Malditos vecinos

Entretenida,vacía y intrascendente comedia de humor grueso llena de chistes facilones y gags algo toscos con resultados dispares.

El arranque de la cinta es prometedor y al principio parece que vamos a asistir a una comedia divertida y absurda pero esa sensación se disipa a los 30 minutos de visionado. La trama se atasca y no avanza y el desenlace del entuerto se ve venir desde el principio dejando por el camino algunos secuencias divertidas y logran arrancar unas cuantas carcajadas a base de gags exagerados pero que funcionan solo en algunos casos.

En el campo de la interpretación destaca un Zac Efron divertido,socarrón y lleno de carisma acompañado por unos funcionales Seth Rogen y Rose Byrne.

Tosca comedia para una aburrida tarde de domingo para ver y olvidar.

La película resulta un tanto incomoda por su humor negro y obsceno, pero llega a disfrutarse por su argumento y la rivalidad entre la madurez y la juventud. Esta película enseña lo importante de ser responsable sin dejar de ser divertido.

Mi recomendación es verla con tus amigos sin que te vean tus padres, porque no querrás ver que se rían con las escenas obscenas o que te vean riendo.

Si uno sabe de partida un poco (o lo intuye) lo que va a ver, el film puede ser hasta casi satisfactorio.

¿Y qué hay? Obviedades, humor tosco infantiloide, rémoras músico-visuales MTVescas y unos conflictos que, pese a seguir cierta lógica, no resultan tampoco extremadamente interesantes o graciosos.

Eso sí: Rogen se hace querer. Pero el nivel de la comedia mande in USA, del que él es responsable parcialmente con sus guiones e interpretaciones, es peonsament6e bajo.

Para espectadores poco exigentes.

Aunque para mucha gente los vecinos pasen a ser unos extraños acompañantes de ascensor con los que puedes hablar del tiempo (y poco más), en Estados Unidos los vecinos son una parte importante de la sociedad. Puedes encontrarlos desde buenos (Ned Flanders) a malos (Homer Simpson), pero de un modo u otro pasarán a formar parte de tu vida.

Y unos malos vecinos, en concreto una fraternidad de universitarios, se instala en el vecindario de ensueño de la pareja protagonista (Seth Rogen en su salsa, Rose Byrne demostrando que vale un montón) y el encontronazo está garantizado.

El producto está muy enfocado a los jovenes (fiesta, desmadre, sal gorda y un Zac Efron para nada desenfocado) pero al introducir a una pareja de primerizos papas que está dejando un poco de lado esa etapa de su vida y madurar, hace que el enfoque pueda gustar a un amplio número de espectadores.

‘Malditos Vecinos’ funciona bien como película cuando recurre a gags bastante ingeniosos (la pelea de baile o la batalla final entre Efron y Rogen es de lo mejorcito de la cinta), lejos de los chistes de sal gorda de los que se salvan pocos (uno que envuelve al personaje de Byrne). Un pasatiempo entretenido, para salir con una sonrisa. Además recuperamos a Lisa Kudrow en el género.

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Nichollas Stoller, realizador habitual de comedias, nos ofrece una vuelta de tuerca del famoso (y manido) subgénero de comedia universitaria desmadrada. En esta ocasión los progagonistas son Mac y Kelly Radner (Seth Rogen y Rose Byrne respectivamente), una pareja joven, con un bebe cuya vida se ve alterada cuando una fraternidad de jueguistas decide establecerse justo en el piso de al lado. Pese a las buenas intenciones iniciales, con los responsables de la fraternidad (interpretados por Dave Franco y Zac Efron, las cosas se irán torciendo cada vez más. Y es que un universitario sin juergas nocturnas no es el mismo.

Podría ser una comedia que se podría englobar dentro del "clan" Apatow, puesto que tanto su realizador como su protagonista han sido habituales en sus producciones. Pero hay que reconocer que en esta ocasión hay algunas diferenicas. La más evidente es el desplazamiento del rol habitual que suelen ejercer los protagonistas de este tipo de comedias. Ahora, Rogen, en el papel de Mac Radner, ha dado un paso adelante, está casado, tiene descendecia y un trabajo "respetable". Parece que ha asumido las responsabilidades que le tocan por su edad y ha dejado atrás la adolescencia perpetua que tanto se resistían a abandonar los personajes habituales de Apatow y compañía. En estas, aparecen los universitarios con los que la joven pareja inicialmente simpatiza, sin embargo, su alocado y fiestero estilo de vida, choca frontalmente con el apacible entorno que se habían fabricado.

En esta ocasión aparecen adolescentes "de verdad", no personajes mayores que siguen emulando una forma de vida y de comportarse ante el mundo que hace años dejaron atrás y que se resisten a abandonarla. De hecho, podemos ver en los personajes que interpretan Dave Franco y Zac Efron a unos futuros "peterpanes" perpetuando un modo vida que resulta cómodo para ellos. Mientras, los "maduros", sienten de alguna forma que "aquellas juergas universitarias" no pasaron hace tanto y hay una clara añoraranza por parte de los Radner hacía ese modo de vida despreocupado y juerguista. No en vano, todos sus planes para boicotear a la hermandad pasan por infiltrarse en sus fiestas y de paso aprovechar para pasar un buen rato.

También resulta interesante el antagonismo entre Mac (Rogen) y Sanders (Efron). En el fondo son caras de la misma moneda en el sentido en que Sanders no es otro que Mac en su época universitaria, y de alguna forma el segundo añora esa forma de vida despreocupada y con pocas obligaciones del primero. Puede que se haya dado un salto adelante en la evolución de los personajes pero el hecho que estén asumiendo las responsabilidades que la sociedad espera de ellos no quiere decir que el cambio haya sido asumido de buen grado ni que volverían a su vida anterior a poco que tuvieran alguna oportunidad.

Por lo demás, el film cuenta con un buen puñado de "gags" de diversos grados que van del humor grueso habitual en este tipo de producciones a alguno más elaborado con vagas reminiscencias al "cartoon", e incluso alguna que otra parodia cinematográfica, con lo que es indudable que el espectador no saldrá defraudado de la sala. Siempre que no sea excesivamente exigente, claro está.