Uno de los nuestros

«Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón, siempre quise ser un gángster».

Así empieza esta maravillosa película de cine negro, probablemente la mejor de toda la carrera de Scorsese, con unos títulos de crédito iniciales que nos advierten del ritmo y la intensidad de lo que el espectador va a presenciar. Scorsese convirtió la historia de Nicholas Pileggi, en una película excepcional.

“Uno de los nuestros” es la historia de un sueño, de un relato violento con unos personajes fuertes y a la vez débiles, grandes y pequeños, que juegan con una ruleta de tentaciones peligrosas, con una fama («para mí ser gángster, era muchísimo mejor que ser Presidente de los Estados Unidos»), que puede que les destruya para siempre, y que les devuelva al lugar de donde quisieron salir: al lugar donde nos encontramos las personas normales, al anonimato, a la monotonía y al aburrimiento, ese lugar donde nos encontramos todos nosotros y del que muchas veces queremos salir, sólo que no sabemos cómo. Ellos nos muestran la vía que escogieron, y así acabaron, pero el reto en el que nos encontramos nosotros (los estúpidos, según ellos) es saber encontrar la salida adecuada, y no siempre es una tarea fácil, así que muchas veces es mejor seguir soñando...

Nadie puede negar que Scorsese es uno de los mas grandes cineastas del siglo XX, de entre todas sus obras para mí esta es su obra suprema, no tiene desperdicio, desde la música, el ritmo, la trama, los actores, la dirección, el humor negro... Igualable pero insuperable, una obra maestra que no me canso de ver.
Pesci llega a intimidar, mérito de su actuación, siendo un hombre que debe medir metro y medio, De Niro en su línea, excelente, forman un tandem de actores que juntos hacen grande cualquier película en la que aparecen y Scorsese consciente de ello nos regala cada toma entre ellos para goce y disfrute.
¿Que tendrá el género de gangsters que nos proporciona tantas obras maestras?, no lo se, tal vez nuestra fascinación por los delincuentes, por el lado oscuro de la sociedad, por la violencia... Que se yo...

La película narra el ascenso y caída de un grupo de mafiosos de Nueva York durante los años 60-70, aliados de un importante capo de la mafia siciliana y bajo cuya protección actúan. Está basada en hechos reales.
La cinta tiene una velocidad trepidante, para nada sobran minutos de metraje, como en otras películas de mafiosos como por ejemplo Érase una vez en América, y tiene momentos realmente increíbles y también muy crudos, algunos de los cuales comento en el spoiler.

Una frase que quedará para la posteridad es la ya mítica "desde que tengo uso de razón, siempre quise ser un gánster". Es una frase con la que comienza la película y que resume lo que será ésta. El resumen de una vida de lujos, dinero, mujeres, alcohol, noche... vamos, lo que viene siendo una vida de puta madre, pero muy, muy peligrosa. La frase final también es muy buena, pero ésta ya no la revelo:).

La película nos hace ver el lado humano de los mafiosos, que aunque parezca que no, también lo tienen. Vemos cómo es su día a día, cómo se relacionan, cómo "trabajan" y cómo se divierten. Digamos que, el estilo de vida mafioso, es único y, tanto trabajo como diversión, van íntimamente relacionados, lo uno es lo otro y lo otro es lo uno, aunque siempre se observa una delgada línea que los separa y que es la que te puede llevar al otro barrio como te pases de la raya.

La mejor escena de la película es el plano secuencia en el que la pareja protagonista entra en el mítico nightclub Copacabana de Nueva York... IMPRESIONANTE, tanto por la escena, dificilísima de rodar, como por el tema que la acompaña, rock and roll del bueno, Then He Kissed Me, de The Crystals. La chica que acompaña a nuestro protagonista alucina, y nosotros también al ver una de las mejores escenas que ha dado el Cine.

El final de esta película, he de decir que no es santo de mi devoción, se aprecia una clara diferencia entre la primera parte de la película y la última media hora, en la que el protagonista cambia radicalmente de personalidad debido a sus escarceos con las drogas.

Momentos para la posteridad en el spoiler.

Delegado sindical. A nombre de mi madre. El cadillac rosa.
Idealización de la barbarie. Fascinación por el mal. Atracción por el dinero. Deseo de sexo, violencia y poder. Ganas de saltarse las reglas, de cagarse en todo, de ser más, de poder con todo, de desenfreno, crimen y juego, de putas y coca, de polvos y palizas, de no respetar nada y hacer siempre lo que te salga del mismísimo prepucio, tus santos cojones.
Como aquella del Di Caprio sin freno haciendo el indio.
Espectáculo circense entretenido, pero también banal, estupefaciente y superficial. No alza el vuelo, la mirada es a ras del suelo, se conforma con observar/narrar las cuitas de cuatro pobres desgraciados que se creen los reyes del manbo-mundo y que no son en verdad nada más que unos ridículos capullos. Reduce el foco a esa pobre gente, muchos italianos y algunos irlandeses, a sus cutres y rampantes vidas, a sus cansinos asesinatos, a su mal gusto, vulgaridad y bajeza. Trata de hacer arte con la basura y a lo máximo que llega es a un pasarratos más o menos amable y simpático, también tonto e inútil. No son gente para adorar, son payasos de circo, patéticos hampones, solo para reírnos, son graciosos, eso es todo, a lo sumo, cuando no vomitamos de asco, tampoco.
El personaje principal es un hombre sin atributos, el perfecto mediocre, un don nadie, un cualquiera, un fulano y un mengano, anodino, servicial, residual, mentiroso, un triste trepa trapacero, corriente y moliente. Y los que le rodean son de parecido jaez o calaña, de muy pocas luces, torpes y lacayunos, a cada cual peor, ella también queda por los suelos, en todos los sentidos. Es como observar las vidas de una cucarachas que viven en un sótano oscuro en su día a día, igual de edificante y hermoso.
Exaltación de la muerte y el disparate. Satanismo con espaguetis.
Es una película floja a pesar de su trepidante ritmo, su ingenio y sarcasmo, su regocijo y mala leche, convencional dentro del cine de Scorsese, una más de ese tipo, como churros o morcillas, en serie o ristra, con la típica banda sonora atiborrada de canciones molonas puestas al mogollón, metidas a lo que salga, y los mismo actores de siempre haciendo los mismos papeles eternamente. Le falta grandeza, se adecúa la mirada demasiado a lo mirado, hay poca distancia, más allá de una admiración poco disimulada y un cachondeo granujiento, infantil, de adolescente que se empalma con la sangre, que se pone cachonda cuando ve una pistola.
Y el guion está bien construido en líneas generales, pero también tiene muchos agujeros, licencias y lagunas. Qué pasa con sus padres de los que nunca más se sabe (solo mete al hermano a última hora), qué pasa con la familia de ella más allá de alguna escasa aparición de la madre, en general, se queda mucha información necesaria por el camino, vetada o apartada, nos la hurtan para así poder potenciar más el sensacionalismo púber, el efectismo simplón, la excitación que les produce contemplar a machotes malotes haciendo el cabra. No es una película madura, con cuajo, es en verdad una gran paja, el placer de un voyeur que comparte su vicio reprimido con otros como él y que sabe que todo es mentira, filfa, farsa y que sobre todo hay que entretener de pirotécnica y entontecida manera, con muchos fuegos artificiales y numerosas bobadas, sin molestar finalmente a nadie que pueda ser importante no vaya a ser que se nos enfaden.
La policía aparece cuando le da la gana, arbitraria y caprichosamente, y la cárcel igual, de repente, casual y como al azar, la historia, en resumen, no está bien atada en los detalles, los hilos están sueltos y se juntan a la buena de dios.

“Desde que tengo uso de razón siempre quise ser un gangster.”
Así empieza la verdadera historia de Henry Hill, un chico de Brooklyn que se siente fascinado por los gangsters de su barrio y consigue convertirse en uno de ellos. Asistimos a la ascensión auge y declive de Henry interpretado magistralment por Ray Liotta, en este periplo cuenta con la ayuda de Tommy de Vito (genial Joe Pesci ganador de un Oscar por este papel) y Jimmy un tipo tan equilibrado como peligroso interpretado por un genial Robert De Niro. Lorraine Bracco merece mención especial también como la sufrida esposa de Henry. Scorsese utiliza de manera brillante como es habitual en algunas de sus mejores películas la voz en off de los protagonistas lo cual es de gran ayuda para entender mejor a los personajes. Aparecen también en esta película un grupo de actores secundarios vistos años mas tarde en “Los Soprano” la mejor serie sobre la màfia echa jamás. El genial director filma aquí una obra maestra llena de violencia, drama y humor negro a partes iguales.
En resumen desde que tengo uso de razón esta es una de mis películas preferídas