Haz click aquí para copiar la URL

La gran familia española

Comedia. Drama. Romance Durante la final del mundial de fútbol de Sudáfrica se celebra una boda. Ese día, mientras España entera se paraliza, una familia con cinco hijos de nombres bíblicos (Adán, Benjamín, Caleb, Daniel y Efraín) se enfrenta también al partido más importante de su vida. (FILMAFFINITY)
<< 1 20 27 28 29 32 >>
Críticas 158
Críticas ordenadas por utilidad
16 de julio de 2014
Sé el primero en valorar esta crítica
Una finca, una familia numerosa y peculiar, un acontecimiento para celebrar, intereses personales, la vuelta del hijo pródigo, intenciones enmascaradas y humor, mucho humor. Lo que parece la premisa de la película de Saura a la que hace referencia el título, se corresponde en este caso con el último largometraje de Sánchez Árevalo y se mezcla además, con referentes del cine clásico americano y con algunas de las convenciones de las comedias estadounidenses actuales.

Una especie de ensalada en la que no falta el “ingrediente Arévalo”, una seña de identidad que acompaña al director madrileño desde 2006 y que acabó por consolidarse en "Primos". Sin embargo, "La gran familia española" no arriesga, o al menos no demasiado, Arévalo sabe cuáles son sus cartas y las juega sobre seguro, de forma cauta hasta que logra anotar el tanto ganador antes del final del partido, en una escena de montaje que más bien parece un peloteo rápido y que sacará más de una sonrisa.

Pero, aunque la premisa resulte atractiva, los personajes carismáticos e interpretados por un reparto que por experiencia sabemos que no decepciona, el ritmo ágil y el final sorpresivo dentro de lo planteado; hay algo que falla, algo que impide el paso de lo correcto a lo genial, como si de los siete hermanos de la película americana solo pudiésemos aspirar a cinco, cuando la trayectoria de Arévalo indica lo contrario y le sitúa en el momento justo para mirar más allá de sus propios códigos.

Estamos ante un tipo de cine que hace taquilla, un cine español que gusta en España (cuando es ese precisamente el reto que parece más difícil de conseguir) un cine que puede aprovecharse de su situación y trascender en vez de solo esbozar. Puede que en este sentido "La gran familia española" sea un preludio de lo que el humor de Sánchez Arévalo puede llegar a ser, la consolidación de un estilo que se relacione con los maestros del género en nuestro territorio y que al mismo tiempo sea capaz de romper tópicos, tanto de nuestra realidad social como de los asociados a nuestro cine.

[Más críticas en http://tegustarasitegusta.wordpress.com / @TeGustaraSi]
TGsiTG
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de julio de 2014
Sé el primero en valorar esta crítica
A veces sorprende como se puede esperar ver una película guiándote por la campaña publicitaria, y encontrarse con algo completamente distinto.

Esta película podría haber contado exactamente lo mismo sin necesidad de escudarse tras la final del Campenato mundial de fútbol en Sudáfrica. Mas que un homenaje al fútbol ( cuya presencia es mínima y anecdótica) es más bién un homenaje al cine clásico de Hollywood, más concretamente al musical Siete Novias para Siete Hermanos.

Tampoco se trata, como dice la promoción, de una divertida comedia, sino de una tragicomedia de tintes melancólicos sobre las relaciones familiares y de pareja. O sea , lo que ya hemos visto infinidad de veces.

Destaca, eso sí el plantel artístico, y entre todos, el joven Patrick Criado, auténtico protagonista de la história frente a los nominados Antonio de la Torre, que hace lo de siempre , y Roberto Álamo, algo sobreactuado (¿Cuando dejarán de usar la discapacidad como asunto cómico?).

Otra pega de la película que afecta a la mayoría del cine español, es su mala audición (y yó que creía que la única que hablaba en susurros era Nawja Ninri.
jpirisb
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
15 de agosto de 2014
Sé el primero en valorar esta crítica
Daniel Sánchez Arévalo ha vuelto a demostrar por qué es uno de los directores jóvenes con más proyección en el panorama actual. Su cuarta película, La gran familia española, ha conseguido plasmar una buena historia, con la final del Mundial como catalizador de todas las emociones, a partir de un guión sencillo del que ha sacado el máximo provecho, mejorando el nivel dejado por su anterior película, Primos. Culpa de ello lo tiene la alineación de Sánchez Arévalo, ese once titular con el que ha sabido rodearse esta vez. Unos habituales de oro como Quim Gutiérrez y Antonio de la Torre; una chica que es una catarsis en sí misma, Verónica Echegui; Héctor Colomé; jóvenes en proyección como Patrick Criado, Sandra Martín y Arancha Martí y dos incorporaciones que hay que apostar porque vuelvan a coincidir con el madrileño: Miquel Fernández y un asombroso y tierno Roberto Álamo, muy diferente de aquel que se nos presentó en La piel que habito. Amén del cameo obligado de Raúl Arévalo, que con poco que decir le vale para hacer sonora la carcajada.

La historia de una boda en el momento más inoportuno, la del "benjamín" de la familia. Una familia atípica, como todas o casi todas, con el hermano depresivo, el hermano retrasado, el hermano que se fue y el que se quedó, y el descerebrado que decide casarse. En resumen: Adán, Benjamín, Caleb, Daniel y Efraín. Nombres bíblicos, del mayor al menor y por orden alfabético, que responden a los ecos dejados por Siete bodas para siete hermanos (Stanley Donen, 1954). Por contra, la novia embarazada (Arancha Martí), su melliza rebelde (Sandra Martín) y la tía de ambas, Cristina (Verónica Echegui), partícipe de un triángulo amoroso con Caleb (Quim Gutiérrez) y Daniel (Miquel Fernández). Sánchez Arévalo ha sabido reflejar en pantalla una realidad: ninguno somos perfectos, todos tenemos nuestros miedos y nuestras mierdas, pero sólo basta con un momento para olvidar todo, en esta ocasión el Mundial que nos llevamos de Sudáfrica.

Obviamente, Sánchez Arévalo ha querido construir una comedia y, sin duda, tiene el mérito de ser una de las mejores del cine patrio del año y, ojo, de la década. Pero no podemos obviar que detrás de todo está esa carga dramática que emerge a raíz de las subtramas. La depresión de Antonio de la Torre, personaje interpretativamente continuación del que dejó en Primos; las conversaciones huidizas entre hermanos o ex parejas; los debates sentimentales aparecidos de pronto y con consecuencias inimaginables; o los descubrimientos de los secretos de familia, capaces de cambiar todo. Envolviéndolo todo están esos pequeños grandes detalles que rodean a La gran familia española. Esa coreografía camino del altar al son de Feel so close (licencia artística, pues la canción es del 2011 y la película transcurre en 2010); esa escena de la piscina y el álbum de recuerdos bajo los acordes de Josh Rouse; ese montaje maravilloso de las dos conversaciones familiares simultáneas, capaz de sacar las risas de la sala (detalle de esa risita de Echegui, que enamora) y ese sentido común que intenta transmitir el personaje de Verónica Echegui, el alter ego femenino del director. Queda claro que la película consigue su objetivo en algo más de hora y media de metraje: ofrecer una historia divertida que, para alegría o desgracia de sus protagonistas, discurre durante la final del Mundial. Pero mirándolo desde otro punto de vista, La gran familia española permite rememorar, por unos segundos, la alegría desbordada y sentida por el gol de Iniesta.
YonBurgoa
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
16 de agosto de 2014
Sé el primero en valorar esta crítica
Años siguiendo a Daniel Sanchez Arévalo tras Azuloscurocasinegro. Después vinieron Gordos, y Primos. Todas magníficas, donde el humor estába o no, pero la complejidad de los personajes se respiraba. Donde cada uno de ellos podría existir en la realidad, o ser un vecino. Esa era la magia de Daniel Sanchez Arévalo, que creaba unos personajes reales, tan reales, que dudabas con ellos y sufrias con sus indecisiones. En las que podías aceptar sus limitaciones y disculparlas. Los personajes femeninos no estaban bien construidos, pero se suplia por los otros. Grande.
Sin embargo, ahora, la gran familia española, versión de 7 novias para 7 hermanos, en la que los hermanos no se sabe porqué sufren, no se sabe porqué rien, o desean algo. En la que intenta contar la historia del menor, protagonista, y no se sostiene ni plantea cierto interés. Predecible.
La gran familia española, tiene momentos descontextualizados, que no tienen sentido. Como esa tripa de embarazada o ese baile al llegar al altar. Un sin sentido rodeado de personajes sin trasfondo.

Para los que siguieron las anteriores y no creen lo que leen.
pandora
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6 de enero de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
Cuarta película del realizador Daniel Sánchez Arévalo en la que como su nombre indica gira alrededor de una familia de cuatro hermanos, el más pequeño de los cuales no se le ocurre otra fecha para casarse que el día que España juega la final del mundial.

Aparentemente se trata de una comedia. Aunque si obviamos la campaña de marketing, en realidad comprobaremos que el film sigue da un paso más en la línea marcada por el realizador en sus films anteriores, en los que gira alrededor de las relaciones personales. Después de retratar las visicitudes de unos "primos" en una boda frustrada, ahora nos habla de hermanos, padres e hijos preparando una boda en una historia de aire coral en la que no hay un protagonista claro. No es cierto, sí lo hay pero no se ve.

En esta ocasión el punto de partida no puede ser más cinematográfico: Al igual que el musical "7 novias para 7 hermanos", el patrica de la familia, admirador declarado del film, empezó su propio abecedario bíblico, aunque se frenó en el quinto (Efraín interpretado por Patrick Criado). Sin embargo el primogénito Adan (Antonio De la Torre) continuó la tradición con su hija. El resto de hermanos lo componen el bonachón Benjamín (Roberto Álamo) y Caleb (Quim Gutierrez) una especie de hijo pródigo ausente durante dos años. De hecho, la saludable y activa familia de montañeses del siglo XIX que retrató en su día el realizador Stanley Donen nada tiene que ver con la que nos presenta Sánchez Arévalo. Por un lado un padre con el corazón roto, un hijo con ansiedad permanente, otro que vive en un particular mundo, aunque paradójicamente es el que sabe más cosas, dos hermanos que parecen enfrentados por la misma mujer y el último que se declaró a la que será su futura mujer con 10 años. Y alrededor de todos ellos la sombra de la madre, que les abandonó hace años y a quien no vemos en ningún momento pero a quien el desenlace de la historia le depara un protagonismo mucho mayor pese a su ausencia.

El realizador vuelve a mostrarnos su buen hacer cuando se trata de retratar a personajes atrapados, ya sea por obligaciones más o menos autoimpuestas, ya sea por sus propios miedos e inseguridades. Como siempre, este es uno de los puntos fuertes de un film de aire más bien dramático pero que no olvida dar algunas pinceladas de humor, ayudado por la presencia de un testimonial (y desprovechado) Raúl Arévalo. Mientras la selección Española lucha por conseguir la copa del mundo, la peculiar familia retratada por Daniel Sánchez Arévalo se reúne alrededor de su patriarca enfermo, momento en que iremos conociendo las circunstancias particulares de cada uno.

En las distancias cortas, mirando a sus personajes cara a cara, como ya lo demostrara con la que a mi parecer sigue siendo su mejor film, "Azuloscurocasinegro", el realizador se mueve como pez en el agua. Cuenta además con un buen reparto de caras conocidas en su filmografía en el que por encima de Quim Gutiérrez terminan destacando mucho más Alberto de la Torre y Roberto Álamo. Su metáfora de familía incompleta (no han llegado a 7 hermanos) sirviéndose de la anécdota cinematográfica está bien lograda, y posiblemente mal resuelta. Su talón de Aquiles siguen siendo los personajes femeninos. Y eso que sólo se limita a Cris (Verónica Echegui) aparentemente atrapada entre dos hermanos, y dos hermanas en otro triángulo con el más pequeño de la familia. Cuando el foco se centra en sus personajes, a las adolescentes hermanas no consigue superar el cliché (una rubia tonta y otra morena rebelde), mientras que el personaje de Verónica Echegui, deambula por el escenario sin un rol fuerte al que agarrarse. Por otro lado, la relación entre Caleb y Daniel tampoco está conseguida del todo, ni hay una tensión entre ellos ni cuando estallan nos lo terminamos de creer. Quizás Quim Gutierrez interioriza demasiado su personaje, dándelo un aura de misterio místico que le perjudica. Pero tampoco Miquel Fernández, en su composición de Daniel sabe dar el tono a un personaje más fuerte de lo que aparenta. Finalmente la historia de la madre, la gran ausente y (casi) siempre presente es la que termina por darle sentido a todo. Lo que podría ser más discutible es si mantener su ausencia y su secreto beneficia o perjudica al film.

En cualquier caso, pese a ser un film no conseguido del todo, no hay que desmerecer los esfuerzos de un realizador por seguir ahondando en el camino que empezó a marcar hace más de una década que sin llegar al nivel de su primera obra, por lo menos ha conseguido enderezar el camino con respecto sus películas anteriores.
manulynk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 20 27 28 29 32 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow