Tristana

Plausible adaptación por parte de Luis Buñuel de una novela de Benito Pérez Galdós, autor sobre el que ya había trabajado anteriormente en "Nazarín" (1959).

La nociva y morbosa relación de dependencia entre un maduro y decadente hidalgo castellano y la joven huérfana que titula el film es la base sobre la que Buñuel edifica este relato de triángulo amoroso, en el que conviven bajo un tono irreverente aspectos de crítica social con el drama psicológico, estableciendo un sagaz estudio de las pasiones obsesivas del ser humano.

La inversión del sometimiento psicológico entre los dos protagonistas principales, amén del progreso emocional del personaje de Tristana/Deneuve, pasando de la inocencia e ingenuidad iniciales a la perfidia y crueldad finales, son las claves básicas de esta gran película cuyos exteriores magníficamente fotografiados por José F. Aguayo fueron rodados en la ciudad de Toledo.
Las interpretaciones de Fernando Rey y Catherine Deneuve son sencillamente sublimes.

Nota: 8,5

Magnífica recreación de Toledo en la pre-guerra. Esta película nos invita a analizar y a entender la personalidad y la psicología de los dos personajes principales. No intenta provocar en el espectador un sentimiento o emoción determinada hacía ellos, si no que expone una situación deja que sea el espectador el que desarrolle sus emociones.

Don Lope es un hombre que ha vivido toda su vida según su ley y en posesión de la verdad. Lo explica muy bien en una de las tertulias en la cafetería, el honor, la protección de los débiles, anticlérico, pero seguidor de los diez mandamientos excepto los referentes a la sexualidad. Todo amor con una mujer es permisible, siempre que haya libertad y que no sea la mujer de un amigo. Don Lope es una especie de Don Juan, un hombre que ha tenido todas las mujeres pero que no ha poseído ninguna. Además a Don Lope no le gusta trabajar, aunque viva en la miseria, y trata a su fiel sirvienta Saturna con desprecio. Su socialismo y liberalismo son de pacotilla. Ahora con la edad y la llegada de Tristana no será capaz de sostener su máscara, o sea sus supuestos principios.

Tristana es también un enigma. No es tan inocente como parece, aunque sus motivos son menos claros y explícitos que los de Don Lope. Ha perdido su madre, pero no sabemos nada de su infancia, ni de su relación con su madre. Don Lope le recuerda como ella se asustaba de él cuando era pequeña, y eso nos lleva a pensar que quizá abusaran de ella de pequeña. El sueño repetitivo de la cabeza de Don Lope en el campanario puede apoyar esta tesis que nunca se confirma en la película.

Luis Buñuel fue indudablemente uno de los, sino el más destacado director del cine Español, quién desarrolló su carrera en ese país, pero censurado por el régimen de Franco buscó oportunidades cruzando el océano, en México; oportunidades que lo convirtieron en uno de los mejores del momento, y uno de los mejores de la historia. Muy amigo del líder del movimiento Surrealista, Salvador Dalí, su obra está plagada de elementos pertenecientes a este torrente artístico. Desde su colaboración en “Un Perro Andaluz” (1929) hasta la cuál para muchos fue su último gran trabajo “El Discreto Encanto de la Burguesía” (1972), la forma de arte nombrada previamente, dijo presente como marca registrada. Hoy toca hablar de la película de 1970, la cual fue nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera, con Catherine Deneueve y Fernando Rey a la cabeza; hoy hablaremos de “Tristana”.Tristana (Deneueve) es una chica que luego de perder a su madre, queda bajo el cargo de Don Lope (Rey). Tristana es tímida y reservada. Don Lope todo lo contrario. Con un espíritu liberalista, en contra del patrón y mujeriego de pasión, le enseña a Tristana sus propios valores. Al principio, todo va bien entre ellos, pero cuando los sentimientos comienzan a ser parte del juego, todo cambia entre ellos.
La relación entre individuos, cómo esta evoluciona con el tiempo, y las consecuencias que tiene en los protagonistas son el foco central de la película de Buñuel. La influencia del personaje de Rey en el de Deneueve es abismal. Tristana llega como una joven tímida, de pocas palabras, pero las enseñanzas de Don Lope van teniendo su efecto de a poco. Su intención es crear un ser independiente, libre de pensamiento y libre de obrar, pero cuando ve que Tristana no hace más que alejarse de él, se arrepiente. La relación que comenzó siendo distante, se transforma en una de padre-hija, y termina convirtiéndose en un matrimonio.
La religión también forma parte del argumento. El ateísmo de Don Lope es de las cosas que lo caracterizan, al igual que su devoción por el sexo opuesto. Se rige por sus valores, y nada más. Apoya a los menos pudientes, y en sus propias palabras, está “en contra del vil metal”.
A medida que los minutos avanzan podemos ver como el rostro de Tristana, su inocencia, se va esfumando de a poco. Lo que en principio comenzó siendo una muchacha simple sin ambiciones, se convirtió en la máxima representación de la libertad de actuar. Este es otro de los enfoques de Buñuel, la corrosión del alma humana; como algo tan lindo y vulnerable puede transformarse en algo totalmente distinto y oscuro. Todo es parte del estudio del director; es un reflejo del ser humano en sí.
Las actuaciones son geniales. Deneueve y Rey son los protagonistas, y los encargados de transportarnos a la historia; y los dos lo hacen de maravilla. La actriz Francesa está espectacular como esa mujer que emprende un viaje personal, y el Español da todo de si, como tuvo acostumbrado al público durante toda su carrera, que lo convirtió en uno de los actores Españoles más laureados hasta la fecha. Así también, el casting secundario es muy convincente, tomando a Franco Nero, como ejemplo, en el papel del amante de Tristana.
El guión es asombroso, y no tiene momento alguno en donde se vuelva pesado, sino que lo contrario, nos hace interesar más y más. De la dirección que se puede objetar? Es Buñuel, jamás me atrevería a cuestionarlo. Es simplemente perfecto.
El objetivo principal de la película no es entretener; no es una película para cualquiera, pero logra hacerlo, y de buena manera. Tiene temas complicados en su argumento, y pueden ser difíciles de seguir, pero la cinta es sumamente disfrutable.
En conclusión, es muy recomendable. Tal vez no para el público en general, pero sí para los fanáticos más locos por el cine de este tipo. Lento, abarcativo, y lleno de genialidad.
Una de las últimas obras de Buñuel, es un clásico del cine mundial, una de las mejores obras que el cine ha visto, y una de las más grandes experiencias que un espectador puede tener frente una pantalla.

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Excelente película a cargo del sordo de Calanda, una de sus tantas cimas, y que indudablemente se cuenta entre los hitos máximos de nuestra cinematografía.
Buñuel adapta la novela homónima de Galdós, pero no tarda en llevársela a su terreno —el partido de fútbol entre sordomudos con que se abre la historia es toda una declaración de intenciones.
De entrada, traslada la acción del original Madrid finisecular al Toledo de los años veinte. Pero lo que sobre todo hace de “Tristana” una película marca de la casa es el protagonismo de los elementos incestuosos y fetichistas, que convierte el realismo percherón de Don Benito, el Garbancero — Valle "dixit"— en una jarana surrealista atravesada de ese humor negro como la pez tan característico de su director.
Además, merced a un cadencioso manejo de la cámara, Buñuel envuelve su siempre turbadora imaginería con una pátina, pudiera decirse, acariciadora. Ello permite una más suave asimilación de la bizarría, tanto temática como argumental, por parte del siempre azorado espectador.
En cuanto al lujoso reparto, la evolución del personaje encarnado por la gélida Catherine Deneuve corre paralela a una mejora en sus prestaciones interpretativas: como huerfanita virginal resulta algo inverosímil, no así su rol de juguete roto —más allá de lo obvio— en el que se desenvuelve con vigor y dignidad insuperables. Del trabajo de Fernando Rey como ese don Lope manojo de contradicciones, poco queda por decir. Lo que para cualquier otro hubiera supuesto un “tour de force” rayano en lo suicida, parece cosido a la medida de uno de nuestros actores más brillantes. Sin su presencia, a un tiempo imponente y algo casposa, “Tristana” hubiera seguido siendo una obra admirable, claro, pero tal vez se habría quedado sin entrar —y vaya si lo hace, irrumpiendo con estrépito más bien— en el selecto recinto donde habitan los mitos.

Lo que yo destacaría es su sencillez y como te hace participe de ella, es una película redonda en todos los aspectos, tiene grandes actores, tiene un gran guión, grandes personajes, gran dirección y sobre todo un gran director.
Tristana cuenta como pocas lo que ocurría en aquel tiempo, con las diferencias sociales, la gente trabajadora y a gente con poder económico. Los hombres y las mujeres. Como en ese tiempo esa realidad social era inmoral y intransigente. Como una de las luchas era la de las mujeres, las cuales tenian que aceptar las leyes machistas del momento y como algunas, como Tristana comienza la lucha por empezar a vivir, a enamorarse, a ser libre, conseguir su dependencia y la lucha por la igualdad de trato. Gran cine, la recomiendo.