El diablo viste de Prada

Bochornoso producto de mercadotecnia consumista al servicio del DIABLO que viste de Prada o de mercadillo, me da igual. Como que la talla 38 o 40 es grande??? Acaso no se dan cuenta del daño que hacen con esos guiones tan cretinos y estúpidos en lo que unicamente importa es la aparencia de las cosas y no el fondo, la base, los valores que sustentan el crecimiento y evolucion de las personas. Es que ni al final (porque, si, me la tragué entera) la moraleja es contundente con todo este despropósito de historia. Por favor, no se dejen engañar y no engañen, LA APARIENCIA NO LO ES TODO. Unicamente destacable en lo bueno las imagenes de Nueva York y Paris (que triste cuando es así en cualquier película).

A decir verdad, la película la salva Stanley Tucci. Todos dicen sobre el gran talento de Meryl Streep, así que no vamos a decir nada sobre ella.
¿Qué podemos decir sobre Stanley Tucci? Nada. Pero tenemos que hacerlo. Entonces, quiero notar que su papel de un hombre de orientación sexual no tradicional se destaca mucho en el fondo de los demás, especialmente de Adrian Grenier, que se comporta como una mujer. Aunque... Simon Baker tampoco me impresionó. Lo mismo podemos decir sobre todos los otros actores.
En cuanto al trabajo del director de fotografía es horrible. No se puede comprender, que hacía el director, parece que durante el rodaje bebía té y comía tartas.
De maquillaje no puedo decir nada censurable.
Y la ropa... No puedo creer que en la película sobre la ropa los actores vistan ESTO.

En conclusión quisiera decir que "El diablo viste de Prada" me encantó y ahora es una de mis películas preferidas.

Recuerdo la primera vez que vi esta película, pensaba: "pobrecita, mira que ella tampoco saber lo que era "Dolce&Gabanna", me siento identificada".
La verdad es que es una película completa, habla por un lado sobre lo que es no prepararse una entrevista, habla sobre el tema de la anorexia, poniendo ejemplo de dietas ridículas, que más de una habrá intentado seguir, por desgracia, de cómo un trabajo puede influir en tu vida personal, pero por encima de todo, trata la falta de valores a la que podemos llegar por un puesto de trabajo.
En mi opinión es una película entretenida con buena doses de humor en la que Meryl Streep hace un papel increíble, y que pasará a la historia como un libro que iba dirigido hacia una gran crítica, supuestamente Anna de Winter, pero con tanta influencia que no se atrevieron a ponerla como protagonista, cambiando el nombre por el de Miranda Priestly.

La verdad es que no esperaba gran cosa de una película con la apariencia de "El diablo viste de Prada". Pese al intento de ofrecer al espectador, o mayormente la espectadora media, una especie de mensaje de autoyuda que le levante la autoestima (¡si te lo propones, puedes ser todo lo quieras!), parece que la única razón de ser de semejante intento es presentarnos del modo más chic posible el mundo de la moda. Es cierto que no todo es maravilloso y por ahí se escapa alguna que otra pulla pero el mensaje final es de una frivolidad espantosa. Por ejemplo, da igual si mi vida es un desastre, si nadie mi quiere o me soporta, si soy una amargada o lo que sea, da igual si llevas un bolso marca "Pepito" o un conjunto de "Paco" (marcas ficticias, no las busquéis). Es decir, me importa un pepino el interior, mato por la apariencia.

"El diablo viste de Prada" plantea la típica historia del patito feo que gracias a su fuerza de voluntad se transforma en una especie de cisne (o también la de la Cenicienta). Andrea "Andy" Sachs (Anne Hathaway), joven periodista que descuida totalmente su apariencia personal, decide trabajar en una gran revista de moda como trampolín hacia trabajos más sesudos. Allí se topa con Miranda Priestly (Meryl Streep), la férrea editora, con la que tendrá sus más y sus menos. Pese a sus recelos iniciales acaba siendo abducida por este mundo, lo que le generará algunos conflictos con su círculo más cercano, lo cual se agradece, si bien la evolución del personaje de Andy te acaba cogiendo un poco a contrapié, lo mismo que la propia historia cuyo desenlace no es tan obvio.

Pese a todo, la historia de esta película te genera muy escaso interés, pues a uno le cuesta sintonizar con este mundo, sin que por otro los problemas personales te los tomes en serio. Al final se ve casi por obligación para ver en qué acaba todo. Salvo para incondicionales del estilismo, lo único que vale la pena es ver a Anne Hathaway, por otro lado, actriz no muy atractivo, todo hay que decirlo, cuando lleva esa chaqueta tweed de graduación, con esas botas extralargas estupendas ultrafetichistas, no sé si marrón o negras, conjunto íntegro de Chanel (vaya se me está pegando).

Película sencilla y divertida. Un buen argumento. Un guion extraordinario. Un reparto asombroso que consigue lo que se aspira que es entretener acerca del siempre difícil y competitivo mundo de la moda. Las protagonistas de estas novelas suelen ser mujeres trabajadoras, con cierta obsesión por la figura, los trapos y los hombres. En definitiva, mujeres barnizadas con cierto halo de modernidad Me encanta el papel de (Anne Hathaway) en Andrea, y como deja la moraleja: “Vive para ser feliz. No mueras por dos trapos”. “No pienses que eres rara, ni de otro planeta. No te dejes guiar por esas modas estúpidas, ni plancharte el pelo para llevarlo perfecto, ni tampoco posar en todas las fotos con una sonrisa falsa. Si quieres ser feliz debe ser tú, simplemente eres distinta, no te dejas arrastrar aunque para otros salgas mal, sobre todo debes ser natural. No debes callar lo que piensas, felizmente di tu parecer. Ríe, ama, se feliz. La felicidades está en ser simplemente tú”.
En resumen, película muy recomendable, fantástica y para pasar un buen rato. Meryl Streep está increíble, como de costumbre, aunque en esta película destaca mucho más.