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No es mi tipo

Romance. Comedia. Drama La película relata el encuentro entre un profesor de filosofía parisino destinado durante un año en un centro de una zona rural y una joven peluquera sin pretensiones intelectuales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
17 de enero de 2016
63 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ella habla, mucho; él escucha (o eso aparenta por lo menos). Ella canta, baila, se ilusiona; él la acompaña. Ella expresa su alegría, sus dudas, sus esperanzas; él asiente comprensivo. Ella, a veces, quiere discutir; él le da la razón siempre.
Parecen felices. Eso parece.
Él cita a Kant y lee a Dostoievski; ella idolatra a Jennifer Aniston y devora los libros de Anna Gavalda.
No deberían entenderse. Pero se quieren. Posiblemente sea eso. O eso creen ellos.
Bueno, en realidad, pese a su envoltura blanda y dulzona y la apariencia engorrosa de comedia romántica superficial o, lo contrario, de drama amoroso con ínfulas intelectuales, en verdad es puro artificio, juego, lucha de conceptos a campo abierto, arte marcial; la filosofía de cada día traducida a arquetipos muy conocidos, son más ideas encarnadas que personajes con chicha. Un maniqueísmo poco disimulado.
Ella sería la honradez, la franqueza, el sentimiento, el pueblo, una heroína del amor quijotesca e idealista, como escapada de una novela de Corín Tellado, de esas en las que una humilde y buena chica se enamora de un arquitecto o abogado de postín, pasa mil penalidades y es final y debidamente recompensada con boda y niños. Suma a la intuición femenina, la bondad maternal y la generosidad pundonorosa.
Él mezcla muchas cosas más bien vidriosas. El intelectual encerrado en su castillo de marfil que desconoce el mundo, todo lo ordinario, el cemento o sustancia de las cosas del día a día, ni tiene tele ni sabe nada de la cultura popular; el prototípico, topiquísimo hombre con miedo al compromiso ("capullo o cobarde", tú eliges), egoísta y corto de miras y, como remate, por si no tenía poco, apático, abúlico, el del spleen, el extranjero siempre, el que las ve pasar y nunca se entera de nada. Además de, por supuesto, el elitista displicente, el sabelotodo parisino tan cargante y estirado.
Ella es la vida, la materia, el futuro. Él es el espíritu cansado, agónico, sepulcro blanqueado, máscara o sombra.
Está claro a favor de quien está la película.
Estructurada a través de varios estupendos momentos musicales, tres actuaciones de ella, un baile y alguna canción susurrada, la película sorprende, positivamente, por lo pausada, elegante e inteligente que es o se muestra, por el buen gusto siempre presente y la mirada calma, por cómo se maneja un material complicado con virtuosas manos de pianista exquisito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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10 de enero de 2016
43 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunos críticos hablan con cierto desdén de la película: "cursi", "rosa", "guión inconsistente"... No confíes en sus juicios, estimado filmaffinitista: están ocultando el desasosiego que les causa la fría e implacable disección de un intelectual con quien acaso se identifiquen.

La interpretación de Mme. Dequenne es difícilmente olvidable y realza todos los matices de la personalidad de esta valerosa y encantadora peluquera. El guión, perfectamente temporizado (salvo unos pocos tiempos muertos de la parte central), nos deja ir conociendo el interior (vacío o lleno) de los personajes.

Te la recomiendo, estimado filmaffinitista, aunque quizás te deje un regusto amargo...
golondrina europea
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3 de junio de 2016
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emilie Dequenne siempre me ha parecido una actriz formidable, dotada de un magnetismo para la cámara como pocas actrices tienen. Esa es la razón por la que he visto esta pequeña joya de película. Por que sí, Lucas Belvaux ha conseguido, en mi modesta opinión, una pequeña casi obra maestra. Ha conseguido que dos horas de metraje, con casi exclusivamente dos personajes, me hayan parecido un suspiro.

He de reconocer que me he sentido muy identificado con bastantes aspectos de la pelicula: Tengo la suerte de tener una mujer que me recuerda mucho a Jennifer (sin estudios, pero con todo el sentido comun y la inteligencia practica de las que yo carezco). Una mujer que me me da lecciones todos los dias (por varias licenciaturas y masters que yo tenga) de como afrontar las vicisitudes de la vida. Por eso, creo que en el amor los polos opuestos se complementan (hablo de mi caso). No pretendo teorizar.

El amor entre diferentes clases sociales en el cine esta muy visto, pero es un tema que no aburre si está bien contado. Y éste es el caso: Dialogos divertidos y/o inteligentes, buena descripción de personajes, reflexiones filosóficas interesantes, incompatibilidad cultural (Kant frente a Anna Gavalda, Opera frente a karaoke, Paris frente a Arras, ...), incompatibidad emocional (ella es el optimismo, la frescura, la alegría; frente a la seriedad, frialdad, hermetismo de él).

En el fondo el director disecciona una relación con dos velocidades, hecha de incomprensión y falta de conexión. Estamos ante una parábola de la brecha entre el deseo del hombre y la mujer.

A destacar el buen uso del karaoke en la trama, ya que refleja perfectamente el estado de ánimo de la protagonista. A destacar, tambien, el magnífico papel de la pareja protagonista (no conocia a Loïc Corbery).

Absolutamente recomendable.
PeteSalinger
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27 de enero de 2016
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
El escritor francés Louis-Ferdinand Céline dividía a los hombres en dos categorías: los exhibicionistas y los mirones. Hoy día, con los avances tecnológicos, es muy fácil ser ambas cosas a la vez, pues podemos cotillear todo aquello que los demás deciden compartir en sus webs o redes sociales y al mismo tiempo tenemos la capacidad de mostrar todo nuestro saber hacer y nuestro músculo, físico o intelectual, para que otros nos digan qué buenos somos. No obstante, las preferencias se mantienen y muchos nos sentimos más cómodos escorándonos hacia uno de los lados del espectro, hacia el lado de los que observan a los que viven sin mucho complejo. Ese es el lado que ha elegido Clement, protagonista de "No es mi tipo".

Clément (Loïc Corbery) es un joven profesor de filosofía que por motivos laborales se traslada a Arrás, al noreste de Francia, un lugar que no le atrae lo más mínimo, pues solo se siente a gusto en París y detesta la pobreza de la vida social provinciana. En Arrás conocerá a Jennifer (Emilie Dequenne), una peluquera divorciada y con un hijo pequeño, amante del karaoke y lectora de la prensa del corazón. A priori, entre ambos no parece haber mucha conexión, pero Clément se siente atraído por la belleza de Jennifer y emprenderá una relación con ella, en la que él le introduce en autores como Kant y Dostoievski y ella le da a conocer la existencia de Jennifer Aniston y a descubrir el placer de vivir la vida en lugar de observarla desde la distancia del que especula sobre su sentido.

El filme comienza con una ruptura de Clément con una mujer y más adelante le veremos reencontrarse con una antigua novia que le reprocha la frialdad que mostró durante su relación. Clément ha escrito ensayos sobre la imposibilidad de un amor duradero y parece haberlo llevado a la práctica en su vida real o quizá han sido sus propios fracasos los que le han llevado a pensar de forma pesimista en temas sentimentales. A pesar de ello no es alguien que viva retirado en su rincón y disfruta de la ebullición de la vida social en la gran ciudad. Él es de esos intelectuales que lanzan grandes pensamientos al mundo sin perder de vista los instintos más primarios y la seducción de mujeres que les atraen (esto lo podemos ver a diario en redes sociales, de muchos que arreglan el mundo en un mensaje y andan detrás de las que tienen los avatares más vistosos, practicando aquello de “a Dios rogando y con el mazo dando”), así que concentra todas sus clases en Arrás en tres días para poder pasar el resto de la semana en su amada París. Algo le va a atar a la pequeña localidad y es Jennifer. Jennifer no es una mujer sofisticada, pero es atractiva y eso le basta a Clément, porque con ella podrá llevar a cabo con mayor efectividad su seducción intelectual. Ella no tiene un gran nivel cultural, pero está lejos de ser tonta y quizá tiene más de una enseñanza para el siempre insatisfecho Clément. Jennifer es de las que vive la vida con ilusión y aunque no le esté dando mil vueltas a las cosas, tiene claro lo que quiere y lo que no y en su nuevo amante se encuentra con ambos extremos.

No es mi tipo es la primera película del belga Lucas Belvaux que se estrena en nuestro país y aquí se sirve de la novela homónima de Philippe Vilain para contar una historia que tiene ingredientes ya conocidos, como la atracción entre personajes opuestos y sus diferencias sociales o en sus concepciones del amor. Unos ingredientes que podían haber dado lugar a la enésima comedia desenfadada sobre la guerra de sexos y que sin embargo componen un resultado con algo más de miga de lo habitual. Porque No es mi tipo no es una de esas historias románticas como las que a veces protagoniza Jennifer Aniston y que pondera la Jennifer del filme. No es de esas narraciones con las que pasar un rato viendo algo inofensivo y fácil de olvidar, sino una cinta que se sirve de algunos de los lugares comunes del género para dejar poso y que vista en pareja puede dar lugar a debates enriquecedores. Porque el desarrollo y el desenlace nos hacen pensar en lo que entregamos cuando amamos a alguien, en lo que estamos dispuestos a cambiar de nosotros mismos por hacer feliz a la otra persona y en la parte de nuestra individualidad que somos incapaces de alterar y que nos enfrenta con el ser amado y también con el resto del mundo. Esa parte que puede hacernos tropezar siempre en la misma piedra y que nos llevará a la decepción. Será por eso que muchos escogen ser mirones del amor y optan por ver cómo lo sienten y padecen otros, para teorizar sobre ello y ahorrarse los daños de exhibir sus sentimientos. Y es que como decía Umberto Eco en El nombre de la rosa, que tranquila sería la vida sin amor. Y que insulsa.
travis braddock
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22 de junio de 2016
27 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es una película romántica rara. En principio parece que plantea un conflicto amoroso pero lo que realmente está planteando es otro muy distinto que además no tiene nada que ver con el primero. Me explico:

Parece que el problema es la diferencia "cultural" entre los protagonistas. Vale, él es profesor de Filosofía y ella peluquera, pero en ningún momento eso crea conflicto entre ellos, más bien al revés, es un clásico, el tío que hace de Pigmalión de la chica ignorante. En este caso hay un intercambio de conocimientos. Él le enseña a Dostoyevski y a Kant y ella por su parte lo lleva a cantar al karaoke, y los dos están encantados con estos cambios en sus vidas.

Por lo demás el mundo está lleno de parejas disparejas intelectualmente: Vargas Llosa y la Preysler, Arthur Miller y Marilyn... Sin ir más lejos mi propio peluquero y su marido, que es profesor de literatura inglesa y que llevan tropecientos años juntos sin el menor problema.

No, amigos, no está ahí en absoluto el problema entre estos dos. La cuestión es que él es un escéptico del amor y ella una ferviente creyente. Son de esas parejas que cuando van a ver una comedia romántica uno de ellos piensa que el final feliz de la peli es verdaderamente el final de la felicidad mientras el otro piensa que el final no es más que el comienzo de otra larga y preciosa historia.

Los esceṕticos amorosos pueden ser filósofos, bomberos, abogados, periodistas, pintores, peluqueros o cualquier otra cosa y los forofos de la comedia romántica pueden ser igualmente todas esas cosas. Por eso no entiendo para nada que el director haya recurrido al manido tópico de los opuestos culturales para reflejar este otro conflicto. Es evidente desde el principio que el tío es remiso a los compromisos y que no es amigo de hacer proyectos a largo plazo porque es de los que creen que el amor dura lo que dura y hay que disfrutarlo a tope sin más (opinión que además yo comparto plenamente), en tanto que la tía deja muy clarito que busca amor eterno con el que formar una familia y todas esas cosas.

No se puede negar que Emilie Dequenne es una chica muy mona y que está encantadora en su papel de ingenua peluquera enamorada hasta la médula, pero yo personalmente simpatizo mucho más con el personaje del profesor, que no está menos enamorado pero que no comparte en absoluto el universo flower power de su novia.

Una vez más, aunque la mayor parte del tiempo la peli se mantiene en esa tónica de entretenimiento discreto y sin grandes pretensiones típica de la comedia romántica francesa, el final es completamente ridículo y roza lo patético.

Y aquí me veo obligada a espoilear, así que el que no la haya visto y quiera verla que no siga.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Talía666
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