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Detroit

Drama En julio de 1967, graves disturbios raciales sacudieron la ciudad de Detroit, en el estado de Michigan. Todo comenzó con una redada de la policía en un bar nocturno sin licencia, que acabó convirtiéndose en una de las revueltas civiles más violentas de los Estados Unidos. Los incidentes más graves ocurrieron en el motel Algiers, cuando miembros de la policía y la Guardia Nacional acudieron ante unos disparos de un arma de fogueo. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 107
Críticas ordenadas por utilidad
6 de marzo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen drama ambientada en Detroit en el año 1967, en el cual se produjeron diferentes revueltas por toda la ciudad entre policías y afroamericanos. Estupendo montaje, te adentra en la historia por momentos, además sabiendo que está basada en hechos reales. No es lugar para hablar del problema del racismo en Estados Unidos aunque daría para largo. Decir que está bien realizada y se hace amena ya que no me suelen gustar películas de esta temática, las veo todas iguales, pero esta te va adentrando poco a poco en el calvario que viven parte de sus protagonistas de principio a fin. Interesante película que recomiendo por sus buenos momentos de autentico drama.
juanmartin2705
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27 de noviembre de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de hoy es una de esas películas basadas en hechos reales que están construidas para que el espectador se dé cuenta de cierta injusticia de un momento puntual, o conozca a algún personaje histórico. En éste caso se trata de los disturbios de Detroit de finales de los 60 por el asesinato de chicos de color por parte de la policía.

Especialmente se centra la película en algo que sucedió en un motel, con un grupo de cantantes y unos agentes de policía. Algo de lo que no diré nada para que veáis la película.

Se trata de una película reivindicativa, con escenas realmente duras y que desgraciadamente no está tan lejos de la realidad.

La cinta, de más de dos horas de duración, se nos presenta como un drama, con escenas duras, y con unas actuaciones realmente buenas. El drama es evidente, y más cuando piensas que lo que estás viendo sucedió. Las escenas más de lo mismo, y no por ser especialmente sangrientas, sino por lo que implican. Y en cuanto a las actuaciones... ni un solo pero: los cabrones lo hacen bien, los chicos estupendos y los que miran e intentan hacer lo que pueden contenidos.

Tiene un buen ritmo, aunque quizá tarde un poquito en arrancar, algo comprensible porque debe ponernos en contexto y presentarnos a los personajes. No es nada grave, no llega a hacerse larga en ningún momento. Pero donde la película coge ritmo es en el centro, en toda la secuencia del motel: no se puede apartar la mirada.

La recreación de la época, la forma de rodar (muy cercana) y el resto de aspectos formales están a la altura.

Casi diría que estamos ante una película hecha para presentarse en los Oscar. Lo tiene todo para estar allí: el tema racial, na tensión muy bien medida, el tocar cosas que estaban pasando en ese mismo momento, la crítica social, la forma de estar grabada, los actores... y encima entretiene (no como algunos bodrios que parecen centrarse sólo en lo formal y se olvidan de entretener al espectador).

Eso sí, aunque la película es una buena película no esperéis ninguna obra maestra. Lo hace todo bien, pero no hace nada que no hayamos visto previamente en algún otro producto.

Personalmente ha sido una película que me ha tocado. Y eso que ya estoy insensibilizado a las escenas violentes. Una película que te hace pensar que todavía quedan hijos de puta por el mundo y en lo intolerante que puede llegar a ser la gente. En fin, una buena película, dura, bien hecha y con poco o nada que reprocharle.
Darlantan
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20 de julio de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
DETROIT CALLING

Kathryn Bigelow, quien de momento es la única directora en ganar el Oscar a Mejor Dirección, por la cinta bélica En tierra hostil (2008), aspira en esta ocasión a repetir su éxito con la que posiblemente sea su mejor película, junto a la mencionada y La noche más oscura (2012). Para ello, traslada la zona de guerra de Irak en la primera década del presente siglo a la ciudad de Detroit en los disturbios raciales sucedidos en verano de 1967, unos hechos que aún resuenan en la memoria colectiva norteamericana y que, muchas décadas después, continúan reflejándose y repitiéndose en cada desigualdad y altercado racial que salpica el idílico pero más que discutible “sueño americano“.

Si la que apuntaba a ser una de las favoritas para esta temporada de premios ha tenido una mala recepción en los cines norteamericanos es por uno de los puntos fuertes de esta historia: la crudeza y el realismo de unas escenas basada en hechos reales que no solo siguen atormentando a una sociedad que siempre ha presumido de multicultural y de defender los derechos de las minorías, sino que les revelan que dicho objetivo está aún muy lejos de cumplirse, ateniéndonos a la división interna del país en estos últimos años.

Si nos dicen que Detroit está rodada en tiempos recientes, podríamos creérnoslo sin más discusiones. La atmósfera, tan densa e irrespirable hasta el punto de que no puedes apartar la vista de la pantalla, inunda al espectador de impotencia, angustia, rabia y pesimismo, al ver que en cincuenta años nada ha cambiado en la práctica, tampoco en Detroit, una de las ciudades más divididas social y estructuralmente incluso desde mucho antes de aquellos disturbios.

La película, que invita a la reflexión y a remover conciencias, adolece sin embargo de una crítica social más refinada. No pierde más de dos minutos, en la escena inicial del film y a modo de introducción de los créditos, en explicar un contexto meramente descriptivo de la situación social de la ciudad, en la que se vivían fuertes discriminaciones hacia la población negra en materia laboral y social. Posiblemente hubiera sido mejor para el relato incidir más en las causas que provocaron tal aumento de tensión continuo hasta el estallido final.

Desde el comienzo, y a raíz de una redada policial en una fiesta homenaje a dos afroamericanos combatientes de Vietnam, la fuerza visual de las imágenes arrolla al público y revela una encarnizada lucha civil interna en protesta por las condiciones en que vive la población y por la continua represión de las fuerzas de un supuesto orden. La aparentemente excesiva duración del largometraje, casi dos horas y media, se hace hasta corta, y no es obstáculo para entorpecer una historia en la que tienes la sensación de que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento.

Aunque es complicado en una historia de este tipo observar atractivos giros de guión o grandes sorpresas, no son necesarias en este caso, en que Bigelow se revela como una de las mejores narradoras norteamericanas del panorama actual, a pesar de que haya una cierta desigualdad entre las partes de la historia o de que pueda faltar más contextualización. La historia es fragmentada al comienzo, mediante un reparto de actores y personajes coral y arquetípico que terminan cruzando sus caminos interpretando cada uno el papel que el destino y la sociedad les ha impuesto.

Si bien al inicio esa falta de conexión puede lastrar la narración, el fuerte de Detroit se encuentra en su parte intermedia o nudo, con secuencias tan duras que perjudican a su final, cuando ha pasado la tormenta y las consecuencias no transmiten la intensidad o el interés que debieran, con un espectador que termina exhausto a esas alturas. A pesar de una actuación global más o menos solvente, el realismo de la desesperación, del miedo u horror de los personajes, cada uno con sus propias circunstancias, y la fuerza descriptiva del guión se transmiten mejor a través de algunos de los actores, concretamente de los que seguramente sean más conocidos para el gran público.

En concreto, destacan en los papeles más relevantes John Boyega – Finn, de Star Wars -, Hannah Murray – Eli, de Juego de tronos -, Anthony Mackie – Capitán America: El soldado de invierno-, y un excepcional Will Poulter – El renacido -, en un rol de policía corrompido y sobrepasado que ha dado mucho que hablar y que es carne de premios. Otro buen descubrimiento, que ha recibido muy buenas críticas, es el del actor y cantante Algee Smith, antiguo intérprete de Disney Channel.

En el aspecto más técnico, el mareante montaje y los saltos y cambios de cámara de unos personajes a otros pueden distraer la atención pero ayudan a esa identidad propia de la directora, a ese realismo asfixiante y a esa sensación de que cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento. Los efectos especiales contribuyen a la oscuridad de la historia y no sobrepasan a la misma, en una batalla campal continua donde todo el malestar de la gente finalmente se desborda, el caos tiene vida propia, y el silencio precede a la tempestad.

En definitiva, unos hechos propios de lo que podemos ver en un documental que, aunque ficcionalizados, son de imprescindible visionado para comprobar que lo que ocurre en cualquier barrio norteamericano no es algo reciente, que hunde sus raíces en la historia del país, una historia que no interesa entender y que tiene difícil arreglo.

También disponible en: https://creativekatarsis.com/detroit-heridas-america-siguen-abiertas/
Joseja93
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15 de septiembre de 2017
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema racial en los Estados Unidos es algo más que una herida sin cicatrizar del todo. Se trata de una hemorragia que, en pleno siglo XXI, no ha dejado de sangrar y sigue generando una fuente de resquemores, resentimientos y odios latentes en la sociedad norteamericana. Ese conflicto impregna buena parte de su cultura y, por supuesto, también el Séptimo Arte cuenta con multitud de títulos memorables que, en mayor o menor medida, denuncian la discriminación, el racismo y el enfrentamiento ciudadano. “Adivina quién viene esta noche”, “Arde Mississippi”, “Crash”, “12 años de esclavitud”, “Malcolm X”, “En el calor de la noche” o la más reciente “Fences” son algunos ejemplos de cómo el cine se ha visto compelido a abordar el cisma que, a lo largo de la historia estadounidense, separa y divide a las personas a causa del color de su piel.
Por lo que respecta a la cineasta Kathryn Bigelow, pasará a la Historia por ser la primera mujer ganadora de un Oscar a la mejor dirección. Esta valiente y audaz californiana posee un talento natural para dotar de intensidad y ritmo a sus películas. Incluso cuando rodaba largometrajes de menor calado político e inferior trascendencia cinematográfica destacaba sobre la mayoría de propuestas similares. Personalmente me gustaron “Le llaman Bodhi” y “Días extraños” (cinta, en mi opinión, minusvalorada injustamente) y, aunque en su filmografía figuren trabajos prescindibles, destacan otros como “En tierra hostil” o “La noche más oscura”, muestras más que evidentes de un estilo potente, vehemente y sin remilgos.
Ahora traslada a la gran pantalla unos hechos reales con el fin de denunciar la situación por la que atraviesa la ciudadanía afroamericana de su país. En el verano de 1967, la Policía llevó a cabo una redada en un local clandestino regentado mayoritariamente por miembros de la comunidad negra. Dicha incursión policial acabó con la muerte de tres hombres afroamericanos y la brutal paliza a otros siete y a dos mujeres de raza blanca. Aquellos sucesos desencadenaron unos violentos disturbios raciales que asolaron la ciudad norteamericana de Detroit y que se saldaron con decenas de fallecidos y numerosos daños materiales. Constituyó uno de los levantamientos ciudadanos más importantes de la historia de los Estados Unidos.
Pese a estar ambientada en la década de los sesenta, no resulta difícil remover su trama y su acertada recreación de una sociedad violenta a otra época. Dura en su planteamiento y visceral en su forma de ser plasmada, transmite con éxito la pasión que encierra y una especial habilidad para el dinamismo narrativo. Supone una apuesta atrevida y una oportunidad aprovechada para advertir sobre los problemas de convivencia que persisten todavía a día de hoy. Tal vez sea ese claro propósito educativo y acusador el único rasgo que pudiera considerarse un inconveniente, ya que le resta agudeza a la hora de exprimir a personajes y situaciones. Encaja más en el formato de una lección para ser aprendida que en el de una obra para ser disfrutada y eso se percibe a medida que avanza su excesivo metraje. El realismo es de tal magnitud que impide cualquier rastro de recreación artística. En ese sentido, puede criticarse cierto déficit creativo, estético y personal. No obstante, su visión es sumamente aconsejable desde el punto de vista docente, en aras a realizar un análisis reflexivo de nuestro mundo, que dista mucho de avanzar como es debido en materias como los Derechos Humanos y la tolerancia.
Formando parte de un elenco que se pone en su conjunto al servicio de la credibilidad del relato, destacan los actores John Boyega (“Star Wars: Episodio VII - El despertar de la Fuerza”), Will Poulter (“El renacido”) y Anthony Mackie (“En tierra hostil”, “Million Dollar Baby”).

www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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18 de septiembre de 2017
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Digámoslo ya!!

Kathryn Bigelow es la mejor mujer directora de la Historia del Cine (dejemos de lado a Leni Riefensthal, que era más documentalista que otra cosa).
Nos podrá gustar más o menos su cine, sus propuestas, su mirada, su ideología. ..pero Bigelow es una señora directora, sabe narrar muy bien y dónde hay que poner la cámara y cómo usarla ( que tomen nota otras directoras chapuceras y sobrevaloradas por el hecho de ser mujer, como Isabel Coixet, o la mencionada Carla Simón, posiblemente la directora de cine MAS SOBREVALORADA DE LA HISTORIA DEL CINE).
Y es curioso que cuando una mujer no hace "cine para mujeres" , y con "mirada femenina" ( léase la también sobrevalorada hija de papá Sofía Coppola), y hace lo que se suele denominar "cine para hombres" , o thrillers o cine de acción, entonces nos sale a flote el machismo que llevamos dentro, y los críticos se ponen a parir a Bigelow por esta excelente nueva película que ha hecho, "Detroit", para mi la Mejor película de su filmografía.
Y para criticarla por esta película se han utilizado argumentos tan peregrinos como que ella es una mujer blanca para tratar unos hechos que vivieron los negros.
Menuda argumentación!!...entonces qué tendríamos que decir por ejemplo de Spielberg por tratar la guerra en Salvar al soldado Ryan si él no estuvo en la guerra, ni tan siquiera en el ejército??
Lo dicho, nos sale el machismo que llevamos dentro.

En "Detroit", Bigelow nos plantea un escenario de guerra en plena sociedad civil, en el que el racismo había tocado techo tras años y años de presión que acaba explotando.
Hay algunas críticas que acusan a Bigelow de manipular la realidad, de mostrarnos a los policías de manera sesgada.
Yo creo que el tratamiento que da a los policías, encabezado por un magnífico Will Poulter ( segura su nominación al mejor secundario en los Oscar, ya veréis) es el de unos chavales muy jóvenes e inexpertos, con un racismo programado por la educación, que tienen que hacer frente a una presión y tensión extremas durante los disturbios que ocurrieron en la ciudad de Detroit.
Para Bigelow no hay ni buenos ni malos, y nos tendríamos que haber visto en la tesitura de esos policías, haciendo frente a una guerra urbana a diario, y en aquella época, en la que los conceptos de racismo no estaban tan claros como ahora.
Es muy fácil mirar sin la perspectiva que da el tiempo a las cosas , y ponderar sobre el bien y el mal..
Bigelow nos sumerge en el meollo del asunto, para llevarnos a los hechos del Hotel Algiers, en una escena de casi una hora de terror brutal y tensión insoportable.

Aquí es donde se ve la mano de una excelente directora de cine, que sabe narrar con la cámara, sabe dónde hay que ponerla en cada momento y dosificar la acción ..un trabajo impecable el de Bigelow.
Otra cosa que se le ha criticado a su directora es toda la parte final del juicio y demás..que muchos han acusado de derivativa e innecesaria...
En serio??...yo creo que después del horror que hemos visto en el Hotel, con su "juego de la muerte" , Bigelow nos deja esa media hora final para que podamos reflexionar, pensar sobre todo lo que hemos visto y vivido, para que veamos la deriva de sus personajes y la sintamos con ellos.

Bigelow dicen que su siguiente proyecto es volver a hacer cine de acción tras sus últimas películas basadas en hechos reales..
Que se prepare pues para las críticas, se lo va a poner a huevo a los críticos de turno por no hacer lo que ellos esperan de una mujer, y es que no haga cine para mujeres, y encima que haga una película de "género masculino" como es el cine de acción. ..ejem ejem!!!

Para mi Kathryn Bigelow es la mujer directora más infravalorada del cine actual, precisamente por no hacer un tipo de cine que se espera de una mujer...lo cuál nos tendría que hacer pensar un poco en nuestros conceptos de machismo -feminismo y cosificación...
Jaime Rodríguez
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