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Las noches rojas de Harlem (Shaft)

Acción. Thriller El detective privado John Shaft recibe la visita de un policía que le pide información sobre un mafioso de Harlem llamado Bumpy. Poco después, será el mafioso quien solicita ayuda al detective para rescatar a su hija, que ha sido secuestrada por una banda rival. Shaft y un viejo amigo deciden investigar el asunto y se infiltran en el mundo del hampa para encontrar a la chica. Pero Shaft acaba averiguando que el gángster lo está ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
11 de octubre de 2007
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y es él quien pone las reglas en este jodido juego ¿vale?; no admite órdenes de nadie, ya seas un prepotente blanquito de la policía o un puto "nigga mafioso", así que no te atrevas a tocarle las pelotas. Es una máquina sexual, es frío con el enemigo y caliente con las mujeres, es todo un machista sin complejos capaz de todo por salvarle el pellejo a un hermano; es un fiero e inteligente detective privado que trabaja en Harlem, es John Shaft nena...

Valga esta bizarra introducción que acabo de hacer adaptando "a mi manera" el tema principal de Isaac Hayes en la BSO de esta cinta para homenajear al que es sin duda uno de los grandes iconos del cine Blaxploitation; Shaft a.K.a Las Noches Rojas De Harlem. Y es que esta película de Gordon Parks; fotógrafo reconocido y cineasta autodidacta, es junto con Superfly (de su hijo Gordon Parks Jr.), y Sweet Sweetback´s Baadasssss Song (de Melvin Van Peebles), una de las referencias ineludibles a la hora de hablar de este tipo de cine.

Para los que no conozcan demasiado de qué va esto del Blaxploitation, decirles un poco por encima, que fue un género que tuvo su boom en lo tempranos años setenta, en Estados Unidos; y que se trataba de un cine generalmente de poco presupuesto, hecho íntegramente por negros, y para negros (normal entonces que en esa época tuviesen que buscarse los cuartos de debajo de las piedras...). Las películas del género resultan siempre una efervescente mezcla de sexualidad, irreverencia, personajes descarados y sobre todo violencia; todo ello aderezado con bandas sonoras exquisitas para los amantes de la música Funk y Soul, y con una frescura inaudita.

Aunque tampoco se esperen un cine sobresaliente al ver Las noches rojas de Harlem, esperen todos los arquetipos del género; pero claro... antes he mencionado que Shaft es uno de los iconos del género, así que a algo se lo deberá ¿no?; pues claro que sí, un guión enrevesado que mezcla a John con la mafia, con un antiguo amigo de los Panteras Negras y con un pesado jefe de policía blanco hará que nos deleitemos durante los cien minutos que dura su metraje.


Bienvenidos al mundo Blaxploitation, back to the seventies... here is... ¡¡He´s John Shaft baby!!


¡¡Disfruten del show!!


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PD: Ya en los noventa aún hay películas que rescatan la esencia del género, por poner un ejemplo iré a uno de los más conocidos, que no es otro sino Jackie Brown de Quentin Tarantino.

PD2: Una curiosidad. Shaft tiene un Oscar en su haber gracias al tema de Isaac Hayes al que me he referido al principio de esta crítica.

PD Personal: Prefiero Superfly por su carisma.

PD Reivindicativa: Fuck políticas de distribución del cine en España, Fuck precios de las salas de estrenos y Fuck SGAE.

El cine es cultura y hay que protegerlo, pero sin ponerle barreras.


Un saludo.
HEIFER
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10 de octubre de 2007
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocurre a veces, que hasta lo más insignificante se revaloriza con el tiempo. Shaft forma parte de ese todo, cuando, a día de hoy, son pocos los españoles que han podido disfrutar viéndola, y no sólo por el desconocimiento de la cultura blaxploitation, sino por lo difícil que se hace conseguir una cinta de estas características. Inténtenlo y me cuentan; yo sólo tengo halagos para Emule, que me ha proporcionado películas prácticamente imposibles de encontrar.

Al igual que las del género, Shaft es una película de negros y para negros hecha con cuatro perras, donde abunda la violencia, el sexo gratuito y la política de los bajos fondos. Sorprende bastante que la profesión del protagonista sea la de policía, cuando precisamente los films de este estilo van contra todo lo que tenga consideración de norma; no obstante, el lenguaje utilizado (al menos en el doblaje en castellano) no abusa de insultos y palabras malsonantes, sino todo lo contrario, ya que adopta un tono irónico bastante divertido a ratos.

La banda sonora es, categóricamente, lo mejor que se van a encontrar en esta película y en cualquier blaxploitation: funk y soul, en este caso de la voz de Isaac Hayes. El resto ya pueden imaginarlo: negros con afro y patillas, muchas pistolas, escenarios cutres, cuero y gabardinas y billetes. Sin embargo, Las noches rojas de Harlem no resulta igual de fresca y auténtica que Superfly, a pesar de ser su precursora, quizá en parte por el argumento menos laborioso y el magnífico ritmo de Curtis Mayfield.

Si no la has visto aún, ¿a qué estás esperando? Ni por asomo será una película para recordar, pero marcó un antes y un después en la historia del cine estadounidense; un cine real de blancos contra negros y negros contra negros que te sumerge en los barrios más peligrosos y corruptos de Estados Unidos.

No apta para el público exigente.
Una_de_ellos
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24 de marzo de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
120/17(14/03/09) Bienvenidos al Blaxploitation, un género que explotó en los setenta, donde los afroamericanos quisieron poner su granito de arena en el séptimo arte con historias marcadas por la violencia, el bajo presupuesto, personajes duros, insolentes, cínicos, machistas, con mucho sexo. Esta “Shaft” es la más conocida, traslada la personalidad de detectives más famosos americanos, llámense Sam Spade, Philip Marlowe o Mike Hammer a uno de color, en este caso a Shaft (Richard Roundtree), un personaje sacado de un serial de novelas protagonizadas por Shaft, escritas por Ernest Tidyman, que asimismo es el guionista de este film. La trama es de lo más simple, pero eso no importa pues la cinta es un puro lucimiento del detective de color, que se pasea por Nueva York haciendo lo que le viene en gana, acostándose con todo lo que lleve faldas y a continuación despreciándolas, un tipo con magnetismo que se ríe de los blancos, como ajustando viejas cuentas pendientes. La cinta está envuelta en la música funky de Isaac Hayes que ayuda bastante a involucrarnos en la época sesentera, que obtuvo un Oscar en este apartado. Recomendable a todos los que gusten de thrillers entretenidos sin más. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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30 de octubre de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenidos a un género creado por y para negros: no voy a entrar en lo que significa una afirmación de este tipo, afirmación que es consensuada, no es producto de mi mente original, como si hubiera un cine exclusivo de blancos, de orientales, de humanos altos, de humanos bajos o extraterrestres de Raticulín... El caso es que (yo) no siendo negro, por encima de todo humano, le he metido mano a una de las películas más famosas del género, con todos sus rasgos propios definidores y me ha parecido diferente, sugestiva, pero también muy justita.

Shaft es un detective chulesco al que todo le sale bien, dentro y fuera de la cama, se mueve como pez en el agua en Harlem y resultaría antinatural encontrar a alguien que le plantara cara mínimamente. A mí su altanería e infalibilidad me gustan, se trata de un personaje atractivo, hecho para ser adulado, para que en esos difíciles años 70 en los que se creó fuera figura admirada, provocativa y en fin, consiguieron lo que buscaban que fue recaudar una barbaridad de dinero. Decir que la producción salió rentable es quedarme corto, a los números me remito. Así que gustó en los 70, y hoy 40 años después conserva suficiente gancho, una banda sonora de babilla y una trama no pensada para los que sean muy exigentes. Si te dejas llevar por la acción simple lo pasarás bien, seas negro africano, oriental indochino o blanquito europeo.
Luisito
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15 de octubre de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shaft es seguramente uno de los mejores exponentes de lo que en el mundo del cine conocemos como Blaxploitaiton. Si antaño había momentos históricos en Norteamérica en que los negros y los blancos no podían compartir una misma sala de cine (lo que hizo que se creara una producción paralela a la industria oficial de Hollywood donde se rodaban películas en las que se contaban con directores negros y con castings repletos de personajes afroamericanos) ahora el mundo parecía haber cambiado y hacía que poco a poco la segregación se iba rompiendo. Pero eso eran sólo apariencias. La comunidad negra empezaba un movimiento que ya no tendría una vuelta de retorno.

Precisamente, Shaft supone el resurgimiento de un nuevo tipo de películas que tenían un target muy claro, el público afroamericano y un objetivo igual de preciso, recuperar la identidad del movimiento. No es casualidad que en una de las secuencias en las que se nos muestra una de las viviendas suburbiales hay un retrato colgado de la figura política de Malcom X. Todos los personajes principales son afroamericanos, el director, Gordon Parks lo era, y toda la acción de la película transcurre en el Harlem, uno de los barrios afroamericanos por excelencia.

Shaft bebe de gran manera de otras películas del género y del cine policíaco. Especialmente de una. Don Siegel había realizado precisamente un poco antes una película que renovaría de manera esencial el Thriller moderno. Se trata sin duda alguna de Harry el Sucio, una película que es uno de los pilares básicos del género policíaco, una película que por otra parte hacía del núcleo urbano el lugar de acción principal, y del que muchas películas beberían. Shaft es sin duda una de ellas. De todas maneras, hemos de tener en cuenta que el año de estreno de las dos películas es el mismo, así que no queda claro cual de las dos influyo a la otra, o sí fue una simple coincidencia que las dos películas recogieran el pensamiento de su época con tanta exactitud de fechas.

En entre otras cosas, la película de Don Siegel proponía un tipo de personaje que rompía con el modelo tradicional de policía. El personaje principal, Harry, interpretado por Clint Eastwood, era un hombre que se encontraba al margen de la ley precisamente por los métodos que empleaba, métodos que se salían de la jurisdicción policial. Harry no respetaba la ley porque esta era, para él, un impedimento. Harry el sucio es sin duda una de las figuras que cambió la visión del agente de policía en el cine.

Es cierto que Shaft no es un policía, sino un investigador privado, pero en la construcción del personaje el film sigue en gran medida las pautas que proponía Don Siegel en su película. Shaft, nuestro personaje, interpretado por Richard Roundtree, bebe mucho de la figura del investigador bohemio, aquel que se mueve en ámbitos que no forman estrictamente parte de la legalidad, aunque el director de la película, Gordon Parks, nos lo muestre como el personaje a seguir, como al fin y al cabo, el bueno de la película. Shaft de hecho es un personaje que es amenazado por la policía en los primeros compases de la película. En realidad, el debate del film se centra en un personaje que está entre dos mundos, porque no se puede definir como un hombre integrado en la sociedad racista blanca (hay una escena bastante significativa en la que se resume esta esencia, cuando nuestro protagonista pide un taxi que tiene delante suyo y este se para a recoger a un peatón blanco que hay más adelante) pero tampoco está dentro del ghetto, sino que queda a un margen tanto de un bando como de otro. Aparte de eso, nuestro personaje se comporta con una actitud de altanería muy propia de la época, y como ejemplo es memorable la sentencia que exclama nuestro protagonista una vez se entera de que sus compañeros no tienen armas (textualmente, panda de mariquitas).

Shaft es una película sucia, aún más si cabe que la obra de Siegel. Los barrios del Harlem son retratados tal y como eran en aquellos años, con dulzura pero a la vez con la crudeza que demuestran sus calles. No es una visión adulterada, es la de Gordon Parks, un hombre que aparte de dirigir películas se vería inmerso en otras artes, como la fotografía y que se sentía obviamente implicado en la necesidad de contar relatos para su comunidad. A ritmo de Funk, nuestro personaje se encarga de registrar las calles en busca de la hija desaparecida de uno de los mafiosos del barrio a quien pide ayude a Shaft para que resuelva el caso. Estas secuencias callejeras tienen un enorme paralelismo con las que realizó Don Siegel en su película, sólo que Parks no sólo hace un simple copia y pega, sino que consigue con una personalidad adaptar el mensaje y los contenidos, de manera que crea una singularidad que hace que Shaft, la película, resume una sensualidad muy propia.

Es cierto que la trama deja bastante que desear. Después de un inicio bastante desesperante en el que reina un poco el caos, la película va dando tumbos en unas persecuciones en las que lo que menos destaca es la brillantez de la trama y su desarrollo.

La música ya comentada es un factor indisoluble al de la película y de hecho fue ganadora de los Oscar a la mejor canción por una composición musical realizada ni más ni menos que por Isaac Hayes.

http://neokunst.wordpress.com/2013/10/15/shaft-las-noches-rojas-de-harlem/
Kyrios
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