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El gran azul

Aventuras. Drama Jacques Mayol (Jean-Marc Barr) es un joven francés con un talento especial para el buceo, y ayuda al profesor Lawrence en sus experimentos marinos. Cuando era niño y vivía en una pequeña población griega junto a su gran amigo Enzo Molinari (Jean Reno), ahora campeón de buceo en apnea, Jacques perdió a su padre, que trabajaba como buzo, pero a pesar de ello ama al mar por encima de todo. Nada de lo que tiene o consigue en la vida le ... [+]
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
15 de septiembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ser capaz de trasladar una historia tan banal a la categoría de película existencial sobre el misterio de lo que nos rodea es un logro. El personaje que encarna Jean Marc Barr es el hombre espiritual con la inocencia del niño y una atracción por la verdadera esencia de la naturaleza que ha dado las mejores cintas de Besson. No sé por qué, pero me resulta emocionante y exquisita. la he visto más de 30 veces y sigo sin saber por qué me gusta tanto.
CAINROMA
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8 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está inspirada en personajes reales. El personaje central es el francés Jacques Mayol, con apellido mallorquín por su ascendiente. Sólo el principio ya vale por toda la película. Las imágenes en blanco y negro, en especial las secuencias submarinas donde aparece un niño buceando a pulmón libre dando de comer a una morena, son realmente impactantes. El resto del film se excede un poco en las escenas de competición de buceo en apnea. La temática puede aburrir a los no entusiastas del mar, los deportes acuáticos y el escafandrismo. De todas formas hay puntos que interesan a todos los cinéfilos. La tensión se palpa en el ambiente, aunque ya se conozca el final de la historia. Aparte del atlético Jean Reno, llama la atención la presencia, en un papel secundario, de Sergio Castellitto, valorado actor y después director. Luc Besson imprime su sello personal a su cine de acción. Aquí sólo sobran las connotaciones místicas y metafísicas. Ninguno de los protagonistas en los que se inspira el film murió por accidente de buceo. Jaques Mayol se quitó la vida en su casa a los 74 años, víctima de una profunda depresión.
JOSEMIDIAM
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25 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he creído en que las primeras obras de un artista son las más valiosas. Cuando aún no tiene un nombre, es poco conocido y la crítica no lo ha ensalzado o menospreciado sin piedad. Este tipo de piezas musicales, audiovisuales o escritas me parecen las más libres y las más auténticas de la producción artística de cada individuo al que autodenominamos como artista. Entendiendo el cine como un arte igual o superior a los demás.


Por este mismo motivo ‘’ Le grand bleu’’ me parece una de las mejores películas de la carrera cinematográfica de Luc Besson. Me ha transmitido emociones y sentimientos similares a los que encontré en otras dos grandes cintas suyas, ‘’Angel-A’’ y ‘’Leon: The professional’’. También consigue actuaciones más que notables ( yo diría que las mejores de sus carreras) de actores como el trió protagonista: Jean Reno, Jean-Marc Barr y Rossana Arquette.


No obstante, no nos encontramos ante una película fácil. Su larga duración (casi tres horas) harán que a alguna gente pueda resultarles tediosa en algún determinado tramo. Tampoco ayuda que esté basada con mucha libertad en la historia de dos personas reales; Jacques Mayol (llamado el hombre delfín) y Enzo Maiorca, ambos competidores de Apnea (un tipo de inmersión submarina sin equipo respiratorio), amigos y rivales que se entienden más de lo que creen. Y recalco que tampoco ayuda porque aunque está basada en dos hombres reales, los personajes de la cinta no podrían resultar más lejanos e irreales. Y eso puede ser un factor que atraiga o repela.


Estamos ante seres melancólicos y profundos que parecen venir de otro mundo. Uno muy lejano, lleno de encantos y de belleza oculta. Inaccesible para la vista humana que todo lo agranda y deforma hasta convertirlo en nimiedades, carentes de interés. Jacques por ejemplo parece sentirse más cómodo en ese mundo submarino y como el mismo le dice a Johana, lo realmente duro del deporte que practica no es la propia inmersión bajo el agua sino el buscar un motivo de peso suficiente que lo obligue a volver a la superficie. Sin saber cómo expresarse con sus semejantes y unido bajo vínculos fuertes y solidos con ese mundo extraño, tendrá que elegir entre los dos grandes amores de su vida. El que siente por su novia Joana y el amor inmenso y profundo que le produce el mar. Enzo tampoco se queda atrás. Parece más sociable que Jacques. El constante bullicio de su ruidosa familia que siempre lo acompaña y anima, así lo evidencia. Sin embargo, comparte junto a Jacques un sentimiento de pertenencia a ese mundo de belleza desbordante e infinita.


Uno siempre se siente pequeño frente al mar. El océano tiene ese poder. Hacernos desaparecer del marco, mostrar todos nuestros problemas como pequeñas gotas de un océano inmenso del que formamos parte sin quererlo. Luc Besson lo sabe y por eso convierte al océano en otro personaje más de la película. Quizás el más importante. Las increíbles panorámicas que nos ofrece de diferentes paisajes de Grecia, Sicilia o Peru son muestra de ello. Estamos ante una cinta con una fotografía preciosista que posee una belleza deslumbrante. Esto unido a su curiosa historia, las magníficas interpretaciones de sus actores y la delicada y melancólica banda sonora de Eric Serra, la convierten en una película muy especial e inolvidable.


Sé que es una película de extremos. Habrá quien la adore o quien la odie. Como he mencionado antes su larga duración, el surrealismo que muestra en la descripción de sus personajes y el combinar momentos profundamente trágicos con otros cargados de humor, no gustaran a todo el mundo. A pesar de ello, me parece una película preciosa y muy emotiva, que cualquier persona sensible sabrá apreciar. También es una cinta muy existencialista, ya que al final nos habla de elegir entre la muerte o la vida. La existencia o la nada. La belleza de un instante que parece infinito y te hace sentir la vida brotar en cada poro de tu piel o la seguridad del sacrificio por algo superior que te mantiene ligado a un mundo al que claramente no perteneces. Ser o estar, pero este último sin ser realmente tú mismo. Y es que hay amores inmensos que no elegimos. Nos eligen ellos a nosotros antes de que tengamos capacidad de decisión y una vez los conocemos, no nos queda más remedio que arder con su fuego. Aunque sepamos que al final nos vamos a quemar en el proceso. Como esa polilla que se siente terriblemente atraída por una luz que ha de matarla más tarde.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nadja
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13 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo soy un declarado fan de esta película. Me ha encantado su singular historia que transita entre paisajes paradisíacos y honduras oceánicas. No hay grandes dramas, para nada, todo discurre con liviandad y entre momentos de mucho humor, sin embargo de lo cual subsiste un trasfondo grave: el conflicto de un hombre que se debate entre dos mundos -asunto alucinante para aquellos que saben de qué se trata. Este personaje es Jaques Mayol (gran Jean-Marc Barr), quien parece encontrarse a sus anchas bajo el agua, más aún en compañía de delfines, y más todavía en el silencio y la oscuridad de las profundidades. Su amigo de la infancia, Enzo (Jean Reno), es campeón de buceo en apnea y, reencontrado con Jaques después de veinte años lo introduce en los campeonatos como rival. A más de esto la vida social de Jaques se torna un poco más activa cuando se cruza con Johana (Rosanna Arquette), una agente de seguros que deberá disputar con los delfines por el amor de Jaques (1).

Por lo demás el film es impactante en términos de imágenes, de colorido y de sonidos, ya que cuenta con una banda sonora sublime (compuesta por Eric Serra, el mismo que vocaliza el alusivo tema "My Lady Blue" sobre los créditos finales). Una película distinta, particularísima, del director de títulos más destacados como El Quinto Elemento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Danivtar
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19 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se habla de Luc Besson y de Jean Reno, es casi obligado citar "El gran azul" (1988), película con la que ambos dieron un gran salto en sus carreras más allá de premios en festivales.

La historia es la de dos hombres, amigos desde la infancia, que viven obsesionados con el buceo a pulmón libre (apnea). Uno de ellos, sin ser un mal tipo, es orgulloso, petulante, bocazas y envidioso; el otro, callado, retraído y con una obsesión por sumergirse en el mar que le viene desde siempre, aunque acentuada por un drama familiar. Veinte años después, ya metidos en la treintena, el primero buscará al segundo para retarle a que le quite el récord mundial en este tipo de buceo, el cual ostenta.

Si pregunta a quienes saben de cine, le dirán que "El gran azul" está muy bien considerada (véase spoiler 1). Se alaban sus tomas bajo el agua, su banda sonora y el enfrentamiento entre sus personajes, y suelen tener siempre unas palabras agradables por dar a conocer una práctica tan peligrosa. Pero, ¿realmente es tan buena?

De primeras, es innegable que técnicamente debió ser un reto para Besson. Rodar es una pesadilla; hacerlo en el mar es una pesadilla de las peores; y hacerlo bajo él es para pegarse un tiro. No se gana para disgustos y al director de fotografía casi siempre le da un jamacuco, porque todo son problemas. Eso, en alguien que venía dirigiendo trabajos menores, es un salto significativo. No le restaré ese mérito.

En cuanto a la historia, tiene su miga el enfrentamiento entre los dos personajes, aun cuando hay cosas que se ven venir (véase spoiler 2). Asimismo, la historia de amor con Rosanna Arquette está cogida con pinzas, ya que es poco verosímil que una mujer pueda perder la cabeza por un hombre como Mayol (véase spoiler 3). Además, cabe citar que la obsesión de este último con el mar y los delfines raya en lo sospechoso, porque tela marinera cómo se las gasta (véase spoiler 4).

Creo que "El gran azul" es una película notable y diferente al estilo estadounidense que Besson adoptaría en los 90, y que tan buenas taquillas le daría después. Es, además, un cine más emotivo e intimista. Nada que ver con el desmadre a base de acción y personajes gilipollas que luego abundarían en su filmografía.

Sin embargo, y a pesar de todas esas alabanzas, yo sigo sin acabar de pillarle la gracia a esta cinta. Creo que el problema es que no soy capaz de verla con la mente de 1988. Quizás, sin todo lo visto en estos treinta años, mi opinión sería mejor. Pero como no tengo un botón para borrarme la memoria, no lo consigo.

En resumen, un Luc Besson anterior al que ahora conocemos, y un Jean Reno que, a los cuarenta años, por fin empezó a verle color a la cosa esa de hacer cine. Su padre debió tener una paciencia infinita con el nene. No sé si será por la versión extendida, pero a mí se me hizo un poco pesada. Eso sí, gana enteros en los minutos finales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jose_Lopez_5
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