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El gatopardo

Drama Es la época de la unificación de Italia en torno al Piamonte, cuyo artífice fue Cavour. La acción se desarrolla en Palermo y los protagonistas son Don Fabrizio, Príncipe de Salina (Burt Lancaster), y su familia, cuya vida se ve alterada tras la invasión de Sicilia por las tropas de Garibaldi (1860). Para alejarse de los disturbios, la familia se refugia en la casa de campo que posee en Donnafugata en compañía del joven Tancredi (Alain ... [+]
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Críticas 79
Críticas ordenadas por utilidad
16 de septiembre de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué vestuarios! ¡Qué decorados! ¡Qué paisajes! ¡Qué actuaciones! ¡Insuperables! -Pero oye, entonces ¿se trata de la mejor película de la historia, no? -Bueno, no, es que tiene un pequeño problema: ¡Qué aburrida es la desgraciada, la madre que la parió! Sucesión de batallas, bailes, vistas bonitas, gente hablando de cosas que duermen a las ovejas... Pero la película no es de nada; no te hace sentir pena, no te da angustia, ni miedo, tampoco tiene intriga... ni siquiera se aprende histora. No tiene nada. No es de nada. No produce ninguna emoción, como no sea que el aburrimiento sea una emoción. Dura tres horas pero parece que durase un día entero... Y cuando tras un tiempo infinito por fin acaba, uno dice: -¡Por fin! ¡Qué descanso! Si eres una persona normal, como yo, que no tenemos la suerte de ser tan "inteligentes" como los gafapastas, y como yo, lo principal que buscas en una película es que te entretenga, pues ya te imaginas lo que voy a decir: huye de esta (y si puedes, de los gafapastas). Como punto a favor puedo decir una cosa: hace años me leí la novela, y es aún peor.
Grid
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29 de marzo de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sicilia del siglo XIX, en plenas revueltas por la unificación de Italia.

Aristocracia en decadencia frente a la pobreza del pueblo siciliano, que, sin embargo, la vive con digna resignación.

Interesantes reflexiones del protagonista, patriarca de una numerosa familia aristocrática (Burt Lancaster), sobre la decadencia y la fuerza, al mismo tiempo, de su propia clase social, que logra mantener su posición y privilegios a pesar del cambio político del país; la muerte, o la fatalidad y pasividad como rasgos del carácter siciliano.

A destacar el ritmo pausado de la película, sobre todo en la recreación de las bellas escenas del baile final, que muestran todo el esplendor y lujo que rodea la aristocracia. Esa cadencia que en cierto modo me ha parecido demasiado lenta, en realidad ha logrado hacerme sentir como si estuviera en la propia escena del baile.
Elena
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12 de septiembre de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi hace mucho tiempo "El gatopardo" y no me gustó, aunque no sabía por qué. La verdad es que no la recordaba mucho, lo cual me hacía sospechar que algo relacionado con Angelica (Claudia Cardinale), muy guapa pero de la que nunca te fías, hay algo raro en ella, me desagradó lo suficiente como para olvidarme de la película. Pero no, el motivo es más bien estructural. Lo primero que hay que decir es que "El gatopardo" es la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, que fue publicada casi un siglo después de los hechos que narra, en 1958 después de varias negativas de diversas editoriales. En efecto, es una reconstrucción del pasado, aunque algo estereotipada, de los últimos años del reino de las Dos Sicilias y los primeros de la Italia unificada, de 1859 a inicios de la década de los 60, en torno al Príncipe Don Fabrizio Salina (Burt Lancaster), que ve como su universo se desmorona al calor de los nuevos acontecimientos políticos. Aquí hay un fallo importante, creo que corregido en la novela, que es la indeterminación de Fabrizio. Realmente no se sabe qué quiere, ni qué le pasa. Abraza el cambio, puede que porque no le quede más remedio, pero lo acaba abrazando para a continuación sentirse hastiado y añorante de un mundo, que no solamente no hemos visto, sino que tampoco va a morir con facilidad. De hecho, Burt Lancaster repite casi papel en "Novecento" (1976), que transcurre más de 40 años después que la presente. Eso es, nada ha cambiado.

Uno de los hallazgos de la película es la famosa frase que da lugar al lampedusismo: "Todo tiene que cambiar para que siga siendo igual". Pero si uno observa detenidamente es justo lo contrario: nada cambia para que siga siendo completamente diferente. En la gran mayoría de los casos, el aciago paso del Antiguo Régimen al Nuevo no se hace mediante una revolución radical, del tipo francés sino de una forma más sutil: la estructura socio-económica, incluso la forma política, sigue prácticamente igual, pero cambian los actores y el espíritu. De hecho, la gran mayoría de los coetáneos no se daban cuenta de la gran transformación de la que eran testigos. Seguía habiendo rey, nobleza e iglesia, pero todo era diferente... y peor. Y llegamos al fallo definitivo de "El gatopardo": no son honestos ni con los unitarios ni con los tradicionalistas. Ni los liberales, ni los nobles se sumaron al nacionalismo italiano para mantener sus privilegios sino, los primeros porque creían en una transformación política, que incluía la unificación de la península y la libertad, con Constitución, derechos individuales, sufragio y parlamento, pero no socio-económica, vamos el liberalismo moderado, y lo segundos porque aunque muchos lo hicieron, otros siguieron siendo leales a los Borbones. En concreto, el movimiento legitimista fue fuerte, apoyado por religiosos y campesinos esquilmados por el nuevo régimen, y por eso los liberales lo aplastaron mediante el terror, con saqueos, detenciones masivas y miles de ejecuciones extrajudiciales.
Reaccionario
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17 de diciembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre Fellini y Visconti soy por naturaleza Felliniano. Pero Visconti le sigue muy de cerca; tan de cerca que Federico debería sentir el aliento de Luchino en su cogote.

Para que la distancia entre ambos no se acorte ni agrande, me autoaplico una ley no escrita: no ver Amarcord sin, inmediatamente después, ver El gatopardo.

Qué maravilla de novela, de director que crea la obra, que inspira la ambientación, que mueve al gran Burt Lancaster en su fecundísima etapa europea; la mejor de su trayectoria, para mí, sin duda.

Película de culto. Para enmarcar.
Castelar
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22 de septiembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He vuelto a ver El Gatopardo en HD y es una obra maestra sin ningún genero de duda. Creo que es una película de rabiosa actualidad ya que ahora también nos encontramos al final, sino de una época si de un ciclo. No sabemos lo que nos deparara el futuro pero el mundo según lo entendemos los que amamos el arte y la belleza esta por naufragar. El baile, esa secuencia interminable que cierra la película, no es lento como he leído en algunas criticas, es apoteósico, tiene la impronta obsesiva de las obras de arte. No puedo entender como algunas personas que aquí escriben sostienen que la película es plana y no cuenta una historia. Saludos a todos y los que no han disfrutado con esta belleza de Visconti, denle una segunda oportunidad
Braxton Bragg
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