Horizontes del Oeste

Después de haber hecho un par de westerns poco conocidos, "Cimarron Kid" es uno de ellos, con el mismo guionista Louis Stevens que escribe este western sobre un confederado que regresa con su hermano a su rancho pero que no se conforma con ser un vaquero. Contó con un conocido reparto, Robert Ryan, Rock Hudson, Raymond Burr, John McIntire, Julie Adams....

Budd Boetticher comenzaba con este western una muy respetable década, más tarde conocería al guionista Burt Kennedy, y junto con Randolph Scott acabaría siendo prácticamente el mejor director de los westerns de "Serie B".

¡Cuánto talento! Todos los personajes están bien definidos. El primero Robert Ryan como aspirante a ser un terrateniente, a ser un cacique respetado. Julie Adams está guapísima con esos coloretes en las mejillas, su papel además es agradecido, le gusta tontear y al espectador más... I wish you were here, Julie.

Luego está Rock Hudson en un papel no muy agradecido que digamos, pero cumpliendo como buen actor.

Hay que nombrar a esos secundarios de lujo. Empezamos por decir uno: Dennis Weaver, ese tipo espigado y rostro afilado que veremos multitud de veces con su mirada astuta, aquí en un papel de tipo sin escrúpulos como corresponde a quien está de acuerdo en labrarse rápido un buen futuro. Un malo siempre de lo más eficaz.

Luego tienes a Raymond Burr, no excesivamente con el sobrepeso que nos acostumbra pero con esa mirada ladina que hace que te caiga mal el tío y ya está.

John McIntire, algo desaprovechado con un papel de no mucho peso. Aquí es un padre moralista de ir a misa todos los domingos, un santo de quien nadie puede hablar mal de él. ¿Y James Arness? Un poco apartado de la acción, lástima también.

La historia es convencional. Vienen de la guerra y asistimos a esa parafernalia de las grandes producciones del Oeste, y el director es quien sabemos que es y que luego haría tal y cual con el estirado Randolph Scott, y muy buenas, y pasarían los dos a ser un dúo clásico de películas serie B del Far West. Aprovechando al máximo un corto presupuesto. Supongo que director y actor se harían bastante amigos.

He echado de menos un poco más de arriesgar para subir los colores a Julie y aumentar la maldad de Robert Ryan. En concreto, de todas formas, un Western correcto.

¿Cuántos westerns habrá que arrancan al final de la guerra civil norteamericana? Robert Ryan es mayor del ejército derrotado, vuelve a Texas con su hermano y el antiguo capataz del rancho familiar en el que esperan sus padres. Pero para Ryan, y para Boetticher, la vida tiene que ser algo más que trabajar la tierra y tener ganado, la idea es llegar a lo más alto, crear un imperio caiga quien caiga y pese a haber sido siempre poco más que mozo de cuadra.

Gracias a Boetticher, desde luego, que llevaba el western en la sangre y que aquí se marca una película enorme, de menos de noventa minutos, y con una intensidad que va de la mano del personaje principal, capaz de atentar contra todo con tal de subir y subir a lo más alto. Podría ser cine negro, estamos hablando de alguien que partiendo de cero pretende alcanzar la cima del poder, podría ser un gangster urbano, pero no, estamos donde estamos y afortunados los seguidores del género, aquí hay balazos, caballos, partidas de póker y mucha mala leche.

La presentación de los personajes puede llevarnos a equívocos, todo parece muy calmado, no es fácil imaginar que a las pocas escenas se va a acelerar todo, ese demonio es capaz de arrastrar a todos los que sean, padre y hermano incluidos. Una barbaridad, cualquier espectador lo sabrá disfrutar, no sólo cinéfilos que gusten mirar atrás.

¡Cuántos hombres vemos que, la abundancia y los lujos que un día ostentaron, y la riqueza de la que hoy presumen, todo lo adquirieron con actos deshonestos… o con delitos que derramaron sangre, y causaron dolor y desgracia a mucha otra gente!

¿Llegará la felicidad a un hombre así? ¿Podrá dormir tranquilo y no tener pesadillas con las desgracias de sus víctimas? ¿Será capaz de caminar por las calles solo y sin sentir miedo alguno?...

Terminada, La Guerra Civil Estadounidense, el mayor Dan Hammond (Robert Ryan) del ejército confederado, regresa a casa con su joven hermano Neil (Rock Hudson)… pero al ver que en el rancho de sus padres todo sigue igual y que ni siquiera han podido pagar la deuda que tienen con el banco, Dan se siente desencantado y sus ambiciones saldrán a flote luego de conocer a una adorable mujer llamada, Lorna Hardin (Julie Adams), cuyo marido es un arrogante y acaudalado hombre de negocios con el que, Dan, va a chocar cuando comprenda que su esposa se siente atraída por él.

Lo que se derivará de esto, es un buen ejemplo del retorcido camino mediante el cual mucha gente alcanza lo que más anhela: una posición en clase alta y una mujer bonita a su lado… aunque sea a costa de perder afectos y valores muy gratos que se vuelven irrecuperables.

El escritor, Louis Stevens, partió de una historia propia para escribir el guion de este dramático western que tiene, como gran valor, personajes creíbles y muy bien contrastados, entre los que hay de aquellos que han opacado siempre a la sociedad… y también de los que, contra todo, permanecen íntegros y dispuestos a que triunfe la justicia. Al director, Budd Boetticher, se le abona una correcta puesta en escena, una eficiente dirección de actores y, sobre todo, el haber logrado una historia bien balanceada que nos permite hacer uso de la comprensión ante aquellos ilusos que creen que la felicidad puede alcanzarse a cualquier costo.

<<HORIZONTES DEL OESTE>>, confirma ya a un director que seguiría demostrando que tenía mucho que contar, y trabajar en exteriores y con bajos presupuestos le permitiría, gracias a su talento y a su casi siempre atinada elección de actores, lograr unos cuantos títulos memorables que dignifican al cine, y en especial, al género western.

Raymond Burr, John McIntire y Frances Bavier, complementan el efectivo grupo actoral que logra que, este filme, se parezca bastante a la vida.

Título para Latinoamérica: MAL HIJO

Otra más del Oeste de Boetticher, y me quedan muy pocas para acabar con toda su filmografía del género. He visto, creo, sus principales aportaciones. Un grande del género. Un grande del cine.
Aquí sin Randolph Scott, que ya es decir. Un color muy acentuado, supongo que rodada con gran presupuesto y actores muy cotizados: Robert Ryan, tan eficaz como siempre; Rock Hudson, guapo a rabiar, varonil y tremendamente eficaz; y Julie Adams, guapa actriz reconocida en otras obras (La mujer y el monstruo, Jack Arnold 1954, y Horizontes Lejanos, Anthony Mann, 1952) aunque de las especialmente conocidas. También está Raymond Burr un actor muy de la época, siempre en papeles de persona dura y con poco escrúpulos.
Un relato de desengaño, de ambiciones, de hermanos enfrentados, de dinero fácil y de sueños rotos. Modos diferentes de afrontar el pasado tras la guerra de secesión.
Eficaz cinta, bien narrada la historia, como en todas las del director con un metraje muy contenido, una música cuidada y un color muy vivo, muy elevado. Resultado decente.