Ataque al carro blindado

Es asombroso lo bien que combinan estilos aparentemente tan opuestos como los de John Wayne y Kirk Douglas. El primero es tan seco que no debería hacer gracia, pero la hace; y el segundo tiene un físico inadecuado y un vestuario hortera en la mayoría de los papeles que ha hecho, y sin embargo se las apaña para salir siempre airoso.
La parte del asalto es muy entretenida y espectacular, mientras que en la preparación, la presentación de los personajes es lo que ofrece los chistes. El mejor de todos es sin duda la extraña relación entre los dos protagonistas: ambos son socios, ambos saben que uno de ellos ha aceptado una oferta por matar al otro, y ambos saben que el otro lo sabe –¡no sólo eso, sino que además se permiten bromear sobre el tema entre ellos!–.
La música es muy buena.

Son memorables las siguientes escenas: el indio haciendo una labor innecesaria como intérprete entre el jefe indio y Lomax –"Conozco a mi gente: seguro que nos matan"–; el robo de la nitroglicerina; algunos detalles de la pelea en el bar; el asalto al carro y la resolución final.

Carro blindado: 6 caballos en paralelo, frenos traseros de zapata extra larga, amortiguación de ballesta. 3 plazas.
Y ahí va el odioso millonetis que le ha robado el rancho a John Wayne. Wayne es Jackson y regresa de la cárcel a por lo que es suyo. Ese rancho es una mina… Una mina de oro.
Jackson se junta para conseguir sus propósitos con Lomax, un pistolero, un viejo conocido al que le une una relación de amistad/enemistad. Os aseguro que no hay nada más.
Van además un indio con pinta de evangélico, un joven borrachín de la Unidad de Explosivos y un vejete con novia.
El vejete se agarra unos mosqueos de órdago y además es un raterillo, menos mal que Jackson le tiene echado el ojo. La joven no sabe ni cuantos años tiene pero el chaval de la Unidad de Explosivos está dispuesto a hacerla un reconocimiento exhaustivo para calcular su edad biológica incluso su peso molecular.
La película se sigue con interés, pero lamentablemente el interés adelanta a la película que llega a perder ritmo porque no es más que un mero entretenimiento. Lástima, podía haber sido mucho más, no obstante ahí están esos dos actorazos de los que siempre, siempre, algo se aprende:
Por ejemplo: incluso en calzoncillos, cuando va a arreglarse uno al cuarto de baño, es conveniente llevar la canana con el revólver.

Rutinario aunque efectivo western de finales de los sesenta, cuya mayor peculiaridad consiste en ver juntos, a dos titanes de la gran pantalla, el siempre omnipresente, (para el género del western), John Wayne, y el robusto y tenaz Kirk Douglas, en una aventura plagada de acción y múltiples sorpresas, en donde ambos intérpretes dan vida a dos bandidos sin demasiada fortuna en su "profesión".
Notable partitura de Dimitri Tiomkin, (Río Bravo, El póquer de la muerte), buena fotografía, interpretaciones correctas, y una solvente dirección del irregular Burt Kennedy, conforman este western, como uno de los mejores realizados en los últimos años sesenta.

Bajo la magnífica dirección de Burt Kennedy y la adecuada música de Dimitri Tiomkin (ganador del oscar), dos de los grandes de Hollywood, Wayne y Douglas, protagonizan esta divertida, dinámica y entretenida película, ideal para pasar un buen rato frente a la pantalla. Comedia, acción, rivalidad....., a todas luces, muy acertada.

Estoy del lado de quienes piensan que mezclar el western con el humor puede resultar fatal, como si el hecho de hacer una película del oeste fuera la excusa para (intentar) hacer reír y se nos olvidara que no hay género más emblemático en el cine que el western. Y el cine clásico, el western clásico, no tiene nada que ver con la comedia si no es por la inclusión puntual de notas de humor con el fin de desenfadar, nunca como objetivo final o meta. John Ford introducía toques de humor, pero no hacía comedias, hacía películas del oeste con todas las letras. Bajo mi punto de vista "Ataque al carro blindado (AKA Asalto al carro blindado)" es una comedia con la excusa del western, y eso es algo que no tiene por qué ser malo, las intenciones del que firma, Burt Kennedy, son sanísimas y bienintencionadas, pero no siempre funciona.

Yo describo lo que veo y luego lo valoro. He visto a unos cuantos hombres que son llevados por su codicia al trayecto que realiza cada semana el mencionado carro blindado, con metralleta Gatlin incorporada y todo, con la intención de hacerse con la pasta. Dos nombres propios son el anzuelo, Wayne y Douglas. Verlos juntos es el mayor aliciente de la película, uno tosco y fortachón, con su estilo rudo, el otro simpático y desenvuelto, con el verdadero aire desenfadado que otorga el mayor humor a la película. Hay cosas buenas y otras muy ridículas. Personalmente me duelen los ojos siempre que veo a unos indios tratados de forma tan ridícula. Hay mexicanos, peleas de saloon, chulería y galopes. Cosas buenas y malas: la presencia de los actores por un lado con unos diálogos brillantes (eso es lo mejor) y el humor que a mí me ha acabado echando atrás en más de una ocasión. Cuestión de gustos, nada más que eso.

No quiero desanimar a nadie a verla, es una película de ritmo elevado que se ve sin mirar el reloj. Está lejos de ser una gran película y las hay a patadas mejores, eso sí, si se pone delante tampoco es para salir corriendo.