Melinda y Melinda

Busco entre las películas que he podido ver en los últimos meses, y que recopilo en la filmoteca en que se va transformando poco a poco parte de mi mente cinéfila, y compruebo, no sin agrado, que buena parte de éstas son obra de un mismo autor, de un genio contemporáneo, de Woody Allen. Annie Hall, Manhattan, Días de radio, Delitos y faltas, Desmotando a Harry son sólo algunas de sus películas que, bajo mi punto de vista, rozan la perfección. Lógicamente, no toda su filmografía se compone de obras maestras. También aparecen manchas (es lo que tiene ser un autor tan prolífico), pero esa circunstancia no es razón suficiente para desbancar a Woody Allen como el mejor cineasta de todos los tiempos en mi ranking particular.
La película que hoy nos ocupa, sin ser uno de los mejores trabajos del director niuyorquino, es muy buena. Es un perfecto ejemplo de la capacidad creativa de Woody Allen. Del mismo modo que Picasso era capaz, en el cénit de su madurez artística, de crear arte, belleza, con una pasmosa facilidad, Woody Allen transforma una idea sencilla, en este caso, una conversación durante una cena acerca de la esencia cómica o dramática de la vida, en otro regalo para sus fieles seguidores. Con la misma elegante sencillez con que Morante para el tiempo con una verónica, Woody Allen despliega de nuevo su talento para presentarnos lo que superficialmente pudiera parecer sólo una comedia y un drama que surgen a partir de un mismo acontecimiento, relatos que por separado no dejan de ser historias vulgares, pero que juntos, entrelazados cuidadosamente por el genio, componen una obra original, profunda, inteligente, para dar lugar a una oda al proceso creativo. Un testimonio de como el artista es capaz de transformar un acontecimiento cotidiano, filtrándolo con el tamiz de su mirada, en su obra. Nos ofrece un solapado tributo al trabajo del cineasta, a la mirada del artista, a las fuentes de inspiración del que crea. Un homenaje de Woody Allen a sí mismo.

Woody Allen vuelve a la esencia de su cine, su filosofía eterna, su esencia de la vida.
La vida, la muerte, Dios, el amor, el deseo, la infidelidad…entremezcladas entre la comedia y el drama, ¿qué es mejor, la risa o la lágrima?, ¿cuál de ellas te toca y se acerca más a la esencia del hombre?
Allen siempre se ha movido entre los dos mundos, la comedia siempre ha sido su plato fuerte pero sus dramas se centran en la esencia de sus comedias.

Con Melinda y Melinda ha querido centrarse en este problema que he planteado anteriormente y que Allen muestra al principio de su película.
Un mismo personaje, una misma historia contada de dos modos diferentes, muy buena idea pero…no le sale como pensaba, le falta chispa tanto al drama como a la comedia.

Melinda y Melinda es una ingeniosa película que muestra una vez más lo mejor del director pero no acaba de funcionar en mi opinión, todo lo relacionado a las actuaciones, ambientación, diálogos, todo es muy bueno, la filosofía interna que encierra la historia es formidable, una auténtica bomba de relojería pero…no explota como debería haberlo hecho.

Fue una película que vi hace años y no me acabó de convencer aunque me entretuvo sin problema, la semana pasada me la puse otra vez para intentarla encajar pero me volvió a costar, ayer la vi una vez más y me gustó pero es cierto que no me ha sido fácil de digerir y es extraño porque soy un gran fan de Allen y su cine me fascina, pero esta cinta no me acaba de encajar a pesar de que tiene todos los ingredientes del maestro.

Lo que más me gusta es la ambientación, mezcla esas calles de la Manhattan profunda con esos apartamentos tan peculiares, sus gentes…tan reales que dan miedo, lo dicho, tiene lo mejor del maestro…pero no me convence como en sus otras películas, es ingenioso, a veces divertido, sus dramas me gustan pero aquí…todo se queda a medio camino.

Quizás en una par de años acabe convenciéndome, ya veremos, si es así volveré a escribir esta crítica.

Mezcla de comedia y drama, Woody Allen nos trajo en 2004 una original película que parte de una premisa interesante, ver dos historias de la misma protagonista, una parte que es una comedia y otra que es un drama. En la película vemos la historia de Melinda desde dos puntos distintos, en una es una vecina un poco alocado y graciosa y en la otra es una desgraciada madre divorciada a la que la vida le ha tratado muy mal. Salvo Melinda ningún otro actor coincide en las dos historias por lo que sientes que hay una distinción real entre las dos Melindas y es muy fácil diferenciarlas.

En esta película podemos ver por una parte lo bien que se desenvuelve Woddy Allen en la comedia con un Will Ferrell fantástico y simpático (como siempre, es uno de mis actores favoritos de comedia) que siempre logra sacar una carcajada al espectador y que podríamos decir que es el personaje que lleva el peso en la parte de comedia, en cambio en el drama que Woody Allen lo ha tratado menos en su carrera pero en cambio lo desarrolla muy bien, podemos ver a una Melinda que sufre como una condenada y que no para de recibir bofetadas en el pasado y en el presente con sus amigas y con su propio novio. En definitiva, nos encontramos como ya digo, en una original y fresca película tratada con una delicadeza exquisita, un guión ágil y un montaje de la dos historias bien solventado y que permite a la película desarrollarse de una manera dinámica sin que el espectador se sienta perdido en la película.

Francamente buena, entretenida e interesante, Melinda y Melinda es Woody Allen dándole la vuelta a Woody Allen.
El neoyorquino da una vuelta de tuerca a sus clásicas obsesiones con las relaciones y las amistades preguntándose además por qué es aquello que hace comedia a la comedia y tragedia a la tragedia contándonos la misma historia desde los dos puntos de vista. Y la apuesta sale redonda, porque la comedia es francamente divertida y la tragedia mueve y conmueve, y nada hay más perfecto que eso.
Hay que verla. Por el reparto (atención al hoy muy popular Chiwetel Ejiofor, Jonny Lee Miller, Chloe Sevigny o Will Ferrell, uno de los mejores alter ego de Allen de los últimos tiempos) y por un guión y unos personajes que son una delicia.

Lo mejor: Todos los actores, y especialmente una excelsa Radha Mitchell (me pregunto por qué a Mitchell se le hizo tan poco caso en su día mientras que Cate Blanchett ha sido tan alabada por Blue Jasmine, cuando los personajes son francamente similares y las interpretaciones también. ¿Será porque Blanchett es popular y Mitchell no?) y la originalidad de la propuesta de narración a dos bandas.
Lo peor: Le sobran unos minutillos y no deja la misma huella que otras películas de Allen.

Melinda y Melinda de Woody Allen, es una comedia dramática en la que el director utiliza a la protagonista para exponer algunos de los temas que más ha usado en sus films. Dirigida con un ritmo vigoroso y vital, y con el estilo elegante y típico de las comedias dramáticas del director, tiene momentos encantadores y traumáticos que gustan por sus enredos amorosos. Realizada de modo magistral y provocador, tiene un resultado inteligente y espléndido en sus múltiples historias entrelazadas y líos sentimentales.
La fotografía, es sensacional y luminosa, con imágenes atractivas y llenas de matices que son idóneas y alusivas además de agraciadas en sus múltiples detalles. La música, es clásica con jazz al principio y al final del film como es costumbre en el director, y el resto de la cinta tiene sonidos confortantes y melódicos que son sugerentes y deleitosos en un oportuno acompañamiento. Y los planos y movimientos de cámara, completan un buen trabajo técnico en el que destaca el avanti y retroceso, reconocimiento, subjetivos, travellings y seguimiento.
Las actuaciones, son correctas y creíbles aunque sin brillo por parte de Will Ferrer. Siendo competentes y notables las interpretaciones de Radha Mitchell, Amanda Peet, Chloë Sevigny, Wallace Shawn, Zak Orth, Josh Brolin, Steve Carrell y Chiwetel Ejiofor entre otros. Para los cuales emplea, unos vestuarios estilosos y distinguidos en una apropiada y destacada dirección artística que transporta al espectador, al igual que los pertinentes decorados.
El guion, escrito por el mismo director, es algo enrevesado y embrollado en cuanto a lo pasional de los personajes. Argumentado de manera incitadora y verosímil en una historia penetrante e implacable, ya que juega con un trabajado morbo arrollador que cala en el espectador y lo turba al antojo de Allen. Utilizando para llevarlo a cabo, una narrativa equilibrada y correcta, que es cordial y expresiva.
Concluyendo, la considero una acertada y algo retorcida en amores obra de comedia dramática, la cual penetra por momentos en el público por tratar con mucha verosimilitud las relaciones fallidas o inestables de pareja. Recomendable por su dirección, guion, algunas interpretaciones, fotografía, música y narrativa que vuelven a Melinda y Melinda, en un film interesante y digno de ver dentro de los dramas sutiles y bien trabajados del director.