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El león en invierno

Drama Año 1183. El rey de Inglaterra Enrique II Plantagenet reúne a toda su familia para pasar las Navidades y decidir quién le sucederá en el trono. Manda llamar a su esposa, la maquiavélica Leonor de Aquitania, a quien mantiene encerrada en una torre después de haberla repudiado, y también a sus tres hijos: el taimado Geoffrey, el insignificante John (Juan sin Tierra) y el colérico Richard (Ricardo I Corazón de León). Conviene tener en ... [+]
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
3 de febrero de 2007
61 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film independiente, realizado por Anthony Harvey. Se basa en la obra de teatro "The Lion In Winter", de James Goldman, adaptada por él. Se rodó en Francia (Abadía de Montmajour y Castillo de Tarascón), Irlanda, Gales (RU) y en los Admore Studios (Irlanda). Nominado a 7 Oscar, ganó 3 (actriz, guión y música). Obtuvo otros 11 pemios. Producida por Martin Poll, se estrenó el 30-X-1968 (EEUU) y el 29-XII-1968 (RU).

La acción tiene lugar en el Castillo de Chinon (Arlés, Francia), residencia habitual de Enrique II (Peter O'Toole), en la Navidad de 1183. El rey convoca a su esposa Leonor de Aquitania (Katharine Hepburn), los tres hijos de ambos (Ricardo, Geofredo y Juan), su amante Alais (Jane Merrow) y Felipe II de Francia (Timothy Dalton), de 17 años, hermanastro de Alais. El motivo de la reunión es debatir sobre el nombramiento de un nuevo heredero, condición a la que aspiran los 3 hermanos. Ricardo (Anthony Hopkins), de 25, es colérico, ambicioso, inteligente y ha vivido algunas experiencias homosexuales. Geofredo, de 20, es manipulador y bribón. Juan, de 16, cargado de espaldas, indeciso y lento de reflejos, es el preferido del padre.

La película muestra el ambiente opresivo de reproches, traiciones, envidias, celos, odios, engaños y deslealtades, que envuelven la vida de la familia durante la reunión. La madre apoya la candidatura de Ricardo (porque le devolverá libertad y rango) y desea una resolución rápida del tema (que aleje a Alais de Enrique). El rey dice que prefiere a su hijo menor, John, pero amaga sus intenciones con mentiras. Felipe, los 3 hermanos y la reina urden una conspiración contra Enrique sin contar con la capacidad de reacción de éste y su astucia. La acción se sustenta en la complacencia del rey en ver cómo sus hijos luchan por ambición. Le gusta que sean aguerridos y despiadados. El rey juega con la ventaja de su poder y experiencia, superior inteligencia, capacidad de sorpresa y sentido lúdico. En el trasfondo del drama se hallan dos hechos: el Reino de Enrique II es el más grande y poderoso del mundo y es firme el propósito del rey de no dividirlo entre los hijos (como hiciera el rey Lear). En el curso del debate/disputa/juego el rey engaña y zahiere a los suyos, mientras a su vez es vícitma de los dardos que éstos concentran sobre sus puntos débiles: el recuerdo de su antigua amante, Rosamunda Clifford, y sus remordiemientos por el asesinato de Thomas Becket.

La música ofrece una partitura de orquesta y coros, que evoca las melodías del s XII, con formas solemnes, tonos religiosos, aires dramáticos y ribetes fúnebres. La fotografía mueve la cámara con decisión y energía, construye largos travellings y zooms de produndidad y se sitúa con gran precisión. Hace uso preferente de los dorados, ocres y marrones. Pese a las referencias históricas, el relato es de ficción: en 1183 no hubo consejo en Chinon. Las interpretaciones de O'Toole y Hepburn son magníficas. Debutan con mérito Anthony Hopkins y Timothy Dalton.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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6 de diciembre de 2007
49 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imprescindible por varias cosas. Primero por la magistral interpretación de Katharine Hepburn y Peter O'Toole, que hacen gala de una gran química en pantalla, sorteando con acierto las imprevisibles embestidas de un guión, que con sus idas y venidas, complica la actuación de ambos, obligándoles a dar muestra de multitud de registros, incluso en una misma secuencia. De entre los secundarios (a pesar de que todos están más que acertados), yo destacaría el cínico y sombrío papel de John Castle (Geoffrey), quien a pesar de ser repudiado por el resto de personajes de la trama, logra mantenerse lo suficientemente cerca de ellos como para poder jugar sus bazas en la contienda.
Segundo, por el original tratamiento de la vida en la Corte inglesa; alejado de ideas estereotipadas basadas en la ostentosidad de los monarcas, Harvey nos muestra una hipótesis más realista de la vida en palacio en el s. XII. Ese realismo se ve acentuado en el personaje del Rey (O'Toole), quién no precisa nada más que de una hermosa capa y una corona, para dejar de parecer un campesino más, y convertirse en el hombre más poderoso de la Tierra.
Por último, imprescindible por el enorme guión nombrado anteriormente, que descoloca continuamente al espectador y lo sumerge en un laberinto de estrategias, traiciones, rencores, pasiones y recuerdos, desarrollados con la estructura de la mejor de las partidas de ajedrez.
Josey Wales
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2 de agosto de 2007
37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Densa y farragosa película histórica con guión adaptado. La historia se centra en la Navidad de 1183 en torno a: Henry II Plantagenet, rey de Inglaterra; su esposa Leonor de Aquitania; su amante Alais, hermana del rey de Francia; y sus tres hijos varones, Richard (Ricardo Corazón de León), John (Juan sin Tierra) y Geoffrey.
La trama discurre con lentitud y asfixia por las ponzoñosas relaciones entre todos los miembros de la familia real. Todo son confabulaciones, odios y rivalidad por la sucesión al trono. El rey tiene en John su favorito; la reina tiene como favorito a Richard. Ambos han fomentado en sus hijos el odio, los recelos, la ambición desmesurada a cualquier precio. Todos son unos intrigantes, nadie se fía de nadie, el rey mantiene encerrada casi todo el año a la reina, la reina se entretiene en tramar conspiraciones y traiciones y los hijos han aprendido muy bien de sus padres. El dulce hogar de esa familia es un nido de víboras en el que todos están listos para morder a la primera oportunidad. Unas relaciones muy conflictivas, en las que si alguna vez ha existido amor, es un amor falso y traicionero que va acompañado de veneno y de maquinaciones.
Cruel maquinaria del poder, en la que los seres humanos quedan reducidos a títeres que venden su alma a cambio de territorios, alianzas, ejércitos y dominio. En aquellas familias reales en las que se mamaba una monstruosa sed de poder desde la cuna, ¿cabía esperar otra cosa?
Cuando el mismo Papa de Roma estaba corrupto hasta la médula y vendido al mejor postor que le sentaba en el trono de San Pedro, cuando las grandes potencias europeas guerreaban continuamente entre sí para obtener más territorios y más poder, ¿cabía albergar algún atisbo de moral y honradez en papas, reyes y demás peces gordos que movían los hilos de todo el continente?
Agobiante, con diálogos repletos de amargura y sarcasmo y complejas relaciones en las que un frágil cariño, la falsedad y la desconfianza se dan la mano y son inseparables, todo sazonado por muy buenas actuaciones, sobre todo del dúo protagonista: Katharine Hepburn y Peter O'Toole.
De todos modos, pese a que le reconozco sus virtudes a esta película, como sus excelentes actores protagonistas y su elaborado guión, sin embargo también es muy cansina, demasiado desalentadora, con frecuencia las reacciones de los personajes desorientan y marean, la ambientación no está mal pero hay escenas mediocres, como las de las luchas, aunque éstas no se prodigan.
En definitiva, se trata más que nada de un complejo drama psicológico que desgrana un complicado retrato de las difíciles relaciones paterno-filiales cuando lo único que mueve a los individuos es la sucesión al trono y aprenden a desechar todo escrúpulo para lograr su objetivo. Está claro que a ninguno de aquellos señorones les importaba un pimiento su pueblo mientras ellos tuvieran la corona, sin preocuparse de que tenían un reino que sacar adelante.
Vivoleyendo
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9 de julio de 2015
31 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es probable que mi crítica reciba más “noes” que los habidos en el referéndum griego pues intuyo que meterse con esta “vaca sagrada” es casi delito de lesa majestad (nunca mejor dicho) visto el prestigio que atesora y las abultadas notas y alabanzas que recibe en FA.

Discrepando de la opinión general la suspendo por:

- Guion y diálogos.

El guion es monotemático, se centra en tomar a cuatro personajes y combinar de cuatro en cuatro (a veces cinco si contamos al rey de Francia) sus traiciones e infidelidades, que se tejen y destejen con rapidez inaudita. Tiene algo de sálvame de luxe todo este juego de acercamientos y distanciamiento de personajes.

Los diálogos son excesivamente densos, farragosos, muchas veces confusos, y las más veces tediosos. El texto literario no es brillante ni aporta grandes sentencias al modo Shakesperiano; hay algunas líneas aisladas destacables (“he tenido descendencia pero no hijos”), pero son las menos en el torbellino de palabras que durante dos horas y media verborrean sin tasa los personajes (esto, difícilmente digerible en la versión doblada debe requerir titánicos esfuerzos en VOS).

- Caracterización psicológica de personajes

Es chocante la volubilidad y ligereza con que se comportan (cambian sus alianzas y planes con celeridad inusitada) y, sobre todo, por sus repentinos cambio de humor, y propósitos en una misma escena. Así Eleonor pasa de desear prácticamente la muerte de su marido a jurarle amor eterno (a un maltratador, dicho sea de paso, que la ha tenido encerrada 10 años sin salir de un castillo, bah pelillos a la mar…). En otra escena entre la Hepburn y la amante del Rey pasan, en microsegundos, de sacarse las uñas a tiernas demostraciones de afecto. Está veleidad en el comportamiento de los personajes son artificiales, impostadas, y falsas.

En cuanto a las actuaciones, hay que alabar la de O´Toole y un joven Anthony Hopkins. Sin embargo, la Hepburn está pelín afectada y en 1968, con 61 años a sus espaldas está excesivamente mayor respecto a un O´Toole que tenía 36. Aunque el rigor histórico en una obra de ficción no es exigible, cabe señalar que Leonor era “solo” 10 años mayor que su marido. En la película esa exagerada diferencia de edad hace que ambos formen una pareja improbable.

La peor actuación, sin duda, es la de Juan, caracterizado como un quasimodo grotesco e histriónico que cuesta mucho creer que sea el favorito del rey. Hay que destacar la muy teatral (en sentido peyorativo “teatral” como artificial) escena de “las cortinas” donde al final de la misma, Juan en pie parece un simio cheposo, con esos brazos flácidos y una mandíbula exageradamente abierta por la que parece caérsele la baba. Fatal elección de casting y/o desidia en la dirección de este actor.

También hay aspectos positivos, razón del moderado cate: la fotografía (cuando una película no nos gusta a veces nos consolamos diciendo que al menos la fotografía es muy buena, pero aquí es verdad; véase la escena inicial de la playa o la espectacular llegada del barco de la reina por el rio), los decorados y vestuarios (especialmente me gusta la desmitificación de ese periodo siniestro de la edad media: algunos ejemplos; en el banquete los perros discurren libremente entre los comensales; el rey se lava las manos rompiendo el hielo de una pila en una habitación que intuimos glacial; los sirvientes duermen en la cocina, y el patio del castillo es un carajal donde el rey se mueve como un paisano mas).
Esta desmitificación de la edad media está bien lograda (en la línea de un “Robin y Marian” o de “Un nombre de la rosa” películas que reflejan una Edad Media que supongo más auténtica que los clichés hollywodienses al uso).

En resumen, un guion excesivamente centrado en alianzas y traiciones rápidamente alteradas, junto con diálogos farragosos, prolijos y una desmesurada duración no compensan los otros méritos de la película, por lo que recibe ese moderado cate.
Alvaro3
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16 de marzo de 2010
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable realización acerca de la crisis de sucesión durante el reinado de Enrique II.
Presenta un guión adaptado de modo brillante, ejecutándose con un aire teatral impecable, acompañado de una adecuada banda sonora.
Las actuaciones son sobresalientes en especial de Katharine Hepburn que en mi opinión desarrolla la mejor de sus interpretaciones.
Como reflexión al espectador va tocando un tema netamente familiar mostrando peleas y discusiones que con obvias diferencias nobiliarias presenta cualquier familia de cualquier época.
Dr.Juventus
DrJuve
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