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El gatopardo

Drama Es la época de la unificación de Italia en torno al Piamonte, cuyo artífice fue Cavour. La acción se desarrolla en Palermo y los protagonistas son Don Fabrizio, Príncipe de Salina (Burt Lancaster), y su familia, cuya vida se ve alterada tras la invasión de Sicilia por las tropas de Garibaldi (1860). Para alejarse de los disturbios, la familia se refugia en la casa de campo que posee en Donnafugata en compañía del joven Tancredi (Alain ... [+]
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Críticas 79
Críticas ordenadas por utilidad
30 de septiembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soberbio Burt Lancaster, sin duda el eleva toda la cinta hasta conseguir disfrutar de ella en muchos pasajes que si no fuera por su presencia se harían pesados y anodinos, la falta de ritmo y su excesivo metraje son lastres importantes que Lancaster con su magnífica presencia consigue salvar en muchas ocasiones, muy bien secundado por una radiante Claudia Cardinale y un atractivo Alain Delon. Lancaster da aquí otra dimensión, actor que en otras películas no me acaba de convencer, en ésta lo consigue plenamente, con mesura, con elegancia, con estilo, da un recital interpretativo que le viene de maravilla para encumbrar esta creación de Visconti, según algunos, a la categoría de obra de arte.
Tiene partes del guión brillantísimas, y algunas frases lógicamente captadas de la novela, son citas ya históricas y tan reales como la vida misma, posee como no un estupendo vestuario y otras muchas virtudes, retrata con notable acierto un mundo en decadencia, una clase social que languidece, una forma de vivir que se acaba, nos muestra la imposibilidad de cambiar de algunos personajes, de algunos colectivos, es así como han sido siempre, les sustentan siglos de historia a sus espaldas, y encima en su orgullo se creen los mejores. Sucede en Sicilia, pero creo que se podría aplicar a otros muchos lugares del mundo.
En su conjunto me ha gustado la película, reconozco que tiene algunos momentos que cala hondo, que impresiona, y un puñado de diálogos memorables, pero tiene otros momentos donde se vuelve tediosa, engorrosa, casi aburrida, con escenas que se prolongan innecesariamente, para considerarla una obra de arte echo de menos esos pasajes donde la garganta se hace un nudo y el bello se eriza, eso a mí no me ha sucedido con esta cinta.
picais
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7 de julio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo adaptar adecuadamente una novela al cine? Es una de las cuestiones más complejas que aborda el séptimo arte. Y no cabe una única respuesta. Muchas veces sucede que nos decepcionamos ante una película basada en un libro que nos gusta. “No reproduce fielmente la novela, no me imaginaba los personajes así, ese no el final del libro”… Son algunas de las cosas que podemos decir. No considero que la adaptación fiel sea el (único) camino para solventar esta situación. Más bien se podría señalar que una adaptación debe respetar el espíritu de la novela, su discurso y su carga significativa. A partir de ahí, cualquier fórmula puede ser adecuada.

De hecho, una película puede ofrecer otras perspectivas diferentes a la novela. ¿Por qué no? Si entendemos el cine, como la literatura, como una trabajo autoral, es obligado que el creador deje su sello. Es él el que debe decidir qué puntos resalta más o que aspectos potencia. Lo que está claro es que son dos lenguajes diferentes y cada uno tiene que aprovechar sus armas. En El Gatopardo hay una escena al final de la película en la que Fabrizio observa un cuadro en la biblioteca donde se desarrolla el baile. En la novela, ese momento no tiene tanta importancia. Pero Visconti aprovecha el poder de las imágenes y el silencio para contarnos lo mismo. Es la muerte que se acerca, el personaje que reflexiona con melancolía, ironía y terror sobre el final de camino, sobre la última parada del ser humano. Eso es cine, y un libro no puede jugar con esas armas.

En El Gatopardo de Lampedusa la muerte de Fabrizio se narra con todo lujo de detalles. En la cinta Visconti se prefigura de forma muy sutil ese instante. No nos los muestra, lo sugiere. Ya sabemos cómo va acabar. Los ojos emocionados de Fabrizio nos lo dicen todo. De hecho, toda la escena del baile expresa la situación en la que se encuentra el personaje. Un hombre, entre dos mundos, entre dos clases. Una, la burguesía, que irrumpe con fuerza y que toma posiciones y otra, la nobleza, que resiste amparada en la tradición. La aristocracia atávica y la burguesía voraz.

Fabrizio ya no se siente a gusto entre los suyos, pero son los suyos. Pertenece a ese universo afectado, altivo y decadente. Es como él. Fabrizio lo percibe, percibe la decadencia que amenaza su estirpe, él es pura decadencia, un ser que ha tenido que tragarse su orgullo para seguir adelante, que ha visto como “la revolución sube la escalera vestida de frac”. Y ha tenido que recibirla, darle la mano, y entregarle a su adorado sobrino. Porque todo tiene cambiar para que todo siga igual. Todo sigue igual, sí, pero ya no es lo mismo. Nunca lo fue. Desde hace 2000 años en que Sicilia se convirtió en colonia. “¿Sabes por qué no vamos a cambiar? ¿Sabes por qué no vamos a oír los cantos de sirena del progreso? Porque somos dioses, el orgullo del siciliano es mayor que su miseria. Todo cambia, todo sigue igual.

(...)

¿Es una buena adaptación? No sé, muchos lectores no entienden por qué se cercena el final de la novela. A mi modo de ver el final está en la escena de la biblioteca. Una película no debe contentarse con reproducir en imágenes un libro. Para eso ya tenemos el libro y nuestra imaginación. Una película debe poseer el espíritu de la novela y ofrecer nuevas perspectivas. El Gatopardo de Visconti lo logra. No es perfecta, las largas escenas de batallas que Lampedusa pasa por alto, son innecesarias también en la película. A muchos espectadores les gustan los tiros y las muchedumbres corriendo de un lado para otro. Pero son detalles menores. Nos quedamos con los parlamentos del protagonista, los paseos de Angelica y Tancredi por los salones del palacio y, sobre todo, con los ojos de Burt Lancaster asistiendo, emocionados, a su final.

por david rubio - las mejores películas de la historia en alucine.es
david
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1 de diciembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lujosa superproducción que recrea una novela de Lampedusa, un escritor de origen siciliano, descendiente de una de las aristocráticas familias de las que nos habla el autor y testigo válido por tanto, para hablar con conocimiento de causa de los acontecimientos que se sucedieron en la época de la unificación de Italia, al mando de Garibaldi y en la que retrata el final de una era, los últimos vestigios de una aristocracia terrateniente y feudal que ya languidecía en su ocaso, frente al empuje de una burguesía rica e industrial, que venía a reclamar con fuerza todos los antiguos privilegios y prebendas de las que gozaba el antiguo Régimen.
A través de la figura del príncipe de Salina ( Burt Lancaster), iremos viendo la posición que adoptó la aristocracia en estos hechos, asumiendo de forma muy pragmática y cínica, la inevitabilidad del cambio, en una especie de " si no puedes contra el enemigo, únete a él", magníficamente definido en la frase que ha pasado a la posteridad y pronunciada por Tangredi " Es preciso que todo cambie para que todo siga igual".
Respecto a la película, Visconti hace una recreación magnífica con una estética apabullante que denota su profundo conocimiento de pintura, pues cada fotograma parece un cuadro con espléndidos colores y, aunque la mayoría del film transcurre en interiores, también gozaremos de aquellos fastuosos " palazzos", con escenas cotidianas de las vidas de esas gentes, siempre bajo un tono melancólico, oprimido y decadente.
Mención especial merece la magnífica última hora con el baile final que, indiscutiblemente, ya ha pasado a la Historia del Cine y por supuesto, hablar de la preciosa belleza de Claudia Cardinale como la burguesa cuyo mundo viene a sustituir al anterior.
Preciosa música también de Nino Rota, así como piezas de Verdi, redondean el conjunto haciendo de este film, algo que hay que recomendar sí o sí.
Y ahora, lo malo.
La novela de la que procede el film, no es cualquier cosa. Está llena de reflexiones políticas, religiosas, filosóficas y sociales. Muy densa.
Y en consecuencia, también la película lo es.
El príncipe Salina tiene monólogos y conversaciones cuya profundidad me costaba mucho asumir.
He visto varias veces este film y, sin embargo, muchas cosas todavía no las he entendido bien. Además la peli dura 3 horas y su ritmo es en ocasiones, reposado. Ésto la convierte en una película, para mí, " difícil", no apta para verla en cualquier momento cuando llegas cansado del trabajo.
Pero eso sí. Por todo lo dicho más arriba, no hay duda de que esta peli se disfruta cuando, con premeditación y alevosía, tienes el tiempo suficiente para repatingarte en el sofá y, con los sentidos muy despiertos, eso sí, dedicarle esas tres tranquilas horas que, quizá no alcancemos toda su profundidad, pero que nos fascinará, seguro.
Izeta
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22 de diciembre de 2006
14 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película claramente de Visconti. En bastantes aspectos recuerda mucho a Senso. Batallas, oficiales, buena música, colorísmo, vestuarios. Pero todo ello, aún formando un hermoso "paisaje" no me decía mucho.
Hay un cierto empalago de bailes, tantos que deseas que acabe la fiesta ó que al menos aparezca Burt Lancaster. Su interpretación es punto y aparte. Memorable. Hace creible al personaje. Logra que lo entendamos aunque no compartamos sus planteamientos ni su fatalismo. Los diálogos de su conversación con el senador son excelentes, claro exponente de la calidad de la obra literaria que dá soporte a la película.
Claudia Cardinale, bella y poco más. Alain Delon tal vez me ha defraudado menos que en otras películas suyas.
Si a todo ello le unimos un metraje excesivo y la falta de alguna que otra secuencia de más tensión pues el resultado final no deja de ser una obra interesante que puede verse pero que acaba defraudando un tanto. Quizás porque esperabamos mucho más.
FATHER CAPRIO
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16 de noviembre de 2012
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dios, que horror... He leido que hay diferentes versiones de duración, la más corta la que se expuso en España de 151 minutos y la más larga, la original de 205 minutos. Pues yo no sé de donde he sacado yo esta versión porque la que he visto duraba unos 240 minutos...

Larga, larguísima... Apenas me enteraba de lo que estaba pasando. Yo reconozco que no soy un entendido en la historia de Italia, pero vaya, creo que las películas históricas, si hablan de bandos, banderas y guerras, deberían hacer un prólogo para situar al espectador. Yo estaba perdido, además, las escenas muy largas y sin nada de sustancia!!

Ya me diréis que interés había en ver a dos personajes jugando dentro de una casa abandonada. Seguramente esa secuencia duró 15 minutos.

Ya me diréis que interés había en ver a la gente en un salón bailando durante 10 minutos sin que pase absolutamente nada.

Pues así iba toda la película, en secuencias que no pasaban nada y encima eternas.

Lo siento muchísimo, pero la suspendo sin más remedio. Lo único bueno es el vestuario y los decorados reales. Es en lo único que he disfrutado viendo la película.
edugrn
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