Creo que la película está bien, pero que está muy sobrevalorada y no es, ni de lejos, el mejor trabajo de Fritz Lang. Es evidente que Metrópolis es un icono del siglo XX, y que ha influenciado en la cultura y en el cine posterior. Metrópolis ha sido usada por Girogio Moroder en su adaptación de los 70, por Queen en su videoclip de Radio Gaga, ha influido claramente en comics y películas como Batman, Blade Runner, etc... En definitiva ha marcado un camino en lo estético y en el planteamiento que muchos luego han transitado, pero...

Lo que pasa es que los iconos muchas veces se explotan como tales y ocultan el valor real de la obra. En este caso me encuentro con:
- Un guión débil lleno de inconsistencias.
- Unos personajes estereotipados y poco profundos. A esto hay que sumarle un equipo de actores bastante flojos (especialmente Freder). Los mejores, los extras (y parece que Lang los explotó en el rodaje en condiciones inhumanas, aprovechando la gran crisis económica que padecía Alemania...).
- Un final lleno de moralina luterana: los obreros-mano y los jefes-cerebro se unen gracias al corazón mediador ¡qué bonito!: cada uno vuelve al sitio que le corresponde, pero todos contentos (moralina cristiana reforzada por la escena final en la catedral, digna del Jorobado de Notre-Dame...).
- Unos contrastes también estereotipados entre los obreros cabizbajos y que se dejan llevar por cualquier chica guapa (y que actúan como un verdadero rebaño tanto para lo bueno como para lo malo) y los ricos que hacen deporte en un decorado pre-nazi digno de Speer y jugando en un jardín rococó siglo XVIII...

Como puntos positivos me quedo con:
- Una belleza plástica y simbólica apabullante. La puesta en escena es brutal. El tratamiento de la cámara y la iluminación, son sencillamente un manual de como hacer cine.
- Unos efectos especiales que ya los quisieran imitar los directores actuales fanáticos de lo digital: la recreación de la ciudad, la sala de máquinas-Morloch, la inundación final,...
- Una estética expresionista que salva el argumento: la historia se reduce a sus componentes esenciales. No hacen falta subtítulos ni voces, solo la fuerza de la imagen... La música que he oído en mi dvd no tengo muy claro si es la original, pero también está muy bien: al estilo de Shostakovich, expresionista a tope).

En definitiva: un icono del siglo XX, que mantiene su fuerza simbólica y plástica, pero que para mí, tiene bastantes debilidades para lo bien valorada que está.

No puede evitarse que te gusten películas como esta, en la que el drama y la comedia se combinan, aunque los hechos que se narren (y la realidad que hay detrás de ellos) sean realmente terribles. La parte iraní de la película (la primera parte) está bien contada y engancha enseguida. Recuerda un poco a Persépolis, aunque añadiendo el humor quizá como válvula de escape. Sin embargo la segunda parte se pasa de bienintencionada: la realidad de la inmigración en Francia no es así de idílica y quizá todo está contado demasiado rápido. Sin embargo, se puede disculpar sabiendo que se narra como un homenaje de un hijo a su padre.
Al final, pese a todo, la película se deja ver y, aunque no refleje la cruda realidad, funciona si nos la planteamos como lo que querríamos que fuese la realidad.

Recuerdo hace ya años cuando me dejaron un disco titulado “The glory of the human voice” en el que una soprano llamada Florence Foster Jenkins destrozaba sin piedad a Mozart, Verdi o Strauss. No me lo podía creer. Averigüé algo de esta señora, que evidentemente tenía algún problema con su oído interno, descubriendo que era una excéntrica millonaria que, pese a su patente falta de habilidad estaba firmemente convencida de su grandeza. A esto se sumaba el cinismo de una sociedad, inmersa en las vanguardias, el dadaísmo, el surrealismo y el anarquismo, que jaleaba a la pobre mujer por la diversión que proveía en lugar de por su habilidad musical.
Sobre este personaje real se construye Madame Marguerite, una recreación libre del personaje real, con una mezcla entre comedia y, sobre todo, tragedia en la que, además de reflejar las contradicciones interiores de la protagonista, se expone la dualidad y la hipocresía de la gente que la rodea, incapaces de confrontarla con la realidad. En el caso de la Foster Jenkins, lo que no me cabía en la cabeza era que alguien fuese capaz de escuchar su propia voz grabada sin darse cuenta de que algo no iba bien… Esto no pasa en la película (y no añado spoilers).
Aunque hay algunas inconsistencias tanto en el guión como en el seguimiento de los personajes, es una película recomendable y que da pie a la reflexión sobre el deseo de afecto y reconocimiento que todos tenemos y sobre las contradicciones de la sociedad.

Puede que haya algún que otro fallo en el guión, y quizá un final algo forzado, pero nos hallamos ante un drama e intriga policial de soberbia factura. Empezando por el ambiente: el contraste entre el idílico paisaje y la deprimente situación de la mayoría de sus habitantes. Destacable también la fuerza de los caracteres, en la que destaca una impresionante Sarah Lancashire que da magistral vida a un personaje lleno de recovecos y contradicciones. Y así podría decirse de la mayoría del elenco: se la ha comparado con Fargo: puede ser verdad, pero con unos personajes mucho más complejos y poliédricos. Y por encima de la bien llevada trama policial, está todo el drama humano, personal y social el cual no debe de alejarse mucho de la realidad de ciertas zonas de Inglaterra.

(escrita tras terminar la cuarta temporada)
...y sabiendo que ya solo queda una temporada más para que acaben las aventuras de las clones brillantemente interpretadas por Tatiana Maslany y apoyada por un eficiente elenco de secundarios.

La serie está muy bien hilvanada, el guión es coherente (aunque a veces, inevitablemente, empiece a dar giros inexplicables), la trama engancha y el ritmo es frenético (puede que demasiado a veces). Pero es sobre todo la construcción de los personajes la que da verdadero empaque a la historia. y es que es imposible no enamorarse de casi todas las clones principales: desde la turbulenta y frenética Sarah, hasta la dulce y brillante Cosima, pasando por la salvaje Helena, la neurótica y mandona Alison, o incluso la malvada Rachel... De verdad que Tatiana Maslany está para un Óscar: su interpretación es para mi el sustento de la serie.

Otra cosa buena es que, a pesar de la seriedad de la trama y el drama que viven sus protagonistas, la serie no quiere tomarse a si misma demasiado en serio y muchas situaciones con Helena, Alison (y familia), Félix (el hermanastro gay de Sarah) o Victor (el colgado novio de Sarah) son hilarantes en grado sumo.

En resumen: totalmente recomendable. No es una obra maestra pero consigue enganchar y entretener, que no es poco.

¡Y ahora a esperar la quinta y última temporada en 2017!