Haz click aquí para copiar la URL

Ema

Drama Ema, una joven bailarina, decide separarse de Gastón luego de entregar a Polo en adopción, el hijo que ambos habían adoptado y que fueron incapaces de criar. Desesperada por las calles del puerto de Valparaíso, Ema busca nuevos amores para aplacar la culpa. Sin embargo, ese no es su único objetivo, también tiene un plan secreto para recuperarlo todo. (FILMAFFINITY)
<< 1 3 4 5 6 7 8
Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
27 de abril de 2020
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta vez si me sorprendió Larraín, Ema no tiene nada que ver con sus anteriores proyectos, generalmente es un director crítico y biográfico, esta vez viene a romper con todos los estereotipos del típico drama latinoamericano, lo cual me gusto bastante.

Ema es una película un tanto llamativa y rara, que relata las vivencias de un hogar muy disfuncional e inmaduro, devolviendo al hijo que habían adoptado, desde ahí la trama ya relata un acontecimiento muy fuerte de ver y digerir, pero el guión se va a centrar más en Ema casi en toda la película, para mi Larraín se vuelve un tanto crítico a como muchas veces se toma el feminismo y la mujer empoderada pero para mal, llevando todo a un trágico declive, todo esto en relación a un grupo de baile y su coreografo quien es el novio de Ema interpretado por un conforme Gael García Bernal, pero para mi quien se lleva todos los aplausos y no solo por su despampanante belleza sino por su gran actuación es Mariana Di Girolamo, su personaje te va a generar momentos de inquietud, de amargura y tristeza todo es muy bien proyectado, acompañado de una gran dirección y un final que dejara a todos con un sabor amargo.

Eso es Ema un drama que nos desmolada de lo típico y de lo muy latino, un drama un tanto experimental con un guión original y bien llevado, no me lo esperaba de usted Pablo Larraín, agradable sorpresa.
Javiji86
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de junio de 2020
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si vamos a la casa de un rico nadie espera que volvamos contando como, al abrir la llave salía agua limpia, o como funcionaba el sanitario a la perfección. Todo el mundo da por hecho que un rico tenga en sus aposentos los servicios básicos. Pues bien, ver una película o una serie es como visitar a un millonario, me refiero a producciones profesionales y no videos de amigos en YouTube grabados con el celular. De ahí que destacar excesivamente los valores técnicos, o de producción en general de una película, me parece una exageración, cuando no una cursilería que busca encomiar los logros maravillosos de la mente humana y del trabajo en equipo. Todo esto para decir que defender una película como Ema de Pablo Larraín por su virtuosa realización me parece una aburrida pérdida de tiempo, un tanto condescendiente, además, al tratarse de una película chilena, o sea, no hollywoodense. Es como valorar el esfuerzo de los hermanos subdesarrollados. Peor todavía si se tiene en cuenta que no solo el director sino todo el equipo está compuesto por personas de amplia experiencia y de gran prestigio. Así que no hay que decir mayor cosa de la buena fotografía de las calles de Valparaíso, de las actuaciones correctas, de la música, reguetón incluido, y de lo que se quiera. Convertir en una entrega de premios la vista de una película es una diversión barata que termina por cansar, sobre todo porque lo decisivo es siempre el conjunto, y todo el mundo sabe que cuando algún aspecto destaca demasiado en una película, como la fotografía o los efectos especiales, es un signo de que la obra fracasó en lograr su propósito, sea este el que se quiera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Magín García Restrepo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de julio de 2020
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ema (2019), del director chileno Pablo Larraín, presenta a una mujer que necesita cambiar su vida que atraviesa dos encrucijadas fundamentales, entre la danza clásica y el reggaetón, entre la familia y el poliamor. ¿Se puede todo a la vez?

Por Nicolás Bianchi

La obra del director chileno Pablo Larraín cobra mayor peso y volumen con cada entrega que lo ubica dentro de un lugar destacado en la producción audiovisual latinoamericana. Luego de, entre otras, Jackie (2016), que exhibe el asesinato de Kennedy desde el punto de vista de su esposa, y El club (2015), con su galería de curas pedófilos, represores y corruptos, el cineasta nos introduce en el mundo de Ema, una joven bailarina de Valparaíso en el que pugnan deseos de liberación, expresión y maternidad, todos de manera vigorosa.

En Ema (Maria Di Girolamo) se procesan contradicciones sobre la práctica de su arte, la danza, el uso de su cuerpo para el placer, la sexualidad, y el deseo evidente de maternar. Por momentos el personaje corre a lo que cree es una mayor liberación, pero como el rebelde que triunfa llega el momento en el que debe preguntarse: ¿Libertad para qué?

La película de Larraín no es lineal ni convencional en su narrativa. Por momentos transmite las sensaciones y anhelos que atraviesan a los personajes. En los cuadros musicales y la disyuntiva expresiva que se plantea también discurre parte de la historia. El escenario está dado por la ciudad de Valparaíso, iluminada con neones, por momentos fluorescente.

Ema está casada con el coreógrafo Gastón (Gael García Bernal), una relación que languidece por un fracaso compartido. Como Gastón es estéril la pareja adoptó un niño, Polo, que luego devolvieron porque quemó a la hermana de Ema, hiriéndola gravemente. En crisis, la protagonista necesita desprenderse de su trabajo, de la forma en la que baila, de su marido.

El fuego está presente en toda la película, no solo por ser el elemento que marca la frustración del matrimonio. Ema necesita quemar, tiene la necesidad de alterar las cosas aunque sea mediante el trauma. Hay escenas que, en este sentido, pueden soportar distintos análisis. Están en un límite entre la alusión y lo que efectivamente sucede. En todo caso, suman espesor al estado de ánimo y los deseos de la protagonista.

Larraín, a medida que avanza el film, se acerca al punto de vista de Ema y comparte sus vacilaciones. Es un proceso. En Jackie hay una distancia insalvable con el personaje porque lo que se muestra es el sufrimiento y las miserias que la circundan, a través de y no con ella. Igual o mayor es el alejamiento con los personajes monstruosos de El Club. Aquí el punto inicial es distante pero hay un camino ambiguo hacia un momento en el que prácticamente se convierte en un relato en primera persona.
El Golo Cine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
29 de julio de 2022
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo es porque me gusta y no me gusta la peli.
No me gusta porque el desarrollo del argumento me parece inmoral. Porque me caen mal (muy mal incluso) los personajes y me es imposible identificarme con cualquiera de los imbéciles miembros de esta pareja o algún secundario. Porque me parece bastante pedante alguna secuencia "modernilla". Porque hay algún diálogo impostado infumable. Porque no me gusta el reguetón.
Sin embargo me gusta el punto de partida de la historia (tiene que ser tremendo enfrentarse a una situación así). Ciertamente hay algunas imágenes bellas. Pero sobretodo me resulta estimulante. Me provoca. Me hace pensar. Me irrita. Me hace posicionarme constantemente. Eso está muy bien. Además valoro mucho la valentía del director de hacer algo diferente, de manera diferente, con un tema diferente. Incluso errando. Que no esté de acuerdo en el enfoque o en la forma curiosamente no invalida lo anterior. Al final le subo la nota por ello a un 7
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
antuán
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de febrero de 2020
0 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pablo Larrain es un espíritu libre que con sus propuestas valientes y sin pelos en la lengua nunca te deja indiferente. Al menos en las tres películas que le he podido ver: "No" (2012), "El club" (2015) y "Jackie" (2016). Además tiene una capacidad transgresora que pone sobre la mesa aspectos de una actualidad rabiosa y sugerente. Dicho esto y antes de pasar a la concreción sólo queda recomendaros pasar por las salas antes de que caiga de cartelera.
Ema es una bailarina que arrastra un trauma conjuntamente con un estricto Gaston: se han visto obligados a dar en adopción a su hijo también adoptado por su incapacidad de llevar una crianza adecuada. Para compensar y huir de su dolor profundo nuestra protagonista deambula por Valparaíso quemando algunos objetos icónicos del orden establecido y buscando nuevas relaciones menos opresivas. Sin embargo Ema tiene un ingenioso y atrevido plan que dará juego y pondrá en valor todos sus deseos a la vez que intenta superar un pasado traumàtico.
Las ideas que se nos muestran son diversas y siempre sugerentes: nuevas relaciones para encarar los traumas, nuevas formas de grupo familiar a años luz de la rigidez paternalista reaccionaria o el cuerpo y su libre expresividad (sexual, musical, educativa, interpretativa ) como eje vertebrador de una nueva libertad que va más allá del "quemar para crecer" para aproximarse a otras maneras de entender "el compartir".
Ideas que surgen gracias a una poderosa interpretación de la chilena Mariana di Girolamo aún desconocida por mí y a través de unas formas impactantes y magnéticas con una corporeidad y musicalidad que nos lleva a las entrañas más íntimas sin filtro en una mezcla brutal de amor y odio, dolor y placer, dulzura y brutalidad o reggaeton y música convencional. Contrastes permanentes que juegan con una provocación y una vivacidad necesarias para trasegar conciencias adiestradas en la comodidad. Dese prisa. (8,5).
>> bit.ly/2uuMVrB
M_Pelegri
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 6 7 8
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow