María, llena eres de gracia

Angustia. Opresión. Ansia de libertad. Miedo. Muchas son las sensaciones que la película sabe transmitir a través de una historia con gran suspense y una protagonista en estado de gracia.

La historia tiene el poder de estar inspirada en el macabro circuito de la cocaína. No se publicita como "basada en hechos reales" pero lo cierto es que muchas mujeres transitan por estos lugares para poder vivir. La realidad en si misma es una fuente inagotable de buenas historias que, a su vez, enseñan algo sobre realidades lejanas. Y eso, en medio de tantas historias frívolas, es un valor añadido para una película. Ahora bien, la historia peca de benevolencia con el american dream.

La fotografía y la música están muy acertadas. Los movimientos de cámara en mano, tal como recoge el manifiesto Dogma, ayudan a dar sensación de verosimilitud, de presenciar la acción desde allí mismo. La música secunda la acción sin sobreponerse a ella, prudente, sin excesos. De hecho el tono general de la película es austero, sin excesos melodramáticos.

Los aplausos que mereció la interpretación de Catalina Sandino están justificados. Es bella y es buena actriz. Sabe conservar el gesto de confianza en sí misma y seriedad que le exige el personaje, pero cuando es necesario sabe alterarlo, y sonreir, y llorar...

Una película que todos los consumidores de cocaína de EEUU deberían ver.

Este film está hecho con una naturalidad que asombra, desde el primer momento te sientes partícipe de la historia, por lo real y detallada, nos enseña punto por punto todo el camino por el que pasa María, el cómo, cuándo, por qué, de llegar a una situación extrema, en la que finalmente haces algo, para lo que no está preparado nadie.

El nivel de los actores es alto, y no solo de Catalina Sandino, sino también de los excelentes secundarios que la rodean, hay varias escenas de éstos, que te ponen un nudo en la garganta, para mí una película imprescindible por el tema que toca.

Comienzo la crítica diciendo que esta película tiene, para mí, un error de base importante, y es que siendo una obra que trata de la necesidad, de la miseria y de la falta de oportunidades, no entiendo que no haya un desarrollo más concienzudo en ese sentido. Porque la escena en la que María decide que va a ofrecerse como mula llega en un momento en el que todavía no se ha dejado notar esa necesidad extrema en su vida, por tanto su decisión resulta precipitada e inexplicada, y eso marca en mi opinión el mensaje de la historia de forma negativa, le resta intensidad.

Porque sí, "María, llena eres de gracia" es una obra incómoda y dura, que muestra, aunque con un enfoque algo desafortunado por lo ya comentado, una sociedad que carece de recursos para subsistir y de la cual sacan provecho los traficantes de drogas. Imagino que fue una película difícil de asumir en su país de origen, porque la denuncia de estas carencias es muy contundente.

La excelente actuación de Catalina Sandino logra aportar una gran fuerza a lo narrado y transmitir las emociones con mucha intensidad. Esto se nota especialmente en la segunda mitad de la obra, en la que el personaje se ve en muchas situaciones extremas y es su interpretación la que logra hacer el agobio, la tensión y los miedos de estas escenas casi insoportables. De hecho, gran parte del éxito de la obra reside en el carisma de su protagonista, que compensa las carencias de guión y de motivaciones.

Por último, es destacable la excelente recreación de los métodos utilizados en el negocio de la droga, desde las tácticas persuasivas en las que se subraya la ausencia de riesgos a las amenazas cada vez menos encubiertas, o la técnica de engullir balas de cocaína ("pepas") para alojarlas en el estómago, y que dan credibilidad a la narración.

En conclusión, ésta es una obra interesante, de un gran valor documental en su forma de recrear el desarrollo de esta actividad, pero que pierde fuerza a raíz de una exploración incompleta de su personaje principal, quien toma una decisión drástica antes de que la trama haga de su situación algo lo suficientemente alarmante como para entender esa necesidad, y por lo que da la sensación de que podría haber sacado bastante más jugo.

María (Catalina Sandino Moreno) es una joven colombiana que vive en las afueras de Bogotá y que se dedica a la recolección de flores. Incapaz de seguir asumiendo el peso del trabajo que conlleva llevar el dinero a su hogar, abandona su trabajo y acepta la propuesta de Franklin (John Alex Toro) un motorista, para que trabaje de “mula”. Es decir, que transporte dentro de su estómago unas cuantas decenas de cápsulas de droga hasta los Estados Unidos. Al comprobar que su novio Juan (Wilson Guerrero) parece estar despreocupado por haberla de dejarla embarazada, María asume cualquier tipo de riesgo que crea llevarla a una vida más próspera. Su amiga Blanca (Yenny Paola Vega) se apuntará a la iniciativa. Y juntas, con Lucy (Guilied López), otra “mula” más veterana, emprenderán el largo viaje en avión hasta Nueva York…

Abordando el cine de denuncia sobre tráfico de drogas e incluso inmigración, el norteamericano Joshua Marston triunfó con su primer trabajo en los diferentes festivales donde la película se proyectó. Muy cercano a las películas de John Sayles, Marston se implica de lleno en la vida diaria (usando un tremendo enfoque de realismo con el paso a paso de su protagonista femenina en su vía crucis de supervivencia) de unas mujeres que son llevadas a su suerte a un incierto paradero, empezando por María, que llevara el peso de su embarazo a una peligrosa situación en la que puede jugarse no solo su vida, sinó también la de su familia en la lejana Bogotá.

Una película recomendable por abordar el tráfico de drogas desde un punto de vista, casi intimista y personal como el testimonio de las mulas, todavía no enfocado al cien por cien.

No literalmente claro, nunca me atrevería a destripar una película en una de mis críticas. El polvo es la referencia a la cocaína, una parte fundamental de este filme hiperrealista que narra la historia de una joven colombiana que decide hacer de mula hacia Nueva York portando en su estómago 52 ‘pepas’ de esta droga, una historia, según advierte el cartel, “basado en miles de historias reales” y esta puede ser el paradigma de todas, la media perfecta de una realidad que parece más real aún en la película y es que en ‘María llena eres de gracia’ encuentras una vida narrada casi en documental y con tanta minuciosidad y concisión que realmente consigue un relato, crudo, verosímil e impactante y todo ello porque no cae en la tentación de la dramatización fácil, de los personajes lloriqueando desparramados por el suelo, no coloca a los personajes en una encrucijada inevitable, ellos eligen lo que quieren hacer, lastrados por la circunstancias, pero no de una forma irremediable, por ello sin dejar de ser un drama, la película huye de la excesiva violencia, muertes o traiciones, ya que ser una ‘mula’ de cocaína ya tiene de por sí la suficiente tensión como para tener que añadir artificios argumentales, no hay moralina, no se juzga a los personajes, hay una historia tan real y emocionante que el discurrir normal puede ser suficiente para captar el interés.

De hecho, esa minuciosidad con la que narra el relato es al comienzo su principal enemiga, ya que el director nos muestra la vida de la muchacha antes de desembocar en esta acción con su familia, su trabajo, su novio… que no deja de ser una vida normal (en Colombia, claro) por lo que al principio, para conocer al personaje en profundidad, la película arranca un poco lenta. Aún así nos sirve para mostrar un tanto la situación de pobreza y desempleo en algunos núcleos familiares y sus estilos de vida y además luego supera con creces los mínimos exigidos de tensión y ritmo, guardando un perfecto equilibrio entre el estilo realista del filme y los resortes melodramáticos (nunca exagerados) que generan la captación de atención hasta el filme.

La gran sorpresa de esta película se llama Catalina Sandino, con una actuación tan enorme que incluso hizo que una jovencísima y desconocida actriz colombiana (nacida en Bogotá en 1981) llamase la atención lo suficiente como para que el cerradísimo (a los no norteamericanos) club de Hollywood la nominara al Oscar a la mejor actriz por una película que casi ningún ‘yankee’ había visto. Está al igual que la película, naturalísima, sin estridencias, sin desentonar nunca y contando un drama desde la sinceridad, sin forzar la menor expresión para derramar una lágrima. Increible actuación en una película recomendable, que muestra sin fisuras y sin exageraciones este trozo del transporte de la droga desde Colombia.

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