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O los tres o ninguno

Comedia. Drama Historia sobre el pequeño Kheiron, sus padres, Hibat y Fereshteh, dos personas de un optimismo irreductible, y sobre el viaje que emprendieron años atrás desde una pequeña población al sur de Irán hasta París. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
31 de marzo de 2016
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kheiron, director, guionista y actor principal de esta película, nos cuenta la historia de sus padres Hibat (Kheiron) y Fereshteh (Leila Bekhti), dos jóvenes iraníes que tras luchar por la libertad en su país, terminaron huyendo en los primeros años del gobierno del Ayatollah Jomeini y emigraron a Francia, donde siguieron luchando por mejorar la sociedad y por llevar una vida con significado.

Planteado como una comedia, la película narra los hechos reales por los que pasó Hibat, primero luchando contra la dictadura del Sha y después contra la brutal represión del Ayatollah. El tono cómico edulcora unos acontecimientos ciertamente terribles, y uno no puede llegar a reirse del todo porque la historia es dura, por muchos toques de humor que se le quiera dar. A veces parece que estuviéramos ante un comic más que ante una película, dada la facilidad para encajar los golpes por parte de Hibat.

Cuando la ví, ignoraba que el actor que interpretaba a Hibat era su hijo en realidad, y que la historia era tan real. No sabía nada de la película (me gusta ir al cine sabiendo lo menos posible), y por eso me la tomé más a coña, hasta me divertí a ratos con ella. Pero sabiendo que todo fue real supongo que no debe hacer demasiada gracia, aunque comprendo que Kheiron lo plantee de este modo para hacerlo más digerible.

Se nota que Kheiron hace su debut como director. Es loable su actitud, su intención y su dedicación. Se aplica en la tarea de escribir un guión, dirigirlo e interpretarlo, y se nota a la legua que le ha echado ganas y cariño al proyecto, pero no estoy seguro de que el resultado sea el mejor posible. Ya se que la película ha tenido un éxito arrollador en Francia, pero hablo de mi opinión personal, y en base a ella, creo que se ha complicado mucho la vida queriendo abarcar demasiadas cosas.

Para empezar, ha querido contar prácticamente toda la vida de su padre, desde que era niño hasta prácticamente la actualidad. No era necesario. Hay que contar lo que tiene verdadero interés. Personalmente, yo creo que habría sido mejor que la historia tratara de lo que sucedía en Irán, contar eso exhaustivamente y terminar la película cuando llegan a Francia.

Tampoco me parece buena idea querer hacer una comedia dramática con esta trama. Tendría que haberse lanzado a por un drama biográfico, con todas sus consecuencias. Como comedia, no funciona mucho, al menos conmigo. En cambio, como drama, ahí había material para una película impactante.

En fin, demasiadas cosas a contar, y casi todo lo que pasa en la segunda parte de la película (lo que se desarrolla en Francia) tiene bastante poco interés, por muy reales que sean los acontecimientos. Muchos personajes que entran y salen del film sin que lleguemos a conocerlos del todo, un ritmo irregular, un montaje poco efectivo con escenas que pasan muy deprisa sin que queden bien explicadas y otras que se alargan innecesariamente, y un guión tan bienintencionado como poco coherente, dan como resultado un film simpático pero poco consistente.

Donde no pongo pegas es en el aspecto interpretativo. Los actores están correctos, con un rendimiento bastante equilibrado en el que todos dan un nivel adecuado, especialmente (como todo en esta película) en la primera parte del film. Obviamente, Kheiron y Leila Bekhti destacan por encima del resto, especialmente el primero, que es el alma de la película por dentro y por fuera.

Era difícil el reto de Kheiron, por eso me alegro de que haya triunfado aunque a mi no me convenza demasiado su obra. Creo que tiene que mejorar, que tiene que aprender a contar bien las cosas. La primera parte de la película está bastante bien, sabe contextualizar las situaciones, pero en la segunda parte se pierde la perspectiva y no nos enteramos muy bien de cómo sus padres pasan de ser unos inmigrantes exiliados a convertirse en unos rehabilitadores sociales. Tampoco se indaga en los protagonistas a nivel humano ni en sus relaciones personales. No se, me pareció todo muy deslavazado.

Tampoco me gustó que en la película se hable en francés desde el principio, cuando vivían en Irán. Me imagino que a los franceses les parecerá bien, pero creo que la película baja bastante con eso.

A pesar de todo, me cayó bien y es una película entretenida. Me quedo con lo bueno: la primera parte del film, los excelentes personajes que aparecen en esa parte de la película (especialmente el padre de ella y el hermano cleptómano textil de él), la parodia que se hace del Sha, y sobre todo las escenas costumbristas de Irán.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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27 de junio de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puede evitarse que te gusten películas como esta, en la que el drama y la comedia se combinan, aunque los hechos que se narren (y la realidad que hay detrás de ellos) sean realmente terribles. La parte iraní de la película (la primera parte) está bien contada y engancha enseguida. Recuerda un poco a Persépolis, aunque añadiendo el humor quizá como válvula de escape. Sin embargo la segunda parte se pasa de bienintencionada: la realidad de la inmigración en Francia no es así de idílica y quizá todo está contado demasiado rápido. Sin embargo, se puede disculpar sabiendo que se narra como un homenaje de un hijo a su padre.
Al final, pese a todo, la película se deja ver y, aunque no refleje la cruda realidad, funciona si nos la planteamos como lo que querríamos que fuese la realidad.
alfprobator
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10 de abril de 2016
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El joven Kheiron nos cuenta con cariño la historia de sus padres. Esa muestra de piedad filial dice bien de él, así que le doy un par de puntos.

La primera parte de la película está narrada con agilidad y recurre hábilmente al uso del humor negro. Resulta muy agradable, así que le doy otro par de puntos.

Pero llega un momento en que hay ya demasiados personajes, anécdotas y detalles; me abrumo y me aburro. También produce un poco de sonrojo el exceso de buenos y progresistas sentimientos.

Así que lo dejaremos en cinco. Pero, estimado filmaffinitista, si decides visionar este film creo que no perderás tu tiempo ni pasarás un mal rato.
golondrina europea
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29 de octubre de 2016
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El humorista y actor francés Kheiron se pone por primera vez tras las cámaras para narrar una historia que le toca muy de cerca, el exilio de sus padres de Irán que les llevó a establecerse en un barrio de París. Esta experiencia personal es la base de "O los tres o ninguno", una obra planteada en tono tragicómico en la que Kheiron ofrece una perspectiva ensalzadora de la figura de sus padres y en especial de Hibat como luchador por la democracia y la igualdad de oportunidades tanto en tierras iraníes como en las francesas.

El proyecto nace pues viciado por la visión de su autor, sin dar lugar a claroscuros en la interpretación. Ésta es toda una oda, un homenaje personal a su familia, y en ningún momento intenta o siquiera pretende dar una perspectiva fría y distanciada de los acontecimientos. Y esto también implica que para llegar a apreciar esta película es necesario conectar con su discurso emocional, de otro modo no hay prácticamente nada a lo que agarrarse porque todo está subordinado al mismo objetivo y se narra desde el mismo filtro inequívoco. Cuando existe esta conexión la cinta puede llegar a funcionar muy bien, te mete en el sufrimiento de los personajes y en su lucha ideológica.

El gran problema de esta película es que, con demasiada frecuencia, no lo logra. Se nota que Kheiron no es un autor con una habilidad bien asentada para construir una narración en este formato, con lo cual la efectividad del relato pierde enteros. Pero lo que no tiene perdón es que la personalidad del mismo también lo haga y de esa forma. Ver "O los tres o ninguno" es ver de nuevo en pantalla ciertos vicios estructurales, ideológicos y humorísticos que han caracterizado a otras comedias recientes de gran tirón comercial, que tratan temas de gran contenido crítico y compromiso ideológico como lo que aquí se nos muestra de lucha por la democracia e integración de minorías en la sociedad, pero sin adquirir una postura realmente arriesgada o audaz. No hay casi nada en el filme que nos dé esa visión íntima y personal que cabría esperar.

En especial en la segunda parte que se inicia con la llegada a Francia la cinta se hunde definitivamente en ese tono impersonal. La obsesión por no escandalizar, el bienquedismo de fábrica, el ensalzamiento ingenuo y absoluto, la ausencia de crítica o contraposición a los valores de la sociedad de acogida; todo esto empaña una película que pudo haber sido un testimonio valioso e interesante pero se queda en una repetición de mantras autoindulgentes con una profundidad discursiva nula, que ofrece una conclusión tan irreprochable ideológicamente como terriblemente distanciada a nivel emocional, como un sermón carente de todo rastro de matiz que está compuesto de todo aquello que el espectador quiere oír. No se puede culpar a Kheiron de idealizar lo que le da la gana, por supuesto, pero sí de la falta de un sello, algo que nos indique que su autor está ahí, interpretando la realidad de una forma singular e intransferible. Y esto también afecta a la comedia: chistes desaliñados y predecibles, inundados del tono blanco y accesible de la cinta, que repiten una y otra vez patrones que ni siquiera tuvieron gracia la primera vez. Si por alguna casualidad el espectador no comulga con lo que Kheiron define como gracioso en esta película, le espera un martilleo constante de vueltas al estereotipo del personaje de turno que puede llegar a hacerse muy pesado según el momento de la cinta.

Es curioso y diría que sintomático que la película concentre la mayor parte de su fuerza, por lo menos la dramática, en la estancia de Hibat en Irán y toda la narración de su lucha contra el sistema. En primer lugar por la naturaleza reivindicativa y de lucha contra lo establecido, así como por el tono más visceral reflejando las injusticias y vejaciones sufridas; de hecho "O los tres o ninguno" encuentra su mejor versión como drama carcelario y en sus breves ramalazos de thriller político. Pero en segundo, también —sospecho— por la falta de experiencia personal directa de Kheiron, lo cual hace que deba confiar en una idealización sobre algo que no ha vivido. Y esa idealización al final es lo que, sorprendentemente, hace de esta parte algo mucho más libre a nivel discursivo que todo lo posterior, y con más capacidad de emocionar y hacer empatizar.

No hay duda de que hay calidad en "O los tres o ninguno", sorprendente y muy meritoria teniendo en cuenta que Kheiron es un debutante en esto. La cinta está muy lograda en la forma, y tal vez con esto base para tenerla en consideración: bien montada y con un manejo del lenguaje cinematográfico irreprochable, así como unas interpretaciones en general convincentes. Pero en lo que cuenta, el contenido y el enfoque narrativo, no es más que el mismo producto manufacturado de siempre para llegar a un número máximo de espectadores arriesgando lo menos posible. Disfrutable y llevadera, tal vez, pero también extremadamente estereotipada y carente de inspiración, sin proporcionar nada memorable cuyo interés trascienda los cien minutos que dura la cinta.

Texto escrito para www.cinemaldito.com
Ghibliano
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27 de septiembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kheiron, monologuista y rapero, una especie de Dani Rovira iraní de nacionalidad francesa se estrena en la dirección con un homenaje a sus padres, que huyeron de Irán escapando de regímenes dictatoriales tanto del Sha como de Jomeini.
Sobre un fondo político y social Kheiron construye el periplo de sus padres y él mismo sobre la base del género que mejor conoce: la comedia.
La película es irregular, con un arranque narrativo juguetón que va dando paso a diferentes tonos que no siempre acaban de encajar yendo de más a menos sin que nunca termine por aburrirnos.
A la postre Kheiron consigue sus objetivos de entretener, rendir tributo a sus progenitores y darse a conocer internacionalmente como actor y director. Misión cumplida.
ELZIETE
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