuesto la puesta en escena, con los decorados o los efectos especiales.