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La mujer del año

Comedia. Romance Tess y Sam son dos periodistas que trabajan para el mismo diario y que no se caen nada bien. Al menos al principio, ya que pronto descubren que están hechos el uno para el otro y se casan. Pero Tess es una mujer muy activa y una de las más famosas feministas de América, lo que hace que sea elegida como "La mujer del año". Ocupada como está, olvida su relación con Sam y este empieza a hartarse de ser siempre la segunda opción en la vida ... [+]
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
3 de mayo de 2012
48 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
89/17(21/04/12) Sobrevalorada tragicomedia, que posee un buen arranque pero que a medida que avanza se vuelve rancia y retrógrada, y es que el paso del tiempo la ha maltratado. Fue la primera ocasión en que la pareja Katharine Hepburn y Spencer Tracy trabajó junta, el relato tiene como escenario Nueva York, y se centra en Sam Craig (buen Spencer Tracy), un periodista deportivo que tiene un enfrentamiento por medio de artículos con otra periodista, Tess Harding (buena Katherine Hepburn), dedicada con mucho éxito a la actualidad internacional, y una gran militante feminista, son dos polos opuestos que al conocerse se sienten atraídos y deciden casarse, pero sus dos personalidades chocan una y otra vez, el gran protagonismo de … hace que … se sienta anulado, lo que es un increscendo de problemas. La cinta está partida en dos, en su primer tramo parece ser una comedia de estilo ‘screwball’, donde la lucha de sexos hace brotar diálogos frescos y situaciones divertidas, destacando la escena en el partido de beisbol, todo un alarde de ingenio humorístico, este bloque si merece muy mucho la pena, promete una comedia ágil y fluida, pero cuando mejor estaba la historia da un giro total para tornarse en un melodrama casposo en el que se critica veladamente que una mujer tenga éxito en su vida profesional y que se olvide de su marido, al que por supuesto está obligado a cocinarle, es de un machismo arcaico, encima para dar argumentos a esto se añade un escabroso tema de adopción, algo que se trata de modo nefasto, fuerzan la situación hasta resultar vomitivo, algo tan serio se aborda trivialmente, el marido como ella no lo cuida y el no tiene intención, pues lo devuelvo al corral, como si un animal fuese, patético, para llegar a un final que parece salido de un documental pedagógico del NO&DO, esta parte destroza todo lo bueno, y es que lo que me queda de está paleolítica crítica social, es un esposo celoso de una mujer triunfadora y que lo que anhela es que no salga de casa y que le ponga las pantuflas al volver este del curro, mezquino, y es que el mundo cambiaba y no se puede parar. Que el guión obtuviera el Oscar es para hacérselo mirar. Reseñable es la gran química del dúo, destilan una enorme compenetración, los dos poseen un gran carisma que en las escenas compartidas se potencia de modo magnífico, fue el comienzo de uno de las grandes parejas del cine y trabajaron en siete ocasiones más juntos, lo de su romance tras las cámaras es vox pópuli. Este film solo lo recomiendo por su primera parte y por la anécdota del primer trabajo conjunto del binomio. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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5 de febrero de 2007
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí comenzaba uno de los romances más famosos de la historia del cine. Se cuenta que, cuando se inició el rodaje, el director del film, George Stevens, tenía una relación sentimental con la mismísima Hepburn. Pero aquello no podía durar mucho tiempo a juzgar por la química que, desde un primer momento, surgió entre la pareja protagonista.

Tracy & Hepburn están realmente soberbios durante todo el metraje de esta historia que trae a colación la lucha de sexos, tema que sería el pilar de otra celebrada cinta protagonizada por ambos actores, "La costilla de Adán".
La temática resulta actual, ya que nos presenta una pareja en la que ambos trabajan y en la que, curiosamente, la mujer tiene mayores éxitos profesionales que el marido. Se plantea el dilema de si la esposa, al convertirse en tal, debe abandonar su carrera laboral en beneficio de la relación matrimonial. Una idea resulta revolucionaria para la época, y es que el protagonista masculino, en un momento del film, aboga porque la mujer sea capaz de compaginar ambas funciones, trabajo y hogar, en un equilibrio compensatorio.

En definitiva, un guión fresco y dinámico, lleno de frases y situaciones divertidas, al más puro estilo de la comedia hollywoodiense de la época. Y unas interpretaciones magistrales, en las que tanto Spencer Tracy como Katharine Hepburn demuestran sus increíbles dotes para la comedia, entre otras muchas. Muy recomendable es no perderse la secuencia final del desayuno, porque no tiene desperdicio.

Pocas parejas fílmicas han tenido una vida profesional tan fructífera, desde "La mujer del año" hasta "Adivina quién viene esta noche", la última en la que intervinieron juntos, que también sería la última del actor, ya que murió poco después de finalizar el rodaje. Una historia de amor que, hasta la muerte del actor, constituyó un gran secreto a voces. Tracy, casado y católico, nunca pidió el divorcio de su esposa. De todas formas, mantuvo con Hepburn una relación estable y profunda en la que su amigo común, el director George Cukor, fue su gran confidente y protector.
Zoraida
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3 de febrero de 2011
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su película anterior, “Historias de Filadelfia”, el personaje que interpretó Katharine Hepburn se llamaba Tracy Lord. Traducido literalmente, este nombre significaría Señor Tracy, lo que podría haber sido premonitorio pues, curiosamente, en éste, su siguiente filme, la Hepburn conocería al que, desde entonces, sería el hombre de su vida y el único al que amaría incondicionalmente: Spencer Tracy.

La Hepburn admiraba al actor de carácter, entre recio y generoso, que había en el protagonista de clásicos como “Furia”, “Capitanes intrépidos” o “Forja de hombres”, pero aún no le conocía. Así es que, cuando consiguió que Louis B. Mayer comprara el guión de “LA MUJER DEL AÑO”, recomendó a George Stevens como director… y a Spencer Tracy como su co-estrella. Y cuando las cosas deben darse para satisfacer fervientes deseos, el universo hace lo preciso para que todo se cumpla: Tracy estaba justo comenzando otra película, lo que le impedía aparecer en ésta. Pero, de pronto, el rodaje es suspendido, el filme pasa a manos de Gregory Peck… y Tracy queda libre para acompañar a la Hepburn.

Lo demás ya es historia: en la redacción de un periódico se dará el primer encuentro fílmico de una pareja que terminará enamorada; y en la vida real, la química entre ellos será tan fuerte y poderosa, que los veremos juntos en nueve películas y se amarán en “secreto” por el resto de sus vidas.

“LA MUJER DEL AÑO” pareciera escrita basándose, parcial y soterradamente, en sus personalidades. Hepburn es la mujer triunfante, impetuosa, líder en la defensa de la causa femenina, y con un reconocimiento que ha llegado a las más altas esferas. Tracy es un modesto periodista deportivo, colega suyo, pero sin mayor deslumbre. Pero a cambio, sabe lo que quiere, se desprende sin conflicto alguno y sabe estar exactamente donde tiene que estar.

Aunque nos quedamos deseando mayor fuerza argumental y a los diálogos les falta un poco de agudeza (lástima que todavía no era el momento del por entonces productor Joseph L. Mankiewicz), el filme tiene un decidido tinte social y pone sin ambages el dedo en la llaga: No deseamos mujeres que se limiten a ser simples amas de casa para servir al marido, pero tampoco deseamos mujeres de vida pública que abandonen por completo sus deberes en el hogar. Lo dijo Buddha y es una regla de fuego: "En el punto medio se encuentra el secreto de la felicidad".

Katharine Hepburn y Spencer Tracy actúan como si se conocieran desde siempre. Fluyen como si se supieran el uno para el otro. Y, es éste precisamente, el pico más alto de una comedia que divierte, que tiene momentos deliciosos como la escena en la tribuna donde se juega un partido de béisbol o el de la Hepburn jugando a ser cocinera, y que, de paso, plantea una opción de vida que vale la pena mirar con perspectiva.
Luis Guillermo Cardona
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15 de junio de 2011
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera de las nueve películas de la extraordinaria pareja Tracy-Hepburn y demostración indudable de su calidad y de la química entre ambos que sobresalen por encima de un guión muy poco verosímil y unas deficiencias evidentes en el montaje (no creo que haya sido la calidad de mi cinta).
"La mujer del año" cuenta la historia de Sam Craig y de Tess Harding. Ambos son periodistas y ambos aman su trabajo. Se enamoran y se casan, pero Sam se irá desencantando a medida que ve crecer la obsesión de Tess por su carrera profesional dejando de lado sus obligaciones familiares.
La primera parte de la película -donde nace y se consolida el romance- es muy poco consistente, difícil de creer, con buenos diálogos pero metidos con calzador en situaciones que carecen de un 'antes'. Es decir, no hay antecedentes sólidos para que se desarrollen esos diálogos. Pasada la mitad de la película las piezas por fin comienzan a encajar. La absurda guerra de sexos llega a su fin y Sam da un golpe en la mesa y decide acabar con tanta tontería. La historia comienza a cobrar sentido, consigue -al fin- emocionarnos y el espectador empieza a ver las cosas claras. La película termina con una secuencia antológica de una comicidad exquisita y que, al mismo tiempo, encadena una sucesión enloquecida de gags propios del cine mudo. Ni que decir tiene que dicha secuencia (instalada para siempre en nuestra memoria) es la demostración de la extraordinaria clase y del enorme talento que atesoraban estas dos grandes estrellas del Séptimo Arte.
el chulucu
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5 de enero de 2009
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pareja que rompe moldes ya que, por separado, son unos mosntruos del cine pero, si los juntas, el cócktail puede resultar explosivo, como ocurre en esta película.
Fue la primera vez que compartían escenas y de qué manera lo harían que no fue la última, ni mucho menos, sino que compartieron vida, dentro y fuera del mundo ficticio.
En la película, ambos personajes son famosos en su trabajo pero no sólo comparten mundo laboral, sino un sincero amor.
Las pinceladas de comedia ofrecidas por el maestro Tracy, el ritmo perfecto en el que se desenvuelven las escenas, ese blanco y negro nítido y brillante y, por supuesto, las fabulosas interpretaciones de ambos, hacen la película divertida, muy agradable de ver y absolutamente maravillosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Katharine
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