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King Kong

Aventuras. Fantástico. Terror Un equipo de cine van a rodar una película a la misteriosa isla de Teschio, al este de Sumatra. Allí los recién llegados descubren la existencia de una civilización prehistórica y de una tribu ancestral que secuestra a la atractiva Ann, la actriz protagonista, para ofrecerla en sacrificio ritual a King, un gigantesco gorila. (FILMAFFINITY)
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Críticas 83
Críticas ordenadas por utilidad
26 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me veo obligado a rehacer mi análisis sobre esta película, no porque haya recibido votos negativos, si no porque considero que no se debe criticar algo poniendo a parir versiones posteriores solo para ensalzar virtudes de esta.
Bien es cierto que esta película como muchas otras con las que crecimos las seguimos apreciando por su valor nostálgico y gracias a que revisiones periódicas de estas por parte de televisiones nos recuerdan un tiempo que fue y que ya no es.
No quiero ni pensar si esta película que vi con unos 10 años por primera vez no volviese a verla de nuevo hasta hoy. Estoy seguro que la imagen y, sobretodo el recuerdo que yo guardaba de ella se caería por los suelos. Sin embargo, gracias a que la reviso de vez en cuando, puedo seguir emocionándome con Kong ya herido de muerte dejando a su amada a salvo en lo alto del Empire State, mientras las balas de los aviones se clavan en su cuerpo, cayendo desde allí.
Por cierto, la novia era una desagradecida. Entiendo que era una historia de amor imposible pero la chica podía tener un poco más de consideración por su peludo enamorado, más que nada por que se pasa gran parte de la película salvándole la vida.
Tengo que decir que esta parte quizás sea la más pesada por saturación, pero sobre todo porque tiene una huida a través de la selva de los dos protagonistas (humanos) principales muy bochornosa corriendo en dirección a la cámara donde ni unos ni otros parecen moverse y donde la cara de Fay Gray más que expresar cansancio y miedo,como es lo que se supone que la acción sugería, parece ir pensando en lo incómodos que eran los zapatos que llevaba o en el modelito que se pondría por la noche.
Pero son sólo pequeños inconvenientes ante la grandeza de la primera aparición de King Kong o su triste final.
jesus
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19 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La figura del gorila gigantesco Kong elevándose y escalando por encima del edificio de forma fálica del Empire State Building mientras en sus manos sostiene a una de las rubias más famosas del mundo del cine, Fay Wray, se ha convertido por méritos propios en una de las secuencias más famosas de la historia del cine. El sueño hecho realidad de dos hombres, Merian C. Cooper y Ernest B. Shoedsack. El éxito de la película fue tal que Schoedsack dirigió en breves una película que compartía un argumento parecido, con el hijo de Kong (1933), e incluso retomarla años más tarde con la que sería su última película, el gran gorila (1949).

Todo empezó con una película planteada entre el 1930 y 1931, llamada Creation y que no se llegó a rodar. El proyecto quedó paralizado por la RKO, la productora que iba a poner el dinero para elaborar una película que combinaba el ataque de diversos reptiles gigantes y dinosaurios que seguramente habrían hecho la delicia del espectador. A Merian C.Cooper no se le olvidaron aquellas imágenes y decidió que aquella película había que llevarla a buen puerto. Fue a él a quien se le ocurrió la idea de introducir un elemento que daría verdadero sentido a la trama: La inclusión de un mono gigante.

Auténtico éxito desde su primer estreno, King Kong es una película que aparte de imágenes tan interesantes como ver las grandes urbes norteamericanas, como Nueva York, destruidas bajo la devastación más monstruosa imaginable, también incluye momentos de delicioso cine, especialmente en su primera parte del metraje. Por otra parte supone la perfección técnica de Harold O’Brien en los efectos especiales, que perfeccionaría las técnicas de la Stop-Motion.

De hecho el propio O’Brien ya había trabajado con esta técnica en películas como El mundo Perdido, una película rodada en 1925, durante el período mudo, y que adaptaba la novela homónima del célebre escritor británico, Arthur Conan Doyle. En este película, O’Brien era el encargado de realizar los efectos especiales, que debían mostrar grandes cantidades de secuencias donde aparecieran dinosaurios y diversa fauna titánica enfrentándose a muerte. O’Brien siguió entonces una técnica que había inventado uno de los pioneros del cine, George Mèlies, la Stop-Motion, que consistía en tomar muchísimas fotografías de un modelo mayormente escultórico para luego poner dichas fotografías en movimiento, creando la sensación de que efectivamente había un movimiento del modelo. Como el Mundo perdido funcionó (pese a ser una película artísticamente discutible) en taquilla, Marion C. Cooper y Shoedsack decidieron contar con su inestimable ayuda. Gracias a esta colaboración se llegó a crear uno de los mitos propios del cinematógrafo, como fue el del gigantesco simio Kong. Además de otros muchos dinosaurios que aparecen en la película, y que en muchas ocasiones se acostumbran a olvidar.

Sin embargo, monstruos aparte, el guión de la película cuenta con un interesantísimo tema: el guiño metacinematográfico, es decir, el cine dentro del cine. El argumento de King Kong gira en torno a un director de cine, Carl Denham, que tiene fama de realizar películas muy exóticas y ambientas mayormente en parajes dejados de la mano de Dios. Esta vez se dirigirá a Sumatra, de la mano de una joven actriz interpretada por Fay Wray a la que ha contratado en último momento, donde cuentan las leyendas que habita un ser monstruoso que perdura desde los tiempos prehistóricos. En realidad, Denham no deja de ser una metáfora del propio Shcoedsack, un director aventurero que toma siempre muchos riesgos para sus películas. Las referencias cinematográficas no se quedan ahí, y de hecho se hace una referencia a la propia historia, cuando uno de los marineros espeta en una secuencia trivial que estamos ante una historia de la bella y la bestia, que no deja de ser una clara alusión al romance entre King Kong y la actriz rubia.

El desarrollo empieza sorprendentemente bien y son las primeras secuencias de la película lo más disfrutable del conjunto. Con una intriga muy bien llevada, la historia nos adentra en la particular historia de una isla misteriosa que oculta diversos secretos. Niebla, nativos peligrosos y sacrificios humanos son elementos explosivos que los directores de la película combinan de manera eficiente para excitar al espectador del momento. Desgraciadamente la originalidad del argumento se viene abajo con las reiteradas secuencias de acción entre diversos y titánicos rivales. Sin duda la lucha entre el Rex y Kong fue una de las escenas más esperadas (después de la escalada del Empire State) por el público, que se lo debió de pasar jocosamente viendo los pasajes en Stop-motion

Sin embargo es interesante remarcar a modo de despedida, como no todos fueron demasiado condescendientes con la película. En el libro de Sebastià Roig, els malsons dels nostres avis, el escritor se dedica a recoger diversas críticas de diversos periódicos y revistas del entorno barcelonés de los años treinta Y es interesante ver como muchos de ellos ya criticaban los efectos especiales del film, a los que ya veían como rudimentarios y anticuados.

También contar como anécdota que King Kong fue una de las películas favoritas de Adolf Hitler, del que se cuenta que acostumbraba a revisionarla cada cierto tiempo.

http://neokunst.wordpress.com/2014/01/19/king-kong-1933/
Kyrios
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23 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las grandes películas del siglo XX fue sin duda esta primera versión de King Kong. Cuenta la historia de una expedición encabezada por un director de cine que acude a una misteriosa isla llamada la Calavera, en la que según se cree vive una gigantesca criatura llamada King Kong. Una vez allí comprueban la veracidad de la historia, cuando la protagonista de la película que supuestamente iban a rodar allí, es raptada por un enorme gorila. La expedición parte en su búsqueda y consigue rescatar a la chica y capturar a la bestia. La idea del director entonces es trasladar a la criatura a Nueva York y exhibirla ante el gran público.

A pesar de los años transcurridos desde que se estrenó, King Kong sigue manteniendo toda su fuerza y magia gracias a una historia emocionante que combina eficazmente la aventura con la sorpresa y el drama. La escena en la que King Kong es abatido en lo alto del Empire State de Nueva York acribillado a balazos por los aviones, forma ya parte de la Historia del Cine. El espectador de todas las edades pasa del terror inicial ante la amenazante criatura, a la tristeza cuando ésta, lejos de su hogar, muere huyendo de sus captores después de "enamorarse" de la joven actriz. Los disturbios que provoca no son gratuitos sino propios de un animal fuera de su habitat que trata de proteger a su "amada" del acoso de curiosos y fans. Toda una crítica al ser humano y su afán por andar enredando con lo que no debe.

Cierto que los efectos especiales son muy malos pero en aquella época no había medios para hacerlos mejor y en mi opinión son lo menos importante puesto que los de las nuevas versiones son mejores y sin embargo en cuanto a la calidad artística se refiere, no llegan al nivel de la original. Es decir, que lo importante, lo verdaderamente fascinante de King Kong es la historia y el argumento, no los efectos visuales que son algo meramente secundario. Aunque los de la versión antigua son muy pobres, resultan lo suficientemente efectivos para mostrar claramente lo que quieren contar. La emoción y el suspense se consiguen con un buen guión, ya la escena en el barco cuando los protagonistas se aproximan a su destino y hablan sobre cómo es King Kong, nos deja intrigados e impacientes por ver al monstruo de una vez.

En resumen una obra imperecedera a la que el blanco y negro le sienta cada vez mejor. Causó gran impacto en el momento de su estreno y tuvo un gran éxito de taquilla. Ha sido objeto de varios remakes y versiones similares técnicamente mejores pero ninguna alcanza el nivel de ésta.
Harold Angel
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31 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno tiene la sensación de que al afamado aventurero, documentalista, productor y aviador (llegó a general), Merian C. Cooper y su compañero de andanzas Ernest B. Shoedsack solo les importaba parodiarse a si mismos (ambos son el alter ego de los personajes masculinos protagonistas) en una cinta que culminase su esforzado trabajo como buscadores de emociones exóticas en lejanos lugares, trufadas de ficción para ponérselas en bandeja a un público burgués que nunca saldría de su ciudad dispuestos a pagar por ello y de paso salvar de la bancarrota a la RKO. La jugada les salió redonda. Pero casi sin querer les salió algo más, algo diferente de los precedentes de mundos perdidos con animales prehistóricos y es, a mi juicio, el toque de tercera mano que añadió Ruth Rose, esposa de Shoedsack para hacer que Kong fuera no solo un monstruo "hijo de puta al que había que cargarse" (son palabras del propio C.Cooper cuando decidió interpretar junto con su socio en un breve cameo a los aviadores que dan los tiros de gracia a Kong en el Empire State).
Cuenta el propio Cooper que la idea le vino en un sueño, Edgard Wallace maestro británico de novelas de misterio confeccionó el primer guión (fue lo último que hizo, muriendo poco después), J. A. Creelman lo corrigió sin mucho éxito (acabó tirándose de un edificio en el 41) y por fin la también aventurera Rose le confirió ese halo, que a la postre y a pesar de ir por todo el metraje devorando humanos, le convirtió en el ser más honesto de cuantos encontramos en la película. No sabemos si al personaje que interpreta la estupenda Fay Wray le habría ido mejor con un novio capaz de quererla hasta la muerte, amén de fuerte y muy mono, que con el machista y prepotente de John Discroll.
Los efectos en stop-motión del maestro Harold O´Brien, supongo que aterradores en su momento, inmortalizaron al gran Kong como ese juguete preferido de todos los niños con el que creamos mil y una aventura y que ningún otro posterior por muy sofisticado que fuera o fuese podría reemplazar y por el que seguro que lloramos cuando se perdió en algún lugar de nuestra infancia con el mismo nudo en la garganta que cuando Kong cae desde lo alto de ese símbolo fálico de poder civilizado de una "humanidad" que sigue maltratando, expoliando, mercadeando y extinguiendo a sus compañeros de viaje en esta bola azul que da vueltas sin parar.
King Kong fué un éxito. 82 años después lo sigue siendo.
ELZIETE
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5 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
9 millones de dólares avalan esta gran superproducción de ciencia ficción y aventuras. La creatividad del guión y la intervención de los efectos especiales la hacen irrepetible y inigualable. La película cautiva y mantiene en vilo al espectador en momento, las escenas de acción y la lucha con los dinosaurios y el escenario y el pueblo al pie de la gran muralla cautiva desde el primer momento. La escenas de kong son muy creíbles en la ciudad es unido a los rasca cielos. Sin duda un icono no superado en el séptimo arte, respetada y admirada por todos una obra de arte que es un icono referente Marcano y dejando un legado en el séptimo arte. Muchas escenas de la película fueron eliminada por la censura de la época por ser muy violentas,aunque ene até tiempo me gustaría verla. Sin duda esta película forma parte del corazón del séptimo arte .
Sebastián
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