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Dos más dos

Comedia Diego (Adrián Suar) y Emilia (Julieta Díaz) tienen un hijo de 14 años y llevan una vida familiar ordenada. Mientras que Richard (Juan Minujín) y Betina (Carla Peterson), sin hijos, llevan una vida mucho más mundana. Ambas forman dos parejas amigas de toda la vida. Una noche, Richard y Betina les confiesan a sus amigos que practican el intercambio de parejas y que les encantaría compartir esa práctica con ellos. Esta confesión despierta ... [+]
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
21 de agosto de 2012
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la última década, películas como las de Juan Taratuto, Hernán Goldfrid y Ariel Winograd han abierto un camino en la comedia argentina donde también puede ubicarse al cineasta Diego Kaplan, quien luego de “Igualita a mí” (2010), presenta esta trama para adultos.
“Dos más dos” se introduce en el controvertido tema del intercambio de parejas, que ya fuera abordado por el cine en otro contexto histórico (la conocida película “Bob, Carol, Ted and Alice” de Paul Mazursky), realizada a fines de los sesenta, en un marco de época que ahora parece envejecido en su auténtica rebeldía frente a esta propuesta mucho más superficial y planteada a medida de los tiempos que corren.
La historia de “Dos más dos” transcurre en barrios cerrados, casas y coches sofisticados, donde los habitantes tienen materialmente todo lo necesario para sentirse felices pero no lo son. En busca de aventar la rutina y el aburrimiento, la pareja interpretada por Julieta Díaz y Adrián Suar incursionará gradualmente en la onda swinger que le proponen sus amigos más cercanos (Carla Petersen y Juan Minujin).
Esta transgresión traerá aparejados descubrimientos, euforias pasajeras y conflictos de toda índole, canalizados en una serie de gags que explotan la comicidad que caracteriza a la primera parte, hecha de reticencias y reparos pero también de curiosidad y complicidades, con diálogos y situaciones bien plasmadas y con una cuota infrecuente de audacia.
Actoralmente, nadie desentona ni cae en tics televisivos. Salvo Suar que reitera su personaje inseguro pero canchero de otras películas, Carla Peterson, Julieta Díaz y Juan Minujín componen personajes con muchos matices. Incluso los secundarios, el desconocido jovencito Tomás Wicz y las breves intervenciones de Alfredo Casero, como un gurú de la sexualidad abierta, que logra con sus breves intervenciones arrancar las mayores carcajadas que se sostienen sobre el ridículo del auténtico swinger que interpreta.
Actuaciones meritorias y un humor hecho de palabras no correctas sino adecuadas, son la forma de abordaje para un tema tabú que insinúa más de lo que muestra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
rouse cairos
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20 de agosto de 2012
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Dos más dos" es sencilla y honesta, no defrauda a nadie: los amantes del cine arte y detractores de la veta más comercial del cine argentino tienen más de un motivo para detestarla, los que van al cine a disfrutar un rato se van a poder reír más veces de las esperadas y aquellos (¿la mayoría?) que la ven para ver cómo estas 4 figuras (y en especial a Suar) de la TV argentina hablan de sexo y de intercambio de parejas tampoco se verán decepcionados, ya que la película nunca esquiva el tema, y lo aborda con la máxima profundidad que le permite dentro del cine comercial: para hablar en criollo: hay sexo grupal, mucha lengua y muchos desnudos, pero no se ve ni el perfil de un pezón.

El guión podría haberse constituido como un in crescendo hacia el inevitable intercambio de parejas que se adivina desde el poster. Por suerte, es mucho más audaz, y escapa al simplismo de lo políticamente correcto de 2012, es decir: "viva la liberación sexual, seamos modernos, la monogamia ya fue". No cae tampoco en el puritanismo, y, por ejemplo, de la hermosísima boca de Julieta Díaz se oyen expresiones como "¡que te quiero meter un dedo en el culo!" que permite la risa, el morbo, el erotismo y la liberación de ciertas tensiones que la película constantemente intenta alejar.

Las actuaciones son simples, frescas y auténticas (ahora, si uno odiaba a Suar o a Casero de antemano, no esperen encontrar nada nuevo en ellos). La película es redonda, graciosa, amena, y lo suficientemente profunda en torno al tema planteado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
nicobicho
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7 de septiembre de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustó. Los actores de verdad se lucen. En especial Adrián Suar y Carla Peterson. Leí por ahí que es una copia de un libreto de otras épocas y sinceramente poco importa porque las copias o adaptaciones muchas veces pueden sorprender gratamente como en este caso.
Es una película prohibida para menores de 16 años para ver con amigos y sobre todo en pareja.
Plantea un tema tabú pero que mal que mal a todos se nos ha pasado por la cabeza alguna vez al menos para analizarlo medio minuto.
Da para el debate. ¿Estamos listos para adentrarnos en una situación como esta? ¿Qué hay de las consecuencias?
Para pensar.
Cabrabrava
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30 de abril de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diego Kaplan y Andrián Suar ya trabajaron juntos en la película 'Igualita a mí', que se acabó convirtiendo en la película argentina más taquillera del 2010 en su país, superando los 835.000 espectadores.

En 2012 volvieron a juntarse para hacer 'Dos más dos', superando su anterior éxito, llegando a estar siete semanas consecutivos entre el top cinco del país y pasando la barrera de los 900.000 espectadores, sobre todo gracias al boca a boca del público que salía más que satisfecho de la sala.

Es de suponer que este éxito será, entre otros factores, lo que llevó a la Academia de cine argentina a nominarla en ocho categorías, aunque finalmente la que arrasó ese año fue 'Infancia Clandestina' y 'Dos más dos' se fue de vacío.

Todos estos datos me hacen suponer que el cine argentino y el español tienen cierto parecido como industria, ya que ambos “reciclan” actores de series de televisión para sus películas, los premios de sus academias suelen otorgar todas las nominaciones a sus diferentes apartados siempre entre las cuatro candidatas más destacadas ese año, normalmente las que más taquilla han hecho (con alguna que otra excepción) aunque eso no signifique que sean las mejores según la crítica especializada y la distribución de sus películas a otros mercados suele ser con cuentagotas.

'Dos más dos' pertenece a ese tipo de películas que tienen aroma televisivo (más apreciado en su país de origen que en el exterior), con cierto gancho pero bastante convencionales, lo que hace extrañar el éxito desmesurado.

La película de Kaplan sitúa a doble pareja de amigos de toda la vida; Diego (Adrián Suar) y Emilia (Julieta Díaz), Richard (Juan Minujín) y Betina (Carla Peterson), una más conservadora y tradicional y la otra más abierta y mundana. Cuando ésta última les confiesa sus amigos que practican el intercambio de parejas, despiertan la curiosidad de Emilia, que intentará convencer a Diego de participar con sus amigos en sus propuestas.

La película empieza interesante, con cuatro personajes con los que identificarse en mayor o menor medida y siempre carismáticos, con cierta gracia. Esto se corresponde con la parte de iniciación al mundo “swinger” de la pareja más tradicional, pese a las “suspicacias” que Diego no para de soltar como palabra clave para que Emilia y él terminen con ese caótico mundo a sus ojos.

Una vez pasado ese tramo, la película cae por la rampa cuesta abajo tanto en interés como en ritmo, derivando la comedia en drama de la forma en que la mayoría perspicazmente ya había deducido, hasta llegar a un fallido final poco convincente por su poco atrevimiento y encima, de resolución mágica, es decir, sacada de la manga.

Y es curioso, como una película que se planeta abierta de miras, con intenciones cómicas pero a la vez reflexivas, acaba perdiendo su gracia y, justo en su tramo más dramático, pierde también su punto reflexivo, al quedar esa supuesto atrevimiento en la salida más fácil y tradicional, narrativamente hablando. Esto supone matar el interés que pudiera tener una cinta que si bien no era tan divertida ni alocada, podría haber sido una vertiente fresca al tema tabú que trata, pero parece preferir la risa nerviosa del espectador morboso que verdaderamente despertar la inquietud reflexiva de las fantasías sexuales. Y mira que también daba mucho juego en el plano cómico, pero su encorsetado y frígido director ni siquiera se atreve a insinuar sensualidad, ni mucho menos mostrar carne, como para pedirle que se meta de lleno en la temática.
Tampoco ayuda los incesantes fundidos a negro, poco recomendables para un ritmo ágil y despierto que requiere la comedia.

Así pues, partiendo de una interesante comedia, acabamos con un fallido y conservador drama que poco aporta, que igualmente se deja ver, pero con la agridulce sensación de que podría haberse mojado más y no intentar la vulgaridad de hacerse pasar por transgresora cuando, en el fondo, es todo lo contrario.
Dragondave
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28 de noviembre de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un tono similar al del Woody Allen de las últimas décadas [véase "Vicky Cristina Barcelona" (2008)], la propuesta de "Dos más dos" pretende ser una comedia para adultos, es decir, una suerte de romcom "erótica".

Por momentos acierta con un humor fluido, que si bien a veces se siente algo ordinario nunca llega a aburrir, y siempre se apoya de gran manera en un elenco muy acertado; sublime la escena en que los cuatro se esconden del hijo de una de las parejas. Reconozco que Suar no es un actor que me divierta pero aquí su particular neurosis (otra vez, Allen) funciona muy bien. Peterson es lo mejor, Díaz sorprende, Minujín aporta lo suyo y mención aparte merece Casero, que aunque infumable en su vida pública, en la pantalla suele estar insuperable.

Llamativo el nivel de acoso que padece el personaje de Suar durante todo el film, desde la esposa y los amigos sometiéndolo a una práctica sexual que lo incomoda, hasta el hijo adolescente que le hace bullying, algo con lo que el guion parece comulgar de manera muy polémica. Claramente tambalea sobre el final, aquella propuesta aparentemente atrevida y ácida del comienzo se diluye en un conservadurismo de manual que termina por reafirmar la pacatería típica de la monogamia cristiana.
Ketty Analfer D
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