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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
8
Drama Don Lope ha acogido a Tristana en su hogar para cumplir una promesa hecha a sus padres. Pero la joven es muy hermosa y se convierte en la obsesión del anciano, que a fuerza de tiempo y de paciencia consigue sus favores. Sin embargo, cuando ella conoce a un joven pintor que la enamora, decide cambiar radicalmente el rumbo de su vida. (FILMAFFINITY)
26 de julio de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película a cargo del sordo de Calanda, una de sus tantas cimas, y que indudablemente se cuenta entre los hitos máximos de nuestra cinematografía.
Buñuel adapta la novela homónima de Galdós, pero no tarda en llevársela a su terreno —el partido de fútbol entre sordomudos con que se abre la historia es toda una declaración de intenciones.
De entrada, traslada la acción del original Madrid finisecular al Toledo de los años veinte. Pero lo que sobre todo hace de “Tristana” una película marca de la casa es el protagonismo de los elementos incestuosos y fetichistas, que convierte el realismo percherón de Don Benito, el Garbancero — Valle "dixit"— en una jarana surrealista atravesada de ese humor negro como la pez tan característico de su director.
Además, merced a un cadencioso manejo de la cámara, Buñuel envuelve su siempre turbadora imaginería con una pátina, pudiera decirse, acariciadora. Ello permite una más suave asimilación de la bizarría, tanto temática como argumental, por parte del siempre azorado espectador.
En cuanto al lujoso reparto, la evolución del personaje encarnado por la gélida Catherine Deneuve corre paralela a una mejora en sus prestaciones interpretativas: como huerfanita virginal resulta algo inverosímil, no así su rol de juguete roto —más allá de lo obvio— en el que se desenvuelve con vigor y dignidad insuperables. Del trabajo de Fernando Rey como ese don Lope manojo de contradicciones, poco queda por decir. Lo que para cualquier otro hubiera supuesto un “tour de force” rayano en lo suicida, parece cosido a la medida de uno de nuestros actores más brillantes. Sin su presencia, a un tiempo imponente y algo casposa, “Tristana” hubiera seguido siendo una obra admirable, claro, pero tal vez se habría quedado sin entrar —y vaya si lo hace, irrumpiendo con estrépito más bien— en el selecto recinto donde habitan los mitos.
Carorpar
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