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El increíble hombre menguante

Ciencia ficción. Fantástico Scott Carey (Grant Williams) navega con su mujer en una lancha motora y, mientras ella va a buscar una cerveza, se ve envuelto en una extraña nube. Unos meses después, empieza a notar extraños cambios en su cuerpo: poco a poco va perdiendo peso y altura hasta hacerse casi invisible. A partir de entonces, su vida será una pesadilla, una lucha constante por la supervivencia, en la que lo cotidiano (un gato, una araña) representa para él ... [+]
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Críticas 98
Críticas ordenadas por utilidad
4 de enero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda mucho más que una película de serie B de ciencia ficción, «El increíble hombre menguante» se vuelve más inabarcable a nivel metafísico conforme va empequeñeciendo a su sufrido protagonista. Sus logros van más allá de sus proezas visuales, realmente meritorias, y de su estructura narrativa, absolutamente atrapante y desasosegante. Se trata de algo más, de un traslado de la mente del espectador a terrenos especulativos respecto al universo y a la realidad del ser humano, planteando una visión cósmica casi lovecraftiana. Además de todo esto, hay que decir que es cine en estado puro, condensado y sublimado en su esencia fantástica hacia el precepto fundamental de las historias de ciencia ficción, la eterna pregunta de «¿Qué pasaría si…?».

La película plantea un dilema primario acerca de la hostilidad del entorno y de cómo esta adquiere relevancia ante el cambio de perspectiva. El agua que pierde un calentador puede significar para un ser humano normal un problema minúsculo, algo que le lleva a mojarse un poco los zapatos y a desatascar la rejilla de un desagüe para evitar que se inunde el sótano. Pero ¿qué magnitud adquiere la misma contingencia si nuestro tamaño corporal no excede los cuatro centímetros de altura? Así, meros incidentes domésticos se convierten en verdaderas catástrofes para el protagonista, y cada nuevo pequeño accidente deviene en un envite por la supervivencia. Los elementos naturales como el gato, la araña y el pájaro también ilustran de forma perspicua la realidad antropológica del ser humano según la perspectiva y la capacidad sin fin de la especie para adaptarse al entorno. El protagonista, famélico y desesperado, hará uso de la inteligencia humana para fabricarse utensilios y armas que le permitan obtener alimentos. No tardará en encontrar una fuente de agua y un escondrijo donde refugiarse. Se trata, al fin y al cabo, de la cronología de la evolución humana trasladada a un argumento de ciencia ficción convincente y apasionante.

Es notable la empatía que el espectador llega a sentir por el personaje, especialmente debido a que el animal de supervivencia en el que se convierte proviene de algo muy cercano a nosotros mismos. Por un lado, la aburrida y monótona vida de un pequeñoburgués de ciudad, algo que culturalmente tenemos ya muy incorporado; por otro, un ser que se vuelve todo instinto ante su desesperada situación, algo de lo que no somos del todo conscientes pero que está muy dentro nuestro. Todo ello genera una proximidad entre personaje y espectador que hace que las desventuras que le vemos experimentar nos resulten muy cercanas.

Párrafo aparte merecen los espectaculares efectos especiales de los que se vale la película para ilustrar el inusitado trastorno genético que sufre el protagonista. Desde su adaptabilidad a la casa de muñecas hasta su huida desesperada de las garras del gato, desde su peripecia por hacerse con un trozo de queso en la ratonera hasta la contemplación de la libertad del pájaro, pasando por el espectacular encendido de la cerilla (de una calidad técnica y una precisión admirables), el aspecto visual de la película está contagiado de ese aire de autenticidad que empapa a toda la trama. Aunque la historia sea demencial, seguramente el fruto de una pesadilla de Matheson, está contada con una convicción y una sinceridad formal que la vuelven muy verosímil.

Por si fuera poco, y como decía al principio, la película no sólo atrapa y apasiona, sino que invita a la reflexión. ¿Qué diferencia puede haber para la inmensidad del cosmos en que nuestro tamaño sea de un metro ochenta y cinco o de cinco milímetros? ¿Realmente somos algo más que una mota de polvo en comparación con el vasto universo? ¿Qué representa para nosotros un insecto y, sobre todo, qué representamos nosotros para él? Las últimas palabras del protagonista, las que cierran la película, resultan emotivas y componen un verdadero canto a la supervivencia, esa convicción final de que somos algo, una existencia insignificante y finita, pero algo al fin y al cabo, mientras permanezca activa aunque sólo sea una molécula de nuestra esencia. Es ese átomo, ese corpúsculo final lo que en definitiva nos otorga la trascendencia y lo que, a fin de cuentas, nos permite acceder desde lo infinitesimal hasta lo infinito.
Arsenevich
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22 de agosto de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película la vi cuando era peque en el cine. No sé si a día de hoy se continúa haciendo, pero antes íbamos un par de veces al cine, teatro,... con el cole. Y una de esas películas fue esta. Es curioso que una película tan antigua nos la hayan puesto, pero oye, me ha quedado un grato recuerdo.

Pasado tantísimos años, es curioso como me acordaba de algunas escenas como si la película la hubiera visto hace una semana. Para ser de la época, tiene unos efectos muy buenos, que yo no los catalogaría como serie B, aunque tiene pinta, ya que están muy bien hechos y están muy bien trabajados.

La única lástima, es el final, que me hubiera gustado saber más. Aunque muestra una parte profunda sobre la existencia y el universo.

Como curiosidad, ara crear las gotas de lluvia se llenaron preservativos con agua.
edugrn
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30 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Increíble Hombre Menguante es un clásico imperecedero. Leyenda del cine de ciencia ficción, y ¿quién sabe? Igual no es ficción del todo (como decía el menudo protagonista).
Este film es un clásico incuestionable que ha envejecido realmente bien con unos efectos artesanales e inteligentes ante tanto artificio CGI actual.
Es una obra de culto disfrutable mucho mas allá de algunas de sus míticas escenas de perspectiva forzada. Nos ofrece una historia que te entretiene, y te atormenta con su potente carga metafísica y filosófica; una verdadera joya cinematográfica por su original reflexión existencial, y todo realizado con una sencillez que asusta.
Una película cargada de momentos y mensajes a salvaguardar: la necesidad de la adaptación perpetua para la supervivencia, la vida después de la muerte, la indiscutible necesidad de todo ser por diminuto que sea dentro del universo, la angustia vital existente en el cosmos, el inevitable deterioro de la apariencia física (verdadero pilar que sustenta nuestra hipócrita sociedad), la auto superación como motor que todo lo puede, los peligrosos riesgos de la radioactividad, el verdadero sentido de la vida, etc.
Valores y recomendaciones que todos debiéramos conocer, que todos debiéramos disfrutar. Gigantescos tesoros en una minúscula película, por duración que no por importancia.
nico
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13 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si a uno le gusta el género, no hay nada mejor ni más entretenido que un buen "pulp" de aventura, intriga, misterio y terror. Y las series B eran y son terreno abonado para ello. En este caldo sabía moverse como pez en el agua Jack Arnold (1916-92) para la Universal a mediados de los 50 tomando como base los relatos de ciencia ficción. Nos dejó una serie de films emblemáticos en este sentido donde el bajo presupuesto era inversamente proporcional al talento del director y sus equipos técnicos de la casa para llevarlos a cabo con éxito. "El increíble hombre menguante" se constituyó en estandarte de todos ellos y se convirtió en un clásico que 63 años después en plena era digital sigue enamorándonos en su aparente sencillez, manteniendo nuestra atención y tensión durante su ajustado metraje  gracias a todos sus elementos: desde la puesta en escena, el buen trabajo de sus actores, la fotografía en blanco y negro de Ellis W. Carter y el equipo de unos efectos especiales pioneros y que aún siguen funcionando dramáticamente.

Con todo y con ello la cinta se encuadra en las circunstancias sociales de su tiempo en plena guerra fría donde el miedo al peligro atómico y los "enemigos llegados de fuera" estaban muy presente pero tiene vocación de ir más allá con una visión de la medida del hombre en el universo y su instinto privilegiado para subsistir y defender su propia responsabilidad como testigo privilegiado mediante su consciencia de todo lo que existe. Grant Williams formado en el Actor´s Studio imprime volumen psicológico y  filosófico a su personaje. El increíble hombre menguante  si acaso, a crecido con los años.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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12 de diciembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De serie B la película tendrá todo lo que quieras, presupuesto, escasa distribución, actores desconocidos... menos el sentido peyorativo que al término serie B se le da. No es una película de baratillo, Jack Arnold derrocha una imaginación y una cantidad de recursos técnicos asombrosos e ilimitados, que más quisieran muchos directores con más dinero y un gran estudio detrás. La película en sí es una obra de arte de la perspectiva, cada plano es un espectáculo y la trama no decae en ningún momento, engancha hasta el final. Muy recomendable.
Malemute Kid
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