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Kinsey

Drama En 1948, la publicación del libro "El comportamiento sexual en el hombre", obra del biólogo Alfred Kinsey, constituyó una auténtica revolución que cambió para siempre la historia de la cultura americana: cientos de personas empezaron a replantearse los aspectos más íntimos de su vida y a cuestionarse los prejuicios y tabúes impuestos por una sociedad excesivamente puritana. Esta obra dio lugar a uno de los debates más intensos del siglo ... [+]
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
7 de diciembre de 2005
39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Bill Condon, se rodó en 34 días (julio/agosto 2003) en NY y Toronto. Se basa en la biografía del protagonista, de Jonathan Gathorne-Hardy; el documental "Sex And The Scientist", de Diane Ward; y entrevistas a colaboradores del científico. Obtuvo una nominación a los Oscar (mejor actriz secundaria). Ganó el LAFCA Award al mejor actor y el NBR Award a la mejor actriz secundaria. Fue nominada a 3 Globos de Oro (película, actor y actriz secundaria).

La acción tiene lugar entre los primeros años del XX y los 50. Kinsey, que nace en 1894 y fallece en 1956, estudia en New Jersey, Maine y Harvard. Ejerce el magisterio en la Universidad de Indiana. Especializado en entomología, realiza un estudio exhaustivo y modélico sobre la avispa de agalla. A partir de 1938 dirige una amplia investigación sobre la conducta sexual de los seres humanos. Estudios posteriores no han contradicho las tesis de Kinsey, aunque las han matizado y mejorado. La película muestra el error de Kinsey al establecer en la comunidad de investigadores la utopía de las relaciones sexuales libres, múltiples y cruzadas. Reconoció las limitaciones de su investigación, que no explica los arcanos del amor. Es reconocido, con elogios de unos y críticas de otros, como el desencadenante de la revolución sexual americana y europea de los 60.

La música incluye una partitura original que resalta el espíritu tranquilo y fuerte de Kinsey. Añade fragmentos de Chopin, Mozart, Sibelius, Cole Porter, etc. Superpone a los créditos finales la canción "Fever". La fotografía hace uso frecuencte de colores matizados, incluye escenas de juventud en b/n y exalta la luz sombría del bosque de "secuoias sempervivas". El guión glosa la figura de Kinsey con objetividad y sin apologías. Las escasas referencias temporales pretenden destacar la actualidad de la obra. Las interpretaciones de Neeson, como protagonista, y Laura Linney, como la esposa enamorada (Clara Bracken McMillen) son excelentes. La dirección construye una narración bien documentada, de gran interés.

Biopic de un personaje clave de la historia contemporánea. Controvertido y difamadado, ha contribuído a la liberación y normalización de la vida de muchos, especialmente personas reprimidas, marginadas y proscritas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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15 de junio de 2005
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues aquí ha pasado directamente al video que es donde la he podio ver. Yo tampoco conocía la historia de Kinsey, y allí radica la importancia de esta película basada en la vida real: Dar a conocer a las nuevas generaciones sobre lo mucho que hemos avanzado desde el principio del siglo pasado, cuando todos los tabues todavía dominaban nuestra sociedad. Romper con los paradigmas del sexo, tambien ayudó a romper con las resistencias raciales, clasistas, y colabora de directo con la apertura de la mente de nuestra sociedad a la revisión directa de todas nuestras costumbres.

Quizás por esto el tema se eleve por encima de la película en si, que no logra llenar la espectativa de un tema con tanta sustancia. Además, es una pena que Bill Condon no filtre las inexactitudes de los estudios de Kinsey, en especial las que tienen que ver con la homosexualidad, como eso decir que todos los hombres promediamos a la bixesualidad o de que los homosexuales son el 10% de la población, cuando estudios posteriores echan al suelo estos altos porcentajes. El mismo Kinsey admitió luego que dado su muestreo basado en solo las colaboraciones abiertas, dentro de una sociedad puritana, podían distorcionar de manera elevada sus primeros resultados, y que el valor de los mismos radicaban mas en que eran los primeros estudios serios sobre el tema, que si se había seguido el método científico de manera infalible.

Sin embargo, dejando claro los desaciertos, este filme debería de convertirse en visión obligada a los adolescentes en las escuelas de América Latina, zona mundial donde aún prevalece las costumbres mas retrógadas y denigrantes con respecto al sexo. Porque lo que sucedió hace casi 60 años, todavía no ha llegado de manera contundente a todos los rincones. Y si se les obligara a ver a los árabes? Bueno, definitivamente, aun nos queda demasiado por hacer.
William lockward
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3 de noviembre de 2005
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien cinematográficamente no pasa de ser una correcta, convencional y un tanto plana narración biográfica, temáticamente resulta un interesantísimo y apasionado retrato de la admirable epopeya científica e intelectual del protagonista, el biólogo y sexólogo Alfred Kinsey.
La factura técnica es impecable, con un óptimo reparto donde todos brillan con luz propia (en especial Laura Linney, la esposa), y un montaje ágil y dinámico que finalmente, sin embargo, resulta lastrado por una dirección irregular y un guión (del propio Bill Condon) un tanto plano y falto de garra, a pesar de su apasionamiento.
Con todo, una película de visión obligada y absolutamente recomendable.
Nsimalen
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9 de abril de 2010
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien lograda la peli, correcta y entretenida se deja ver con gusto. No sé si la biografía es fiel a la vida real del doctor, pero desde el punto de vista artístico es recomendable. El tipo fué un precursor en el estudio de la sexualidad humana y dejó caer el velo a la pacatería americana y expuso al sexo desde un lugar que nadie lo había ní siquiera imaginado. Lo interesante es que él mismo experimentó en carne propia muchos de los jugueteos sexuales que hacía desgarrar las vestiduras a las mentes moralistas de la época. Las escenas de los escarceos amorosos homosexuales y el imtercambio de amantes con su mujer están filmados con un dejo de candidez encantadora. Amena y correcta. A propósito ¿será pura casualidad que la escribió y dirigió un tipo llamado Condon?.
Srita davidlynch
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2 de noviembre de 2010
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes del popular musical Dreamgirls, el realizador Bill Condon había filmado dos biografías de dos personajes célebres cada uno en su campo (el hombre de cine James Whale en Dioses y Monstruos, y el hombre de ciencia Alfred Kinsey en Kinsey), pero decisivos en las cuestiones sexuales de sus épocas. Ambas cintas, además de una clásica pero innovadora puesta en escena, son poseedoras de una sinceridad y una veracidad en su historia que las convierten en dos piezas maestras sobre personajes célebres.

Kinsey nos cuenta de manera cronológica la vida de Alfred C. Kinsey, primero biólogo (pese a ser un 'hombre de ciencia' encontraba la paz como los naturalistas o los románticos: en comunión con la naturaleza) y luego estudioso del comportamiento sexual del hombre, marcada por la pasión dedicada a descubrir y estudiar la relación de hombres y mujeres con un tema tan absurdamente tabú como las relaciones sexuales, así como su historia de amor con Clara Bracken McMillen, su esposa, amiga, colaboradora y compañera a lo largo de toda su vida.

Lo primero que sorprende de Kinsey, al margen de su maestra puesta en escena, que es capaz de innovar en un género tan trillado como el biopic, es su meridiana lucidez. Es imposible ver Kinsey sin disfrutar de la inteligencia de, primero, su protagonista, y después, la propia película. Kinsey es capaz de afrontar su tema central mirándolo a la cara, y hacer como su protagonista hizo en su época: saltar por encima de los absurdos tabúes morales y sociales para contar una historia necesaria y universal.

Es inevitable sentir indignación por la ignorancia a la que se sometía a todos los jóvenes en la avanzada norteamérica de los años 40 y 50. Alfred Kinsey fue capaz de postular los comportamientos mentales, sensoriales, físicos y emocionales del sexo para establecer y estudiar sus máximas. Y por el camino, salvó de la marginación y la auto flagelación a muchas personas, al publicar con inconmensurable éxito que hay tantas formas de comunicarse sexualmente como personas hay en el mundo.

Pero Kinsey rebosa inteligencia porque no glorifica y mitifica a Alfred. Es capaz de introducir la duda y los fines humanos de su estudio para que el espectador se plantee dónde están los límites (en su abnegada pasión por la obra de su vida, que descuida hasta su propia salud o en el terrorífico episodio en Nueva York). “Moralidad disfrazada de hechos”: contra éso luchó Kinsey.

Y por supuesto, el reparto está extraordinario, sobre todo los dos protagonistas: Laura Linney y Liam Neeson que dejan ver el paso de los años, el retrato de una época y la labor social de su causa con dos apasionadas interpretaciones capaces de emocionar al más escéptico. Su superlativa labor apoya la emotividad y el juicio de una historia cuyas coordenadas siguen patrones como éstos...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jaly
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