Twin Peaks: Fuego camina conmigo

Tras 30 episodios de serie incluyendo una segunda temporada yendo a la deriva; a David Lynch no se le ocurrió mejor idea que volver sobre sus pasos para rodar una precuela sobre la ya más que manida muerte de Laura Palmer.
Se da además la paradoja de que pese a ser una precuela es una película incomprensible para alguien que no haya visto la serie, ya que se apoya contextualmente en elementos ya explicados en la serie, total un galimatías imposible salvo para cuatro frikis.
¿Había alguna necesidad de rodar los últimos días de Laura Palmer y la noche de su muerte cuando esta ya había sido explicada en la serie? La respuesta clara tras ver la película es que ninguna. Y es que pese a que Lynch carga la película de morbo, escenas macabras y oníricas, la historia resulta desesperadamente aburrida y previsible, no deja de ser un deja-vu de algo ya visto.
Es bastante torpe especialmente en el caso de Lynch, uno de los grandes maestros en el manejo del suspense, rodar una precuela de algo que todo el mundo sabe donde termina.

La película arranca con brío desde elementos novedosos y no tratados en la serie, pero solo en los primeros 15 minutos está lo único interesante del film. Una vez que este vuelve a Twin Peaks y Laura Palmer el hastío se adueña de la pantalla.
No ayuda el elenco de actores, especialmente Sheryl Lee que no resulta nunca creíble en un papel muy complicado, demasiado arroz para tan poco poyo.
La serie podría haber vivido perfectamente sin esta muleta absolutamente artificial.

111/24(31/05/17) Sugerente precuela thriller psicológico de la popular serie (1990-1991) creada por David Lynch (con Mark Frost que aquí se queda fuera), como casi todo lo que hace el de Montana consigue no dejar indiferentes, o lo amas o lo detestas, yo extrañamente me encuentro en medio. Tiene el hándicap que solo podrán entrar en ella los que hayan visto la serie, los que no serán mal recibidos. Este relato muestra y aclara (e incluso enreda más soltando más piezas surrealistas en el alambicado rompecabezas) algunas cosas que quedaban solo insinuadas en la serie, veremos a Laura Palmer una semana antes de su muerte, estaremos con ella en su caída al vacío junto al pérfido Bob, visitaremos la habitación roja, veremos de nuevo al enano, al manco histérico, a la vieja con el niño (el hijo de David Lynch) con máscara. Lynch co-guioniza con Robert Engels (“On the air”). Lynch tuvo enormes problemas para la producción del film, en esto residen algunas taras del resultado final, hándicap fue la imposición por parte de la productora de un metraje máximo de 140 minutos, forzando a Lynch a desechar dos horas y media de material grabado, lo que produjo algunas incoherencias orgánicas; Esto provocó que algunos habituales de la serie que habían rodado alguna escena desapreciaran en el montaje definitivo, hora y media de estas escenas, se incluyen en el pack Blu-ray 'Twin Peaks: The Entire Mystery', bajo el nombre el ''Fire Walk With Me: The Missing Pieces''. Gran parte del elenco de tv permanece, con la excepción de Lara Flynn Boyle, rol de Donna Hayward (la mejor amiga de Laura), que se negó a volver, siendo reemplazada por Moira Kelly, y Sherilyn Fenn tampoco está por conflictos de programación.

Realizada con ritmo sosegado para las típicas marcas lynchianas te vayan penetrando en medio de una atmósfera enrarecida, sombría, turbia, aprovechando el formato de la gran pantalla (la tv imponía cierta censura) para tener mayor libertad (subrayado en su primera escena con una tele estallando, símbolo de que las ataduras catódicas ya no existen), siendo más oscura y tenebrosa, mostrando orgías, desnudos, consumo de drogas, ello en el coctel de un universo propio donde se dan cita la eterna lucha del Bien contra el Mal, la dulzura frente a la perversidad, la inocencia frente a la lujuria, el amor frente a la violación, el cariño frente al incesto, la ingenuidad frente a la violencia, ángeles frente a demonios (Bob), la vida frente a la muerte, lo terrenal frente a lo espiritual, lo simbólico frente a lo diáfano, lo onírico frente a lo cotidiano, el surrealismo frente a lo ordinario, con reflexiones de calado sobre el deseo, el libertinaje, la bondad, los sueños, las prisiones mentales, el vacío existencial, esto expuesto con notable ambigüedad moral. Se extirpan del film elementos distorsionadores de la serie, no hay lugar para el humor (chabacano), que parecían imposiciones comerciales, más que ideas lynchianas, se elimina asimismo la subtrama del aserradero que mezclaba a los Martell y a los Horne (dueños del gran hotel del pueblo), esto para dejar lo importante, lo que gira alrededor de Laura.

Film que intenta desde el principio marcar distancia con la serie, con primera media hora desconcertante, arranca un año antes del asesinato de Laura Palmer, para aprovechar información dejada en los márgenes, como el comentario que hubo un asesinato (Teresa Banks) previo de similares características en otro lugar, excusa que toma Lynch para crear un prólogo inquietante. Con la presentación de dos personajes parecen tendrán importancia, los agentes FBI Chester y Sam, recibidos en el aeropuerto por una danza turbadoramente bizarra por parte de un mujer, Lil (Kimberly Ann Cole), esperpéntica vestida de rojo y peluca colorada, con una rosa azul en el pecho, que luego nos enteramos es un código encriptado que Gordon Cole (David Lynch) tiene con Chester, para después sumergirnos en un pueblo (Dear Meadows) reverso de Twin Peaks, vecindario hosco, sheriff rudo y asocial con los forasteros, cafería tosca con servicio tosco, café amargo, en vez de un bonito y bucólico hotel paseamos por un parking de caravanas todo lo contrario al bonito Twin Peaks, y aquí, durante la investigación suceden varios hechos extraños (lo típico en Lynch), para abruptamente hacer una elipsis temporal hacia adelante y situarnos en el idílico Twin Peaks, envolviéndonos en la confortable melodía clásica de Badalamenti, y sintiéndonos en un lar conocido. Aquí desaparece por completo las indagaciones policiales, seguiremos en sus últimos días a la compleja personalidad de Laura, en su descenso irrevocable y trágico hacia el averno, con el sino ya conocido de su asesinato por parte del que todo el que haya visto la serie conoce. Asistiremos a su mundo en apariencia típico americano de joven estudiante, en realidad ocultando un torbellino de secretos, temores, pesadillas, angustia, convirtiéndose esta odisea en un viaje con muchos trazos alucinógenos, con mucho surrealismo, con mucho bordear la demencia, con mucho onirismo con mensajes místicos encriptados, donde el que espere encontrar respuestas solo encontrará más misterios soterrados.

Tiene el hándicap de que todos conocemos al asesino (todo el que haya visto la serie), por lo que la serie indaga en la psique de los protagonistas, en sus mentalidades convulsas y palpitantes, alucinaciones, viajes a mundos paralelos, siendo más sórdida (que la serie) en la descripción de las bajas pasiones humanas, expandiendo el mundo onírico-pesadillesco (aparición inquietante [breve por mor de los recortes, spoiler] por ejemplo del Agente Phillip Jeffries [David Bowie];, o a la anciana y el niño con careta con nariz de bruja; o los dos monos; o el caballo blanco en el dormitorio de los Palmer), ello redobla los enigmas y misterios, explora con bisturí ácido los rincones tortuosos de una mente en ebullición, perdiéndose en el trayecto místico todo asidero a la realidad y la lógica,

En esta precuela de la famosa serie de David Lynch, no se atan demasiados cabos sueltos, porque en realidad no quedaba mucho por contar, pero vemos algunos de los acontecimientos que se investigarán después en “Twin Peaks”. Además, podemos conocer por fin en condiciones al “alma de la fiesta”, la mil veces nombrada Laura Palmer.
De hecho, Sheryl Lee es la protagonista absoluta, con una interpretación descomunal de este personaje tan atormentado.
El reparto incluye sorpresas buenas, como apariciones del propio David Lynch, del mismísimo David Bowie o hasta un jovencísimo Kiefer Sutherland. Por supuesto, sale Cooper, aunque poquísimo, algo lógico por otra parte para la coherencia de la historia.
Pero también tiene un importante cambio que no me gusta nada, y es que ahora la amiga Donna tiene otros rasgos distintos, así porque sí. Ya no es Lara Flynn Boyle.
Al principio parece que Lynch se va a contener un poco con su surrealismo, humor raro y mil paranoias, pero no. Lo que aparenta que va a estar más o menos contenido, al final termina siendo un festival de sueños, frases inconexas, y productos del subconsciente del zumbado de Lynch.
Me sigo preguntando cómo demonios pudo tener tanto éxito una serie tan extraña y claramente alejada de lo comercial. Supongo que fue por su capacidad de enganchar aunque haya partes en las que no te enteras de nada. Lynch sabe cómo atraparte con gotitas de misterio, para luego, como el que no quiere la cosa, marear la perdiz con lo que verdaderamente le gusta: los personajes estrafalarios, el surrealismo, las secuencias perturbadoras para la mente y los sueños que plagan siempre su obra. ¿Esto es arte o pajas mentales de Lynch?
En realidad da lo mismo, el caso es que no deja indiferente a nadie. Lo tomas o lo dejas. Es para salir huyendo espantado tanto como par dejarse llevar por sus imágenes intentando descifrar (casi siempre sin lograrlo) sus códigos y enigmas.
La película tiene su propio hilo argumental, pero si ya tiene pocos pies y cabeza habiendo visto la serie, no imagino lo que se tiene que sentir sin haberla visto.
Puede que sea un poco innecesaria, ya que ya sabíamos quién es Bob y cómo acaba la historia de Laura (lo cual era todo el meollo central), pero aún así es una buena propina para finiquitar la serie, al menos durante el siguiente cuarto de siglo, claro está. Contra todo pronóstico, este pueblo ha vuelto en 2017.
Aún así, hay secuencias demasiado largas en las que las paranoias acaban saturando mi mente y mi capacidad de razonar, agotando a mis neuronas. Me quedo con la serie, en la que ya había de esto, pero no tan concentrado en el tiempo.

Una puñetera maravilla de David Lynch. Una joya sobrecogedora y extremadamente rara. Es la segunda vez que la veo y aún o había dejado mi opinión sobre ella. Sencillamente magnífica.

Lástima la fotografía, demasiado "televisiva" y bastante inferior a otras joyas del director como Blue Velvet o Lost Highway.

"Welcome to Canadá".

La serie tenía su enjundia y está muy bien hecha dado a que sus tramas argumentales son muy enredadas.

Pero, esta película supone un punto curioso en la historia. ¿Por qué? Eso lo tiene que ver el espectador para poder opinar. Yo solo diré que es oscura, tétrica, bastante fuerte, tiene un arranque y un desarrollo potentísimo. David Lynch y sus colaboradores siempre saben sacarle mucho partido a sus películas. Aún así, todas gozab de un imaginario complejo y eso es lo que le hace a esta película muy grande.

El único factor que le hace bajar un punto es que es más grande la serie.