Horizontes de grandeza

Un gran guión. Unas interpretaciones soberbias de grandísimos actores... Y un argumento excepcional. Una película de la que podrían haber salido otras 4 ó 5. En este film se tratan temas como el amor, el honor, la valentía, la hipocresía, la venganza, la amistad, la violencia, la no violencia... Una película auténticamente magistral. Aunque otros usuarios han criticado la película porque, efectivamente, la conquista del Oeste se hizo por hombres "duros", lo que se trata aquí es de una película. Oeste mitificado en grado sumo. Entretenimiento. Y pasar un buen rato. Eso es lo que pretende una película. Y creo que esta lo consigue de forma soberbia. Entretenimiento, pasar un buen rato, buenas interpretaciones, diálogos para recordar, excelente doblaje... y a pesar de su "metraje" o larga duración, nunca se me ha hecho pesada esta película. Es una película del "Oeste" en la que se tratan temas tan variados y que no se quedan en la superficie y en el maniqueismo de otras del género, que es aleccionadora. Para mí, una gran película. A cualquiera que quiera disfrutar de buen cine, pasar un buen rato, y ver una película "clásica", esta es un un buen exponente de ello.

Cuando las películas traspasan los géneros, el tiempo..las generaciones, se puede decir que hacen parte del exclusivo club de las inolvidables. Y "The big Country" o en su defecto "Horizontes de grandeza" sin lugar a dudas es una de ellas. Y en ello se suman todos los factores: Una fotografía majestosa, una banda sonora insuperable..un relato y un guión, que a pesar de su duración, en ningún momento decae..grandiozo Peck; grande Heston;, adorable, bella y talentosa Simmons;, más que correcta Baker; ecxelente Bickford y sobre todo un Burl Ives en todo su esplendor interpretativo...de todo lo anterior se ve por demás la mano para uno de los genios en la dirección de todos los tiempos, y para mi gusto, el que más admiro. William Wyler..un maestro que sacó afortunado provecho de cada elemento que se le dio para producir una joya, como siempre.

Western en estado puro firmado por William Wyler, que empieza con un tema memorable como casi todos los grandes western de la historia, que le identifican plenamente, en esta pequeña obra de arte plena de contradicciones, por un lado el Este (un magnífico Gregory Peck) educado y sobrio; por otro el Salvaje Oeste (Charlton Heston) rudo y pasional; la dos mujeres, Carroll Baker explosiva contra la exquisita sencillez de Jean Simmons, y por último los dos viejos ganaderos enfrentados, Charles Bickford y el magnífico Burl Ives que vio premiado su trabajo con un Oscar.

Grandes escenarios con una magnífica fotografía, grandes escenas de pura violencia, el amor y el desamor, la inteligencia y la estupidez, el odio y la redención.

Uno de los grandes western de la historia que va derecho a mi rincón de favoritos.

Sobresaliente, 9.

Qué grande es Wyler y que poco se le menciona cuando se habla de grandes directores del cine clásico. Maestro en todos los géneros, desde el inmenso drama post-bélico Los mejores años de nuestra vida a la brillantez de Ben-Hur, pasando por ese canto a la tolerancia y la libertad que era La Calumnia, una joya apenas conocida, y así con un largo etcétera. Horizontes de grandeza es un western con mayúsculas, uno de los Top 10 del género. Gran guión que destaca la dualidad entre el 'salvaje oeste' y el 'civilizado noreste' de EE.UU., magníficas interpretaciones, en especial del siempre estupendo Gregory Peck y de Burl Ives, y una puesta en escena simplemente espectacular acompañada de una banda sonora inolvidable. Amaneceres, puestas de sol, amplios horizontes, que nos dejan tan impactados como al personaje principal. En definitiva, una obra maestra total.

Estamos ante un western antológico en el que, como en las películas de John Ford, destaca ese concepto de engrandecer el oeste y los grandes espacios abiertos, con unas inmensas praderas y esas vistas infinitas e inacabables.

La película es además muy sólida en el desarrollo de los personajes, así como en la construcción de la historia. El único lunar, es el precipitado y flojo final, que desluce el resultado final.

Las únicas personas que critican este western, lo hacen por la forma de comportarse de McKay, el protagonista, al que tachan de falso y de ocultar su verdadera personalidad. Yo creo que es un error, y que el personaje McKay está bordado por un soberbio Gregory Peck. Se trata de un hombre tranquilo, que ya ha visto mucho mundo, que se intuye perdió a su querido padre por un duelo innecesario, y que rechaza la violencia como forma de vida. Eso no quiere decir que sea un cobarde. Al revés, es un hombre reflexivo y tranquilo, seguro de sí mismo, que huye de las fanfarronadas, que no necesita demostrarle nada a nadie. Su prometida, Patricia Terril (magnifica Carrol Baker), una chiquilla caprichosa y vanidosa, una niña de papá, se enamoró de ese mismo hombre, pero nunca llegó a conocerlo. De ahí que confunda prudencia, templanza y carácter, con cobardía. En ese sentido el guión está perfectamente definido. Es cuando afloran las tensiones, cuando la pareja se rompe, y se ve que McKay y Pat son incompatibles, quedando McKay cautivado con la personalidad de Julie Maragon.

Pero la película tiene un lunar. Falla estrepitosamente en el final, que carece de sentido y es precipitado y absurdo. Particularmente detesto la canallesca y facilona caracterización que se hace de los Hannassey, y toda la estupida trama que rodea al hijo mayor, Buck. Es ahí donde el guion no sabe sacarle partido a los dos magistrales primeros tercios de la película, que son una verdadera obra maestra.

Es difícil mostrar el marcado contraste entre este y oeste, entre progreso y barbarie, con la facilidad y rapidez con que William Wyler lo logra.

En todo caso la pelicula es un clásico incontestable y de gran belleza, que se disfruta una y mil veces.