Kickboxer
1989 

5.5
11,593
12 de noviembre de 2013
12 de noviembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores de Van Damme, que con una historia sencilla se logra formar un gran clásico de las artes marciales.
A destacar las excelentes peleas, sobretodo la final que es estupenda.
Las actuaciones no están nada mal: Van Damme hace un papel convincente y el malo de Tong Po es llamativo y está a la altura.
El entrenamiento previo es muy bueno, una buena película que me resulto agradable ver de nuevo.
Un clásico sin dudas, y de las mejores en las que lo hemos visto al belga.
¡La diversión está garantizada!
A destacar las excelentes peleas, sobretodo la final que es estupenda.
Las actuaciones no están nada mal: Van Damme hace un papel convincente y el malo de Tong Po es llamativo y está a la altura.
El entrenamiento previo es muy bueno, una buena película que me resulto agradable ver de nuevo.
Un clásico sin dudas, y de las mejores en las que lo hemos visto al belga.
¡La diversión está garantizada!
22 de julio de 2014
22 de julio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película mítica con la que muchos hemos crecido (yo mismo), creándonos incluso un ídolo a muchos de nosotros (yo mismo). Y es que ésta cinta tiene mogollón de momentos épicos como la escena que parte la palmera a patadas, el romance con May Li, la paliza de Tong Po al hermano de Van Damme al principio y cómo termina éste, y por supuesto el enfrentamiento final con una pelea de lo más épica en una catacumba y ambos luchadores con "guantes" de vendaje bañados con cristales. Además, uno flipa con la evolución del personaje según avanza el durísimo entrenamiento.
Me resulta un tanto chocante que alguien diga "es mala pero me gusta" en una película de artes marciales. Creo que todos sabemos que las cintas de "mamporros" no tienen mucha calidad, por eso creo que eso solo lo diría alguien que no es amante del género artes marciales, ya que ésta, dentro de dicho género es, no solo mítica sino imprescindible. Y es que el género de películas de artes marciales quien pide calidad la pide para diferentes cualidades, pues aquí las interpretaciones o el guión tiene menos valor que la acción, aunque por supuestos siempre pedimos un poquito de todo. Así que por todo lo dicho, normalmente cuando uno se dispone a ver una de éstas, irremediablemente debe bajar su listón y valorar antes las escenas de acción, la coreografía de las peleas, y luego lo demás. Yo por ejemplo la voto teniendo en cuenta su género, y como es de las mejores del género le encasqueto un sobresaliente sin dudarlo, no pido que el resto haga lo mismo, simplemente que a la hora de criticarla sean objetivos, no pidan grandes interpretaciones o un guión que sea la caña.
Me resulta un tanto chocante que alguien diga "es mala pero me gusta" en una película de artes marciales. Creo que todos sabemos que las cintas de "mamporros" no tienen mucha calidad, por eso creo que eso solo lo diría alguien que no es amante del género artes marciales, ya que ésta, dentro de dicho género es, no solo mítica sino imprescindible. Y es que el género de películas de artes marciales quien pide calidad la pide para diferentes cualidades, pues aquí las interpretaciones o el guión tiene menos valor que la acción, aunque por supuestos siempre pedimos un poquito de todo. Así que por todo lo dicho, normalmente cuando uno se dispone a ver una de éstas, irremediablemente debe bajar su listón y valorar antes las escenas de acción, la coreografía de las peleas, y luego lo demás. Yo por ejemplo la voto teniendo en cuenta su género, y como es de las mejores del género le encasqueto un sobresaliente sin dudarlo, no pido que el resto haga lo mismo, simplemente que a la hora de criticarla sean objetivos, no pidan grandes interpretaciones o un guión que sea la caña.
9 de mayo de 2015
9 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que uno puede pensar que se trata de un deportista francés o una marca de lácteos, pero en realidad es un filósofo francés que dijo la famosa frase "el corazón tiene razones que la razón no entiende".
No dejéis que nadie os engañe con la estupidez de que está mal puntuar una obra por lo que te recuerda, por el cariño o por llegar a tu vida en el momento oportuno. En todo caso es señal de que es una buena película.
Siendo niño recuerdo estar fascinado con la película y con los años he de reconocer que no ha envejecido mal, ni mucho menos.
Ese descubrimiento del mundo oriental (ahora con internet te sabes hasta las calles de Kuala Lumpur), esos momentos épicos en el entrenamiento con palmeras, perros, fuego y demás (ahora uno se toma con humor ver a JCVD bailando simulando estar borracho o su ridícula forma de actuar) incluso las niñas empezaban a supurar hormonas al ver al belga marcando cuerpo (yo miro mi barriga cervecera y pienso que no estoy tan mal...).
Tú que lees esta crítica ahora recuerda mis palabras. El motivo para esto es tan simple como el disfrutar más de las películas (no acabar siempre con un "OH MY GOD que mal intenta copiar el estilo de Kurosawa) y harás disfrutar a los de tu alrededor (al recordar esas obras con cariño y risas con gente de tu quinta o ponerlas a las nuevas generaciones para que disfruten de algo que no sea "Hombres, mujeres, bíceps y berzas").
No dejéis que nadie os engañe con la estupidez de que está mal puntuar una obra por lo que te recuerda, por el cariño o por llegar a tu vida en el momento oportuno. En todo caso es señal de que es una buena película.
Siendo niño recuerdo estar fascinado con la película y con los años he de reconocer que no ha envejecido mal, ni mucho menos.
Ese descubrimiento del mundo oriental (ahora con internet te sabes hasta las calles de Kuala Lumpur), esos momentos épicos en el entrenamiento con palmeras, perros, fuego y demás (ahora uno se toma con humor ver a JCVD bailando simulando estar borracho o su ridícula forma de actuar) incluso las niñas empezaban a supurar hormonas al ver al belga marcando cuerpo (yo miro mi barriga cervecera y pienso que no estoy tan mal...).
Tú que lees esta crítica ahora recuerda mis palabras. El motivo para esto es tan simple como el disfrutar más de las películas (no acabar siempre con un "OH MY GOD que mal intenta copiar el estilo de Kurosawa) y harás disfrutar a los de tu alrededor (al recordar esas obras con cariño y risas con gente de tu quinta o ponerlas a las nuevas generaciones para que disfruten de algo que no sea "Hombres, mujeres, bíceps y berzas").
18 de septiembre de 2016
18 de septiembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jean (Kurt en la ocasión) va con su hermano a Tailandia a liarse a mamporros con la fauna local, ésta se llama Tong Po (uno de los Qissi maquillado de cualquier manera) y le pone las pilas al pobre diablo del hermano de Jean. Jean-Kurt jura suma venganza y hala, ya tenemos para una película de bofetadas.
Uno de esos títulos que forjaron la grandeza y leyenda del belga y que con tan escasos mimbres nos la ponían dura cuando eramos zagales y nos valía cualquier cosa. Resulta que Jean-Kurt se va a la jungla camboyana o vaya usted a saber a adiestrar al lado del maestro zen retirado en la paz de los montes y allí en pocas fechas adquiere todo lo que necesita para bajarle los humos al maligno Tong Po, se encuentra hasta con moza el bueno de Jean-Kurt, ¡qué suertudo el belga! Pero aquello en aquellos entonces nos "la soplaba", queríamos ver al ídolo dando coces y marcandose un baile en el club de Freddy Li que le sobrevivirá por generaciones y que yo uso para enfrascarme a las mozas en las discotecas. La cualidad técnica y artística del filme son lo suficientemente decentes como para que no nos arranquemos los ojos dando alaridos y eso basta. Lo importante es el contenido, Tong Po dándole patadas a las columnas, el hermano de Jean-Kurt llevando una tocata por listo, la promesa de vendetta, Jean-Kurt adiestrando arduamente contra una palmera y unas poleas y en un místico templo (¿Cuantos recuerdos se llevaran estos afortunados? ains), la pequeña Mei Li, el apoteósico baile ya antes mencionado y el tramo final con la pelea final donde Jean-Kurt le ajusta las cuentas a Tong Po con cristales en los puños y todo... Eso todo era lo que importaba, canelita fina y que nos ponía los ojos en órbita y los paquetes sólidos como el titanio de los submarinos rusos.
En fin, aventuras de serie B bien ricas de la mano de uno de los símbolos del "durismo" de los 80-90, Kickboxer bien merece un visionado y lo sabéis!!
Uno de esos títulos que forjaron la grandeza y leyenda del belga y que con tan escasos mimbres nos la ponían dura cuando eramos zagales y nos valía cualquier cosa. Resulta que Jean-Kurt se va a la jungla camboyana o vaya usted a saber a adiestrar al lado del maestro zen retirado en la paz de los montes y allí en pocas fechas adquiere todo lo que necesita para bajarle los humos al maligno Tong Po, se encuentra hasta con moza el bueno de Jean-Kurt, ¡qué suertudo el belga! Pero aquello en aquellos entonces nos "la soplaba", queríamos ver al ídolo dando coces y marcandose un baile en el club de Freddy Li que le sobrevivirá por generaciones y que yo uso para enfrascarme a las mozas en las discotecas. La cualidad técnica y artística del filme son lo suficientemente decentes como para que no nos arranquemos los ojos dando alaridos y eso basta. Lo importante es el contenido, Tong Po dándole patadas a las columnas, el hermano de Jean-Kurt llevando una tocata por listo, la promesa de vendetta, Jean-Kurt adiestrando arduamente contra una palmera y unas poleas y en un místico templo (¿Cuantos recuerdos se llevaran estos afortunados? ains), la pequeña Mei Li, el apoteósico baile ya antes mencionado y el tramo final con la pelea final donde Jean-Kurt le ajusta las cuentas a Tong Po con cristales en los puños y todo... Eso todo era lo que importaba, canelita fina y que nos ponía los ojos en órbita y los paquetes sólidos como el titanio de los submarinos rusos.
En fin, aventuras de serie B bien ricas de la mano de uno de los símbolos del "durismo" de los 80-90, Kickboxer bien merece un visionado y lo sabéis!!
19 de agosto de 2019
19 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si, tirando solo de la memoria, es usted capaz de distinguir entre "Contacto sangriento" (1988) y "Kickboxer" (1989), le felicito. Ya es más capaz que yo. Porque, para mí, tanto monta, monta tanto.
"Kickboxer" fue la respuesta de Cannon Group al exitazo de "Contacto sangriento" logrado el año anterior también por ellos. Allí donde antes se contaba la historia de Frank Dux, ahora es la de Kurt Sloane. El primero peleaba en una competición ilegal de artes marciales en Hong Kong, el segundo en una de kickboxer en Bangkok. En ambos casos el protagonista es entrenado por el sensei jubilado de turno usando técnicas heterodoxas; busca rollete con una pava buenorra; presencia cómo alguien cercano recibe una somanta de palos, por lo que convierte el torneo en una gesta personal; debe escalar posiciones durante la competición y, al final, se las tiene que ver con un malandrín imbatible que apenas pronuncia dos frases. Honestamente, a los de Cannon deberían darle el premio al autoplagio de la década.
Por repetir, repitió hasta el compositor, Paul Hertzog, quien ofreció una banda sonora de más calidad aunque, en el fondo, era más de lo mismo: música con la que dotar de emoción y épica a unas batallas que encajaban muy bien con los videojuegos que tanto éxito tendrían en la década siguiente. El belga, por su parte, recurrió al mismo registro interpretativo. Total, no tenía otro.
En cuanto a la guita, el presupuesto fue ligeramente mayor que en la anterior, $1.5 - $2.7 millones, y los resultados globales fueron un poco inferiores, $50 millones frente a los $65 millones de "Contacto sangriento". En cualquier caso, siguió siendo una cinta muy rentable gracias a la contención del gasto. Aunque son valores que no están ajustados según el IPC, alguien debería enseñárselos a Kathleen Kennedy, quien parece desconocer las virtudes de la mesura presupuestaria. Como prueba, en "Solo: una historia de Star Wars" autorizó un gasto de $275 - $300 millones, hipotecando así la posibilidad de lograr rentabilidad, pues la taquilla no llegó a los $400 millones (requería $700 millones para salvar los muebles).
Volviendo a la película del bruselense, dado que todo lo visto en la anterior se repite aquí, su encasillamiento fue de manual. Apenas sí necesitó de algún otro subproducto para convertirse en el embajador ochentero de las patadas voladoras y la apertura de piernas.
Si se la encuentra en televisión un sábado por la tarde y no tiene nada que hacer, puede intentar verla. Lo mismo hasta le da por arrancar los árboles del jardín a patadas o por parar cocos con el vientre.
"Kickboxer" fue la respuesta de Cannon Group al exitazo de "Contacto sangriento" logrado el año anterior también por ellos. Allí donde antes se contaba la historia de Frank Dux, ahora es la de Kurt Sloane. El primero peleaba en una competición ilegal de artes marciales en Hong Kong, el segundo en una de kickboxer en Bangkok. En ambos casos el protagonista es entrenado por el sensei jubilado de turno usando técnicas heterodoxas; busca rollete con una pava buenorra; presencia cómo alguien cercano recibe una somanta de palos, por lo que convierte el torneo en una gesta personal; debe escalar posiciones durante la competición y, al final, se las tiene que ver con un malandrín imbatible que apenas pronuncia dos frases. Honestamente, a los de Cannon deberían darle el premio al autoplagio de la década.
Por repetir, repitió hasta el compositor, Paul Hertzog, quien ofreció una banda sonora de más calidad aunque, en el fondo, era más de lo mismo: música con la que dotar de emoción y épica a unas batallas que encajaban muy bien con los videojuegos que tanto éxito tendrían en la década siguiente. El belga, por su parte, recurrió al mismo registro interpretativo. Total, no tenía otro.
En cuanto a la guita, el presupuesto fue ligeramente mayor que en la anterior, $1.5 - $2.7 millones, y los resultados globales fueron un poco inferiores, $50 millones frente a los $65 millones de "Contacto sangriento". En cualquier caso, siguió siendo una cinta muy rentable gracias a la contención del gasto. Aunque son valores que no están ajustados según el IPC, alguien debería enseñárselos a Kathleen Kennedy, quien parece desconocer las virtudes de la mesura presupuestaria. Como prueba, en "Solo: una historia de Star Wars" autorizó un gasto de $275 - $300 millones, hipotecando así la posibilidad de lograr rentabilidad, pues la taquilla no llegó a los $400 millones (requería $700 millones para salvar los muebles).
Volviendo a la película del bruselense, dado que todo lo visto en la anterior se repite aquí, su encasillamiento fue de manual. Apenas sí necesitó de algún otro subproducto para convertirse en el embajador ochentero de las patadas voladoras y la apertura de piernas.
Si se la encuentra en televisión un sábado por la tarde y no tiene nada que hacer, puede intentar verla. Lo mismo hasta le da por arrancar los árboles del jardín a patadas o por parar cocos con el vientre.
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